Breve historia de amor Valicera.

Breve historia de amor Valicera.

Kali

29/04/2024

Era una tarde gris de principios de febrero, Valizas se veía triste, como la melancolía que ella llevaba, pues había dejado el hogar Poloniense que tanto atesoro durante el verano. Fue momento de partir de Cabo y pues, se regaló unos días de descanso Valizas.

Ella llegó con una nostalgia que hacía que todo lo vea con ese velo. Estaba cambiando la piel, vivió un verano con mucha intensidad en aquel balneario, Cabo Polonio. Una noche, por causalidad, se cruzó con una mirada. Esa mirada, ojitos pequeños y un buzo que decía “amor” fue lo que captó inevitablemente su atención.

De forma causal se conocieron, por un error de vasos rotos, se encontraron en la cocina de aquel bar. Él era el cocinero del boliche. Ella fue a la cocina a devolver la escoba después del bardo que había hecho. Torpemente había tirado una mesa llena de vasos con cerveza de algún cliente de la crepería. Cuando cruzaron miradas, algo los atrapo. Pico en su retina el anzuelo. Basto un rato hasta que se encontraron afuera del bar.

El simpáticamente preguntó “¿Como estas?” ella en su juego respondió “¿Como te sentís?” y a partir de ese cruce de palabras y miradas, comenzó la historia de amor veraniega. Ella, romántica empedernida vivió un ensueño. A él también le encantaba la chica, era muy seductora, culta, graciosa y rapaz. Pero, ambos tenían caminos distintos, sus encuentros serían fugaces. Ella, tenía una vida que volver a rearmar y él ya estaba para volar. Se iría de viaje a Brasil al finalizar el verano. Su historia de amor tenía fecha de caducidad. Sin embargo, eso no impidió la travesía de su encuentro. Disfrutaron el presente tanto como pudieron.

Ella sabía que ese vínculo era la clara imagen del patrón vincular que siempre atraía, el cual a la larga, la dañaba, compañeros que no están disponibles emocionalmente, vínculos del momento, desapegados, que vienen a enseñar que somos solo presente, que llegan, te sacuden el esqueleto y se van. Ella sabía, pero aun así abrió su corazón y se permitió la experiencia. La joven, era de Montevideo, debía volver al terminar la temporada, ella en verdad estaba allí unos días de vacaciones, él vivía en el pueblo.

Era principios de abril, él pronto se iría a Brasil, ella siempre que tenía un hueco en su agenda, lo iba a ver a Rocha, no importaba el tiempo o el dinero, solo importaba el abrazo, la travesía del encuentro. La chica quería despedirse, pues entonces fue unos días a verle. Fueron días de un ensueño nuevamente, todo era como una película romántica, ellos dos en el balneario, entre monte, playa, besos y buen sexo. Fueron días emocionantes, dónde lo genuino de compartir fue parte. Pero, también llegaría la despedida; nuevamente se estremece el corazón.

Creo que la mujer no volverá a pisar aquel balneario rochence por un largo largo rato, ella ahora tiene un huequito en su corazón.

De regreso en el bus, luego de despedirse, con una melancolía y a su vez alegría, recordó aquella noche en Cabo Polonio, días antes de irse a Valizas, dónde mirando las estrellas les dijo “Yo deseo enamorarme, no importa si dura una semana o un mes, pero deseo sentir esa fuerte emoción de mirar a alguien y querer darle un abrazo tan genuino que se infle el corazón de solo mirarlo” y se río al entender, que su deseo fue cumplido. Que vivió una hermosa historia de amor Valicera.

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