La idealización es un mecanismo de defensa que consiste en deformar algo adornándolo para que no nos haga sufrir (algunas veces, al contrario). Es un fenómeno complejo que tiene raíces profundas en la psicología humana. Idealizar a otra persona es la capacidad (o incapacidad si lo vemos de cierto modo) que tiene alguien para deformar características negativas de la otra persona para poder vivir la utopía de un amor fantástico, un amor de novela, una pasión indomable y un compromiso del tamaño de Júpiter. Lamentablemente, como cualquier utopía, no es nada más que eso, una fantasía mítica, que al desmoronarse puede causar una avalancha de problemas y frustraciones mucho mayores e ineludibles que de haberse descubierto aquella verdad en el pasado, ya que aquel mítico amor era solo un espejismo borroso en sus comienzos.
La idealización es un concepto y un fenómeno psicológico tan arraigado y poderoso, que salir de ella es un verdadero reto. Es fácil de entender la falacia de la popular película Matrix, donde ver la cruda realidad de la raza humana es tan impactante como increíble. Y lo peor es que mientras más meses o años se pase idealizando a alguien, más real será aquella ilusion y más difícil será salir de ella.
En este caso salir de la idealización no es tan difícil porque es una realidad que psicosomáticamente, para el idealizador no tiene defecto, es su realidad, su percepción auto alterada que no le permite fácilmente entender otras realidades. Peor aún, cuando otras personas le echan en cara esas versiones de la realidad, se resistes porque simplemente es su realidad.
Una forma de poder tratar de entender este problema tan común entre las parejas o los amigos, es intentando creerle a alguien que te dijera que tu papá, con quien almorzaste ayer; no existe, que ha muerto hace años. Posiblemente pensarías que es una mala broma o que tu interlocutor ha perdido la cabeza. Bueno no es raro que en gravísimos casos de esquizofrenia se inventen personas reales y hasta se viva con ellas creyendo que, sí existen, a veces el paciente hasta se encariña estrechamente con su ficticio amigo. Cuando esto sucede es doloroso para el paciente primero, entender su enfermedad, segundo saber que esta persona es irreal y tercero, sentir el dolor emocional de haber perdido a alguien, aunque no hubiese existido nunca.
Entendido el punto, quiero hacer énfasis en que empezar a concebir y ver que aquella persona no es tal y como se ve en tu cabeza, y que quizá no te convenga como pareja u amigo no es nada fácil, por dos razones básicas. Primero es una persona perfecta la que has creado según tu percepción y hacerte la idea que no existe no es algo muy fácil de hacer. Segundo la sensación de pérdida es enorme, sabes que esa persona ya no es aquella de tu herrada auto percepción, pero aun extrañas mucho, demasiado aquella persona que dibujaste en tu mente. Y por último pensar que nunca existió crea un vacío en tu capacidad cognitiva, es como vivir fuera de la realidad, aunque en verdad apenas estas viviendo en ella.
Cuando se rompe la idealización por cualquier motivo, que pueden ser variados y condicionados mayormente por situaciones accidentales de la vida, empieza una pesadilla; sensación de hiper realidad, ansiedad, estrés, negación o teorización del porqué está sucediendo esto o aquello, nunca aceptando que la responsable de este descontrol es la idealización que hemos desarrollado. Un concepto falaz de algo o alguién que no existe. No existirá y nunca existió. Se amerita tiempo y depende de la capacidad cognitiva del individuo para comprender por completo el cuadro. Recordar toda la vida pasada y intentar relacionarla con este nuevo concepto te permitirá comprender el porqué del pasado, porqué algunas cosas fueron así y ver detrás de la cortina de los recuerdos a la verdadera persona que estuvo presente allí. Parece algo tenebroso, pero es la única forma de poner los pies en la tierra.
Desmaterializar un personaje imaginario no es tarea cognitiva solamente, el mayor trabajo está en la parte emocional. Amar a alguién es el sentimiento más sublime y poderoso que un ser humano pueda experimentar; pero ahora imagina que esa persona que tanto amas… no existe tal y como la percibias. Una bomba de emociones encontradas puede invadir tu mente desde tu corazón y hacerte pedazos. Preguntas cómo: ¿Cómo puede hacer esto? ¿Por qué lo hace? ¿Por qué sí ella o el me ama? ¿Qué hice mal? ¿Cómo es posible que esto esté pasando? Son preguntas normales de negación ante un hecho negativo. Pero el responsable es uno mismo y su dificultad psicológica para no querer ver la realidad ; por lo que inventamos una que nos favoreciera, aguantando casí cualquier cosa con tal de mantener la idealización.
Es hora de despertar, vivir así es vivir una farsa, un teatro vacío y triste. Despertar es doloroso, desagradable, desconcertante y puede causar problemas psicológicos mayores en algunos casos, pero a la final no hay nada mejor que vivir la realidad general; más que la auto obligada.
Compara la realidad general con la tuya propia, consulta con personas maduras, rectas, honestas con caminos saludables y que te ayuden a comprobar tu realidad, eso te dará señales, síguelas y investiga bien. Quizá vives una realidad muy acorde a la general y obvia; o tal vez te des cuenta de que vives con alguien que solo existe en tu percepción y que muy posiblemente te esté haciendo daño desde hace mucho.
Despierta y deja de idealizar a las personas… quizá y solo quizá así, puedas ser más feliz.
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