La felicidad existe en la aceptación de las «cosas» imperfectas. No en el conformismo. Si no en la aceptación de que todo no se puede. En el dulce acuerdo de estar en desacuerdo. En donde las mínimas fallas son parte del todo. 

La respuesta encontrada a una pregunta jamás hecha. 

El nudo desatado. 

Una brújula descompuesta que no apunta a ningún sitio, solo marca la fecha y la hora del presente. 

El hoy, el ahora. 

La sorpresa solo puede salvarme. 

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