Son momentos muy marcados dónde uno debe volver a ser uno mismo para saber dónde ir. A veces en la velocidad del vivir y la desesperación por ser, empezamos a dejar de confiar en las cosas que nos gustan y nos adelantamos a ser quienes no somos.
Y cuando empezamos a ser, no damos cuenta que no somos. Porque lo que antes era, hoy ya no. Y lo que que hoy es, mañana puede que tampoco sea. Y no siempre es fácil volver.
La salida del camino que a uno no le pertenece es dolorosa. El dolor supongo que es parte del cambio.
Ir por un camino siendo alguien que uno no es, no creo que sea la opción.
Repreguntarse debería ser algo mucho aceptado y menos juzgado.
El miedo de no ser lo que los demás esperan, nos lleva por comodidad a ser quienes no somos.
Salir del encierro de la verdad propia es aprender. Animarse a dar el paso de ser otro, sin dejar de ser uno mismo. Ojalá pueda.
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