Hellé Nice
La Marilyn Monroe del Automovilismo
Está acurrucada en un rincón de la desvencijada fría y sucia pieza del ático en el que habita, en la no menos descuidada y sombría calle de La Rue Edouard Scoffier, del peligroso barrio Biobulle Azul en Niza, habitación de la que debe estar agradecida ya que no paga ni un centavo, vive de prestada, dando lástima.
Desde la horrenda claraboya tapada con un nylon a modo de vidrio, puede vislumbrar las hermosas colinas de Beaulieu, donde hace apenas una década atrás vivía con lujos y sin preocupaciones, derrochando dinero mientras las tempestades de la segunda guerra Mundial sacudían a todo el mundo, y ahí, ella vivía con su amante, nadando en su piscina, haciendo el amor en el jardín y saboreando los mejores platos franceses.
Ahora tiene hambre, mira por la ventana hacia la casa de sus vecinos, todavía están las luces encendidas, están despiertos, debe esperar, se dirige hacia el rincón donde una botella de leche vacía hace la función de inodoro, hace demasiado frio para bajar dos pisos y orinar en la fría letrina, orina y deja la botella en un rincón.
Mientras aguarda el momento oportuno, se pone un pantalón encima de otro, la soriasis esa maldita enfermedad de la piel no para de sangrar y supurar, esas ampollas estallan como renacuajos manchando de pus y sangre sabanas, colchones, cama, y ella, temerosa que la caridad del dueño de la habitación se agote, que la echen de una patada en el culo a la calle por mugrienta cubre su cuerpo con cuanta prenda encuentra, no son tantas. Apenas unos pantalones de su época de strippers y alguna más de su pasado de corredora, algunas pocas, casi ninguna le queda. Esa fastidiosa enfermedad que padecieron todos los miembros de su familia, es una cruz tan maldita como lo fueron ellos, sus hermanos que jamás la quisieron, su madre que no la incluyo en la herencia familiar quitándole en su testamento la tercera parte de la casa de su niñez y su hermana que hoy en día ni siquiera le permite vivir en una habitación de la humilde casa que le dejó su madre.
Recuerda, esa misma hermana que siempre la envidió e inclusive le robo a su amante, hay que decirlo, la muy turra se acostó con Henri Thouvenet mientras ella estaba convaleciente de su accidente en San Pablo, recuperándose de ese infortunio ocurrido el fatídico 7 de Julio de 1936 en el “Trampolin del Diablo” el viejo y sinuoso circuito de la colina de Gavea..
Esa catástrofe fue el principio de la desgracia en su vida, fue el comienzo de sus años de penumbra, pasó muchísimo tiempo y todavía no puede olvidarlo, hasta siente el sabor de la tierra en su boca, siente el olor del aceite de ricino en su nariz, cierra los ojos, las imágenes se suceden una a otra, recuerda todo perfectamente.
Estaba a punto de tomar la delantera, Manuel de Teffe, la estrella brasileña con su Bugatti T35C le cierra el camino, ella dirige su Alfa Monza por el único hueco posible, un pasillo entre la cuerda que se aproxima y el público que cada vez más eufórico entra a la pista, cuando está a punto de negociar la curva un fardo de pasto que delimitaba el camino se encuentra a escasos tres metros de su auto, en ese momento, como una película que se transmite en cámara lenta, observa aterrada como un policía imprudente se lanza a la pista a quitarlo., no puede hacer nada, lo embiste de lleno matándolo en el acto, ella sale despedida hacia el publico y su auto descontrolado también, treinta y cuatro personas resultaron heridas de las cuales seis murieron, entre ellas un niño de tres años y un soldado que con su cráneo amortiguó el golpe de ella, “ Maté a aquel pobrecito con la cabeza y su muerte salvo mi vida, dice llorando mientras recuerda aquel triste momento.
Vendió todo, sus trofeos, su auto, sus pieles, sus joyas, hasta sus muebles, lo único que mantiene y se niega a deshacerse es un baúl que contiene toda su vida, son las fotos que le recuerdan con violencia devastadora la estrella que fue, la gloria que perdió, la vida que ya no tiene.
Se asoma nuevamente por la ventana, va agachada aunque tema ser mordida por las ratas que infectan su precario hogar, las luces siguen encendidas, debe esperar.
Para apaciguar la demora abre el cofre y empieza a mirar sus fotos, las lágrimas caen sobre ellas mojándolas, humedeciéndolas, lagrimas que son secadas de prisa con la agujereada manga de su roto pulóver para evitar que dañen sus únicos recuerdos.
Observa una foto, se encuentra en Paris en el año 1920, por aquel entonces no se llamaba Hellé Nice sino Mariette Helene Delangle . Allí, gracias a su amigo René Carrére un pobre fracasado que enderezó su vida gracias a conocer al productor de teatro de revista y empresario Leon Volterra, Hellé comienza su carrera como bailarina, Volterra era un hombre con un apetito por la fama, el dinero y el sexo que no tenia parangón y supo ver en Nice un diamante en bruto que él se encargaría de pulir..
De la mano de Leon , Hellé comenzó a hacer realidad su sueño, dejar atrás la humilde casa familiar ubicada en Aubay Sous Auneau en Niza para ser reconocida, famosa y millonaria, gracias a Volterra cobraba 1.000 Francos por semana y pisaría durante una década los escenarios más prestigiosos de los Music Hall de Francia como el Ritz, el Olympia o Cirque d Hiver , contaba con apenas 20 años y ya había vivido una vida privada de lujos y curtida de males
Rememora con añoranza el amor que le propiciaba el público, los tenía en la palma de su mano, la amaban al punto que la comparaban con la fantástica Rusa Tamara Karsávina, en ese momento el semblante de Nice cambia por un rictus tenso, recuerda su accidente, recuerda el momento que todo cambio, fue en 1929, mientras esquiaba en los Alpes de Megeve, ese día se partió el cartílago de la rodilla derecha y su carrera como bailarina con tan solo 29 años llegó a su fin.
De esos años recuerda las noches de sexo desenfrenado, la poca y nada relación con su familia y esa dulce sensación de independencia, independencia económica y física que ahora no tiene, ya que no solo no tiene dinero ni para comer sino también que tiene una renguera producto del desgarro que sufrió a los 60 años en los flexos de su cadera.
Revuelve las fotos sueltas, encuentra otra, fecha 10 de Junio de 1929, el día de su debut en el automovilismo, ese día se disputaba la carrera de los Artistas, competencia que consistía que diez actrices y bailarinas elegidas por el público conduzcan los indomables Voisit, Peugeot y Ballot de cuatro cilindros. La gente que estaba al tanto de su infortunio por el accidente de esquí, deseaba verla nuevamente en público y votaron con unanimidad para que ella participe, fue su amigo y piloto Henry de Courcelles quien la introdujo en la votación, Henry quien fuera piloto de aviación y corredor fue su amante cuando esta todavía bailaba en el casino de Paris en 1928, se habían conocido en uno de los tantos Night Club de moda de la noche Parisina, llegaron a convivir bastantes meses, Courcelles perdió la vida al despistarse e impactar contra un árbol en la pista de Monlthery en julio de 1929 cuando cumplió la promesa que le hizo a su amigo Albert Guyot, de pilotear sus coches, Guyot, una década después y siendo diseñador de Citroën, al no poder quitarse de encima el peso de la muerte de su amigo, se envenenaría con cianuro, fue el 24 de Mayo de 1947, luego de pasar una velada en un famoso Restaurant de Neuilly Sur Seine en Paris rodeado de amigos.
Observa atenta otra foto del mismo día, de ese imborrable 10 de Junio de 1929 allí está en la grilla de salida, al lado de ella se encuentra Marcel Mongin, una especie de Gentleman Driver quien le proporcionó a Hellé el vistoso y potente Omega Six de ocho cilindros para que debute en dicha competencia, cierra los ojos, recuerda la euforia al terminar, estaba agotada, le dolían los brazos y las piernas por controlar un auto tan pesado y potente, pero también rememora lo feliz que estaba, los aplausos, los besos, el público , inclusive el fabricante del Omega Six el magante de la madera Gabriel Daubeck estaba presente ese día y fue otro de los tantos que tuvo que esperar su turno para felicitarla.
Hellé recuerda lo consternada que quedó cuando una tarde, mientras nadaba en su piscina, sonó el teléfono y Marcel le comunicó una dura noticia, luego de quedar en Bancarrota al malgastar todo su dinero en los autos, Gabriel Daubeck se había volado la cabeza en su fábrica, Mongin le decía que estaba sin un céntimo, inclusive al abrir los investigadores la caja fuerte, encontraron solo un pedazo de pan duro, Hellé se queda congelada, de repente se acordó ¡Un pan duro!! Se levanta de prisa agarrándose de la pared, se dirige rápidamente hacia su cama, busca, revuelve hasta que lo encuentra, debajo de la almohada y gracias a la caridad de la tarde anterior un reluciente y delicioso pedazo de pan duro la espera, con eso bastará para saciar su hambre hasta que todos duerman, se sienta nuevamente frente a su baúl y comienza a chupar su trozo de pan, ya que al no tener ningún diente se le hace imposible morder.
Mientras saborea su manjar contempla si sus vecinos por fin se durmieron, espanta con el pie a una rata que tan hambrienta como ella se acerca en busca de algo para comer, mas no sea un trozo de la rota y olorosa media que cubre el pie y sigue su tarea de viajar al pasado, toma otra foto.
En la que tiene ahora en sus manos, se la observa paseando por la costa de España, en un lujoso yate de 22 metros de largo, acompañada por otro de sus amantes, el Conde Bruno D Harcourt, marido de la Princesa Isabelle DOrleans y padre de cuatro hijos. Ese chiche lo pudo adquirir gracias a firmar las publicidades de la petrolera Esso y los cigarrillos Lucky Strike cobrando 100.000 marcos (Unos 85.000 Euros de ahora) por cada una.
Sonríe mostrando las rojas encías, recuerda de ese viaje las noches de Morfina, si, esa fantástica droga que le habían suministrado a causa del dolor por su accidente de esquí para luego, seguir consumiéndola y disfrutando de su burbujeante placer.
Entre varias fotografías revueltas ve una de punta, la toma rápidamente, es una de sus preferidas, se la ve a ella tomada del brazo de Jean Bugatti, hijo y heredero del Imperio Bugatti, quien le obsequió a cambio de noches de amor un Bugatti T35C con la que Hellé compitió en La Baule en Septiembre de 1931 obteniendo el fantástico Record Mundial de velocidad femenino a 194,266Km/H.
Con la Familia Bugatti no había caso, sacando Jean que estaba loco por ella gracias a la manera que ella le hacía el amor, todo el entorno la despreciaba, sobre todo el Patriarca, Ettore, él había decidido jamás permitir que ella ingresará a su círculo intimo, respetaba la decisión de su hijo, pero cada vez que podía, le hacía saber que no era bienvenida en su hogar, por ejemplo, cuando en una oportunidad se hospedaba en la mansión de los Bugatti en Molsheim, y Ettore con tono distraído le dijo. “Vea querida, la habitación que usted ocupa ahora, fue en la que yo criaba a mis pollos y gallinas, para, ante la perplejidad de Hellé, darle una calada a su habano y dejarla boquiabierta. Con sus matices en el cambio de voz, Ettore sabia imponer distancia y mantenerla alejada de su entorno.
Ahí en la Mansión de Molsheim, conoció dos hombres que cambiarían su vida, para bien y para mal, dos de los pilotos oficiales de la elite Bugatti, al Barón Philippe de Rothschild, hijo de la millonaria familia banquera y vinícola, De Rothschild quien con una Bugatti similar a la de Hellé, triunfó en el GP de Mónaco de 1929 era un Playboy con el que se acostaría mientras mantenía una relación con Jean y por el cual, gracias a la generosidad de Philippe se haría de obsequios generosos como collares de rubíes y cadenas de oro de 5kgs.
Ese fue el hombre que había aportado felicidad a su vida, al otro que conoció en la mansión de los Bugatti fue al bastardo y mujeriego Louis Chiron, quien en los últimos dos años había triunfado en ocho grandes premios para la casa y era el piloto número uno del equipo, a Chiron lo detestaba, no solo porque ella lo había rechazado en varias oportunidades, cosa que hacía que el desdén sea mutuo, en la cabeza de Louis jamás cavia que una mujer le diga que no, y ella lo había hecho no una sino varias veces , lo que sería el principio de su fin, sobre todo evaluando los contactos y el nombre que Chiron poseía en el mundo en general.
Pero por lo que más lo odiaba, por la aberración más grande que detestaba al piloto Monegasco fue cuando su amigo Henry de Courcelles se accidentó el 2 de Julio de 1929 en la carrera de Montlhery, ella fue la única que se abalanzó desde la tribuna y se arrodilló a su lado para sostener su cabeza ya sin vida entre sus brazos, mientras Chiron pasaba delante de ellos una y otra vez sin siquiera detenerse, sin prestarle el mínimo de ayuda.
Chiron era conocido en el circulo intimo como Louis le Debonair, por su habilidad con las mujeres, ellas lo habían apodado así por la perversidad que las atacaba a quienes tenían la osadía de rechazarlo, su relación con Alice Hoffman, la hermosa e inteligente esposa de su patrocinador, el fabricante de bujías Nerka Spark, estaba en boca de todo el mundo, tanto de la mujer de Chiron, como de su patrocinador, mismo la relación con la mujer de Ettore Bugatti,Genevieve Marguerite Delcuze, pero Chiron era un talento increíble y un piloto ganador y eso era lo que le importaba a todos
Deja la foto que está con Jean, toma otra y observa una del sonriente gordo Campari, se le llenan los ojos de lagrimas, si, Giuseppe Campari, aquel majestuoso volante que tenía talento tanto para conducir como para el canto, era barítono y el día que se conocieron le había asegurado que esa sería su última competencia, luego se retiraría para dedicarse a la opera, eso fue el 10 de Septiembre de 1933 en el Autódromo de Monza, el precioso parque privado al norte de Milán, ese día estaban todos los grandes del volante, Nuvolari, Chiron, Fagioli, Varzi y un talento emergente, Guy Moll.
Apoya la cabeza sobre la pared observando hacia el techo mientras mantiene la foto en su mano, recuerda todos los hechos como si hubiesen ocurrido ayer.
El Duesenberg del Conde Didi Trossi quien era también Presidente del Gran Premio de Monza, perdió aceite en la parabólica, la temible curva que se tomaba a fondo, todavía ve la mancha de aceite y recuerda como Guy Moll fue el primero en advertir a las autoridades del peligro, ya que su coterráneo debido a esa mancha, había hecho un trompo controlando el auto de milagro, así y todo, los organizadores no cubrieron la mancha con arena, sino que se limitaban a alertar a los competidores que venían lanzados a más de 260 KM/H, Campari venia liderando y el majestuoso Baconin Borzacchini pegado atrás de él, al no ver la mancha de aceite ambos pierden el control de sus autos , Campari se estrella contra los arboles muriendo en el acto y Borzacchini quien hace un trompo y vuelca, es aplastado por su propio Alfa Romeo, muriendo esa misma tarde.
Ya es de noche, terminó su pedazo de pan, observa nuevamente hacia afuera para ver si ya todos duermen, en ese momento, al contemplar la estrellada noche un halo de luz misterioso surca el cielo, Hellé sonríe mientras sus lagrimas caen, sabe que el asteroide 6923 lleva el nombre Borzacchini en su honor, quien sabe, quizás, desde el más allá su amigo le está guiñando un ojo.
Vuelve a observar la foto de Campari y los recuerdos afloran instantáneamente, recuerda el dolor de ese día, recuerda también a Czaikowski, una hermosa mujer que también competía pero en esa ocasión había llegado a Monza como cronometrista de su marido, Stanislas Czaikowski,el gran piloto Polaco que esa misma tarde y a causa de esa maldita mancha de aceite también se despistó y murió carbonizado en su auto.
Plancha la arrugada foto sobre su muslo y la deja apoyada en el piso con las otras ya vistas, se presta a tomar otra, hay tantas que no sabe cual elegir, por ahí ve una del imponente Matford V8, la toma, sonríe, ese evento fue organizado por la empresa de lubricantes Yacco, consistía en girar durante diez días y diez noches sin parar, deteniéndose solo para el cambio de pilotos, para así, batir todos los records mundiales posibles, ella se encuentra sentada dentro del auto y las tres competidoras con las que compartiría el volante, Simone de Forest, Odette Siko y Claire Descollas, están a su lado, es el 29 de Mayo de 1937 en la pista francesa de Montlhery, la Yacco contabilizó 26 records mundiales, entre durabilidad, regularidad y resistencia ese día y muchos de esos record se mantienen vigentes aun hoy.
Ese fue su último momento de gloria, luego vendría la guerra y ese paréntesis de seis años interminables, seis años agotadores, dolorosos.
La imagen que refleja la fotografía que ahora tiene en sus manos le causa dolor, mucho dolor, se la ve junto a su amiga Anne Itier, quien la invitó para disputar juntas el Rally de Montecarlo de 1949,seria el primer Rally después de la Guerra, era la oportunidad de ella de volver a competir pero el desconsuelo se hace presente una vez más, la noche anterior a disputase dicha competencia, mientras se celebraba la ceremonia de agasajo entre todos los invitados, Hellé, Anne Itier e Yvone Simon llevaban charlando y bebiendo Champagne un buen rato, hasta que apareció Louis Chiron, en ese momento a Nice se le congeló la sangre, no por nada en especial, sino porque sabía que el bastardo la despreciaba y no quería volver a verla .
Pinchándola con el dedo y alzando la voz de manera que todo el mundo pueda oírlo, aquel hombre afirmó que Hellé había sido agente de la Gestapo informando y desterrando Judíos de Francia y según él, era una desgracia para Mónaco y para el Rally que aquella mujer participe, ¿Por qué demonios estaba ella ahí?
Una losa de silencio cayó sobre la sala cuando la gente se volvió a mirar a Hellé pálida a causa de la impresión, los invitados esperaron a que ella se defendiera, pero vuelve a decir en voz alta la misma frase que repitió a todos un millón de veces “Yo me había quedado tan pasmada al oír que me acusaban de ser una agente Nazi que no supe que decir, es más hasta me parecía una idea absurda y estúpida, estúpida, estúpida dice con bronca una y otra vez mientras rompe la foto en mil pedazos.
Las puertas se fueron cerrando, ningún equipo, ningún piloto y ninguna competencia quería que se la relacionen con una ex espía de la Gestapo, los años pasaron.
Durante la guerra, los Nazis se encargaron de perseguir a los Judíos como ratas, los sacaban de sus casas, de sus camas inclusive de los burdeles, de ahí los mandaban a Drancy en el Norte y de ahí a los campos de concentración Alemanes, tres mil personas en dos semanas fueron arrestadas de esa manera, siempre informado por personas locales, personas que tenían vínculos y relaciones especiales.
Fue ese el crimen por el que Chiron acusó a Hellé después de la Guerra? el dinero que había recibido en compensación por su accidente de San Pablo (Unos 90.000 Euros actuales) se estaba agotando, encima Hellé se hacía cargo de los inmensurables gastos de su amante Arnaldo Binelli, gastos por todos esos inventos de los cuales ninguno llegó a llevar a cabo, en los registros municipales no hay datos de los inquilinos anteriores de la mansión que habitaba la pareja en Villa des Pins, quizás había favores de por medio, ¿Habrán expulsado a una familia Judía de ahí para darle a ella la casa que había elegido a modo de devolverle favores de informante?
A los pies de la Villa des Pins, se extiende la Baies des Anges en Niza, desde la terraza Hellé pudo observar la destrucción de la ciudad sin que nadie la moleste, quizás cerraban las rejas a cualquiera que hiciese preguntas molestas, nunca lo sabremos y ese será uno de los misterios más fuertes de su vida.
Cuando las puertas se cerraron, cuando el dinero se agotó, cuando no había ni para pagar la renta Arnaldo Binelli, decidió irse a buscar otra mujer a quien robarle todo su dinero, luego de dilapidar la fortuna de Hellé en inventos tan sorprendentes como ridículos, (Bicicleta eléctrica, Bici con motor de 2 tiempos etc) al irse, Arnaldo le propició tal golpiza pateándola mientras ella estaba tirada en el piso y tratándola de puta, de vieja, de bastarda que ahora, con el simple hecho de recordar se toma la cabeza acostada en el suelo en posición fetal, cubriéndose las patadas imaginarias.
Una de sus últimas alegrías la tuvo al recibir una invitación de la Radio de Montecarlo para hablar de su pasado, de su gloria, de sus amigos pero ¿Cómo hacerlo? Recordó, no pudo ni siquiera en ese entonces pagarse el pasaje de tren y aparte ya no le quedaban dientes y le costaba horrores hablar, ni siquiera podía comer. Muchas veces pensó en cerrar la puerta, colgarse de una soga y adiós Hellé para siempre.
Ahora sí, la luz de la ultima casa se apagó, Hellé baja tan rápido por las escaleras del ático hacia la calle como el caminar con su bastón se lo permita, va dando saltitos a causa de la renguera, son cuatro puertas, debe hacerlo rápido antes que la vean, en sí que la vean no le importa, debe hacerlo rápido antes que los hambrientos gatos le ganen esa carrera, quizás la carrera más importante de su vida, la de la supervivencia, llega a la primer puerta, toma el plato con leche dejado por los dueños para alimentar los hambrientos gatos callejeros y la bebe con voracidad al punto que gran parte de su bebida se le cae por la comisura de los labios, se dirige raudamente hacia la segunda puerta, agarra el segundo plato , mientras mira hacia todos lados temiendo ser descubierta, toma el tercero con el pulso temblando por la desesperación y cuando se agacha para beber el cuarto, las lagrimas de desdicha y desesperación por una vida indigna y miserable le impiden la tarea, llora desconsoladamente al punto que arrodillada como está, apoya sus manos en la cabeza para dejarse caer contra el piso envuelta en un llanto desgarrador, en un llanto desconsolado.
El 1 de octubre de 1984, luego que el dueño del ático Raymond Agostinucci llamase reiteradas veces a la puerta sin obtener repuesta, éste entró a la fuerza y encontró a Hellé Nice tirada en el piso, ya sin vida, estaba comida por las ratas y aferraba entre sus manos un poema por el que se identificó toda su vida, un poema que lo llevaba a todos lados, dicho poema decía.
Cuando ella murió
Nadie rió, nadie lloró
Adónde ella fue y como le fue
Nadie lo sabe a nadie le importa
Definitivamente, la suerte olvido mi dirección.
Quizás o sin quizás la vida de Hellé Nice hace trazar un paralelismo con Marilyn Monroe, ambas salieron de la nada, se hicieron a sí mismas y gracias a su encanto y talento se vincularon con los personajes más poderosos e influyentes del momento , lo tuvieron todo, lo vivieron todo y lo perdieron todo, Marilyn relacionada y conocedora de varios secretos de los Kennedy, Hellé vinculada con gente como los Rotschild y amante entra tantos de Huschke von Hanstein , el famoso piloto Alemán de Rallyes quien con el tiempo se convertiría en Gerente de Relaciones Publicas de la Porsche. Y quien se dice, colaboraba con la Gestapo, sabría cosas Hellé que no debería saber?? Será por eso que todos la dejaron de lado por miedo a que su compañía ponga en peligro su vida? Habra sabido de más Marilyn sobre Bahia de los Cochinos? Conocería demasiado sobre Lee Harvey Oswald y Jack Ruby? Estará su muerte vinculada a ese bendito diario que Robert Kennedy buscó desesperado hasta el día de su muerte? Sería conveniente que Marilyn muera sola y olvidada? Sería conveniente que Hellé muera sola y olvidada por miedo a dar nombres importantes luego de vincularse con Von Hanstein? Eso Jamás los sabremos
Nunca Nice recibió una carta de disculpas de parte de Chrion por arruinarle la vida, (Si es que esta fuera inocente) y ella jamás intentó limpiar su nombre
Esta fue la historia de una pionera y casi olvidada mujer del mundo de las carreras.
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