Era una noche de lluvia ligera, algo pesada y oscura. Mara se encontraba sola en su departamento pues sus padres habían salido a cenar. Mientras la joven ignoraba la tormenta y se concentraba  en estudiar para sus proximos examenes, escucho un sonido en la puerta. 

«Toc Toc». Preguntandose quien podria ser se acercó a la puerta, antes de abrir decidio ver por la mirilla, pero todo el pasillo se encontraba en completa oscuridad.

«Toc Toc». Volvieron a llamar desde el otro lado de la puerta, sintiendo inquietud Mara decidió permanecer en silencio y no abrir la puerta.

Fue entonces cuando lo oyó, una voz aguda y penetrante.

«Sangre, sangre, jajaja». Mara sintió como cada vello de sí cuerpo se erizaba y su respiración se volvía pesada. «Perdí la mía, me darías un poco de la tuya, jajaja».

Con miedo Mara decidió alejarse de la puerta, esperando que lo que haya del otro lado de la puerta decida irse.

«Se que estas ahí, abre la puerta». Dijo la misma voz. «Ábrela Mara». Volvió a decir, esta vez, con la voz más grave.

«Abre, abre, !Abre¡». Exigió con ira, mientras Mara permanecía en silencio sintiendo como las lágrimas caían por su rostro.

Mara no supo por cuanto tiempo estuvo de pie vigilando la puerta, mientras escuchaba la voz del otro lado exigiéndole que abra, hasta que escucho como el picaporte se movía del otro lado, con miedo y agitación sujeto el picaporte de su lado y empujó intentado evitar que la puerta se abriera.

«Abre, abre Mara, !Mara¡». Escuchaba mientras seguían intentando abrir la puerta. 

«No, no, !No¡». Decía Mara, hasta que no pudo empujar más y la puerta se abrió tirandola al suelo. Con miedo se abrazo a sí misma cubriendo su rostro intentando no ver que había del otro lado, para luego sobresaltatse y gritar al sentir unos brazos rodeando su cuerpo.

«Mara, Mara, !Mara¡». Escuchaba hasta que se vio obligada a subir el rostro y ver quien la sujetaba. «Cielo, soy yo, mirame». Era su madre con su padre al lado quienes le hablaban, mientras la luz del pasillo despejado los iluminaba.

Abrazándose a sus padres con fuerza lo unico que Mara pudo hacer fue llorar de miedo y desesperacion mientras en su mente se repetian las palabras y la voz de lo que haya estado del otro lado de la puerta en la oscuridad. 

«Abre, abre, abre».

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