VERSOS DE PORCELANA

El corazón empezó a desconfiar. La garganta seca no emitía sonido y los labios se sellaron. En este estado catatónico de la esperanza, cayó lento a mis pies descalzos, un verso de porcelana.

El cadáver de los sueños moribundo exhaló su último gemido. Y un fucsia maldito con olor flores se expandió en el aire. La espera se hizo astillas. Parecía que todo estaba dispuesto para la derrota definitiva, para el último funeral.

El sendero se miraba solo y meditabundo, cuando a mi espalda, escuché pasos. Nuestras pupilas chocaron como fuego, como hielo. Y un tenue olor a hierbabuena nos cubrió ipso facto.

Quise huir de ese fuego infernal, que me aventaría inclemente en el lago interminable de la desesperanza. Esa fiebre eterna, ese desasosiego sin fin. Promesas falsas, cartas sin sentido, y, sobre todo, versos efímeros, versos de porcelana.

Esta vez se hizo diferente. Fue tu rostro que frente al sol habló por ti. Mirando lejos el verde azulado del firmamento dijo todo y nada a la vez. La hierba seca que abrigo mis pies mezcló mi aliento con la palidez de tus mejillas.

Caminamos lento y en silencio como aquel sabio que conoce el camino a recorrer. Un mundo de flores y diademas cubrió mi frente y una estrella en forma de corazón se pegó en mi pecho.

Entonces, el tiempo se hizo corto

La prisa por volver desapareció de pronto

Y el alma se retiró del funeral.

*          

Los retazos de corazón se han vuelto a juntar

Y el color carmesí en mis labios ajados volvió a brillar



Imagen: Créditos a su  creador. 

Luz Marina Méndez Carrillo/21/04/2024/ Derechos de autora reservados.

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