Huesos 

Quiero sentir mis huesos. 

Quiero que cada centímetro de mi cuerpo este trazado por mis huesos.

Quiero que cada roce de mi piel este acompañado de los huesos.

Quiero que mis costillas, muñecas, rodillas, mandíbula, dedos, piernas, cadera, que todo esté resaltado por los huesos.

Porque amo esa sensación de sentirlos.

Porque cuando me toco la clavícula o rozo una por una de mis costillas, esa sensación es el mejor premio.

Porque los mejores cumplidos que puedo recibir es sentir los huesos de mi cadera, cuando la muñeca es más pequeña o las alas de mi espalda rozan con un objeto.

Y tal vez, ese gran anheló lo estoy consiguiendo de la peor manera, porque tal vez esta tortura interna no es lo mejor, pero cuando siento mis huesos es cuando todo el dolor vale la pena, porque aunque he llorado por comer un pan, todo eso se me olvida cuando siento mis piernas más delgadas.

Todo desaparecé y nada importa cuando siento mis huesos, porque la recompensa ya llegó.

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