I

Era una mañana calurosa e iba como de costumbre rumbo al trabajo, entre el montón de personas que nos embutimos en el transporte público, un poco cansada de los apretones y empellones de la gente, pero que todos debemos tolerar porque necesitamos llegar a nuestros destinos.

Traté de avanzar por el apretado pasillo del autobús, aprovechando que algunas personas habían bajado, justo al final lo vi, un joven apuesto, tenía un atuendo sencillo, alguien que a simple vista no llamaría la atención, tendría unos 22 años a lo sumo, de tez blanca casi delicada, caminé hacia su dirección porque percibí que había espacio, nuestras miradas se conectaron y me siguió observando hasta que estuve cerca, al estar a su lado para poder pasar se giró por completo hacia mí, sé que su rostro quedó frente al mío en ese proceso porque pude sentir ligeramente su respiración, pero simplemente agaché la mirada, no sé por qué pero sentí una extraña sensación, no era necesario que se girara por completo para poderme dar paso, su mirada me recorrió de pies a cabeza, me terminé ubicando a su lado y de manera soslayada pude apreciar mejor su rostro, el cabello era rizado, castaño, pero se miraba oscuro por estar algo húmedo, aún así se le veían pequeños hebras de colores cobrizos que brillaban al sol, y unos cuantos mechones caían sobre su frente, las cejas eran pobladas y un poco oscuras, enmarcaban bien su suave rostro, dándole un poco de fuerza y masculinidad a un semblante que a primera vista parecía inocente, no había podido verle bien los ojos, hasta que en un determinado momento giró su cabeza en mi dirección, pero su mirada veía hacia más abajo, tenía lindos ojos marrones, pero su mirada denotaba algo oscuro que por un instante me generó impresión y no pude apartar la mirada de ellos, eran unos ojos que a la vez denotaban una mezcla de apatía y cansancio, casi como si lanzaran un suspiro, por un momento me recordó a la pintura del ángel caído, su pelo, color de piel, cejas y un poco de la fuerza en su mirada.

II

Le vi en varias ocasiones más, ahora estaba más consciente de su presencia, siempre nuestros ojos se encontraban o lo atrapaba viéndome de forma inquisitiva, podía sentir el peso de su mirada a pesar que según él lo hacía a hurtadillas; por un momento pensé que pertenecía a la misma comunidad en la que trabajo, pero en una de las mañanas los autobuses estaban demasiado retrasados y había mucha gente aún a la espera, él estaba entre ellos, decidí no seguir esperando y caminé un poco lejos de las personas para tratar de tomar un taxi, al hacerle parada al taxista y estar lista casi para abordar, me sorprendí cuando escuché su voz casi sobre mi hombro mientras le daba su dirección al mismo taxista, me quedé inmóvil por unos segundos, era una voz firme y ligeramente profunda, pero tenía un tono amable de manera conjunta, pensé que era un poco curioso, acto seguido se acercaron dos personas más, al escuchar la dirección que daba me di cuenta que no pertenecíamos al mismo centro de labores, por una parte me pareció mejor así, me gustaba la idea de algo que no está al alcance de la mano; al ser cuatro personas en el taxi íbamos algo apretados, tres personas en la parte trasera y la cuarta persona en el área del copiloto, el calor era un tanto sofocante, estos últimos días de verano eran un poco crueles con todos, a pesar de todo me sentía cómoda a su lado, más de lo que debería, el subió primero en la parte trasera, seguidamente subí yo y posteriormente la otra persona, ella era un poco robusta por lo que estábamos bastante apretados, a eso había que sumarle el calor, sin embargo era mucho mejor que el autobús, me quedé lo más quieta posible para no sentir la presión que el calor generaba, a él por su parte se le veía tranquilo pero en algún momento percibí que el trató de apartarse un poco de mí, pero el gesto me pareció como de aversión, lo cual me hizo sentir por completo incómoda y sentí pena, por lo que a como pude traté de evitar el contacto físico con él y apreté mi bolso lo más que pude contra mi pecho para no molestarlo a él o a ella, pasamos varios minutos atorados por el tráfico, una vez que la otra pasajera bajó, aproveché el espacio y me retiré por completo de su lado y me puse en la esquina opuesta aunque no es como si hubiesen metros de distancia, pensé por unos breves segundos que fue un tanto infantil de mi parte la forma en que lo hice, pero también deseaba un poco de espacio, solo me vio de manera soslayada con mirada inquisitiva como si le hubiese ofendido, traté de no mirarlo en lo que restó del viaje, sólo deseaba llegar pronto al trabajo.

III

Esta vez se me hizo tarde y no esperaba encontrarlo, dado que suelo verle únicamente cuando es temprano y en la parada del autobús, esta vez, ya venía en el, la parada no estaba llena y el autobús venía algo vacío sin asientos disponibles pero con 5 personas de pie únicamente, tuve suerte de tomarlo, solo abordamos dos personas, normalmente toca luchar por quien podrá subir, al pagar al conductor y buscar espacio nuestras miradas chocaron, su rostro se ruborizó y yo aparté la mirada, sentí la típica sensación de cosquilleo en el estómago, pasé directo al fondo, necesitaba llegar a un lugar con más espacio y  él se había quedado en la zona de la entrada, poco después logré tomar asiento, él aún seguía de pie por lo que desde mi asiento podía ver perfectamente su rostro a placer, pero sé de primera mano lo molesto e incómodo que puede ser el que alguien te observe de manera fija por mucho tiempo, y aún recordaba lo que había sucedido con anterioridad en el taxi por lo cual traté de no hacerlo por ello, la mayor parte del viaje pasé observando tras la ventana, pero al contrario de lo que yo hice, podía percibir cómo cada cierto tiempo su mirada se posaba en mí por varios segundos, examinándome casi minuciosamente, hasta que finalmente volví mis ojos hacia él con un poco de desidia, sin tanta emoción y sostuve la mirada, en cuanto nuestros ojos se encontraron, él apartó la mirada, se sonrojó hasta las orejas por ser atrapado, lo observé unos segundos más y pude observar que aún me veía por el rabillo del ojo, aparté la mirada y seguí viendo tras la ventana, el seguía en su danza de mirar por lapsos en mi dirección; en mis adentros, me parecía divertido y disfruté de aquella mañana mientras iba hacia el trabajo.

IV

Para poder llegar a mi trabajo puedo tomar dos vías completamente opuestas, por lo que traté de probar con la segunda opción realmente me fue más útil, ya ha pasado un año de esto y aún me pregunto qué será de aquel joven, en ocasiones tengo la curiosidad de tratar de volver a usar aquella otra vía solo para ver si algo en él ha cambiado, eso si es que aún tengo la suerte de poder coincidir con él.

 

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