LAGRIMAS EN MONEDA

LAGRIMAS EN MONEDA

Alargo la zancada

para evitar

encallar la mirada

en una pobre

mano extendida.

Suelo cantar a escondidas

el coro triste

del suplicante,

sin sus lagrimas

por el hambre.

Sueño que me aproximo,

que lleno de monedas

su palmo,

luego despierto

y olvido su esquina.

Dios, le temo al espejo,

a ver tras de mi

su calle,

a sentir su pertenencia,

que me aguarda.

No quiero desviar los ojos

a la miseria,

quisiera por lo menos

ofrecerle consternado

mi abrazo.

ERML

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