Pensá- con el amor que te quede-
qué vas a decirme…
La cosa no está fácil y los golpes
brotan en todas las esquinas.
—
No hay espacio relajado en estos tiempos
y el suelo tiembla; los pies se confunden
y pisan- también- lo que más quise,
lo que más quiero.
—
Cuidado. Cuidame del tono de las noticias,
de la consecuencia de lo que se rompe,
que en las calles sólo hay desazón y violencia.
—
Poco tiempo hay para los abrazos
porque apura el desastre de este tiempo.
Y los brazos que abrazan andan full time
ocupados, apáticos y casi abatidos,
pendientes de la mañana,
del desayuno de niños y niñas
que no tienen ni un poco de pan.
—
Cuidado que nadie se reúne entre copas,
ni a celebrar justicia
porque hay poca, pizca, nada…
—
Cuidado con lo que vas a decirme.
Si has soñado conmigo contalo lento:
regalá un relato prolongado si es bello,
acotá si prefiere el olvido.
Que yo necesito tiempo
para cambiar la historia.
—
Cuidado. Pensá cien veces lo que vas a decirme,
cómo vas a darle cuerpo al disparo que duele.
—
Afuera las balas sobran,
el beso no es moneda
y hay mucho que hacer
para volver a los tiempos
en donde no había que cuidarse tanto:
de uno, de una, de vos, del gobierno,
de la policía, de los vivos, de los muertos…
—
Del mercado y su engaño glotón;
de los bancos y su especulación rufián;
de las conferencias y sus bombas
de los foros del hambre, empachados a su vez.
—
Cuidado…
Hagamos un poco de silencio
y cuidémonos como podamos…
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