Cruzando los circuitos

Cruzando los circuitos

Kathleen Harrison

10/04/2024

Capitulo 1.- Inicios

 Janine era una muchacha alegre y curiosa, disfrutaba frecuentar la biblioteca pública de Nueva York a veces escogiendo estanterías al azar ya que su madre siempre le decía que «una muchacha que se respete debe saber siempre un poco de todo». Leía desde Baudelaire hasta Sagan con una avidez que muchas veces sorprendía.

 En una de esas visitas a la biblioteca una tarde tibia de Agosto buscaba un libro de Helena Blavatsky (cosa difícil de encontrar en una biblioteca pública), le consultó a la bibliotecaria dándole una obvia negativa sobre textos sobre ocultismo.

   Eso llamó la atención de Ray Stantz que estaba con Peter y Egon discutiendo sobre que hacer, luego de que los expulsaran de la prestigiosa universidad de Columbia.

– Lo lamento mucho señorita pero esto es una biblioteca pública, no hay esa clase de libros en este sitio

– Lamento oír eso, realmente quería leer «La Doctrina Secreta»- Dijo Janine dejando el mesón haciendo sonar sus tacones rojos

 Ray guardó silencio para poder oír esto y Peter hizo el ademán de pararse pero Egon lo retuvo. El último estaba mirando las largas y torneadas piernas de la joven y aquellos tacones, sintió como el rubor se apoderaba de sus orejas hasta que la chica dio vuelta en el pasillo de Novelas de Misterio.

Algo decepcionada optó por «Cianuro espumoso» de Agatha Christie, con esto podría saciar momentáneamente sus ansias lectoras.

Una tarde Janine se reunió con su mejor amiga Joelle para almorzar

– ¿Qué tal van las cosas en el trabajo nine?- Preguntó la muchacha atacando sus patatas fritas

– Renuncié hace tres días… La situación con el Sr Carlson se hizo insostenible, era demasiado el acoso – Añadió con voz lacónica. La verdad era que Gregory Carlson era un empresario bursátil que tenía una ambición tan grande como sus manos, Janine jamás le dio pie a sus insinuaciones lascivas y la gota que rebalsó el vaso fue cuando al servirle el café durante una reunión le dio una «inocente» nalgada. Si bien era buen sueldo no estaba dispuesta a aguantar eso. Así que para evitar demandas el Sr Carlson le dió un finiquito que le permitía pagar la renta y vivir tranquila unos meses pero aún así necesitaba empleo.

– Ese asqueroso, hiciste bien, ¿Tienes en mente que hacer?

– Buscar un empleo por lo pronto, las cuentas no se pagan solas – Añadió dándole una mordida a su Big Mac

 Joelle traía el Times en su cartera y mientras Janine le hablaba sobre temas vanos ella iba marcando con lápiz rojo los clasificados, la pelirroja la miró por encima de sus lentes de marco rosa arqueando una ceja, Joelle le dió una sonrisa añadiendo – tengo un empleo perfecto para ti Janine Melnitz.

<<Se necesita secretaria con experiencia, con criterio amplio y disponibilidad inmediata, para empresa de investigación y exterminación paranormal, Horario fijo y salario acorde al mercado>>

 Janine parpadeó y se acomodó los lentes sobre la nariz. Era como caído del cielo, solo quedaba probar suerte. Llegando a su casa llamaría por el anuncio y así fue, Joelle sería testigo de ello, y de conseguir el empleo irían a bailar, cosa que Janine amaba.

– Hola, mi nombre es Janine Melnitz, llamo por el anuncio para el puesto de Secretaria…

– Hola, sí habla el Doctor Peter Venkman dime Janine ¿en qué te puedo ayudar? – Su voz era jovial y relajada para ser doctor pero no quería ser prejuiciosa

– ¿Aún se encuentra disponible la vacante?

 Hubo una pausa, el corazón de Janine latía fuerte a la expectativa

– Así es, si te parece puedes presentarte a una entrevista conmigo y mis socios… Mañana a mediodía… ¿Está bien?

– ¡Perfecto gracias Dr Venkman, nos vemos mañana!

 Colgó el teléfono dando saltitos, como una especie de baile de la victoria

 Joelle se acomodó sus rizos castaños detrás de la oreja y miró a los ojos verdes de su amiga

– Mañana tengo una entrevista a mediodía con el Doctor Peter Venkman y sus socios

– Wow, Doctor, suena como algo realmente serio

– Así parece, pero es genial Jo, ojalá todo salga bien. Y se abrazaron.

 Joelle Freeman era su mejor amiga desde la secundaria, eran físicamente distintas pues Joelle era mestiza, su padre era un judío de Queens y su madre era afroamericana, tenía unos ojos oscuros y brillantes, siempre tenía una sonrisa en sus carnosos labios y traía el cabello rizado con el estilo de moda, era más alta que Janine casi por 10 centímetros de diferencia desde el noveno grado.

 Janine la quería como una hermana prácticamente ya que ella y su hermana mayor Nadine se llevaban casi por doce años de diferencia. Joelle y ella compartían un piso en Brooklyn hasta que su amiga consiguiera un lugar adecuado.

 Preparó su outfit para la entrevista, nada muy formal ni tampoco tan descarado. Una blusa color crema con mangas 3/4 y una mini azul piedra con unos stilettos a tono en azul rey. Unos aretes largos y un collar de perlas que era de la ‘bobe’ Melnitz.

 A las 11:45 ya estaba en el #110 de North Moore Street, estaba tranquila y entró en la antigua estación de bomberos que aparentemente aún estaba en trabajos de remodelación.

 La radio estaba encendida y sonaba «West end girls» de Pet Shop Boys, no se veía nadie en la recepción así que dijo «Hola» pero no escuchó respuesta. Examinó un poco el lugar y vio el tubo de bronce que estaba ahí divertida pensando en cómo sería deslizarse por ahí y sonrió para sí. «Yuju ¿hay alguien ahí?» Y de pronto bajó por las escaleras un joven como de su edad con el cabello ligeramente «peinado» hacia arriba, llevaba un overol manchado y tenía un cigarrillo en la boca.

– Hey, tú debes ser la nueva secretaria, soy el Dr Stantz, Ray Stantz – Le extendió la mano

– Janine Melnitz, Encantada. Sonrió retirando la mano

– Peter ya viene en un momento, si gustas puedes tomar asiento. ¡Egon!- Dijo gritando al segundo piso

 De pronto se asomó un hombre alto y delgado, de cabello castaño y revuelto, unas gafas redondas. Cumplía con todos los requisitos físicos en la lista de Janine y añadió con una voz grave

– ¿Que sucede Ray? – Miró a su colega y luego a la muchacha pelirroja. Era menuda y llevaba anteojos. Bajando la escalera pudo ver de cerca en más detalle su anatomía, era bella a los ojos de Egon, pero disimuló su interés con la muchacha en cuestión, quizás ni siquiera fuera del completo agrado de Peter para el puesto.

– El es el Dr Egon Spengler – dijo Ray sonriendo. Egon extendió la mano a Janine y la saludó mirándola a los ojos.

– Janine Melnitz – Respondió casi sintiendo el corazón saliendo por su garganta. Sus ojos oscuros parecían examinarla como visión de rayos x, luego se puso a hablar con Ray sobre el flujo de protones y se les unió finalmente (casi a las 12 y 5) el Doctor Peter Venkman. Un hombre de cabello oscuro y ojos verdes, tenía una sonrisa sarcástica en el rostro, era atractivo y lo sabía.

– Lamento la demora señorita…

– Melnitz

– Claro, señorita Melnitz, acompáñeme por favor a mi oficina

 Entonces entraron a un abarrotado despacho lleno de cajas con libros, papeles y restos de lo que fue una caja de donas. Janine arqueó las cejas y Peter pasó con algo de dificultad a su escritorio.

– Tome asiento Señorita Melnitz.

Ella algo turbada se sentó y Peter inquirió:

– Muy bien, ¿Cree en OVNIS, proyección astral, telepatía, ESP, Clarividencia, fotografías fantasmales, telekinesis, espiritismo, el monstruo del lago Ness y la teoría de la Atlántida?

Janine arrugó el entrecejo y se acomodó las gafas, luego se mojó el labio y dijo:

– Si, no, no, quizás, no, depende la fotografía, no, si, no, pues creo que se trata de algún espécimen de Plesiosaurio quizás en buen estado de conservación pero efectivamente extinto y creo que la Atlántida posiblemente fue la primera víctima de lo que los ambientalistas llaman efecto invernadero.

Venkman estaba sorprendido con las respuestas de Janine esperaba que al menos preguntara un concepto de los mencionados pero puso su mejor cara de póker.

– ¿Estás de acuerdo con el horario de 8 a 18, de Lunes a Viernes?

– Sí

– ¿Porque dejaste tu antiguo empleo?

Janine lo miró también con su mejor cara de póker y dijo – Porque mi antiguo jefe era un cerdo.

Venkman parpadeó algo perplejo, pero le agradó el estilo directo de la joven de Brooklyn.

– Ya conociste a Ray y Egon, Así que esa parte de la entrevista nos la vamos a saltar – bostezó estirándose en la silla- Entonces…

– Janine

– Janine, ¿Puedes empezar pasado mañana?

 La joven sonrió ampliamente agradeciendo a Peter Venkman. Al salir de la oficina estaba Egon con un artefacto abierto con cables de colores

– Eeg, Janine será nuestra secretaria. Comienza pasado mañana ¿Genial, verdad?

– Fascinante. Dijo Egon sin levantar la vista

– Nos vemos entonces Dr Venkman, Dr Spengler.

 Y se fue pisando fuerte, Egon inmediatamente reconoció ese par de piernas y ese contoneo.

Capítulo 2.- La chica nueva

 Tal como le dijo a Joelle, salieron a bailar a una discoteca de moda al ritmo de «I feel for you» de Chaka Khan. Estaban divirtiéndose las dos en la pista de baile y Janine de alguna manera no podía quitarse de la mente al Doctor Spengler, tan serio y seco… Pero a la vez esa mirada que sentía la examinaba, la hacía sentir rara, pero no en una mala manera. Agitó la cabeza negativamente – «que te comience a atraer tu futuro jefe sí es un problema Janine, descarta esa idea ¡Ahora!». Pensó mientras bebía su daiquiri de frambuesa, Joelle estaba charlando animadamente con un muchacho de color, al parecer coqueteaban así que no quiso interrumpir.

 Los pensamientos sobre el encuentro con el Doctor Spengler iban y venían, su profunda voz de barítono le producía escalofríos pese a que estaba en un sitio lleno de gente en lo que quedaba de verano. «No debo pensar estas cosas» se decía para sí.

 Su primer día en su nuevo trabajo, llevaba un top azul, una mini color celeste Jacinto y sus tacones rojos favoritos. Estaba tan entusiasmada que llegó casi 20 minutos antes por suerte estaban todos en pie, aunque no todos estaban en el cuartel. Peter la saludó y le mostró su escritorio, su oficina, la cocina y subieron al segundo piso donde estaba el laboratorio, la sala de estar y el dormitorio. Ella iba examinando todo en silencio mientras Peter le comentaba de lo ricos que se harían si todo funciona correctamente.

– Ray no está ahora, por lo que Egon, el Dr Spengler hará las conexiones en tu escritorio.

Sintió que su corazón dio un salto y solo asintió.

Se sentó a esperar las llamadas… Pero no pasaba nada. Sacó la Scientific American Magazine y comenzó a leerla tranquilamente mientras Gustav Fauré amenizaba el ambiente.

 Sintió un carraspeo y levantó la vista, era Egon, con una caja de herramientas y cables de red. Lo miró a los ojos sin saber muy bien qué decir.

– ¿Puedo? Dijo Egon escuetamente

Ella asintió con la cabeza y Egon se metió debajo de su escritorio a instalar el teléfono y la impresora.

 Egon estaba en su labor cuando miró los zapatos rojos de Janine y sus piernas tan atractivas. Recordó esa tarde en la biblioteca cuando ella quería un libro que no estaba, la tenía tan cerca de él… Sintió el impulso de acariciar esas tersas piernas pero no lo hizo. Esos impulsos primarios no son dignos de su intelecto y solo son un distractivo sin sentido, además Janine Melnitz era su secretaria, nada más.

Janine intentaba concentrarse en su lectura pero le era difícil con Egon entre sus piernas. Tan solo pensar en esa última frase hacía que su corazón saltara con fuerza y sus mejillas se encendieran, era palpable su estupor.

 Imaginaba a Egon Spengler acariciando sus muslos con sus manos firmes y separando ligeramente sus piernas para así besar la parte interior de ellas mientras sus manos iban ascendentes hacia su húmedo sexo, quería que lo sintiera… Sintió una cosquilla en la pantorrilla y se sobresaltó, era el codo de Egon mientras luchaba con el cableado. Suspiró y se abanicó con su revista. ¡Debía dejar de pensar en Egon!

Entonces la salvó el Dr Venkman que le preguntó si había alguna llamada, a lo que ella respondió negativamente. Luego de eso Egon salió de su escritorio, para hablar de algo Janine le dijo:

– Eres muy hábil por lo visto, he de suponer que te gusta leer mucho también. Le dedicó su mirada más coqueta

– La tinta impresa está obsoleta. Dijo con voz trémula

Eso fue como una bofetada en el rostro, además sabía que eso no era cierto porque tenía cajas con libros en su laboratorio

– Oh, yo lo considero fascinante, adoro leer, algunas personas piensan que soy muy intelectual pero yo considero que es una manera fabulosa de ocupar el tiempo. También juego racquetball, ¿Tienes algún hobby?

 Egon a su vez sabía de lo que hablaba Janine pues ya la vio en la biblioteca antes, además de bella era inteligente, eso sumaba más puntos… Sabía que era indebido e inadecuado relacionarse más allá de lo profesional con su secretaria por muy «físicamente adecuada» que ella fuera. Tomó aire y mantuvo su estoica seriedad de doctor en ciencias y respondió

– Colecciono esporas, mohos y hongos. Obviamente tenía más hobbies que ese pero necesitaba una salida rápida antes de que ella pudiera replicar

 Y se fue rumbo a su laboratorio. Janine se quedó perpleja mirando dónde hace un par de minutos estaba Egon.

 Definitivamente lo de ser coqueta no era lo suyo y fue una estupidez pensar siquiera que Egon Spengler flirtearía con ella. Se sentía como una tonta y quería salir corriendo de ahí. Entonces llegó Ray con una carpeta de color amarillo y un archivador café

– Hey Janine, te traigo unos documentos del banco para que los dejes en ese archivador y se lo pases luego a Peter ¿Vale?

– Está bien Dr Stantz

– Llámame Ray – dijo sonriendo encendía un cigarrillo ya que tenía las manos libres.

– De acuerdo Ray – Le devolvió la sonrisa

– ¿Te han tratado mal este par de animales?

 Janine rió negando con la cabeza. La verdad es que habían sido amables con ella a pesar de lo seco que había sido Egon con ella hace un rato.

– Son bastante especiales el Doctor Venkman y por sobre todo el Doctor Spengler, no te tomes a personal su personalidad, siempre es así de serio…

 Entonces Janine se relajó un poco, era como si Ray le hubiera leído la mente de algún modo. Se sentía realmente a gusto ahí. Peter aunque era un poco idiota era bastante afable, Ray era un verdadero encanto y Egon… Aunque no debía hacerlo… Spengler le quitaba el aliento.

Capítulo 3.- Dana Barrett

Dana Barrett era una joven de 34 años que vino a Nueva York a probar suerte como muchos a inicios de los 80’s, Maine no tenía tantas opciones para una concertista como Dana, por lo que decidió vivir en Nueva York inicialmente con su anciana tía abuela Blanche hasta que lamentablemente falleció el otoño del 81 dejándole el departamento de renta controlada en West Central Park. Lo de la Filarmónica de Nueva York no dejaba tanto para vivir por lo que también esporádicamente restauraba obras en el museo.

Amaba tocar Cello desde que tenía 13 años y muchas veces le gustaría poder dedicarle más tiempo, tenía suerte de que a sus vecinos eso no les molestaba, su vecino Louis Tully a veces insistía en que le diera un concierto privado. Era extraño pero no mala persona.

Hablando del diablo… Louis salió de su apartamento.

– ¡Oh Dana, eres tú!

– Hola Louis, si soy yo

– pensé que era de la farmacia

– ¿Qué pasa, estás enfermo?

– Oh no no, estoy bien, ¡me siento fenomenal!, Solo ordené unas vitaminas y cosas así. Me estuve ejercitando. Puse una rutina de 20 minutos en mi máquina corredora pero lo puse en alta velocidad así que lo hice solo en 10. Tuve un excelente ejercicio – Dijo parándose derecho para parecer más alto

– Bien…

– ¿Quieres venir por un agua mineral o algo?

– Louis me encantaría pero debo ir a ensayar ahora, si me permites. Y avanzó hasta su apartamento

– No hay problema, lo tendré en cuenta, tengo mucha agua mineral baja en sodio y otros alimentos nutritivos en casa, pero ya lo sabes – Gritó

– Si ya se eso. Dijo en seco

– Eso me recuerda, voy a hacer una fiesta para mis clientes por mi cuarto año como contador, pese a que tú llevas tu propia contabilidad, sería agradable tener tu presencia allí, al fin y al cabo eres mi vecina…

– Gracias Louis intentaré ir – le interrumpió sonriendo obviamente incómoda mientras trataba abrir la puerta

– Ahora que recuerdo, no deberías dejar tu tele tan fuerte prendida cuando sales, el raro de abajo amenazó con llamar al administrador.

– Que raro… No recuerdo haberla dejado prendida…- ¡Eureka se abrió la puerta!

– Bueno… ¿Sabes que hice? Me subí a la cornisa para desconectar el cable pero no pude… Entonces ¿Sabes que hice? Le subí a mi tele para que pensara que había algo mal con las televisiones.

– Adiós Louis – Le cerró la puerta en la cara.

Entró a su departamento con los víveres y encendió el televisor como para generar algo de ruido ambiental

«¿Te preocupan los ruidos extraños en medio de la noche?

¿Experimentas pavor en tu sótano o ático?

¿Alguno de tus familiares ha visto algún espíritu, espectro o fantasma?

Si la respuesta a esto es sí, no esperes más, levanta el teléfono y llama a los profesionales. ¡Cazafantasmas!

Nuestro cortés y eficiente equipo recibe llamadas las 24 horas del día para solucionar todas tus necesidades paranormales. ¡Estamos listos para creerte!

Apareció en pantalla el número <<555-2368>>.

 Dana apagó el televisor. Fue a su cocina y dejó la comida que trajo del mercado, encendió el radio y de repente los huevos del cartón comenzaron a saltar friendose en la mesada y los malvaviscos se derritieron… Saltó asustada y vio una intensa luz desde el refrigerador lo abrió y vio un monstruo gruñendo «Zuul» desde el interior. Lo cerró de golpe y decidió salir del apartamento casi con lo puesto.

¿Se estaba volviendo volviendo loca? Sabía que era demasiado real como para haberlo imaginado… Los huevos saltaban en la mesada y esa cosa en su refrigerador… Tenía miedo… Llamó por teléfono a su amiga Faye que tocaba flauta traversa en la orquesta con ella para saber si podía pasar la noche con ella, su amiga le dijo que sí, por suerte era cerca.

– A la 75 y Broadway por favor. – Dijo Dana tomando el taxi aún pálida como papel

Pasó la noche con Faye y volvió a ver el anuncio de los Ghostbusters en la televisión. No le dijo a su amiga lo pasado por miedo a que no le creyera y pensó en quienes sí estaban listos para creerle… En la mañana iría donde los famosos Cazafantasmas.

Le costó pero finalmente llegó al #110 North Moore St. Entró directamente sin notar al hombre trabajando en la alargada ambulancia y vio a una joven pintando sus uñas de rojo carmín.

– Hola, oh disculpa, ¿Esta es la oficina de los Cazafantasmas?

– Sí, esta es, ¿En qué puedo ayudarte?

– No tengo cita pero necesito hablar con alguien por favor.- Suplicó y la secretaria hizo ademán de coger el teléfono pero salió como un rayo un hombre de su oficina

– Soy Peter Venkman, ¿Puedo ayudarte? – La miró a los ojos con esos ojos color esmeralda, tenía el cabello oscuro y una mandíbula fuerte. Era atractivo pero no era momento para eso.

– Bueno… No lo sé, lo que voy a decir quizás sonará inusual

– Bueno, a eso nos dedicamos, por favor venga a mí oficina… Señorita

– Barrett, Dana Barrett.

 Siguió al Doctor Venkman y luego fueron a un laboratorio donde estaba un hombre de lentes analizando unas cosas y otro estaba reparando un carburador sobre una mesa. Eran los socios del Doctor Venkman. Le hicieron preguntas y el Dr Venkman la acompañó a su departamento para ver lo que había sucedido.

 Entraron ambos y Peter de manera caballerosa le dijo

– Permíteme, si algo llega a pasar en este sitio, prefiero que me pase primero a mí – Dijo abriendo unas puertas de los armarios pero nada sucedió

– Es el clóset.

 Peter fue al piano y tocó las últimas dos teclas de la octava más altas del piano repetidas veces

– Ellos odian esto, me gusta torturarlos así. – Dijo en voz alta al aire – ¡Muy bien muchachos, soy el Dr Venkman!- Hizo funcionar una herramienta – Es bastante espacioso ¿Solo tú?

– Así es

– Me alegro

 Observaba como apretaba una bomba manual del artefacto – ¿Que es lo que hace esa cosa?

– Oh es técnico, uno de mis juguetitos

– Ya veo… – Peter se acercó a la puerta de su dormitorio – Ese es el Dormitorio… Nada pasa ahí – Se apresuró a decir

– ¡Pero qué crimen!

– ¿Sabes? No actúas como un científico.- Añadió con escepticismo mirando a Venkman recordando a el Dr Stantz y al Dr Spengler

– Ellos usualmente suelen ser muy estirados

– Eres más como el presentador de un programa de concursos.

Peter fingió que lo hería y avanzó a la cocina. entraron y Peter examinó con su artefacto por doquier vio los huevos, los malvaviscos y el refrigerador ¡Y nada! De seguro pensaría que ella había enloquecido por lo que volvieron a la sala de estar.

– Déjame contarte algo, voy de casa al trabajo y del trabajo a la casa y aún así sigo trabajando ¡No hay nada más en mi vida!

– Doctor Venkman…

– Te conocí y pensé, ¡Oh por dios! Hay alguien con el mismo problema que yo

– Si… Los dos tenemos el mismo problema… Tú- dijo Dana perdiendo un poco la paciencia con el descarado doctor Venkman

– Me voy destrozado – Dijo con dramatismo – Estoy perdidamente enamorado de ti

– ¡No me lo creo!, ¿Podrías irte?

  Peter dijo al aire mirando hacia una pared pretendiendo que había audiencia – Y entonces ella me saca de su vida, creyó que era una basura, un fracasado y quizás no fue la primera…

– Eres tan extraño…

– ¡Lo tengo!

 Dana negó en redondo

– Me probaré contigo – Suplicó poniendo cara de cachorro desvalido pero Dana fue enfática y lo llevó a la salida

– No es necesario

– Sí, resolveré tu problemita

 Suspiró – Está bien…

– Entonces dirás «Peter Venkman es un chico que puede hacer las cosas bien»

– De acuerdo…

– «Supongo que lo hace funcionar»- Dijo con picardía

– Supongo

– Y creo que pensaras en mi en cuanto me vaya…

– Ya lo creo… – Dijo empujándolo fuera del departamento y cerrando la puerta pero Peter dijo por el costado asomando su cabeza

– ¿Ningún besito?

 Dana lo volvió a empujar y cerró la puerta, Peter gritó desde el corredor – ¡Buenas noches hermosa! 

 Y Dana sonrió al otro lado de la puerta.

 Capítulo 4.- Primera llamada

 Janine ya le estaba tomando el ritmo al trabajo y por consiguiente lo que era convivir con tres hombres completamente distintos entre sí. No quiso insistir con Egon, y estaba constantemente luchando con sus florecientes sentimientos.

 Ya eran las 17:45 y había acabado el papeleo temprano, los muchachos estaban en el taller y Peter le pidió que ordenara comida china… (Pato Pekín para Ray, Chop Suey de verduras para Egon y Cerdo agridulce para él) le dijo que ordenara lo que quisiera, estaba de buen humor. Ordenó pollo Kung Pao.

 La estación ya tenía forma de hogar. Ya habían llegado los muebles así que Janine puso la mesa con ayuda silenciosa de Egon. Ray encendió el radio y comenzó a sonar «In the name of love» de Thompson Twins. Y se sentaron a comer mientras charlaban y bromeaban, de pronto sonó el teléfono y Janine corrió rauda por las escaleras a contestar

– Aló Cazafantasmas… Sí, por supuesto que son serios… ¿Lo hizo?, ¿Lo tiene?, ¿No es broma?… Ajá… Deme su dirección por favor… Sí por supuesto, ellos serán completamente discretos. Muchas gracias, hasta luego.- Y colgó el teléfono contenta – ¡Tenemos uno!- Gritó tocando la alarma

 Los chicos aún estaban comiendo pero corrieron a equiparse, le dió la dirección a Peter mientras se iban. Mientras Janine guardó las sobras de la comida y decidió quedarse hasta que los chicos volvieran.

 Luego de hora y media llegaron de vuelta, Peter venía asqueroso lleno de una sustancia viscosa de color verde, Ray traía una trampa humeante y Egon sonreía junto a él.

– ¡Tenemos una entidad de clase 5, Janine!- Dijo Ray con una sonrisa casi infantil, bajaron la escalera hasta la unidad contenedora, dónde dejaron la trampa y la máquina hizo lo suyo.

 Peter fue a bañarse quejándose de que apestaba a ectoplasma. No mentía

– No deberías quedarte hasta tan tarde acá – Dijo Egon serio

– No hay problema, puedo tomar el subterráneo

– Son casi las 23 horas, ¿Estás segura de que no prefieres que paguemos un taxi hasta tu casa?

– Insisto… No hace falta- Sonrió mirándolo a los ojos

 Egon miró hacia el piso, no quería que se notara su decepción frente al desaire a su acto de caballerosidad.

– Si quieres puedes acompañarme al subterráneo… – Dijo Janine con cierto brillo en los ojos

– Eso me parece bastante apropiado, ya sabes que en Nueva York lo que más abundan son los ladrones y sería una lástima que algo te ocurriera.

 Ray estaba junto a ellos haciendo como que no prestaba atención mientras veía la TV, pero conocía a Egon lo suficiente como para entender que su colega no tenía ese tipo de atenciones por cualquier dama.

Iban caminando por Broadway, estaba fresca la noche ya era septiembre y el otoño dejaba ver las primeras hojas amarillas en los árboles y el viento le helaba la nariz.

 Egon iba en silencio así que Janine trató de amenizar un poco el ambiente

– Entonces… ¿Que tal estuvo el trabajo?

– Fue una entidad de nivel 5, algo escurridiza, pero finalmente lo atrapamos

– ¿Cómo era?

– Era una entidad oblonga, de unos 35 cm aproximadamente, de color verdoso brillante y secretaba ectoplasma… Ya viste a Peter, fue ‘babeado’ por el espectro… Lamentablemente no pude extraer muestras

– Wow, Eres tan valiente Egon – Janine lo tomó el brazo mientras llegaban al Tribeca Park. Egon no hizo ademán de quitar su brazo y miró de soslayo a Janine que tenía la punta de la nariz rosada por el frío otoñal y el viento le revolvía un poco el cabello. Se veía adorable, no quería que se fuera así que caminó al paso de Janine.

 Ella no quería irse y tampoco quería soltar su brazo. Egon era bastante más alto que ella (como 20 cm calculaba) había algo en el que la enloquecía, su aroma, su mirada penetrante o su intelecto superior… O quizás era todo eso junto. Al parecer Egon no era un buen conversador e iban en silencio por el hermoso Tribeca Park.

 Lo miró de reojo, tan alto, con sus rizos castaños revueltos y su mirada hacia el frente, tenía las orejas rojas por el frío.

– Es una noche bastante fría… Para ser Septiembre – Dijo Janine

– ¿Tienes frío?

– Solo un poco pero estoy bien – Sonrió

 Egon hizo ademán de pasarle su chaqueta y ella le dijo que no se preocupara que ya estaban a un par de metros del subterráneo.

 Egon volvió a su semblante serio y miró a Janine. Su rostro en forma de corazón, sus ojos verdes tras esos lentes de armazón de acetato brillaban, su pequeña nariz rosada por el frío otoñal y sus mejillas también. Sus labios rosados y carnosos… Era la primera vez que se detenía a ver su boca, debía ser suave al tacto, ¿Cómo sería el sabor de sus labios? Solo de pensar en eso sus mejillas se encendieron. Estaba frente a ella ya en la estación de metro. Su mente era un debate constante entre su mente y sus instintos, principalmente de tomar sus proporcionadas mejillas entre sus manos y besarla. Pero claramente no lo haría, era inapropiado y había un porcentaje relativamente alto de ser abofeteado por la joven de Brooklyn.

 Janine no quería irse y miraba a Egon que frente a ella se quedó serio mirándola, también tuvo tiempo suficiente para examinar su rostro, su anguloso rostro con su barbilla que ligeramente tenía un hoyuelo, su mandíbula fuerte, sus oscuros ojos inquisitivos detrás de esos redondos lentes de armazón de metal, su recta y larga nariz y sus labios finos que estaban con un rictus de seriedad sabía que habían sido hechos para sonreír como los vio hace un momento. Esa sonrisa que hizo que se derritiera aún más. ¿Sería muy descarado de su parte tomarlo desde la nuca y darle el beso más apasionado de su vida?… Definitivamente sí, además posiblemente la despediría por poco profesional… Así que tomó aire y sacó pecho, Egon se enderezó y se notaba lo alto que era.

– Er… Me temo que esto es todo…- Dijo Egon algo vacilante mirándola fijamente

– Si, nos vemos mañana, Doctor Spengler…

– Dime Egon… Janine

 Amaba la manera en la que pronunciaba su nombre

– Nos vemos Egon – Apoyó su mano derecha sobre su pecho y lo miró a los ojos. Entonces lo abrazó, él respondió el abrazo envolviéndola entre sus brazos por un instante para que no fuera incómodo e inapropiado.

 Y la joven aún algo turbada y con sus mejillas ardiendo se fue rumbo al andén.

Capítulo 5.- Winston Zeddemore

 Luego del primer trabajo, la voz se empezó a correr en toda la ciudad. Tenían cerca de cinco trabajos diarios y en más de una ocasión Janine tuvo que quedarse hasta más tarde.

 En virtud del flujo de trabajo decidieron publicar un anuncio buscando un cuarto Cazafantasmas.

 Winston Ramsay Zeddemore era proveniente de Harlem, era un Marine retirado que trabajaba en el negocio familiar de construcción junto a su padre Wilbur. Decidió tomar la vacante porque no tenía miedo a correr riesgos y necesitaba el dinero.

Llegó a la estación dónde estaba Janine hojeando «Orgullo y prejuicio» de Jane Austen

– Buen día, vengo por la vacante

– Perfecto, tome asiento- Janine lo miró y había algo familiar en el pero no recordaba que

– ¿Cree en OVNIS, proyección astral, telepatía, ESP, Clarividencia, fotografías fantasmales, telekinesis, espiritismo, el monstruo del lago Ness y la teoría de la Atlántida?

– Si hay un cheque a fin de mes, creeré en lo que sea.

Entonces entraron Ray y Peter, se les notaba el agotamiento sobre todo a Ray que cargaba unas trampas.

– Creo que me iré a dormir, ¡estoy agotado!

– Luces horrible

– ¿Tú crees?

– Solías verte mejor, no te veías así. Y miró a Janine – Aquí está el recibo de la mujer de las afueras de Brooklyn, pagó con Visa.

– Ten, aquí está el itinerario de hoy.- Le dió la hoja a Ray

– ¡Genial, son dos entidades de clase 5!- Gimoteó

– Él es Winston Zeddemore, viene por el empleo

– Maravilloso, estás contratado. Ray Stantz, Peter Venkman, felicitaciones. ¿Te molestaría echarme una mano? – Le dijo Ray entregándole unas trampas – ¡Bienvenido abordo!

Y Winston siguió a Ray al sótano donde estaba el tercero de los doctores, Egon Spengler.

Miró a Ray y al recién llegado que iba ataviado de trampas

– Ray, estoy preocupado, se está saturado ahí adentro y mis datos indican que se aproxima algo grande

– ¿A qué te refieres con grande? – Inquirió Winston

Egon tomó un Twinkie del paquete y le mostró a Winston:

– Digamos que este «Twinkie» representa la cantidad normal de energía psicoquinética en Nueva York. De acuerdo con la muestra de esta mañana hablamos de un «Twinkie» de 12 metros de largo con un peso de 380 kilos.

Ray tosió el humo del cigarrillo de la impresión

– ¡Es un enorme «Twinkie»!

 Egon asintió y se devoró el pastelillo.

– Estamos frente una inminente oleada de energía psicoquinética de proporciones peligrosamente alta – Dijo Ray alarmado

 Por otro lado en el Carnegie Hall estaba ensayando la Orquesta Filarmónica de Nueva York, estaban tocando una compleja pieza de Vivaldi. Entre las butacas estaba Peter Venkman viendo a Dana tocar. Estaba concentrada en cada movimiento. Tocaban el Verano en Presto. Y sonaba fenomenal, pese a que Peter Venkman no era un hombre de música docta como su colega y mejor amigo, Egon Spengler, sabía apreciar una melodía bien ejecutada.

 Al cabo de media hora el ensayo terminó así que se dirigió a la salida, allí estaba Dana charlando animadamente con otro músico y de pronto vio a Peter.

– ¿Puedes esperar un momento?

– Uh, claro.

 Dana caminó hacia Peter que se acercó haciendo un movimiento de rockero con la pierna

– ¡Doctor Venkman, que sorpresa!

– Ese fue un ensayo maravilloso

– Sí, definitivamente eres la mejor en tu fila

 Dana se sorprendió – Gracias, eres realmente bueno, la mayoría de la gente no suele oírme con toda la orquesta.

– Hey, no intento adularte, hay un montón de personas que intentan adularme.

– Lo sé, eres toda una celebridad ahora… ¿Tienes alguna información sobre mi caso?

Peter miró al violinista con quién Dana charlaba que estaba aspirando su nariz y le pregunta a la chica:

– ¿Quién es el estirado?

– El «estirado» resulta que es uno de los mejores concertistas del mundo. ¿Tienes o no información?

Peter miró al cielo como intentando recordar algo – Mmmm… Sí, la tengo pero preferiría dártela en privado

– ¿Y por qué no ahora?

– Está bien – suspiró – encontré el nombre de Zuul, resulta ser que se trata de un semidiós adorado alrededor del 6000 antes de Cristo por los… ¿Cuáles eran?

– Hititas

– Hititas, mesopotámicos y sumerios

Dana le quitó las notas a Peter y las leyó: – Zuul era el vasallo de Gozer ¿Que es Gozer?

– Gozer era muy importante en Sumeria, un pez gordo

– ¿Y qué hacía en mi refrigerador entonces?

– Aún estoy investigando eso… Tal vez si nos reunimos… El jueves… A eso de las 9, 9:30, quién sabe, quizás podamos intercambiar información…

– No puedo el jueves, estaré ocupada

– Señorita Barrett, quizás se pensará que suelo pasar la tarde con mis clientas pero se equivoca, estoy haciendo una excepción porque te respeto… Quizás suene cursi pero, te respeto como artista y como estilista también porque te ves adorable el día de hoy – La miró a los ojos sonriendo de manera seductora

– Te veo el jueves entonces

– Es una cita.

Y Dana volvió con el violinista que la esperaba

– ¿Quién era, Dana?

– Oh Andre es un amigo

– ¿Un amigo?

– Un antiguo amigo

– ¡De acuerdo, nos vemos el Jueves preciosa! Lamento que no nos presentaran, aunque me alegro que estés mucho mejor, aunque te haría bien un poco de sol.

Dana río disimuladamente y Peter se fue rumbo a Tribeca. En la estación le hablaron sobre el incidente del «Twinkie».

Capítulo 6.- Tenemos problemas

 Al día siguiente tuvieron la desagradable visita de Walter Peck, un fantoche de la APA, quién muy prepotentemente quería hablar con Peter Venkman. Janine no estaba segura de que habrá dicho Peter para que el señor Peck saliera vociferando con que con la APA no se jugaba y sería el fin de los Cazafantasmas.

Peter salió a fumarse un cigarrillo y le dijo a Janine.

– No me pases llamadas y no más visitas por hoy.

Janine lo miró y le dijo con calma

– Hoy tienes la cita con Dana… Será bueno que vayas a ducharte. Compré un ramo de rosas rojas y están en agua.

 Peter suspiró y le tomó la mano.

– Janine, Janine no sé qué haríamos sin ti.

A eso de las 20:30 Peter llegó al edificio Ivo Shandor, donde vivía Dana y vio que todo el mundo corría y gritaba.

Había llegado hasta la policía y Peter preguntó:

– ¿Que ha sucedido?

– Un idiota trajo un puma a una fiesta y este se descontroló

 Peter se dirigió al portero: – Hola, vengo al departamento de Dana Barrett

La policía estaba en piso 22 interrogando gente en el departamento de Louis Tully que decían que él había huido.

Peter tocó la puerta del departamento de Dana, ella la abrió, llevaba un provocativo vestido anaranjado y su cabello alborotado.

– Wow es un look completamente diferente, ¿No crees?

– ¿Eres el maestro de las llaves?

– Er… No que yo sepa.

 Dana le cerró la puerta en las narices, Peter volvió a golpear. «No sabía que a Dana le gustaban los juegos de roles» Pensó.

– ¿Eres el maestro de las llaves?

– Sí.

Dana lo jaló hacia adentro

– Soy su amigo, me dijo que nos juntáramos aquí… No me dijo tu nombre

– Soy Zuul el guardabarrera

– ¿Que haremos hoy Zuul?

– Nos preparamos para la venida de Gozer

– Con que Gozer ¿Eh?

– El destructor

Zuul arrastra a Peter hasta la alcoba de Dana y se recuesta sobre la cama retorciéndose

– Em… ¿Vamos a salir cierto? Porque si no te puedes quedar acá…

– ¿Deseas este cuerpo?

– ¡Uy, esa es una pregunta capciosa! Supongo que las rosas sirvieron de algo

– Tómame ahora, sub criatura

– Ya casi no hablamos… – Dana lo acerca a su cuerpo casi pegado a su rostro – Tengo una regla sobre no acostarme con chicas poseídas, en realidad es más una guía que una regla… – Ella lo rodea con sus piernas

– Te quiero dentro mío

– ¡Fuera, atrás, no puedo… Suena como si al menos tuvieras a dos personas dentro tuyo! – Y logra zafarse y la empuja – Está un poco copado entonces… Porque no dejas de perturbar al pobre Dr Venkman y te relajas… Recuestate y pon tus manos sobre el pecho… Así… Quiero hablar con Dana. Dana, Dana, soy yo Peter

– Aquí no está Dana, solo Zuul

– Vaya vaya Zuulie tontito, vamos se buenito, quiero hablar con Dana, DA-NA, ¿Puedo hablar con Dana?

El rostro de Dana lucía sombrío y desencajado y esbozó una sonrisa macabra y la voz gutural de Zuul salió

– ¡No está Dana, solo Zuul!

– ¡Wow, menuda voz de cantante que debes tener! Zuulie si no me dejas hablar con Dana a la cuenta de tres, vamos a tener serios problemas en este apartamento… Uno…dos…- los ojos de Dana se ponen blanco – dos…y medio…- Zuul grita y Dana comienza a levitar – Por favor baja- y Zuul gruñe

Por otra parte en la estación, la policía golpea la puerta y Janine sale a ver

– ¿Viene a buscar o a dejar?

– A dejar…

 Janine de cierto modo se sorprendió pues era una broma – Vuelvo en seguida oficial. Y corrió a buscar a Egon Spengler que estaba en su descanso.

– Egon, es la policía… Dicen que vienen a dejar a alguien…

– ¿Qué? – se levantó y siguió a la pelirroja

– ¿Usted es un Cazafantasmas?

– Si

– Encontramos a este lunático en Central Park, Bellevue no lo quiere y honestamente me asusta ponerlo tras las rejas… Y bueno ustedes ven este tipo de cosas así que lo traje para que lo examinen

– Comprendo.

 Bajan a un hombre bajito de gafas con una camisa de fuerza

– ¿Eres el guardabarrera? – Dijo Tully mientras Egon lo examinaba con el PKE arrojando una lectura inusual

– Déjelo adentro. – Dijo Egon con su seriedad usual

– Eres muy amable de hacerte cargo de ese pobre sujeto, eres realmente humanitario

– Dudo que sea un humano…

 Janine lo miró un poco asustada no entendía mucho de que estaba sucediendo pero confiaba en lo que Egon haría con este tipo, así que lo acompañó al laboratorio.

– ¿Cuál dijiste que era tu nombre?

– Vinz Clortho, El maestro de las llaves de Gozer

 Janine tomó la billetera del sujeto y leyó su DNI – De acuerdo con esto, su nombre es Louis Tully y Vive en Central Park West… ¿Desea un café señor Tully?

– ¿Quiero?

– Sí, bebe un poco – Dijo Egon

– Sí, bebe un poco – Repitió Louis

– Vinz haz dicho que estabas esperando una señal, ¿Cuál sería esa?

– Gozer el viajero, vendrá con una de las formas predeterminadas, durante la rectificación de Vuldronaii con como un gigante y cambiante Torb, durante la tercera reconciliación de los últimos suplicantes Meketrex, ¡escogió una forma de un gigante Sloar! Muchos Shubs y Zuuls supieron lo que era ser rostizados en el fondo de Sloar ese día ¡Y no miento!

– Egon…

– Me permites un segundo- Dijo Egon y se acercó a Janine

– Hay algo demasiado extraño acerca de este sujeto – Dijo señalando a Louis – Verás, usualmente soy muy preceptiva y tengo un horrible presentimiento sobre esto… Presiento que algo malo puede pasarte, me aterra que puedas morir… – Dijo Janine realmente asustada mirándolo fijamente mientras sus ojos se ponían vidriosos ante la idea de que algo horrible le pasara, Egon instintivamente la rodeó entre sus brazos y ella lo abrazó con fuerza, ligeramente levantó su cabeza hasta encontrar el rostro de Egon lentamente atraídos como imanes de opuestas polaridades y de pronto sonó el teléfono.

 Louis dió un brinco y Egon contestó la llamada, se trataba de Peter que seguía en el departamento de Dana, le contó lo que sucedió con Zuul y que Dana está altamente sedada en estos momentos, así mismo que Vinz está con ellos y que sería una pésima idea reunirlos y que por favor llegara a la brevedad.

– Janine, debemos encontrar a Ray pronto.

 Entonces salió a la entrada y se topó con que el fantoche de esta mañana entró al cuartel como amo y señor, junto a la policía y otro hombre

– Síganme, por acá

– Disculpe… ¡Hey, a dónde cree que va!

– Quítese señorita sino quiere ser arrestada por obstruir con la ley

– Oh no, aguarde, según tengo entendido no puede irrumpir así sin una orden de cateo o algo por el estilo

 Walter Peck le mostró una enorme cantidad de papeles que según el eran todas las violaciones medioambientales que estaban cometiendo.

Egon estaba en el sótano y Janine corrió por él pero Peck y compañía se colaron con ella casi de manera violenta

– Egon, traté de detenerlos pero dicen tener una orden

– Disculpen señores, esto es propiedad privada

 Peck lo ignoró y ordenó apuntando a la unidad contenedora – ¡Desconéctenla, desconecten todo!

– ¡Se lo advierto desconectar esta unidad es terriblemente peligroso!

– ¡Yo le diré que es peligroso, usted haciéndole frente a una prosecución federal por violar al menos media docena de medidas medioambientales. Ahora o los desconectan ustedes o lo hacemos nosotros! – Gritó Peck con prepotencia

 Peter arribó pero no mejoró la situación sino muy por el contrario aumentó la ira de Peck al punto de que hizo desconectan la unidad contenedora a pesar de las advertencias y se sintió un enorme estallido y un temblor. Egon cubrió a Janine con su cuerpo y Peter subió un par de escalones y se tuvo que agachar. Luego todos salieron corriendo de ahí (principalmente Walter Peck y sus hombres)

Capítulo 7.- Terror en Nueva York

 Fuera del edificio que estaba definitivamente casi en ruinas llegaron Ray y Winston en el Ecto 1

– ¿Egon, qué pasa? – dijo Ray

– La unidad de almacenamiento voló y ellos desconectaron la cuadrícula de protección

– Genial… – Ray se tomó la cabeza a dos manos

– ¿Esto es realmente malo, cierto?- Dijo Winston

– ¿Y dónde está el Maestro de las llaves? – Preguntó Peter

– Mierda… – Exclamó Egon mirando a todos lados, cómo había protegido a Janine durante la explosión perdió de vista a Louis

– ¿Quién es el Maestro de las llaves? – Quiso saber Ray

– ¡Vamos, hay que buscarlo! – Dijo Egon y los cuatro iban a emprender marcha pero Walter Peck y la policía les cortaron el paso

– Alto señores, quiero a estos truhanes tras las rejas, capitán, arréstelos, estos hombres son criminales medioambientales y la explosión fue una prueba de ello

– Tú hijo de… – Gruñó Egon saltando como fiera a golpear a Walter Peck pero Winston y Ray trataron de retenerlo.

 Las consecuencias de la explosión no tardaron en evidenciarse y los fantasmas y espectros comenzaron a tomarse la ciudad de Nueva York. Y así mismo que Vinz Clortho fuera en busca de Zuul.

 Tras la trifulca era inevitable que los arrestaran, Janine estaba haciendo lo humanamente posible para poder conseguir el dinero de la fianza. Llamó a sus padres, a la tía de Ray y a la mamá de Winston.

 En prisión los chicos descubrieron que la estructura del edificio de Ivo Shandor en su techo de Magnesio y Tungsteno era una verdadera antena para Gozer.

– Muy bien Cazafantasmas, el alcalde quiere verlos, la ciudad completa se volvió loca, vamos

– Me tengo que ir, el alcalde tiene cosas que hablar conmigo, cuídense muchachos. – Dijo Peter a los reos

 Se dirigieron a la oficina del alcalde donde estaba todo el mundo incluido el arzobispo y ahí también estaba Walter Peck con una sonrisa de suficiencia viendo como llegaban los Cazafantasmas pero nadie le quitaba el moretón que le dejó Egon al propinarle un puñetazo.

– Señor Alcalde acá están los Cazafantasmas

– Oh los Cazafantasmas, Cazafantasmas… ¿Dónde está Peck?

– Aquí señor alcalde, yo soy Walter Peck de la APA y haré un informe sobre estos charlatanes, que mediante de luces halógenas y gases que producen alucinaciones y otros contaminantes tienen a la gente convencida de que ven fantasmas.

– Todo nuestro sistema funcionaba maravillosamente hasta que este eunuco nos desconectó la unidad contenedora – Dijo Ray

– ¡Y causaron la explosión! – Replicó Peck

– ¿Es verdad? – Dijo el alcalde

– Sí, es cierto… Señores este hombre no tiene pene – Peter dijo con tono solemne entonces Peck iba a agredir a Peter pero lo pararon a tiempo – Bueno… Eso fue lo que oí.

– La situación en la ciudad debe ser controlada pronto – Dijo el alcalde

– ¡Pero son unos charlatanes! – Replicaba Peck

– De no frenar esta situación tendremos una catástrofe de proporciones bíblicas – Dijo finalmente Winston

– ¿Que quiere decir con bíblicas? – Quiso saber el Arzobispo

– Bueno, como los del antiguo testamento su señoría, lluvias de fuego, océanos de lava y cosas así como la ira de Dios. – Dijo Ray

– Cuarenta años de oscuridad, terremotos, volcanes… – Dijo Egon

– Suficiente, ¿Cuál es el punto?

– Si estoy equivocado nada pasará y nos pueden meter a prisión e iremos felices y sin chistar. Pero si no, habremos salvado la vida de muchos votantes y feligreses.

– ¡No puedo creer que esté considerando creerle a estos tipos! – Dijo Walter Peck al alcalde

– Llevenselo…- Ordenó el alcalde a la policía

– Adiosito… – Dijo Peter haciéndole un gesto con la mano

– Me las pagarás Venkman, lo juro

– Te vamos a enviar una bonita cesta con frutas, lo voy a extrañar.

 Entonces salieron de la alcaldía e irían en comitiva al edificio Ivo Shandor, Entre la multitud salió Janine que afortunadamente no necesitó ir por el dinero de la fianza, los chicos la saludaron y le explicaron que irían a solucionar este desastre.

– Egon, quiero que tengas esto… – Le dijo Janine entregándole una moneda

– ¿Qué es esto?

– Es un souvenir de la feria de Flushing Meadows de 1964, es mi moneda de la suerte

– No debería tomarla, tal vez no regrese…

– Conservala de todos modos… Tengo otra exactamente igual en casa… – Dijo con la voz quebrada y abrazó a Egon.

 La simple idea de que no regresara como dijo hizo que su corazón se recogiera y eran inevitables las ganas de llorar así que quería atesorar esos instantes aunque fuera con su cabeza sobre el regazo de Egon.

– Janine, ¿acaso tu mamá no te enseñó a no involucrarte con un Cazafantasmas? Será mejor que vayas a casa, Egon vámonos. – Dijo Peter en seco

 Janine miró al piso y Egon se sintió algo turbado no era el momento ni el lugar, Peter tenía toda la razón, debían irse a detener la venida de Gozer. Janine caminó por la vereda y Egon la miró alejarse.

 Fue inevitable llorar, estaba enamorada de Egon Spengler y no quería perderlo. No iría a casa como sugirió Peter. Ella también iría al edificio Ivo Shandor con la esperanza de que Egon volvería y cuando eso pasara lo besaría y le declararía su amor.

Capítulo 8.- La llegada y caída de Gozer

Los Cazafantasmas debieron subir al edificio por las escaleras 22 pisos.

– ¿Veintidós pisos eh? – Jadeó Ray

– Sí, aquí es – Dijo Peter

– Art Deco, muy bonito – Egon miró el pasillo

– ¿Dónde es? – Dijo Winston

– Al final del pasillo – Peter avanzó y miró hacia lo que había sido el departamento de Dana y subieron por las escaleras hacia el templo de Gozer

– ¿Hacia dónde nos llevan las escaleras? – Dijo Ray recobrando el aliento

– Hacia la azotea, ¡Rápido, vamos! ¿Que esperan?

Cuando llegaron dos rayos golpearon a Louis y Dana

– ¡Dana! – Gritó Peter asustado y ellos se convirtieron en perros terroríficos – Okay, esto es todo, ella es un perro.

Entonces quedaron de frente al portal y de el salió Gozer

– ¡Es una chica! – Gritó Ray

Y Gozer acarició a sus perros

– Es Gozer – Dijo Egon

– Pensé que Gozer sería un hombre – Dijo Winston

– Toma la forma que el desee – Respondió Egon

– Bueno, sea lo que sea, será exterminado por nosotros – Dijo Peter mientras sacaba la pistola de protones

– ¡De acuerdo! – Asintió Ray con algo de nerviosismo

– ¡Vamos Ray, ve por ella! – Peter le dió una palmadita en la espalda

 Ray avanzó y añadió con tono solemne – Gozer el Gozeriano, buenas noches, cómo emisario en nombre del estado, país y ciudad de Nueva York, te ordeno cesar con toda actividad paranormal y regresar por el portal interdimensional por el cual llegaste

– Es lo que debería hacer, muchas gracias Ray – Dijo Peter

¿Eres un Dios? – Preguntó Gozer a Ray, Peter asintió con la cabeza mirando a su amigo

– No… – Replicó Ray dubitativo

 Gozer alzó los brazos y dijo – ¡Entonces… Muere! – Disparando rayos, los chicos alcanzaron a esquivarlo pero golpeó la cornisa y se desprendió, la gente abajo gritó incluso Janine que lloraba aún en silencio

– Ray, si alguien te pregunta si eres un Dios, tú respuesta debe ser ¡Si! – Gritó Winston, Ray asintió algo abatido

– ¡De acuerdo, esta chica está frita! – dijo Peter encendiendo su arma de protones, los demás lo imitaron y apuntaron la pistola – ¡Muy bien, ahora disparen! ¡Ahora!

Y los cuatro dispararon en dirección a Gozer pero esta hizo una pirueta digna del Cirque du Soleil y volvieron a arremeter y Gozer desapareció…

– Bueno, eso no fue tan complicado – Suspiró Winston

– La hemos neutralizado, ¿sabes lo que significa?, ¡Una completa reversión de partículas! – Celebró Ray

– Tenemos las herramientas, tenemos el talento – Dijo Winston

– Vamos a celebrar con unas cervezas – Dijo Peter

 Egon observó su lector de PKE que arrojaba una lectura al máximo – Ray, esto se ve realmente mal – Y un terremoto remeció el edificio desprendiendo escombros, la multitud volvió a gritar y los que estaban adelante se aferraron a las vallas de contención incluida Janine.

 La voz de Gozer resonó: «¡Subcriaturas, Gozer el Gozeriano, el destructor, Volguus Zildrohar, el viajero, ha venido. Escojan y perezcan!

– ¿Que quiere decir con escojan? No entendemos – Dijo Ray

– ¡Escojan!, Escojan la manera en la que serán exterminados

¡Hey, ya lo tengo!, Que encantador… Lo que sea que pensemos será nuestra destrucción, si pensamos en J. Edgar Hoover, J. Edgar Hoover nos va a aniquilar, así que vacíen sus mentes, no piensen en nada, solo tenemos una oportunidad – Les dijo Peter a sus compañeros

– La elección fue hecha, el viajero ha llegado – Exclamó Gozer

– ¡Para, pero si nadie eligió nada! – Gritó Peter – ¿Pensaron en algo?

– No… – Dijo Egon serio como de costumbre

– ¿Y tú, Winston?

– Mi mente está en blanco, viejo.

Y todos miraron a Ray que estaba blanco como el papel y temblaba – No pude ayudar, solo apareció ahí…

– ¿Que, qué demonios apareció Ray? – Dijo Peter asustado

– Yo… Yo… Traté de pensar…

Y de pronto se sintió un alarido y unos pasos descomunales

– ¡Miren! – Exclamó Egon señalando el norte

– ¡No, no puede ser! – Gimoteó Ray

– ¿Qué cosa? – Dijo Winston

– ¡No, no puede ser!

– ¿Que hiciste Ray?

– ¡No, no puede ser!

– ¡Demonios!

– Es el Hombre de Malvaviscos Stay Puft – Dijo finalmente con solemnidad

A medida que iba avanzando la gente huía hacia central park y gritaba, Janine encontró a Joelle y se abrazaron bajo un árbol en el parque aterrorizadas por ese hombre de malvaviscos gigante.

– Bueno, esto es algo que no se ve todos los días – Dijo Peter mirando a sus colegas

– Traté de pensar en algo inofensivo, en algo que amo desde la infancia, en lo que nunca podría…lastimarnos… el Señor Malvaviscos…

– Bien pensado Ray – Peter le dió una palmada en el hombro

– Solíamos rostizar malvaviscos en la fogata en el campamento Wakonda cuando niños…- Gimió Ray

– Ray nos ha dejado… Egon ¿Haz pensado en algo?

– Lo siento Venkman, estoy tan aterrado que no me dio tiempo de pensar en algo racional.

El señor malvavisco les rugió

– ¡Hijo de puta! – Dijo Peter aterrado

En la calle Janine logró ver a Walter Peck, que no había huido a Central Park como todos sino que se mantuvo en la calle cerca de una iglesia casi a 200 metros de el malvavisco gigante «¿Ese tipo es realmente un loco?» Pensó y el gigante destruyó la iglesia de un pisotón

– ¡Nadie destruye las iglesias en mi ciudad! – Gritó Venkman al monstruo

– ¡Hay que rostizarlo! A la cuenta de tres… ¡UNO… DOS…TRES! – Dijo Ray mientras todos apuntaban al gigante de dulce, este rugió con fuerza y comenzó a escalar como King Kong por el edificio

– ¡Tengo una idea radical y peligrosa! – Gritó Egon – Las puertas pueden abrirse en ambos sentidos, quizás podamos revertir la polaridad de los rayos Protónicos y las partículas se devuelvan hacia el portal.

– ¿Cómo? – Quiso saber Peter

– Cruzando los rayos

– Perdón Egon, pero una vez dijiste que cruzar los rayos es algo sumamente peligroso – Replicó Peter

– ¡Crucen los rayos! – Gritó Ray

– Pero nos pondremos en peligro, pondremos en peligro a nuestra cliente que ya pagó por adelantado, una hermosa mujer que podría ser mi novia y se convirtió en un perro…

– No necesariamente, existe una remota posibilidad de que sobrevivamos – Dijo Egon apretando con fuerza la moneda que le dió Janine

– ¡Adoro, este plan, hay que hacerlo, vamos! – Peter le dió una palmada en el hombro a Ray

Entonces arremetieron contra el Hombre de Malvaviscos, en la cabeza y corrieron al templo

– Te veo en el otro lado Ray – Dijo Peter

– Ha sido un placer trabajar contigo, Dr Venkman – Dispararon y cruzaron los circuitos – ¡Ahora Spengler, a cruzarlos!. Egon y Winston dispararon también cruzando los rayos en dirección al portal, el hombre de Malvaviscos rugió, y los cuatro rayos protónicos se hicieron uno enorme. Entonces vino la explosión.

 El monstruo se desintegró en malvavisco y le dió de lleno a Walter Peck que gritó y maldijo al cielo donde estuvieron los Cazafantasmas… Janine pensó en lo peor y Joelle lo notó por su expresión…

 En la azotea estaban en el piso Ray y Winston estaban cubiertos de malvaviscos y Peter quedó parado frente a la estatua de Zuul…

– Huele como a barbacoa de pelo de perro quemado – Dijo Ray mirando las estatuas – Oh… Peter… Lo siento… Lo había olvidado…- Peter caminó bastante triste cuando la estatua de Zuul comenzó a romperse – ¡Mira!.

 Entre los cuatro ayudaron a Dana a salir de ahí y Peter la abrazó con fuerza. Mientras Louis Tully con la cabeza de perro exclamó – ¡Auxilio quién apagó la luz!.

– Vayan a ayudarlo – Dijo Peter sin soltar a Dana

– Oh… Hola… ¿Que pasó?- dijo Dana recién reaccionando y abrazando a Peter

– Eso te lo explicaré en una cita que me debes.

 Los demás estaban ayudando a Louis Tully, Egon le hacía preguntas de rutina y le comentó que quería una muestra de su corteza cerebral, Ray le explicaba que había sobrevivido a una explosión de las proporciones de la ocurrida en Tunguska en 1908.

 Y cuando finalmente bajaron todo el mundo vitoreaba a los héroes de Nueva York, Peter besó a Dana como emulando la fotografía de el marinero y la enfermera en Times Square, Dana no podía dejar de sonreír mientras lo besaba era demasiado surrealista todo. Ray y Winston encendieron un cigarrillo y Janine corrió como si su vida dependiera de ello hacia los brazos de Egon.

– ¡Egon me alegro que estés vivo! – Y lo besó en los labios, sentía su corazón saltando como un colibrí y Egon quedó helado y le costó reaccionar ante el beso de Janine pero la abrazó y respondió el beso finalmente.

– Te amo Egon – Dijo Janine acurrucada en su torso

– Gracias Janine – Dijo Egon sintiendo como el calor agradable de esta nueva sensación lo invadía.

– ¿Winston?

– ¿Joelle?

Se miraron sonriendo y todos subieron al Ecto 1.

 Capítulo 9.- Nuevos comienzos

 Pasaron unos cuantos días de lo sucedido en West Central Park, la estación quedó considerablemente dañada por la explosión en la unidad contenedora por lo que en gesto de gratitud, el alcalde corrió con los gastos de la reparación.

 Aún era un poco extraño asimilar todo lo que había pasado ¡Lucharon contra una deidad y la vencieron! Los efectos colaterales de ello, además del cuartel a medio construir, eran los fantasmas que huyeron de ahí y bueno Egon Spengler estaba lidiando con un nuevo sentimiento.

 Estaban trabajando en una nueva unidad contenedora, el doble de grande en el sótano.

– Muchachos, antes del incidente con Peck llegaron los nuevos uniformes y afortunadamente estaban a salvo en mi escritorio. – Janine sacó una caja azul con los nuevos overoles color caqui.

– Los otros deben ser incinerados ya que tienen una increíble carga de energía psicoquinética – Dijo Egon mirando a Peter

– creo que esos honores recaerán en tí Peter.

Peter puso los ojos en blanco pero accedió. Los puso en la caja azul y los dejó al costado de la unidad contenedora.

– ¿Creen que haya algún problema si invito a Dana a cenar?

– Para nada Peter a todos nos agrada Dana – Dijo Ray mientras instalaba la nueva televisión en la nueva sala de estar.

Egon miró a Janine y luego a los chicos

– Me temo que esta noche no los podré acompañar chicos

– Con que planes ¿Eh Spengs? – Dijo Peter dándole un codazo – ¿Quién es la afortunada?

 Hubo un silencio y Janine se camufló prácticamente con su cabello

Peter abrió la boca pero Egon fue más rápido que Peter y solo arqueó una ceja.

A las 7:30 Peter fue por un ramo de peonías rojas y víveres para preparar pasta.

– Peonías rojas… Eso en el lenguaje de las flores significa ardiente deseo – Dijo Ray

– No sabía que eras un romántico Ray – Añadió Janine poniéndose el abrigo para irse a casa, Ray se sonrojó ligeramente y asintió

– Bueno, es un lenguaje ya obsoleto pero me lo enseñaron alguna vez.

– Bueno, me iré antes de que se me haga tarde, pásenlo bien, saludos a Dana, Peter – Respondió Janine desde la entrada

 Estaba algo nerviosa a decir verdad, desde que le declaró su amor a Egon no habían tenido oportunidad de poner el tema sobre la mesa, salvo un par de besos fugaces en el laboratorio y miradas a diario. Pero por cómo era Egon tampoco podía esperar algo genuinamente romántico o cursi cómo lo haría Peter Venkman.

Llegó a su departamento y Joelle no estaba así que encendió su estéreo y comenzó a examinar su guardarropa

I am a woman in love, and I do anything to get you into my world.
And hold you within, it’s a right I defend over and over again
What do I do? Cantaba Barbra Streisand, Una de sus cantantes favoritas.

 Estaba entre un vestido negro de terciopelo y uno azul rey con mangas… Su cita con Egon era a las 9, vendría por ella y luego irían a un restaurante de comida thai cerca del jardín botánico de Brooklyn. Así que se metió a la ducha y luego decidiría cuál de los dos vestidos usar.

 Por su parte Egon también estaba poniendo esmero en su aspecto para su primera cita con Janine. Observó su cuerpo en el espejo del baño, no era un hombre musculoso su complexión era más bien del tipo ectomorfo, sus brazos hirsutos eran delgados aunque tonificados, su nariz era larga y ciertamente apenas se podía ver sin sus gafas. «Quizás a Janine le gustaría un tipo más atléticos o de una fisonomía más dominante como los mesomorfos, alguien quizás con más carisma» pensó Egon y Peter le gritó desde afuera – ¡Eeg, viejo también necesito usar la ducha casanova!, Entonces Egon se puso las gafas y se peinó un poco el cabello mojado, se puso algo de perfume y salió.

– Hey, deja algo para la cita – bromeó Peter guiñandole el ojo

 A las 8:45 llegó al 28 de Willow Street, estaba nervioso, no quería que pensara que no estaba interesado en ella, pero ciertamente exteriorizar sentimientos no era su campo de la ciencia. Le compró un ramo de rosas rojas y le sudaban las manos. Se miró en el espejo del elevador, su chaqueta azul añil y su camisa celeste le sentaban bien. No llevaba corbata pero se veía igualmente elegante.

Sonó el timbre y Janine estaba poniéndose el vestido azul aunque estaba algo complicada con el cierre, ya se había puesto unos stilettos blancos en punta.

– ¡Ya voy!

Le abrió la puerta a Egon, con el cierre a medio subir y lo vio, ahí estaba Egon Spengler, tan alto, se veía extremadamente atractivo sin corbata.

– Pasa, aún no termino pero si quieres puedes tomar asiento

El stereo seguía sonando y ahora era «We’ve got tonight» de Sheena Easton y Kenny Rogers

– Te traje rosas – Se acercó a ella y le dió las rosas

– Son hermosas Egon – Lo besó y las puso en el florero que estaba en la mesa auxiliar junto a la puerta.

 Egon notó que el cierre del vestido de Janine no estaba del todo arriba y se acercó por la espalda y lo subió.

– Gracias Egon – se mordió el labio y pensó que preferiría que lo hubiera bajado por completo y sonrió ante su pensamiento lascivo – ¿Quieres una copa de vino? Tengo un Chardonnay excelente que me trajo mi tía Golda del valle de Napa

– Me encantaría – Dijo Egon mirándola a los ojos. Lucía preciosa con ese vestido azul, su figura menuda se veía increíble y dejaba ver lo justo y necesario de esas piernas que lo volvían loco.

 Janine le sirvió el vino y también una copa para ella, fue por su blazer color crema y Egon examinaba mientras con la mirada las estanterías con libros de Janine, eran muchos a decir verdad. Era la primera vez que estaba en ese departamento, tenía un agradable aroma floral y era limpio, los libros estaban ordenados por categorías, notó que había una cantidad razonable de libros científicos, Hawking, Sagan, había un par de libros sobre química pero los demás eran sobre ciencia ficción y novelas. Vio un libro de Leonard Nimoy «No soy Spock» y lo tomó, ciertamente le gustaba Star Trek y le sorprendió ver eso, Janine salió de su habitación y vio a Egon hojeando la autobiografía de Leonard Nimoy.

– No sabía que gustabas de la ciencia ficción

– La verdad es que de niña adoraba Star Trek… Sobre todo a Spock – «Un hombre alto, judío, científico y analítico… igualito a Egon, bravo Janine» Pensó para sí.

Egon sonrió y brindaron por esta noche.

Fueron a comer a un restaurante Thai cerca del jardín botánico (idea de Janine claramente) le sorprendió que Egon Spengler probara comida exótica y además picante, no era tan tradicional como pensó y eso le agradó aún más.

 Egon de a poco se fue soltando, era extraño lo que Janine le producía, era una sensación de familiaridad cargada de un deseo fisiológico por besarla y abrazarla… ¿Era eso? No sabía definirlo de manera racional

– Egon… Yo, quería saber qué opinas de lo que te dije frente al edificio Ivo Shandor… – Inquirió Janine mientras comía su Pad Thai

 La verdad era que Egon llevaba casi cuatro días analizando de manera racional que sentía, usó el método científico para determinar el efecto neuroquímico de lo que Janine le producía, la compatibilidad genética, a que se debía su insomnio desde ese «te amo»… La verdad es que esa era una palabra que jamás había dicho y menos oído por parte de alguna pareja romántica. Había tenido en el pasado un par de experiencias románticas/físicas pero de eso ya había pasado un tiempo. Tenía 40 años y jamás se había enamorado, por lo tanto, desconocía por completo lo que conlleva el concepto semántico de esa palabra. No sabía que responderle a Janine, sentía muchas cosas que aún no sabía cómo explicar, pero que al parecer para ella eran cosa sencilla.

– Verás, siento demasiadas cosas en estos momentos para poder darte una respuesta concreta

– Te amo Egon Spengler, desde prácticamente el primer momento en el que te vi, y a medida que pasaba el tiempo ese sentimiento no cambió sino que creció. Y cuando pensé que iba a perderte, supe que no quiero estar lejos de tí – Le dijo mientras tomaba su mano

– Me sorprende oír eso a decir verdad, me encanta pasar tiempo contigo y el contacto físico es realmente estimulante, muy estimulante a decir verdad. Pero en materia de sentimientos soy un inexperto

– No necesito que me respondas, sino que sigamos así, tal como somos, saliendo, teniendo citas.

 Egon se sintió más aliviado al respecto, Janine realmente era fenomenal y quería de verdad estar con ella a pesar de su ineptitud emocional.

  Fueron a caminar esa noche fría por el parque que bordeaba el jardín botánico. Habían bebido un par de copas así que ya no había nerviosismo además la comida estuvo exquisita.

 De hecho Egon se había vuelto un animado interlocutor. Le estaba contando a Janine una historia en la que Peter se emborrachó con Whisky antes de un certamen de neurociencias, cuando estudiaban en Princeton a mediados de los setenta.

 Iban tomados de las manos, era agradable poder conversar sin presiones, era maravilloso saber que era real y estaba sucediendo. Janine le comentaba las ganas que tenía de adoptar un gato y Egon la interrumpió con un beso. No fue un beso apasionado sino más bien uno tierno y cálido, el calor de sus labios le producía una sensación agradable y sus manos en sus mejillas le hacían saber cuánto la quería. Era lejos lo más espontáneo que Egon Spengler había hecho en la vida.

 No era que su plática lo aburriera, pero ya no podía aguantar más las ganas de besarla, adoraba el roce de sus labios, el sabor de su lengua, como su respiración se complementaba. La tomó de las mejillas y notó como ella se empinó para besarlo, eso le pareció adorable.

– Te quiero… – Dijo casi susurrando

– Y yo a tí Egon – Sonrió realmente sorprendida por aquel beso tan romántico y tan espontáneo.

 Luego la fue a dejar a su departamento, eran casi las 11 y debía cruzar el puente hasta Tribeca.

– Ha sido sin duda la mejor cita que he tenido – Dijo Janine dos peldaños sobre la escalera para quedar a la altura de Egon

– Habrá que repetirlo entonces…- Añadió con una sonrisa en los labios

Janine se mordió el labio y lo besó

– Buenas noches, nos vemos mañana

– Descansa Janine.

Mientras tanto en el cuartel, Peter había preparado una adorable cena para Dana y los chicos.

Winston y Ray ya se habían ido a dormir y Egon aún no volvía así que decidieron ver una película en la sala de estar, estaban en el sofá con una manta tejida.

– Ha sido una adorable velada Peter, muchas gracias – Dana lo miró mientras apoyaba su cabeza en su hombro

– Ya ves, tengo mis momentos también – Sonrió y le estampó un beso en la frente, Dana se sentó bien y lo besó apasionadamente. Peter sabía que tenía el tiempo a su favor, abrazó a Dana y quedó ella sobre él, mientras la besaba y besaba su cuello, la respiración de Dana comenzó a hacerse más errática

– ¿He dado en el clavo? – Dijo Peter mientras le acariciaba la espalda

 El brillo en los ojos de la chica hacía entender que sí y lo besó en la barbilla y en el cuello mientras el acarició su espalda por debajo del sweater.

 Dana le quitó el jersey a Peter dejando ver su torso evidentemente trabajado, ella lo acarició y siguió besándolo con avidez.

 Él la imitó y le quitó el sweater dejando al descubierto el níveo torso de la chica, sus pechos redondos y proporcionados con pezones rosados a través de un encaje, Dana se quitó el brassier.

 La observó por un instante y contempló lo hermosa y sexy que era. Había tenido mujeres de todos los colores y tamaños en el pasado, pero ninguna como ella.

– Eres hermosa – Le dijo Peter acariciando su hombro desnudo, viendo el hueco en su cuello, su breve cintura, sus clavículas. Teniendo una perspectiva de lo perfecta que le parecía Dana Barrett.

 Ella lo abrazó, el calor de sus cuerpos era una sensación increíble, ella dio el primer paso y le desabrochó el pantalón. Peter tenía una evidente erección, Dana sonrió con picardía

– ¿Traes un arma o estás feliz de verme?

 Peter rió por lo bajo, no quería hacer demasiado ruido y la besó suavemente mientras con su mano derecha acariciaba un pecho de Dana, ella reaccionó ante la caricia y gimió débilmente en su boca, el acarició su pezón con la yema de los dedos mientras ella le ayudaba con el pantalón.

 Peter se sentía afortunado con Dana, cuan maravillosa era y le enloquecía que tomara la iniciativa.

 El la ayudó con sus leggins dejándole solamente las pantaletas y él también estaba solo en boxers.

– ¿Estamos seguros esta noche? – Susurró Dana

 Peter chasqueó la lengua y sacó un condón de su pantalón, ella sonrió y lo besó – Es muy sagaz Dr Venkman y lo ayudó. Quedaron como al principio, Dana sobre Peter en el sofá, con la colcha a sus pies. Se estremecieron al momento de hacerse uno, se besaron pero no se movieron, querían disfrutar el momento, besarse hambrientamente para luego darle rienda suelta a la pasión.

 Casi pasada la media noche llegó Egon, Peter dormía en el sofá cama con Dana pero escuchó los pasos de su amigo en la escalera. Esperaba que hubiera tenido éxito con Janine, y que este fuera un nuevo comienzo.

 Capítulo 10 .- Pegajoso

 Los trabajos continuaban en el cuartel general de los Cazafantasmas y Egon Spengler trabajaba casi día y noche en la nueva unidad contenedora, el doble de grande y con funciones avanzadas.

 Lo que no contaba es que después del incidente con Peck está quedo con una micro fisura. Peter se había olvidado de incinerar los antiguos uniformes por lo tanto, estos estaban presentes a una constante radiación de energía psicoquinética.

  Estaban casi acabando con la remodelación pero estaba la constante sensación de ser observados, no solo Egon y Janine cuando se besaban por ahí sino todos.

 Cuando las obras finalmente concluyeron decidieron que iban a celebrar en grande además, coincidía con acción de gracias. Peter invitó a Dana y Janine traería a Joelle, la que al parecer se entendía muy bien con Winston últimamente.

 Ray se ofreció para hacer el pavo y Janine lo ayudaría con las guarniciones, Egon estaba ocupado con los últimos detalles en el sótano, mientras Peter y Winston irían por las chicas.

– Huele delicioso Ray, definitivamente tienes talento culinario – Lo elogió Janine mientras hacía puré de papas y salteaba unos champiñones.

– Ya sabes Janine, cuando uno cocina con cariño las cosas quedan mejor, o eso solía decir mamá.

 Egon subió y miró a los chicos afanosos en la cocina todo olía delicioso, le dió un beso distraídamente a Janine y subió a cambiarse ropa mientras.

 Ray encendió la radio mientras seguían cocinando sonaba «Come and get your love» de Redbone y comenzó a bailar con Janine mientras reían.

 Llegaron en el Ecto 1, y Peter puso la mesa con Dana que trajo un adorable ramo de girasoles y crisantemos. Joelle trajo un pastel de nueces pecanas, especialidad de la Sra Freeman, su madre.

 Era todo alegre, Janine pensó que era algo un poco triste que todos tuvieran cita menos Ray… De seguro el tendría alguna chica por ahí. Lo ayudó a traer la comida y este exclamó alegremente

– ¡Bon appetit! Está listo el pavo

– ¡Huele todo delicioso, muero de hambre! – Dijo Peter poniéndose la servilleta

 Cuando de repente volvió esa extraña sensación… Egon encendió el lector de PKE que arrojó una lectura, Ray solamente destapó la charola y apareció esa cosa verde oblonga como una papa llevándose el pavo y todo lo que había a su paso.

– ¡Oh no señor, llévate todo menos esto! – Gritó Joelle con el pastel

  La entidad se llevó casi todo pero no pudo pasar la comida por la pared así que volvió.

– ¡Vayan por las mochilas! – dijo Peter abrazando a Dana – Janine sube con las chicas, esto es personal, esa cosa fue la que me babeó en el hotel

  Y fueron en busca de esa cosa que como ya sabían era escurridiza, tampoco querían destartalar el lugar y esa cosa se fue.

– Si mis cálculos son los correctos, cuando la unidad contenedora fue desconectada esta entidad debe haber huido por la ciudad como el resto – Añadió Egon mirando el techo

– ¿Porque habrá decidido volver? – Preguntó Winston mientras subían la escalera para ver a las chicas

– Quizás se sintió solo y volvió acá porque ustedes son los primeros en prestarle atención – Dijo Janine sirviéndole café a las chicas

– ¡Nah! – Dijeron todos

– ¿Pero esa cosa va a aparecer otra vez? – Preguntó Dana un poco asustada aún

– Es probable… – Dijo Ray mirando el pastel que salvó Joelle y estaba repartiendo

 Ese día de acción de gracias cenaron el pastel de Joelle, café y comida china. Fue diferente pero todos estuvieron juntos.

 Días después ese ente de color verde seguía apareciendo y todos reaccionaron de diferentes maneras, Peter seguía empeñado de que esa cosa había vuelto a por el solo a babearlo, aunque todos sabían que no era así, por otro lado Egon logró hacerle un par de pruebas y Ray lo topó mientras le hacía mantenimiento al Ecto 1, solo por molestar a Peter comenzaron a llamarlo «pegajoso».

 Esa noche los chicos ya estaban acostados y Janine estaba acabando las últimas facturas para irse a casa cuando de pronto en el tercer piso comenzaron ruidos, Ray creyó que se trataba de Peter molestándolo

– ¡Peter, déjame dormir! – Gruñó Ray tirando un puntapié

Peter roncaba plácidamente en su cama

– ¡Basta Peter! – repitió Ray sentándose en la cama. Ante él había una figura espectral con overol y mochila protónica – ¡Chicos, tenemos problemas!

 Los chicos saltaron de la cama y bajaron por el tubo y se pusieron los overoles y las mochilas.

– ¿Qué pasó acá? – Dijo Janine asustada y de pronto saltaron rayos y Egon saltó a protegerla

– Quédate bajo tu escritorio y no te muevas – Le dijo Egon rápidamente corriendo tras esas figuras espectrales.

 Estos espectros subieron al tercer piso y salieron flotando por la ventana, Winston y Peter corrieron tras ellos pero desaparecieron.

  Cuando volvieron los chicos Janine preparó café y sacó una caja de donas de la alacena.

– ¿Ahora me van a decir que demonios está pasando? – Dijo Janine con más calma

– Es extraño, pero estos entes de acuerdo a las lecturas de PKE son hechos de energía psicoquinética – Dijo Egon

 Peter bebió un sorbo largo de su café negro y Winston dijo – Y si no me equivoco, estos eran nuestros antiguos uniformes…

– ¡Pero esos los debía quemar Peter! – Dijo Ray mientras devoraba una dona glaseada, Peter siguió bebiendo café sin decir nada.

– ¡Maldición Venkman! Ahora como de lugar debemos encontrar la manera de destruir a esos entes cuanto antes – Gruñó Winston.

– Creo que debes quedarte esta noche, es realmente peligroso que te vayas mientras esos entes anden sueltos por la ciudad – Dijo Peter a Janine.

 Ella miró a Egon y este asintió, le ayudó a armar el sofá cama y le prestó una camisa de pijamas para que durmiera, los chicos volvieron a dormir.

– Nos iremos, ya saben para darles un poco de privacidad…- Bromeó Peter guiñándoles el ojo

 Janine fue a cambiarse al baño, Egon también le prestó un par de medias para que no pasara frío, por ella que él le sirviera de cobijo pero era demasiado pronto pasar al siguiente nivel si recién estaban empezando a salir.

 Salió del baño, su menuda figura se veía particularmente sexy con su camisa y sus medias que le llegaban casi a la rodilla, aún llevaba sus gafas y Egon quedó sin palabras al verla.

 Tragó saliva y se levantó del sofá cuando entró a la habitación, Janine estaba un poco nerviosa a decir verdad, era la primera vez que se quedaba a dormir en el cuartel.

– Te ves bien – Atinó a decir Egon

Janine sonrió y le dió el beso de buenas noches

– Descansa Egon

– Tambien tú – Añadió con la voz un poco temblorosa… Su cuerpo obviamente reaccionaría frente a semejante estímulo pero Egon era un homo sapiens sapiens más que un homo erectus… Y debía mantener la compostura

 A la mañana siguiente los chicos desayunaron y Janine tomó la ducha antes que cualquiera, preparó café y fue a comprar cannolis cerca. Pero para los muchachos no había tiempo que perder, los habían llamado de unas calles hacia el Este por un ente molestando en un callejón.

 Cuando los chicos llegaron ahí de pronto desde una azotea les llegó un rayo, Egon y su lector determinó que era un rayo de energía psicoquinética y que efectivamente pertenecía a estos entes en overol. Ray capturó al fantasma común pero esta vez los espectros con energía residual de la batalla con Gozer eran la prioridad.

 Volvieron tan rápido como pudieron y Winston fue a dejar al espectro en la Unidad contenedora.

– Debemos hacer algo luego…- Dijo Peter y de pronto estos entes aparecieron en el Ecto 1

– ¡Hey, las mochilas están ahí! – Exclamó Ray y su equivalente ectoplásmico le disparó pero lo esquivó. Winston volvió y Janine estaba bajo su escritorio. Pegajoso apareció junto a ella y le hizo una seña con los dedos de que guardara silencio.

– Miren, ahí está la mochila protónica de emergencia – Bramó Winston

– ¡Ya sé, distráiganlos mientras yo voy por la mochila! – Ordenó Peter con sigilo

– ¡Vengan aquí malas copias! – Gritó Ray corriendo y Peter tomó la mochila y volvió con ellos

– La mochila está a media carga – Añadió Egon viendo las probabilidades que tenían

– Miren, a medida que disparan se van debilitando – Dijo Ray jadeante – Debemos buscar la manera de que disparen a un blanco en movimiento

– Alguien que no sea tan indispensable… ¡Oh Janine! – Exclamó Peter

 Y esta le dio un palmazo en la nuca, entonces sale flotando Pegajoso.

– Yo lo haré – Dijo Ray con determinación

– No, Ray no… ¡Yo lo haré! – Dijo Pegajoso atrayendo a esos espectros

 Le disparaban rayos de energía psicoquinética pero él los esquivaba con agilidad

– ¡Comienzan a debilitarse! – Observó Janine aferrándose al brazo de Egon.

 Los entes comenzaron a hacerse cada vez más transparentes y corrieron los chicos al Ecto 1 para ponerse las mochilas.

 Y dispararon. Los entes se retorcieron y Winston arrojó la trampa y los trajes quedaron en el piso.

– Esta vez te superviso Peter – Dijo Egon mirándolo mientras ponía los overoles en la caja.

– ¿Que haremos con Pegajoso? – Preguntó Winston

– ¡siiii, ¿podemos conservarlo por favor?! – Dijo Ray como si se tratara de un cachorrito

– Me parece que sería apropiado, en nombre de la ciencia, Peter – Egon se quitó las gafas para limpiarlas y se las puso con su rictus de seriedad casi solemne

– Sí, porqué no, después de todo está papa verde nos salvó la vida.

Pegajoso besó a Peter llenándolo de baba verde y viscosa.

Capítulo 11 .- El amor está en el aire

14 de Febrero de 1985

 La ciudad de Nueva York particularmente en este día es un caos, las reservaciones, las flores, los mensajeros… Todo un caos. Pero las cosas en la estación estaban bastante normales. Janine les llevó presentes a todos.

– Hasta Pegajoso tiene un regalo hoy – Sonrió Janine entregándole una bolsita a rayas rojo y blanco. Pegajoso la olió y eran Cannolis rellenos de chocolate con avellanas.

– ¡Te amo Janine! – Exclamó Pegajoso abrazándola

 A Winston y Peter les dió unos dulces, A Ray le dió unos chocolates y Egon la miró expectante a su regalo, no dijo nada ni le dió nada.

– ¿Sucede algo? – Janine ojeó una revista como si nada

– ¿No… No hay nada para mí? – Dijo titubeante, el aún no tenía un regalo para Janine pero hoy quería preguntarle algo importante.

 Los chicos ya se habían ido del escritorio de Janine y ella sonrió con cierta malicia

– Su regalo se lo daré esta noche Doctor Spengler…- Lo besó apasionadamente y luego sonrió

 Egon quedó petrificado con ese beso, usualmente Janine no era tan descarada en el trabajo… ¿Era eso desagradable? no, pero sin duda lo sorprendió.

 Peter Venkman llevaba saliendo con Dana como seis meses, ella se había mudado recientemente a un departamento en el centro por la 73 y Lexington. Y llegó un telegrama cantado para Peter dónde le entregaba una caja y le decía que a las 8 en lo de Dana. Eran las llaves del departamento de su novia.

– Vaya Peter, eso sí es ir en serio – Bromeó Ray

 Peter sonrió solamente, amaba a esa mujer más de lo que lo había hecho jamás en su vida pero no se sentía capaz de comprometerse demasiado.

 Winston llamó a Joelle al trabajo, ella era maestra de música en una primaria.

– Hola Winston, ¿Que sucede?

– Hola Jo, quería invitarte esta noche al Apollo, sé que adoras a Dionne Warwick y conseguí dos boletos. ¿Que dices?

– ¡Me encanta! Claro que sí Winston.

 Así que solo nos queda el buen Ray. Para Raymond Stantz el mundo de las relaciones amorosas siempre fue complejo y confuso. Estuvo enamorado una vez pero eso no terminó bien. Y siempre que le gustaba alguna chica, tenía novio o solo prefería mantener la amistad, por lo que de un tiempo a la fecha, Ray dejó el romance en último plano.

 Se enfocó en sus estudios de parapsicología, en los Ghostbusters por lo que no tiene tiempo para ir por ahí de galán como Peter en sus tiempos en Columbia.

 Decidió que hoy en vista de que todos harían algo, saldría también.

 Esa tarde afortunadamente estuvo bastante tranquilo así que todos pudieron preparar su velada en paz.

 Ray salió hacia el Museo de Historia Natural no tenía un particular objetivo en el museo, solo quería hacer algo que no tuviera que ver con San Valentín.

Estaba escuchando música en su walkman

«Everybody wants somebody, everybody wants somebody to love
someone to love, someone to kiss
sometime to miss, now someone to squeeze someone to please
And I need you you you, I need you you you I need you you you, I need you you you»
 

 Ray estaba ensimismado y casi bailando aquella canción de «The Blues Brothers» cuando le tocaron el hombro, volteó sacándose los fonos y era una muchacha que le sonreía alegremente, tenía el cabello color arena hasta más abajo de los hombros y unos alegres ojos color azul claro.

– Raymond – Dijo la muchacha alegremente

– ¿Babs, Barbara Dixon? – Dijo aún confundido

– Si, me alegro mucho de verte ¿Que ha sido de tu vida?

– Pues, tengo un doctorado en parapsicología y… Soy un Cazafantasmas.

– ¿Cazafantasmas?

  Ray sonrojado sonrió al ver que aparentemente Bárbara no sabía de ellos, le ofreció el brazo y siguieron caminando por el museo.

– Cuéntame de ti, Babs han pasado casi 18 años de la última vez que nos vimos.

– Es verdad, éramos unos niños prácticamente. He vivido esos 18 años en Suecia, soy periodista y escritora.

– Wow, eso es fascinante, ¿Te parece si vamos por un café?

– Me encantaría.

 Bárbara Dixon había sido el primer amor de Ray en la adolescencia, hasta que ella y su familia se mudaron a Suecia a mediados de los años sesenta.

 Era realmente refrescante verla, le hizo olvidar esa pequeña amargura anti San Valentín.

 Más al sur, en Brooklyn Heights Janine había preparado una cena para dos. Joelle y Winston estaban en un concierto de Dionne Warwick en el Apollo.
 Egon no estaba acostumbrado al San Valentín, no lo celebraba y en cierto modo le costó encontrar algo auténticamente personal para darle a Janine.

 Llegó al departamento con un regalo para Janine, tenía una notita que decía «La tinta impresa está muerta» Janine lo miró alzando la ceja, era «La doctrina secreta» de Helena Blavatsky, frunció el ceño extrañada, no recordaba haberle dicho a Egon alguna vez que quisiera ese libro.

– ¿Cómo lo supiste?

– Ray me lo dijo – Mintió, no fue capaz de decirle que ese libro era el que ella quería en la biblioteca pública el primer día que la vio y quedó fascinado con sus piernas.

 Janine lo besó y lo abrazó, le dijo que se pusiera cómodo. Había preparado una cena casera de lasaña y tenía un vino tinto del valle de San Fernando.

 Llevaba un delantal de cocina pero en un instante volvió con un sexy vestido rojo de terciopelo.

 Egon quedó boquiabierto pero mantuvo la compostura, han sido cinco meses de control sobre sus impulsos primarios. Esta noche le preguntaría si quiere ser su novia.

– Esto solo es parte de tu regalo Egon…- Sonrió Janine descorchando la botella

– Me dejas perplejo. No creo merecer tantas lisonjas de tu parte Janine.

 Sirvió el tinto y brindaron, luego vino la cena.

– Janine, quiero hacerte una pregunta importante – tomó un sorbo de vino y la nuez de Adán le tembló

– ¿Sí? – respondió con los ojos brillantes

– ¿Quisieras ser mi novia?

– ¿Que? ¡No bromees! Claro que quiero ser tu novia Egon – se levantó de la mesa y fue a besarlo sentada en su regazo.

 Eso obviamente hizo que su cuerpo reaccionara, era más cercanía de la que habían tenido en meses, tenía una semi erección. Janine lo notó pero no quiso hacer mella del tema, Egon era demasiado correcto como para despeinarse un poco.

– Iré por el postre – Lo besó y retiró los platos de la mesa

 En el centro, Peter llegó al departamento de Dana, con Flores y una botella de champagne. Usó su llave y exclamó:

– ¡Linda, ya vine!

 Dana no apareció pero había un post It con una flecha, luego otro, y otro hasta que llegó a la habitación.

 Llevaba un negligee de color rojo y estaba tendida sobre la cama.

 Peter dejó las rosas sobre la mesa de noche y ella lo atrajo con sus piernas largas y se besaron apasionadamente a medida que Dana iba quitándole su ropa.

– Hazme tuya Peter Venkman – Susurró Dana en el oído de Peter.

– Ya eres mía, Dana Barrett.

 En el Apollo estaban Winston y Joelle, las ventajas de la fama de ser un Cazafantasmas era que a veces se podía abusar de esas influencia y tenían un palco privado.

 Ray y Bárbara habían ido a Pequod’s a ponerse al tanto, este era un adorable café en Broadway.

 Bárbara era una muchacha muy bella además de inteligente, había mostrado un interés legítimo en los temas paranormales.

– Y entonces ese semidiós me preguntó ¿Eres un Dios? – Rió Ray

– ¿Le dijiste que sí?

– No

 Ambos rieron y ella le tomó la mano y lo miró a los ojos con una sonrisa genuina – Siempre pensaba en ti Ray

 Ray sonrió también y la miró con sus ojos impares – Y yo… En serio, me encantaría volver a verte

– Es probable, eres el único amigo que tengo en Nueva York después de tanto tiempo.

– ¿No irás a ninguna parte?

– No lo creo Ray.

– Me alegra oír eso.

 De vuelta a Brooklyn, Janine estaba lavando los platos y Egon la observaba por la espalda sin decir nada, ya le había ofrecido lavarlos él pero ella se rehusó, tomó aire y se armó de valor. Se acercó, ella lavaba una fuente particularmente sucia y el vestido estaba salpicado de agua. Egon rozó su cuello con la yema de los dedos, ella sonrió, luego besó el hueco de su clavícula y luego el hombro, ella cerró los ojos y exhaló pesadamente.

– ¿Que sucede Egon? – Sonrió Janine

– Es fascinante cómo reaccionas a mis estímulos… – Respondió con voz grave y luego la besó con suavidad mientras la abrazaba por la cintura

– ¿Puedo hacer una pregunta? – Inquirió Janine odiándose por matar el momento

– ¿Sí?

– ¿Porque esperaste tanto tiempo?

– ¿Cómo dices?

– ¿Por qué esperaste casi seis meses para pedirme ser tu novia?

– Porque dijiste que estábamos bien así, además he de confesar que me es más cómodo tener el control de mis emociones.

– A veces es bueno perder el control solo un poquito

 Dicho eso no pudo evitar imaginar lo incómodo que sería pensar en el hecho de tener que verla en el trabajo sabiendo cómo era su cuerpo desnudo, actuar con autoridad mientras en su mente estaba la imagen de ella retozando sobre él. Y por sobre todo, tenerla tan cerca y mantener aún más la compostura, Janine lo enloquecía y hacía que todo con ella fuera un reto a la razón.

– ¿Y como lo sugieres? – Susurró Egon

– Todo a su momento vaquero – Sonrió Janine.

 Capítulo 12 .- Tal como eres

 Egon estaba intrigado respecto de la última frase de Janine… Todo a su tiempo. Era lógico, tomarse un tiempo para hacer las cosas bien era lo apropiado, pero por otra parte quedó fascinado con cómo reaccionaba ante sus estímulos, era como una droga, quería más… ¿Sería el momento de perder un poco el control?

 Janine acabó de lavar los platos y los dejó secar, miró a Egon que tenía su semblante serio como de costumbre pero podía ver un brillo diferente en su mirada, luego la miró y sonrió.

– ¿Que pasa si no quiero esperar?

 Eso la pilló por sorpresa en cierto modo, esperaba a que Egon algún día se decidiera a ceder un poco, en sus fantasías sexuales más recónditas. Pero era real, estaba pasando.

– Yo… Cielos, me has pillado desprevenida

 Él le tomó las mejillas y la besó apasionadamente, sus lenguas se encontraban como en un diálogo tácito, sus labios se fundían y el aliento les faltaba. Ella mordió suavemente el labio de Egon y añadió:

– Sígueme…

 Lo llevó de la mano hacia su habitación. Era amplia, limpia y olía a flores (igual que ella). Pudo observar la cama hecha de manera impecable, la mesa de noche con una lámpara y un libro que no pudo reconocer. Las cortinas estaban cerradas pero podía oír el golpeteo de la nieve en la ventana que daba a la calle.

 Janine miró a Egon un poco nerviosa esperando a que hiciera algún movimiento, al fin y al cabo «el sexo se parece en mucho al ajedrez», pensó.

 Egon la besó nuevamente pero con ambas manos rodeó su cintura y bajó a sus caderas acariciando sus nalgas, por primera vez. Ella comenzó a desvestirlo igual, dejándolo solamente en camiseta y boxers. Él por su parte había arrasado con el vestido y ella estaba en ropa interior, medias y tacones. Era una imagen maravillosa de ver, se veía sumamente sensual y también hermosa, se había quitado los lentes y los dejó en su mesa de noche, pero el quería tenerlos puestos. Quería verla en su totalidad y no solo manchas borrosas.

– ¿Estás seguro? – Quiso saber Janine antes que nada

– Nunca he estado más seguro de algo en la vida Janine

 Sus ojos brillaron y lo besó atrayéndolo hacia ella en la cama, él besó su cuello, sus hombros, con la yema de los dedos deslizó el tirante del brassier y con bastante habilidad desabrochó este. Dejando en libertad los armónicos pechos de su amada.

– Eres hermosa Janine – Susurró Egon antes de besarla

 Ella le quitó la camiseta y lo abrazó, el calor de su piel contrarrestaba el frío invernal, ambos se besaron hambrientos del otro y él bajó con sus besos hasta su vientre, las piernas de Janine temblaban. Egon sonreía y observaba su cuerpo como si de un experimento se tratara. Lentamente deslizó las medias y con ello la ropa interior de Janine. Pudo observar su humedad y también saborearla.

 Ella se estremeció por completo y gimió débilmente, Egon estaba listo para ser parte de ella, para por primera vez, hacer el amor, pues sexo claramente había tenido un par de veces en el pasado pero ahora estaba enamorado.

– Janine… Te amo – Dijo mientras se fundía en ella

 Ella cerró los ojos y se mordió el labio y tras tragar saliva respondió – También yo…

 De vuelta a Paquod’s Ray decidió ir a dejar a Bárbara a su casa, la cual por sorpresa quedaba bastante cerca de Tribeca en Greenwich Village.

– Ha sido sin dudas un placer verte Bárbara

– Lo mismo digo, eres el mejor regalo de San Valentín que podría haber pedido.

 Ray sintió que sus mejillas ardían y probablemente estaba como un tomate, había olvidado de cierto modo que era San Valentín pero le sonrió torpemente.

– Buenas noches Ray

– Buenas noches Babs – Le dijo dándole un abrazo y caminando unos metros, tenía una sonrisa de soslayo y las manos en los bolsillos de su chaqueta

– ¡Ray! – Gritó Bárbara, Ray volteó y Bárbara le dió un tierno beso en los labios y corrió de vuelta a su edificio.

Ray quedó como si le hubiera caído un rayo, algo aturdido pero luego sonrió ampliamente.

 En el Apollo, estaban ya terminando el concierto de Dionne Warwick, Joelle tenía la cabeza en el hombro de Winston y le sonrió – Definitivamente ha sido un día inolvidable.

– Y aún no termina nuestra velada, cariño.

 Luego de eso fueron a cenar a un Restaurante de comida francesa, bastante elegante pero discreto. Cenaron y en el postre Winston le dijo a Joelle

– Joelle Freeman, ya llevamos un tiempo como novios y estoy seguro de que es la mejor decisión que puedo tomar…- Joelle abrió los ojos muy grande y se tapó la boca – Como Cazafantasmas no tengo nada asegurado en esta vida, salvo tú, eres mi rayo de sol. Joelle Freeman, ¿Quieres ser mi esposa?

 Joelle rompió en llanto y lo abrazó – ¡Sí, Dios mío, sí! – Winston le dió un hermoso anillo con un pequeño pero elegante diamante. Peter, curiosamente lo había ayudado con el anillo.

 Y hablando de Peter, estaba con Dana en la cama, post sexo estaban abrazados charlando aunque a Dana el sueño le ganaría en cualquier momento.

– No sería una mala idea que vinieras más seguido – Murmuró Dana

Peter la besó en la frente pero no le respondió – Buenas noches Dana.

– Te amo Peter.

– También yo me amo

Dana lo miró divertida y le dio un palmazo en el regazo

– ¡Auch! También te amo preciosa.

Al día siguiente solo estaba Ray junto a Pegajoso en la estación, Peter llegó luego, después Winston y por último Egon y Janine.

 Winston les estaba comentando algo importante.

– Chicos, yo sé que no llevo tanto tiempo con ustedes ni somos amigos hace tanto como ustedes, pero debo decirles algo importante.

 Todos se miraron y miraron a Winston

– ¿No nos piensas dejar, verdad? – Dijo Ray bebiendo café

– No, amo ser un Cazafantasmas, pero ayer invité a cenar a Joelle y…

 Janine soltó un gritito de emoción prematura y se tapó la boca mientras Egon la abrazaba – Perdón…

 Winston carraspeó – Le pedí que fuera mi esposa. Y creo que lo más sensato es que viva con ella…

– ¡Felicidades viejo! – Lo abrazó Ray

– ¡Joelle no me había contado aún, pero realmente me alegro mucho por ustedes! – Janine estaba al borde de las lágrimas

 Egon le dió un apretón de manos y por último Peter lo felicitó. Él algo sabía al respecto así que no estaba tan sorprendido.

Capítulo 13.- El canto de la Banshee

 Habían pasado meses de que Winston y Joelle se comprometieron y decidieron vivir juntos en Harlem. Paulatinamente era inevitable que los Ghostbusters quisieran tener su privacidad, así que Peter se mudó a Queens en un mini departamento aunque usualmente dormía en el de Dana. Solo quedaban Ray y Egon, que estaban a gusto en la estación.

 El nivel de trabajo durante la primavera fue bastante parejo y estaba entrando el verano del 85 con mucho ímpetu, era el mes de Junio y el calor era demasiado evidente. Janine estaba escuchando la radio y sonó una canción de una nueva cantante irlandesa llamada Shanna.

 Cuando terminó, el stereo explotó estrepitosamente y Janine gritó, Peter llegó corriendo a ver que pasaba, quedó embelesado por aquella voz

– ¿Quién estaba cantando Janine?

– No lo sé… Una tal Shanna, ya sabes, de esas que quieren competir con Madonna

– Shanna… – Suspiró Peter y tomó una Cosmopolitan del escritorio de Janine y estaba Shanna O’Callahan en las páginas centrales. Con su peluca rosada chicle y sus hermosas facciones, siendo nombrada como la revelación del pop del año – Debo conocerla… E invitarla a salir

– No soy quien para cuestionar tus propósitos Peter pero te recuerdo que tienes novia… – Le recalcó Janine quitándole la revista

 Peter soltó un bufido y volvió a su oficina, esa tarde Dana tenía ensayo y terminaría a media noche, así que Peter decidió ir por su nueva musa, un par de contactos en la prensa le dijeron que estaba en el Astoria, porque daría un concierto en el Carnegie Hall (terreno peligroso).

 Fue al Astoria y preguntó por Shanna O’Callahan, la encontró ahí, subió hasta la suite VIP dónde estaba Shanna y su agente, un tipo bastante molesto que estaba hablando por teléfono todo el tiempo.

– Así que tú eres el famoso Peter Venkman – Sonrió de manera seductora

– Shanna O’Callahan, dichosos mis ojos al verte – Dijo Peter imitando el acento irlandés – Eres más hermosa que en las revistas

– Lo mismo digo Doctor Venkman – Lo rodeó entre sus brazos y sintió que se deslizaban por sobre el suelo.

 El agente seguía preparando todo para el mega concierto en el Carnegie Hall así que los vio y les cerró la puerta.

– ¿Deseas beber algo? ¿Whisky, vino? – Dijo ella mientras avanzaba con naturalidad por la suite

– Un whisky en las rocas estaría bien- Sonrió sentándose en un sitial viendo como la figura de Shanna se movía en una casi etérea bata de seda rosada como su cabello.

– Por nosotros – Dijo la hermosa mujer mirando a Peter con sus penetrantes ojos azules.

 Peter sentía que necesitaba poseer a esa mujer de manera inmediata, no pensaba en otra cosa, era urgente, era preciso tenerla entre sus brazos.

 En la estación todos se preguntaban donde se había metido Peter, incluso Dana había llamado, al parecer se había desocupado antes, Janine le comentó a Egon que fue a ver a Shanna O’Callahan supuestamente, pero no sabía si hablaba en serio.

 Egon examinó el stereo roto con el lector de PKE y este arrojó una lectura

– ¿Qué está sucediendo? – Dijo Ray mirando a Egon

– Tal vez Peter corre peligro… – Egon frunció el ceño

 Por otro lado estaba Peter charlando con Shanna, ella le acariciaba el rostro y lo besó. Sintió como iba perdiendo los recuerdos y solo quería más de esa mujer. Comenzó a besarla apasionadamente y ella comenzó a desnudarse, el la imitó.

 Sonaba de fondo una música como un coro de voces femeninas, cantando una canción de amor melancólica. No recuerda bien el cómo ni el cuando comenzaron a retozar de manera frenética, ella sobre él.

 Peter no podía pensar en nada, sentía que la cabeza le zumbaba y poco a poco se iba sintiendo más débil.

 Los chicos fueron a buscar a Peter por todo NY, pero no había caso. Janine recordó la revista que tomó Peter en la tarde – Quizás está en el Carnegie Hall… Dana…Shanna dará un concierto allí.

– ¡Es una excelente idea Janine! – Dijo Ray volteando el Ecto 1 en dirección del Carnegie Hall. Les dijeron que Shanna O’Callahan no había ido ahí pero que estaba en el Astoria hospedada. No tuvieron éxito pues Peter ya no estaba cuando habían llegado… El lector de PKE arrojaba lecturas fuertes a medida que iban subiendo el elevador…

– Esa Shanna O’Callahan no es humana… – Dijo Egon

– ¿Qué crees que pueda ser? – Inquirió Winston

– Esto es extraño… Y además no sabemos nada sobre Peter… – Dijo Ray

 El ascensor se detuvo en el Penthouse, salieron rumbo a la habitación de O’Callahan… Janine iba a golpear pero la puerta se abrió. Se quedaron afuera por un instante pero Ray entró primero.

– ¿A qué debo la agradable visita? – Dijo Shanna O’Callahan mirando a los Cazafantasmas y por último a Janine, alzando una ceja, le sacaba por lo menos unos 10 centímetros de diferencia y eran muy distintas.

 No alcanzaron a responder y de pronto salió Peter, en ropa interior pero completamente ido, estaba pálido y sus ojos estaban apagados.

– ¡Peter Al fin te encontramos! – Dijo Janine acercándose a chequear que estuviera bien, pero este le dió un manotazo que la botó

 Egon ayudó a Janine a pararse y miró furioso a su mejor amigo que finalmente contestó – Váyanse de acá, Shanna y yo tenemos que hacer y hay un concierto que dar…

– ¿Shanna y tú? Viejo, tú novia está buscándote también ¿Siquiera pensaste en Dana? – Dijo Winston

– ¿Dana, quién es Dana? – Preguntó Peter girando un poco la cabeza

 Egon estaba serio y tomó con firmeza la mano de su novia, y con la otra mano sacó el lector de PKE que arrojó una lectura de nivel 6, Ray lo miró y luego pensó un instante en que podría ser esto…

– Si no les molesta vayanse, tengo un concierto que dar en el Carnegie Hall que se transmitirá en cadena nacional – Dijo Shanna O’Callahan tomando un compacto suyo y dejándolo junto a un stereo

 Ray recordó lo del stereo de Janine y recordó una vieja leyenda del folklore irlandés sobre las hadas de la calamidad, las Banshees. Miró a Egon y asintió.

– ¡No pienso ir a ningún sitio sin Peter! – Dijo Janine encarando a Shanna y jalando del brazo a Peter Venkman, Winston lo tomó del otro brazo para que no huyera

– ¡A ghrá! – Gritó Venkman tratando de zafarse y de pronto comenzó a correr viento y el cabello de la cantante pasó de rosa chicle a negro azabache y sus ojos eran como brasas incandescente y sólo tarareó para que los vidrios se reventaran y todos se agacharon.

– ¡Es una maldita Banshee! – Rectificó Ray sacando la pistola y apuntando a Shanna en su forma real, Egon lo imitó y Winston también, Peter estaba en el suelo inconsciente y Janine con él.

– ¡No lo van a lograr malditos Cazafantasmas! ¡Uno de ustedes morirá! – Chilló la Banshee y Egon Spengler disparó primero, la Banshee se retorció y gritó, de una manera tan desgarradora que la piel se helaba, luego volvieron a arremeter hasta que finalmente Ray arrojó la trampa y la atraparon.

 Peter estaba inconsciente aún y por más que Janine trató de reanimarlo no hubo caso… Lo cargaron hasta el Ecto 1 y lo llevaron al hospital, sus signos vitales eran demasiado débiles.

«¿Será que la Banshee tenía razón y uno moriría?» Pensó Janine tomando la mano de su amigo mientras llegaban al Hospital Metropolitano.


 Capítulo 14 .- Estable

 Solo podía sentir las sirenas y gritos a la lejanía más no podía verlos. Todo era blanco y quieto como la luz del sol en verano, como cuando era niño y jugaba en la bahía de Jersey a ser el rey de sus castillos de arena.

 Cuando no tenía preocupaciones, cuando su madre le daba amor, cuando aún tenía una familia. Avanzaba en la vacuidad y las voces cada vez se iban haciendo más lejanas, de pronto vio a Pegajoso.

– ¡Hola Peter!

– ¿Dónde estamos amigo? – Preguntó mirando alrededor pero no había nada

– No lo sé… Pero no quiero que te vayas

– No me iré a ninguna parte amigo…

 Los doctores estaban haciendo un esfuerzo por mantener a Peter con vida, Ray estaba pálido y se tomaba la cabeza a dos manos, Egon, Winston y Janine bebían café mientras esperaban a Dana.

 No sabían cómo explicarle lo sucedido, Peter le había sido infiel con la Banshee, pero también estaba bajo el embrujo de esta, por eso estaba con riesgo vital.

– ¿Creen que deberíamos decirle la verdad a Dana? – Preguntó Ray

– Creo que no, solo comentemos el incidente de la Banshee pero nada más – Zanjó Janine – Nuestro amigo está grave, no creo que Dana merezca más sufrimiento

 Dana llegó al cabo de diez minutos, con el cabello revuelto y las mejillas rojas de tanto correr – ¡Dónde está Peter!

– Dana, aún no sabemos nada – La abrazó Egon calmando un poco su angustia, Janine le acarició el cabello y le ofreció un café.

 Dana se puso a llorar y Egon la dejó sola con Janine, Ray le dijo a Winston que fueran por un cigarrillo.

– Es mi culpa Janine… – Gimoteó Dana

– ¿Qué dices, cómo va a ser tu culpa? – Dijo Janine tomándole la mano

– Sí, de un tiempo a la fecha siento que no le he dado la atención a la relación que debería

– Ya, pero eso no fue lo que lo tiene así… Esto fue un incidente con una entidad…

– ¿Crees que mejore?

– Por supuesto que sí Dana, este granuja es un sobreviviente. Esto solo será un recuerdo

  Peter seguía avanzando con Pegajoso por un espacio sin techo ni piso, lleno de vitrales que eran recuerdos, muchos de ellos estaban rotos a raíz de la magia de la Banshee pero habían unos cuantos que no. En uno de ellos podía ver claramente a sus padres peleando, el tenía cerca de 10 años y estaba sentado en las escaleras viendo como se gritaban, su padre como de costumbre había bebido y apostado todo el dinero en el póker… El Peter adulto negó con la cabeza ante ese recuerdo, luego en otro estaba Peter con su madre, él tenía doce años y su madre llevaba un turbante, era de los últimos meses de vida de Lucille Venkman, Ella le tomaba la mano y le decía «Peter, eres especial y muy bueno, no dejes nunca de proteger a los que amas» Peter la abrazó y se puso a llorar. El Peter adulto solo agachó la cabeza y Pegajoso le puso la mano en el hombro.

 Su vida no había sido muy feliz en su adolescencia y su infancia se fue junto con su madre y Jim Venkman, su padre jamás fue muy presente en su vida.

– ¿Estoy muerto? – Dijo a Pegajoso

– No Peter… Debes volver

 Peter sonrió a Pegajoso aunque no recordaba quién era y las voces se volvían a hacer fuertes.

– 10 ml de adrenalina

– Los latidos ya son estables

Y Peter abrió los ojos nuevamente.

 El doctor salió y llamó a Egon para indicarle que Peter estaba estable y fuera de riesgo vital. Había sido una larga noche, Ray abrazó a Dana y Winston cerró los ojos agradeciendo.

– Aún es pronto para que lo visiten todos, solo pueden entrar dos.

 Todos se miraron y decidieron que Dana y Egon debían entrar.

 Peter estaba conectado a un medidor cardíaco y tenía suero. A Dana se le pusieron los ojos llorosos al verlo tan frágil, jamás creyó ver a Peter Venkman así. Egon por su parte estaba imperturbable, había hablado con el doctor antes de entrar.

 Dana se acercó y le tomó la mano – Peter, cariño soy yo, Dana

– ¿Quién eres Dana? – Dijo completamente confundido mirando a Egon – Doctor, ¿Que me pasó?

Egon parpadeó y añadió – No soy el Doctor… Peter, soy Egon Spengler, Tu mejor amigo y colega…

Peter estaba consternado no sabía quienes eran esas personas… No sabía dónde estaba o que le había pasado

– Me parece que Peter sufrió una conmoción cerebral…

 Dana se puso a llorar y Peter se sintió incómodo al verla así y no comprender por qué o qué hacer… – Quiero a mamá…- Dijo Peter para sí

 Egon se sentó en el pie de la cama analizando la situación, sabía perfectamente cómo actuar en estos momentos así que con tacto dijo – Peter, tu madre no puede venir contigo… Ya no está entre nosotros

– ¿Cómo, cuándo pasó?

– Tenías 12 años y fue el cáncer que la debilitó… Lo siento mucho

No lloró, solo quedó mirando un punto fijo sin entender nada – Quiero que se vayan…

– Peter… – Egon le tomó el brazo a Dana y la invitó a salir de la sala.

 Los demás estaban esperando a ver qué pasó con Peter y Dana no paraba de llorar, Janine corrió a abrazarla y miró a su novio preocupada

– Peter perdió la memoria a consecuencia de la magia de la Banshee – Sentenció Egon aparentemente acongojado

– ¿Creen que sea permanente? – Dijo Winston con los brazos cruzados

– No lo sabemos con certeza…

 Ray miró el piso, como un niño que acaba de cometer alguna travesura, no sabía cómo reaccionar ante la situación, Peter era el alma de los Cazafantasmas.

 Los ánimos estaban alicaídos y todos volvieron en silencio a la estación, dejaron a Dana en su departamento y volvieron los cuatro.

 Pegajoso corrió a recibirlos – ¡Muchachos! ¿Cómo está Peter?

– Ay Pegajoso, perdió la memoria y no sabemos qué pasará… – Dijo Janine sollozando

– Pero eso lo sé

– ¿Cómo dices? – Dijo Ray encendiendo un cigarrillo

– He estado con él todo este tiempo… Vi sus recuerdos

 Todos quedaron perplejos y miraron al verde queriendo saber más

– ¿Creen que Peter lo recuerde? – Dijo Winston

– Debemos buscar la manera…- Suspiró Egon frotándose los ojos.

 Capítulo 15.- Recuerdos

 Los días pasaron y le dieron el alta, como no tenía parientes vivos en Nueva York y era un hombre adulto le dijeron que volviera a casa. Los muchachos consideraron que era demasiado riesgoso que volviera a su departamento, así que lo llevaron al cuartel.

 Cuando llegó obviamente no reconoció nada, Ray pacientemente le mostró las instalaciones, su oficina (desordenada como siempre) le pareció demasiado asquerosa para permanecer mucho tiempo ahí, el laboratorio le llamó la atención y la sala de estar.

– Creo que será prudente que te quedes con Janine acá, mientras tanto nosotros vamos a la acción – Dijo Ray a Peter con calma

 Él asintió tranquilo, no había tenido tiempo de charlar tampoco con Janine, solo la vio un par de veces en el hospital y supo que era la secretaria.

– De acuerdo Peter, si quieres te traigo un café – Dijo Janine dulcemente a Peter y este le sonrió

– Me parece bien

 Janine volvió con dos tazas y una bolsa de magdalenas bajo el brazo y le dio su café a Peter, sentándose junto a él. Peter desde que volvió en sí era más retraído, estaba callado casi todo el tiempo, mirando todo. Janine lo miraba y era imposible no esperar algún comentario sarcástico o algún chiste cruel, le era tan raro ver a un Peter en blanco…

– Muchas gracias por el café…

– Janine, soy tu secretaria y además tu amiga – Sonrió y le ofreció una magdalena de vainilla

– Janine… Gracias. ¿Así que sería algo así como tu Jefe?

– Así es, en su debido momento te mostraré cómo hacer tu trabajo de jefe tirano.

 Peter cambió el semblante – Lo siento mucho

– ¿Qué? No, lo de tirano era solo un chiste – Suspiró profundamente – Eres buen jefe y además me gusta estar acá con ustedes – En eso apareció Pegajoso viendo las magdalenas y Janine le arrojó un par, que devoró en el aire. – No te alarmes, el es uno de los nuestros, es Pegajoso.

– ¡Hola Peter!

– Tú, a ti te recuerdo, ¿Que tal amigo?

– Me gusta verte – Y lo abrazó dejándolo lleno de baba

 Peter se sintió incómodo pero Janine le pasó una toalla para que se limpiara la mejilla izquierda

– ¿Estás bien?

– Sí Janine, gracias

 Así transcurrían los días, lentamente Peter iba retomando el ritmo con cosas cotidianas como aprender los nombres de sus amigos, realmente disfrutaba de la compañía de Pegajoso. Había accedido a salir con Dana a pasear por Central Park, aunque aún era extraño para él el concepto de romance, Dana entendió eso y le pareció prudente ir con calma. Respecto a su memoria, recordaba vagamente que era un Cazafantasmas, a veces recordaba cómo usar las cosas y luego lo olvidaba. Janine se había convertido en su brazo derecho básicamente, le explicaba las cosas, le ayudaba siempre y hasta le gustaba acompañarla a hacer cosas que usualmente el antiguo Peter consideraba un fastidio, cómo ir por víveres.

 Recordaba que Egon Spengler y Raymond Stantz fueron sus colegas en una universidad… Pero no porqué seguían ahí o como se hizo amigo de Winston, a quién consideraba agradable.

– Es realmente agradable saber que evolucionas de forma positiva, Peter – Dijo Egon mientras comía unos M&M’s

– Le debo mucho a Janine por esto, realmente ha sido muy dulce

Egon sonrió y asintió – Es maravillosa…

 Un día estaba Peter en su oficina, que ahora estaba impecable, no había más basura en el escritorio, ni tazas de café, los libros finalmente tenían espacio en los estantes y su diploma de Doctorado en Psicología Clínica y Parapsicología de la universidad de Princeton estaba enmarcado.

– Peter, Dana está al teléfono… ¿Te paso la llamada? – Dijo Janine

– No… No me apetece recibir llamadas…

– ¿Te sientes bien?

– Me siento excelente

 Janine frunció el ceño. Luego de colgar fue a ver a Peter a su oficina. Peter miró detenidamente a Janine, su cabello rojo y corto, sus ojos verdes tras esos lentes de marco de acetato del mismo tono, su figura menuda y agraciada, llevaba una falda color coral y un top color rosa, era lo suficientemente discreto y a la vez coqueto para el calor de Julio, sus piernas eran realmente bellas. ¿Empezaba a sentirse atraído por su secretaria? ¿Su única amiga?

– No deberías evitar hablar con Dana, ella realmente se preocupa por ti y te ama

Peter suspiró y se frotó el cabello castaño, se puso de pie y caminó hacia Janine

– ¿Y qué pasa si no quiero seguir con ella?

– ¿Cómo dices?

– Quizás antes sentía cosas por ella pero ahora es diferente… Es una joven adorable y muy guapa, pero no siento lo mismo… Siento algo así pero no por ella…

– Peter…

Peter le tomó suavemente la barbilla con la yema del dedo índice y la besó suavemente.

– ¡No! – Gritó Janine echándose hacia atrás – Esto no es correcto, tú amas a Dana y yo amo a Egon más que a nada en este mundo.

 Peter estaba algo confundido, Egon y Janine no tenían muchas muestras de afecto en público, por lo que pensó que ella estaba soltera… Y no que era la novia de su mejor amigo.

– En serio lo lamento mucho… No sabía que Egon y tú…

– Sí, él es mi novio y lo amo desde el primer día que lo vi… Gracias a tí, por haberme contratado.

  Peter cerró los ojos y sintió un dolor agudo y punzante en las sienes, de pronto recordó la cara de Egon Spengler tras la entrevista de Janine, cómo sus ojos brillaron y una leve sonrisa se dibujó en su serio rictus. «tiene unas piernas de infarto» – Dijo Peter – «debería considerarla apta» Egon cambió su rictus al habitual y le dijo «¿Cómo estuvo en las preguntas?». Otro recuerdo más, Janine respondiendo todas las preguntas relativas a sucesos paranormales sin siquiera consultar un concepto y de manera apropiada. Le hizo una pregunta certera y ella fue honesta. Eso sumado a sus piernas lo hizo considerarla pero al ver los ojos de Egon mientras ella salía de allí, solo lo corroboraron. Era la indicada, para el puesto y para Egon.

– ¡Peter! ¿Estás bien? – chilló Janine al ver que Peter se doblaba de dolor.

– Me duele la cabeza

 Corrió por una de las píldoras que le dio el doctor por si eso sucedía, y volvió con un vaso con agua a la oficina pero no estaba… Tampoco en la cocina, la sala de estar o su alcoba. Janine frunció el ceño y subió a la azotea, allí estaba Peter Venkman, en una tumbona con los ojos cerrados, Janine le dio la pastilla y el agua.

– Recordé porque te contraté

– ¿A sí, por qué Peter?

– Porque además de ser lista y guapa, mi mejor amigo también se enamoró de ti a primera vista.

  Janine no supo qué decir al respecto, su corazón dió un vuelco y lo abrazó

– Estaba confundido… El amor que me haz dado en este tiempo no es el mismo que me comentaste sentir por Egon… Quisiera que Dana sintiera esa devoción por mí…

– ¿Qué dices? Ella te ama mucho, ha sido comprensiva y siempre pregunta por ti

– Pero jamás seremos como ustedes dos…

– Peter, quizás debas hablar con Dana – Sugirió Janine mirando a Peter algo preocupada

 Capítulo 16.- Cambio

 Janine y Egon estaban viendo «Vacaciones en Roma», Janine amaba a Audrey Hepburn y Egon no parecía tan aburrido mientras atacaba la fuente con palomitas acarameladas, ella tenía apoyada la cabeza en su hombro y le acariciaba el torso con la mano suavemente.

– Hoy Peter recordó algo… – Dijo Janine mirando a su novio

– ¿En serio?

– Sí, un recuerdo que vino con una jaqueca… Él recordó porqué me contrató

 Egon arqueó una ceja y se sentó derecho en el sofá esperando a que diría Janine.

– Así que… Fue mutuo…

– ¿A qué te refieres?

– Tú también te enamoraste de mí en cuanto me viste…

 Egon se sonrojó y miró a su novia – Creo que me has atrapado.

– No fui yo, fue Peter… Dijo que al finalizar la entrevista supo que era la indicada… Para el puesto y para tí

– No tenía idea… – Murmuró Egon mirando hacia la nada. Janine lo besó tiernamente y él la abrazó – Peter me conoce hace una década… No tuve necesidad de decir nada y supo que tenía una serie de sensaciones por tí.

– Te amo Egon, digas lo que digas.

– Y yo a tí

 Un par de días después Dana decidió ir a ver a Peter a la estación, se estaba preocupando por su evolución.

Ese día estaban todos allí así que en caso de cualquier cosa solo debía decirlo.

– Peter, ¿Cómo estás?

– Dana, muy bien, ¿y tú? – Le dio un escueto abrazo y un breve beso.

 Ella lo miró y se sentó en el sofá, Peter estaba raro, a pesar de no recordar todo había algo en Peter que le causaba cierto recelo.

– ¿Seguro que está todo bien? – Arqueó una ceja y se cruzó de brazos – Creo conocer lo suficiente al Doctor Venkman como para saber cuándo algo anda mal…

– ¿Tanto me conoces?

– Soy tu novia desde hace un tiempo, claro que te conozco Peter… Además tus ojos no mienten.

– Entonces sí, perdona que no lo recuerde… – Suspiró – Durante todo este proceso intenté sentir algo por tí, pero no pude… Mientras pasaba tiempo con Janine me sentía a gusto y hasta el beso se sintió bien…

– ¿Qué beso?… ¡Besaste a Janine!

– Fue un error… Pero ese no es el punto Dana…

– ¿Cómo no es el punto? Besaste a la novia de tu mejor amigo, y quién sabe si antes de esto lo hiciste…

 Peter sintió que algo se reacomodó en su mosaico mental y nuevamente una punzada. Más grande que la anterior, sentía que se iba a desmayar. Dana estaba tan triste y enfadada que pensó que esto solo era una treta de Peter para que lo perdonara así que salió de la sala de estar bajando las escaleras y casi chocó con Egon.

– ¿Estás bien, Dana?

– Ve y pregúntale a Janine que estuvo haciendo con Peter – Dijo Dana llorando de rabia y bajando la escalera sin tiempo de réplica.

 Peter estaba recordando apenas a una mujer de ojos azules como el acero, pómulos altos y cabellos rosados como algodón de azúcar… Recordaba manchones donde ella estaba sin ropa, dónde se sentía dentro suyo y se sintió desvanecer.

 Egon subió para ver qué sucedía y estaba Peter tirado en el piso con convulsiones y sangre en la nariz.

– ¡Ray, Winston, ayuda! ¡Janine!

 Ray fue el primero en llegar, lo recostaron y le tomaron el pulso, las convulsiones habían cesado y en eso Egon fue por el medidor de actividad cerebral.

– ¿Qué pasó Egon? – Dijo Janine entrando al laboratorio

– Peter se descompensó… Terminó con Dana… ¿Hay algo que deba saber?

 Se quedó helada, no quiso darle importancia al beso con Peter porque a final de cuentas fue un error, pero lo correcto era contarle a Egon.

– Peter me besó hace dos días… Obviamente lo rechacé y le dije cuánto te amo…

– ¿Qué pasó entonces?

– A él le dio un colapso y comenzó a recordar cosas… Entre ellas porque me contrató… Por tí… – Agachó la cabeza, se sentía avergonzada y culpable

 Egon estaba imperturbable, su mirada era intensa y gélida, lo que era peor. Estaba molesto, sabía que no sería buena idea abrazarlo, así que lo ayudó con el medidor a subir hasta la sala de estar donde estaban Winston y Ray con Peter que lentamente comenzaba a reincorporarse.

– Egon…

– No digas nada…- Le puso el casco y le conectó los medidores – Necesito que estés tranquilo

 Ray miraba a Peter y a Egon intercaladamente. Winston le ayudaba a Egon a conectar los aparatos y Janine se comía las uñas, tenía los ojos enrojecidos y la nariz rosada, se notaba que había estado llorando.

– Esto es sorprendente…- Murmuró Egon mirando los análisis.

– Egon… ¿Quién era la mujer de cabellos rosa?

 Todos se miraron en silencio y nadie supo realmente qué decir… Peter se exaltó y la nariz le comenzó a sangrar, Janine le limpió la sangre rápidamente.

– Era una Banshee… Que te embrujó y eso te hizo perder la cabeza – Dijo finalmente Ray

– Le fui infiel a Dana… – Se lamentó Peter poco a poco volviendo a ser el mismo

Janine apretó el pañuelo… – No deberías ir así…

– Janine tiene razón… No entenderá razones. Lo mejor es que descanses y me digas las nuevas memorias que tienes.

 Los dejaron solos y Janine fue al baño a lavar el pañuelo ensangrentado y lloró, tenía miedo, no quería que Egon la dejara. Si eso pasaba ella se iría de los Cazafantasmas, quizás se mudaría a Boston o a Canadá… Amaba a Egon más de lo que jamás había llegado a amar a alguien, sabía que cometió un error al no contarle. Tenía miedo del precio de eso.

– Egon… Quería hablar contigo sobre algo… – Dijo Peter apabullado

– Soy todo oídos Venkman

– Hace un par de días cometí un error, me confundí, besé a tu novia… Y entonces recordé que lo era y que la amas más de lo que aparentas

– Janine ya me lo dijo

– Por favor perdóname, no quería arruinarlo, cuando lo recordé me sentí una basura

– Tendrás que acompañarme entonces… No dejaré que a Janine esto se le olvide tan fácilmente…

– ¿Y Dana?

– Dale un par de días… Pero tú y yo debemos ir a la quinta avenida a solucionar este problema.

Capítulo 17.- Compromisos y juramentos

 Pasaron los días con un flujo regular de trabajo y Janine cómo dama de honor de su mejor amiga, trataba de ayudar como podía, la boda de Winston y Joelle sería a mediados de Agosto. Con todo lo de Peter habían estado algo dispersos con ese tema.

 Por otro lado Peter seguía pidiéndole perdón a Dana, le enviaba flores, le dejaba mensajes, a veces iba a verla ensayar con la vaga esperanza de que pudiera aceptar una invitación a un café, pero nada. Perderla lo hería inmensamente y ya estaba perdiendo la fe hasta que un día de Julio Dana cedió ante la insistencia de Peter. Se juntaron en Central Park. Dana llevaba un delicado vestido color crema con broderie y unos mocasines, su cabello estaba recogido en un rodete y se veía hermosa.

– Hola Peter – Dijo en seco, estaba aún herida por las infidelidades de Peter

– Dana, te ves hermosa…

– Ahórratelo Peter, no quiero más palabrería barata

– No es palabrería barata… De hecho es la verdad… Mira, yo sé que metí la pata hasta el fondo y qué tal vez no comprendas el hecho de que haya sido embrujado…

– No entiendo tu falta de honestidad hacia mí y por sobretodo lo egoísta que eres Peter Venkman…

– Dana, no quiero perderte.

– Ya me perdiste Peter…

 Avanzaron por el parque en silencio y Peter la invitó por un cono para capear el calor veraniego.

– ¿Sabes que me hiere? Que no tengas respeto por nada ni nadie, no te importó nuestro compromiso y tampoco a tu mejor amigo cuando besaste a Janine…

– Sí, mira sobre eso. Asumo mi responsabilidad y Janine es inocente en esto, así que no tienes que odiarla… Porque ella me rechazó, se lo conté a Egon, le tomó un poco de tiempo entenderlo pero… Finalmente estamos en algo más grande

 Dana agitó la cabeza no logrando entender que Egon Spengler dejara el incidente en el pasado.

– ¿Qué quieres decir con algo más grande?

– Ya lo verás preciosa.

– ¿A sí? – Dijo arqueando la ceja mientras miraba a Peter

– Sí… – Dijo Peter manchando la mejilla con helado de fresa y acto seguido besando donde antes había helado

– Peter no… No es buena idea…

– ¿Porqué no? Ya no puedo seguir arruinándolo, porque ya lo hice… – Sonrió de soslayo

 Dana negó con la cabeza con una sonrisa en los labios

– Eres increíble Peter Venkman… No sé cómo es que lo haces…

– ¿Hacer qué? – se puso casi nariz con nariz con Dana

– Sigo creyéndome todo lo que me dices – Se mordió el labio y lo besó.

 Ray llevaba un tiempo saliendo regularmente con Bárbara desde San Valentín, cómo amigos básicamente aunque ambos se gustaban mucho, pero tras el beso de San Valentín no lo habían vuelto a hacer. Bárbara ya estaba establecida en Nueva York, trabajaba para el New York Star, un periódico semanal, en el que escribía sobre ciencia y tecnología.

 Quedaron en juntarse para cenar, Ray se había armado de valor para besarla nuevamente y pedirle si quería salir con él, que lo acompañara a la boda de Winston y Joelle, tener una propia y ser felices para siempre. Ray sonrió y pensó «bueno hasta la boda de Winston de momento», iba caminando por el barrio chino, decidió que sería lindo comprar lirios para Bárbara, sus flores favoritas.

 Entró al restaurante y la esperó en la mesa que había reservado. Repasó mentalmente como le pediría que lo acompañara a la boda… Y llegó Bárbara, en un vestido rosa de mangas aglobadas y plisado en el vientre. Se veía radiante con el cabello hacia un lado, sus hermosos ojos azules brillaban al verlo.

– ¡Ray, te ves muy bien! ¿Llevas mucho tiempo esperando?

– Babs, no… Tú también luces hermosa – Se levantó a ayudarla con la silla

– Te traje Lirios – Se apresuró a decir

– ¡Son mis favoritas! Que dulce eres Ray… Por eso me encanta salir contigo

– ¿Salir?- Dijo nervioso y bebió agua

– Oh… Yo pensé que estábamos saliendo… Pero si no…

– ¡No, que dices! Si estamos saliendo Bárbara, me vuelves loco…

 Ella sonrió y olió las flores. Cenaron y charlaron y luego fueron a un pequeño bar donde sonaba Take on me de A-ha, allí Ray finalmente se armó de valor y le dijo

– Verás, Winston y su novia se van a casar el mes que viene y me preguntaba si te gustaría ir conmigo…

– Me encantaría ser tu cita.

 Ray la abrazó en agradecimiento y Bárbara lo besó sonriendo. A él le encantaba lo sencillo que era todo con ella, siempre fluido y a veces no necesitaba decir lo que pensaba porque ella se le anticipaba, se sentía maravillosamente con ella.

– Te quiero Ray

– Y yo a tí

– Ray… Para la próxima, si sientes ganas de besarme, solo hazlo

 Ray sonrió y la volvió a besar.

 En Brooklyn Heights, estaban Egon y Janine descansando esa cálida noche de Julio, tenían la ventana abierta, y estaban escuchando un disco de Dean Martin. Janine se había puesto pantalones cortos y una blusa ligera y Egon unos caquis y una camisa blanca sin corbata.

– Estás más callado de lo usual Egon, ¿Sigues molesto conmigo?

– Janine, te lo vuelvo a decir, no estoy molesto contigo, ni herido, ya pasó…

– ¿No va a cambiar nada entonces?

 Egon no respondió. En ese momento comenzó a sonar Moon River, el tema de la película favorita de Janine «Desayuno en Tiffany’s», ella suspiró y comenzó a cantar para sí:

Moon river, wider than a mile
I’m crossing you in style someday
Oh, dream maker, you heartbreaker
wherever you’re going I’m going your way…

 Egon le extendió la mano para que se pusiera de pie, la abrazó contra su pecho y comenzaron a moverse algo torpes pero luego con cierta cadencia al ritmo de la música. Egon no era un gran bailarín, ni siquiera uno mediocre, pero este era el momento.

– No sabía que supieras bailar – Susurró Janine

– De hecho no soy de los que bailan… – Y le dio una vuelta mientras buscaba algo en su bolsillo.

 Hace un par de semanas había iniciado la incansables búsqueda por la argolla perfecta. Buscó en la Quinta avenida en todas las joyerías que pudo, con la ayuda de Peter, claro está.

 Finalmente en Tiffany’s encontró un hermoso anillo de plata con un solitario bastante discreto, ornado a los costados. Le había costado un poco sacarle un anillo de su alhajero sin que lo notara. Pero era perfecto. No era tan ostentoso como el de esmeralda y oro que le gustó a Peter, sino más bien, era sencillo, delicado y lleno de detalles fascinantes como Janine.

 La abrazó y le dio un beso mientras sus pies se deslizaban al ritmo de la música. Le dio la vuelta y la abrazó por la espalda.

– Cierra tus ojos – Susurró Egon

 Janine estaba fascinada y sorprendida ante el acto de romanticismo de Egon. Cosa que jamás sucedía

– Da la vuelta

 Janine volteó y Egon estaba arrodillado con una caja de terciopelo azul y un anillo en ella

– ¡Por el amor de Dios! – Gritó Janine tapándose la boca

– Después de lo que pasó con Peter comprendí que no quiero perderte y que este sea también un recordatorio de lo que siento… Janine Iona Melnitz, ¿Quieres ser mi esposa?

 Janine tenía los ojos llenos de lágrimas y no sabía qué decir. Sentía que el corazón se le saldría del pecho de tanta felicidad. Tomó las mejillas de Egon y este se puso de pie y lo besó

– ¡Sí Egon! Por supuesto que quiero ser tu mujer.

 Egon le sonrió y le puso el anillo.

– Que con este anillo entiendas lo importante que eres para mí

– Creía que ibas a romper conmigo después del incidente con Peter… Sentía que todo estaba perdido… – Sollozaba aún y se secaba las lágrimas con un pañuelo desechable.

– De hecho creo que no hay nadie mejor para ser nuestro padrino que Peter… Él me ayudó con todo esto.

 Janine lo abrazó y besó nuevamente rodeándolo con los brazos alrededor del cuello y se pellizcó la muñeca solo para saber que era real… Sería la Señora Spengler.

Capítulo 18.- Marido y mujer

17 de Agosto, 1985

 Eran las 8:45 AM y Joelle había pasado la noche con Janine. La boda sería dentro de 6 horas aproximadamente, y ya estaban despiertas preparando todo, peinado, vestido, etc.

 En el cuartel estaban los cuatro Cazafantasmas, estaban desayunando. Ray hizo hotcakes y Peter aún tenía resaca de la noche anterior, habían celebrado la despedida de soltero de Winston.

 Peter había conseguido unas bailarinas exóticas, hicieron algo en la estación con algunos amigos marines de Winston y sus hermanos.

– ¡Una doble ración de hotcakes y tocino para el novio! – Dijo Ray entusiasta

– Por favor habla más bajo, siento que me taladran el cerebro… – Gimoteó Peter

– Eso no hubiera pasado si no te hubieras emocionado tanto de beber shots de tequila del ombligo de una de las bailarinas… – Añadió Egon bebiendo jugo de naranja

 Peter río y se tomó una aspirina – No me arrepiento de nada.

Winston miró la situación mientras engullía sus hotcakes, estaba nervioso pero feliz y Peter le palmeó la espalda

– Vamos viejo, tranquilo, si pudimos enfrentarnos a un semidiós sumerio una boda será pan comido.

– Estoy bien, solo ansioso la verdad – Rió Winston bebiendo café

 En Brooklyn, Janine ya estaba con su vestido color lavanda y su cabello adornado con anémonas y peonías, ayudaba a Joelle con el vestido que no subía del todo

– He cuidado el peso durante todo este tiempo – Gimoteó Joelle

– Puede ser solo por los nervios o quizás estés cerca de…

 Joelle se tapó la boca, y miró a su mejor amiga con los ojos grandes

– Ni por asomo Nine… De hecho no me ha bajado en un mes y algo más…

– ¿Estás?

– No lo sé… ¡Ve por una prueba!

– Calma Joelle, es tu gran día, es una duda que puede esperar un par de días ¿o no?

– Janine – le tomó las manos y tomó aire para calmarse un poco – Necesito que vayas a la farmacia del Señor O’Reilly y me traigas una prueba de embarazo… Sino no estaré tranquila en toda la maldita ceremonia.

 Janine asintió y fue por el encargo de su amiga, afortunadamente era un par de calles más allá, allí se encontró con Louis Tully, que estaba hablando sobre que era más económico en cuanto a analgésicos con una chica.

– ¡Oh, yo te conozco! – Dijo Tully acercándose a Janine – Eres la secretaria de los Cazafantasmas

– Hola… Señor Tully, ¿Que tal todo desde el incidente con Gozer?

– Tengo un departamento de renta controlada en Greenwich Village, he estado bastante ocupado con los negocios… – observó el test de embarazo en manos de Janine – Oh felicidades, No me había percatado de que estás esperando… Espero que el Doctor Spengler y tú sean muy felices

– ¿Que? No… Esto no…

– Si necesitas contabilidad con estos nuevos gastos me encantaría llevar las cuentas cuando salgas de cuentas… – Rió de su mal chiste y Janine estaba obviamente incómoda

  Lo dejó hablando solo y fue de vuelta a su departamento. Su amiga la esperaba ansiosa y corrió a encerrarse en el baño. Janine esperaba afuera mientras la señora Freeman estaba al teléfono.

Al cabo de unos minutos Joelle gritó ¡Janine! Y abrió la puerta.

– Vas a ser tía… – Estaba pálida y sus ojos estaban llorosos

– ¡Felicidades! – La abrazó y le secó las lágrimas – ¿Se lo dirás a Winston?

– Después de la ceremonia, por favor no le digas a nadie aún, ni siquiera a Egon ¿De acuerdo?

– Está bien.

 En el 110 de North Moore Street estaban ya los cuatro en tuxedos listos para ir a la iglesia en Harlem. La madre de Winston, Etta May, había llamado varias veces para saber cómo estaba su hijo menor, todos corrían de un lado para otro y Egon fue a buscar algo al segundo piso y en el lobby estaba Louis Tully con un obsequio.

– ¡Doctor Spengler! Precisamente el hombre que quería ver.

 Egon arqueó la ceja algo sorprendido de ver a Tully en ese lugar después de todo este tiempo, sonreía alegremente y tenía una cajita con un listón.

– ¿En qué puedo ayudarlo Señor Tully?… Hoy está cerrado

– Me encontré con su chica en una farmacia en Brooklyn y quería darles esto. ¡Mazel Tov!

 Egon lo recibió y despachó a Louis Tully, luego examinó el paquete, lo agitó y luego lo abrió sobre el escritorio de su prometida, eran una manta, un sonajero y juguetes de felpa… Tal parece que Tully les dio un regalo para un bebé.

 Egon guardó la caja en el escritorio y volvió con los demás. Janine claramente tenía que contarle algo.

 A las 12 llegaron en el Ecto 1 a la Iglesia Bethel Gospel Assembly en East Harlem. Los padres de Winston lo esperaban en la entrada, su madre lo abrazó y besó en la mejilla. Era una mujer grande que iba con un vestido de color amarillo oro y un ornado sombrero de ala ancha y su padre Wilbur Edward Zeddemore, era un hombre alto como Winston y rechoncho. Se notaba tosco en sus movimientos pero era bastante afable, pese a que no estaba muy de acuerdo con lo de los Cazafantasmas.

 Entraron y Ray estaba junto a Winston, arreglando lo último pues era su padrino. Miró hacia la entrada y estaba Bárbara, llevaba un hermoso vestido de color azul pastel hasta la rodilla, escote en corazón y un sombrero blanco. Sus ojos impares brillaron y levantó la mano para saludarla. Ella se acercó y se sentó en el lado del novio, junto a Peter y Egon, Dana llegó también y se sentó al otro lado de Peter, con Egon. También lucía hermosa, tenía el cabello suelto y un elegante mono color gris perla. Egon estaba nervioso pero trataba de disimularlo, tenía casi la misma expresión que Winston.

– ¿Spengs, estás bien? – Preguntó Peter al ver la expresión de su amigo

– Sí… No es nada

– ¿Seguro? – Entrecerró los ojos y sacó un Kit Kat de su bolsillo interior del tuxedo

 Egon sonrió y le arrebató la golosina, mientras comenzó a sonar la marcha nupcial, Joelle se veía hermosa con su vestido tipo princesa, con mangas de encaje y aglobadas en los hombros, tenía un velo que le cubría el rostro, Su padre, Levi Freeman, la llevaba del brazo, atrás venía Janine.

 Egon no pudo evitar pensar en el regalo de Louis Tully para ellos, vio a su prometida que le sonreía alegremente.

 Luego de que pronunciaran los votos e hicieran el intercambio de las alianzas, Winston y Joelle Zeddemore eran finalmente marido y mujer.

 Fueron a la recepción en un bellísimo salón en el Plaza, todos felicitaban a los novios, Ray iba de la mano con Bárbara, se veían encantadores, saludaron a los novios y bromearon, Janine estaba charlando con la madre de Joelle cuando Egon se acercó a su prometida.

– Janine puedo hablar contigo un segundo…

– Claro Egon, ¿Qué ocurre?

– ¿Hay algo que tengas que contarme? ¿Alguna noticia que darme?

– ¿De qué estás hablando?

– Recibí una visita esta mañana… Louis Tully nos llevó un obsequio diciendo Mazel Tov…

– ¿Qué? – Se ajustó las gafas e hizo memoria – Oh no… no creo que…

– ¿Seremos padres?

– No, no, no… – susurró – no seremos nosotros – Egon la besó y abrazó – Pero no puedo decir quién…

 Egon sonrió de lado y fueron a saludar a los novios.

Capítulo 19 .- Cuando seas mía

 Joelle le pidió a Janine cambiar todos sus tragos por soda, cosa de que nadie lo notara aún.

 Egon se sintió más aliviado ante la negativa de Janine de ser padres. No porque no quisiera hijos o porque no pudiera, sino porque consideraba que aún no era el momento, llevaban casi un año siendo novios con Janine y estaba a gusto con su independencia en la estación y si harían las cosas las harían bien.

 Al cabo de un rato los novios bailaron el primer vals, se sumaron los padres de los novios, Ray y Bárbara, Janine algo divertida invitó a la pista a Egon que la miró con cara de que pronto se las pagaría, y Peter estaba al lado de Dana que observaba a las parejas bailando «El Danubio azul» y sonreía.

– ¿Me permite esta pieza milady? – Preguntó Peter con un falso acento inglés

 Dana sonrió y le extendió su mano, este la besó y se pusieron a bailar. Peter era un bailarín bastante diestro a diferencia de Egon que había pisado ya unas cinco veces los pies de Janine.

 Winston y Joelle se veían felices y satisfechos, se notaba que estaban muy enamorados, sonó «At Last» de Etta James cantada por una joven en vivo. Bárbara posó su cabeza en el hombro de Ray y este la abrazó de la cintura, mientras se movían al ritmo de la música.

– ¿No crees que es perfecto? – Preguntó Bárbara

– ¿Que cosa, linda?

– Como una canción puede hacer que la gente que se quiere sea feliz simplemente con la música y la cercanía

– Creo que no lo había asimilado de ese modo pero es un planteamiento brillante… Cómo tus ojos – Sonrió

– Es lo que provocas en mi Raymond Stantz – Y le besó suavemente la mejilla y giró.

 Peter miraba a Dana a los ojos mientras se mecían.

– Luces radiante el día de hoy

– Tú también te ves muy bien con traje, te hace lucir más serio que de costumbre

– Sabes que puedo ser más serio si quisiera

– ¿Y quisieras serlo?

 Peter le acarició el hombro desnudo y la tomó por la cintura atrayéndola hacia él – Te he extrañado mucho Dana… – Susurró casi rozando su oreja con los labios y Dana miró hacia donde bailaban Egon y Janine, al menos ella ya no sufría por los pisotones de su prometido, y este la abrazaba mientras ella estaba pegada a su pecho.

– Lo siento mucho Janine, sabes que no sé bailar

– pero al menos te atreves a hacerlo ahora – Sonrió mirándolo

– Contigo me he atrevido a mucho Janine Melnitz

– Oh, Egon te amo mucho

– Y yo a tí, eres mi 42

 Janine lo miró algo extrañada y sonrió y luego vio a los novios bailando y besándose

– Soy el hombre más feliz del universo Joelle Zeddemore – Sonrió Winston mientras bailaban

– Tú también me haces feliz… Pero hay algo que debo decirte

– ¿Estás bien?

– A la perfección, pero quizás los días que vengan no lo esté tanto

– ¿Que está pasando? No me asustes preciosa

– Winston Ramsay Zeddemore… Vamos a ser padres – Susurró Joelle abrazándolo del cuello y hundiéndose en él mientras brotaban las lágrimas de sus ojos, Winston la abrazó con fuerza y comenzó a reír de gozo

– ¿Es en serio? – Sonrió y la tomó por las mejillas

– Sí, Janine es testigo de que la prueba casera de embarazo salió positiva, pero a la vuelta de la luna de miel podemos confirmarlo

– Esto es lo mejor que me ha pasado en la vida – Y la besó tiernamente mientras la canción acababa.

 Siguieron bailando y celebrando, Janine se encargó de cambiar el trago de Joelle en el primer brindis de los novios, Egon se dio cuenta y solo sonrió.

 Ya en la noche sonaba una versión instrumental de «Super Freak» de Rick James y estaban en su mesa Dana y Peter riendo y bebiendo, ella una copa de Chardonnay y el un whisky en las rocas.

– … Y entonces recordé que le faltaba una clavija al Cello – Rió estrepitosamente mirando a Peter que también reía mientras bebía su whisky.

– Ya están todos yéndose ¿te parece si nos llevamos una botella de champagne y vamos por una suite?

– Suena tentador… Pero mañana trabajo…

– Mañana es domingo Dana

– Mañana hay que ir a misa – Sonrió coqueta mirando al cielo

– No sabía que eras creyente… – Bebió más – ¿O prefieres hacerlo más notorio e ir a mi departamento?

– De acuerdo, hagámoslo como tú dices Peter. Te espero en la recepción, no tardes – Se mordió el labio y besó a Peter

 Efectivamente todos se estaban yendo ya, Joelle y Winston estaban despidiendo a los últimos familiares, Ray y Bárbara estaban charlando y besándose, se acercaron Janine y Egon.

– ¿Se están divirtiendo? – Dijo Janine

– Lo hemos pasado genial – Respondió Bárbara – Ha sido muy divertido

– Creo que no nos han presentado propiamente tal – Dijo Janine mirando a Bárbara y luego a Ray – Soy Janine Melnitz

– Ella es Bárbara Dixon, mi novia.

 Todos miraron a Ray con asombro y Bárbara sonrió y le dió la mano y un beso en la mejilla a Janine, luego saludó a Egon.

– ¿Así que, ustedes se conocen hace tiempo? – Le preguntó Bárbara a Egon

– Trabajamos juntos en la universidad de Columbia junto a Peter desde el 78 y el año pasado iniciamos el negocio de Cazafantasmas.

– ¿Que hay de ustedes? – Dijo Janine mirando a su amigo

– Nosotros éramos amigos de infancia, crecimos en Long Island y su familia se fue a Suecia durante los sesenta…

– Ray fue mi primer amor, no nos veíamos hace 18 años y nos encontramos en San Valentín en el museo…- Lo miró a los ojos y luego miró a Janine

– ¡Que romántico! Es un placer conocerte Bárbara, cuando gustes podemos salir

– Que dulce eres Janine, casi no tengo amigas en Nueva York

– Cuando quieras – Miró a Ray y luego a Egon – Nosotros nos iremos ya, esperamos no tener mucho tráfico en el puente de Brooklyn a esta hora – y le guiñó el ojo a Ray.

Luego de que sus amigos se fueran Ray tomó la mano de Bárbara y se fueron rumbo a Tribeca.

– ¿Con que soy tu novia? – Sonrió con suspicacia

– A fines prácticos, eres mi chica… Siempre lo haz sido – Respondió algo turbado

– Entonces sí acepto ser tu novia

– ¿Debí preguntar primero?

– No lo creo, tus amigos son bastante agradables aunque Egon es un poco estirado

– Bueno el es especial, pero debes darle tiempo. Toma en cuenta que antes de conocer a Janine era peor.

 Ambos rieron y Ray le abrió la puerta del taxi antes de entrar.

Definitivamente era el verano del amor para los Cazafantasmas, todo iba bien.

Capítulo 20.- Dulces sueños

 Después de unas semanas del matrimonio de Winston y Joelle, era momento de volver a la acción.

 El trabajo comenzaba a aumentar y los chicos salieron por una entidad de nivel 4 que había tomado un camión e iba descontrolado por Park Avenue, el Ecto 1 iba a toda velocidad seguido por la policía, era una persecución que seguramente saldría en el noticiero del canal 8 esa noche.

– ¡Jamás me atraparán Cazafantasmas! – Bramó la entidad desde el camión.

 La gente corría despavorida y finalmente se estrelló contra un grifo de agua.

– ¡Se acabó el paseo! – Dijo Peter al ente, era feo y parecía un gángster. El Ente se acercó a los cuatro y ellos tomaron la pistola de protones.

– No nos asustas granuja – agregó Ray en tono socarrón

– Cierto que puedo hacer esto – Dijo el ente cambiando su apariencia haciéndose más grande y aterrador

– ¡Ay por favor! ¿Es todo lo que tienes? – Dijo Peter – ¡Disparen!

 Los cuatro apuntaron a la entidad y Winston arrojó la trampa – ¡Pan comido! – Dijo sonriendo y pasándole la trampa humeante a Egon

– Debemos llevarla a la unidad contenedora cuanto antes – Dijo Egon subiendo sus gafas con el dedo índice.

De vuelta en la estación Janine los recibió junto a Pegajoso, Peter estaba agotado, solo quería dormir un rato.

Ray lo apoyó, hace una buena cantidad de meses no tenían tanto trabajo.

– Creo que podría dormir durante una semana – Gimoteó Ray guardando su mochila protónica

– ¿Una semana? Yo durante un año – Respondió Peter

– ¿Y si toman algo de café? – inquirió Janine

– Creo que me daré una ducha y dormiré acá esta noche – Dijo Peter

 Desde la boda de Winston había vuelto a salir con Dana formalmente, con todo el tema de la amnesia había olvidado lo mucho que adoraba el cuerpo de Dana, como lo enloquecía la manera en que lo seducía, cómo lo besaba, no entendía cómo es que pudo sucumbir ante una Banshee con eso en casa. Aunque no habían vuelto a vivir juntos como antes Peter itineraba entre su studio en Brooklyn y la estación.

 Por otro lado, tras la petición de matrimonio, Egon paulatinamente comenzó a pasar más en casa de Janine, al punto de utilizar la antigua habitación de Joelle cómo laboratorio casero, la ropa sucia ya no era solo de Janine, ni tampoco las golosinas en la despensa.

– ¿Cheez – it, Twizzlers, Crunchs, Egon Spengler que es esto?

– Comida, naturalmente Janine

– Poco saludable… Deberías comer más sano, mi Bobe decía que si comías muchos dulces antes de dormir podía llevarte un ‘Dybbuk’

– Eso es absurdo, la actividad cerebral en estado Rem puede responder al estímulo pancreático de alimentos procesándose aún pero no es nada del otro mundo.

– Si tú lo dices… No te contradigo, si te duele la barriga luego no te quejes

 Janine se había ido a la cama, estaba leyendo un libro pero ya la estaba venciendo el sueño, tenía las gafas casi en la punta de la nariz y cada tanto cabeceaba, Egon llegó a su lado y la besó antes de dormir.

 Egon dormía profundamente, usualmente tenía el sueño muy pesado a diferencia de Janine, pero esta vez era diferente. Egon soñaba con que estaban con los Cazafantasmas en su antigua casa en Ohio, Cuando era niño, solo que las paredes comenzaban a hacerse más pequeñas a medida que avanzaba a lo que había sido su habitación.

 Una vez allí, pudo ver esos ojos amarillos y fieros como sus colmillos.

 Dio una risotada pero no se mostró.

 Egon intentó avanzar pero no podía moverse, intentó hablar pero tampoco le salía la voz. El Egon en la cama tampoco podía, algo, el coco, estaba sobre ellos en la cama. roció a Janine con su polvo de sueños para que no despertara, esto era personal, con su antiguo amigo.

Nunca vas a dejar de temerme Eggy… – Rió el Coco con su voz grave y rasposa

 Egon no podía moverse pero si pudo abrir los ojos, y ahí estaba tan horrible y grotesco como lo recordaba, cómo muchas veces lo vio en sus sueños y en su armario. No sabría describir lo que sintió, era miedo pero no de que le hiciera algo a él sino a su novia. Janine dormía plácidamente a su lado y parecía no notar el peso a sus pies.

Han pasado muchos años Egon… ¿Creíste que ibas a librarte de mí?

 El monstruo le permitió hablar y Egon alcanzó a gritar antes de que se desvaneciera en la penumbra de la habitación.

– ¿Cielo estás bien? – bostezó Janine mirando a Egon sentado en la cama y con la camiseta sudada

– Solo fue una pesadilla…

– ¿Crees que podría ser por lo que hablamos en la cena?

– Quizás – Mintió y la besó en la frente y se levantó al baño para beber agua. Pensó en buscar el lector de PKE que estaba en el laboratorio pero eso solo haría que Janine se preocupara más de la cuenta. Volvió a la cama y abrazó a Janine por la cintura antes de quedarse dormido nuevamente.

 A la mañana siguiente pensó que mejor no le daba mayor importancia a lo sucedido, ya había leído sobre la parálisis del sueño, un suceso bastante común y que no tenía ninguna connotación paranormal como un Dybbuk o el Coco. Pero recordó también que cuando tenía 6 años vivía en Ohio y en su armario estaba visitándolo constantemente el Coco, por eso se apasionó por lo paranormal, porque escapaba de toda lógica de los libros de ciencias que devoraba con tantas ansias cuando otros leían caricaturas.

 Ray estaba desayunando mientras leía un par de artículos en el periódico y miró a su colega

– ¿Mala noche Spengler?

– Algo agitada…

 Ray lo miró con picardía pero luego comprendió que no era ese cansancio relativo al amor.

 Egon miró a Ray y titubeó unos instantes antes de preguntar «¿Crees en el Coco?».

  Ray lo miró perplejo, es que la última persona de la cual esperaría semejante pregunta era Egon Spengler.

– No descarto la existencia de ningún tipo de ente Egon, ¿Te visitó?

– No estoy seguro a decir verdad, pero cuando niño solía verlo

– Fascinante… ¿Hiciste pruebas con el PKE?

– Aún no, anoche no quise preocupar a Janine…

– Deberíamos ir… Le diré a Peter y a Winston

– No. Si no es nada, sabes perfectamente cómo es que Peter se burlará de mí el resto de mi vida

– Es cierto – Se frotó la barbilla – Vamos de una carrera, total aún no han llegado los muchachos.

 Llegaron al departamento en Brooklyn Heights, Ray se puso los Ecto goggles y Egon fue por el lector de PKE que tenía en su laboratorio.

 No arrojaba lecturas inusuales al menos en la sala de estar y la cocina… Avanzaron hasta la habitación, la cama estaba deshecha, como la habían dejado.

 En el armario había una lectura y Ray vio unas huellas de garras en la puerta y la pared

– ¡Con un demonio! – Gritó Ray levantando sus goggles mirando a Egon

– Al parecer esto puede ser un portal hacia la dimensión donde habita este ente – Dijo Egon mirando a Ray y analizando la lectura.

 Ray llamó a la estación, Peter y Winston estaban allí así que le pidió a Janine que les pidiera ir hacia su departamento.

– ¿Que está sucediendo Ray?

– Es un portal… En el armario

– ¡¿Portal en mi armario?! – Exclamó Janine preocupada – Comunicarme a Egon

– Me temo que no puedo de momento.

  Y le colgó. Los chicos llegaron en quince minutos, Egon les abrió la puerta y Peter exclamó:

– ¡Con que este es el nidito de amor! – Miró para todos lados abriéndose paso para entrar

– Janine comentó un portal en el armario – Dijo Winston entrando detrás de Peter

 Egon los llevó a la habitación, allí estaba Ray haciendo análisis con otro artefacto y midiendo las dimensiones del armario.

 Peter se acercó al armario y tomó un sexy vestido de estampado de leopardo y alzó la ceja, Egon se lo arrebató y lo puso de vuelta en el armario.

– ¿Qué es lo que viste? – Dijo Winston a Egon

– Por más extraño que suene, al Coco, es una criatura con una cabeza descomunal y cuerpo como el de un sátiro.

 Winston lo miró perplejo. La última persona en el mundo de la que pensaría pudiera temerle al Coco era Egon.

– Tenemos que hacer que el Coco venga para aniquilarlo con nuestros rayos de protones – Dijo Peter apuntando con su pistola protónica.

– Básicamente… Aunque no creo que sea tan sencillo – Dijo Egon mirando a Peter

 Ray miró su reloj de bolsillo, iban a ser las 23:30 horas, habían pasado todo el día analizando el portal, leyendo el manual de Tobin y planeando cómo aniquilar al Coco.

 Finalmente el plan consistía en que Egon estaría en la cama «durmiendo» y cuando el Coco llegara le dispararían hasta que entrara a la trampa y luego procedían a cerrar el portal. Era tan fácil como tostar un pan.

Esperaron escondidos en puntos estratégicos, una luz ambarina salió del armario de Janine, y una ronca risotada salió de allí, el Coco, con su enorme sonrisa afilada, sus ojos como brasas incandescente, su nariz ganchuda, su piel gris pétrea como la ceniza de un volcán y sus pezuñas de cabra, le conferían un aspecto tétrico.

Oh Eggy, he vuelto a jugar, ¿Dónde está la hermosa pelirroja que duerme a tu lado? – Rió de forma burlona

– ¡Aquí está! – Gritó Ray y le disparó, Egon salió de la cama y se acercó a él y le disparó, luego Winston y por último Peter.

No será tan sencillo – Bufó el Coco

 Los rayos le impactaban pero no le hacían mayor daño. Así que se adentró en el Portal y Ray fue detrás de él.

– ¡Ray! – Gritaron los tres tras él, entrando en la dimensión Boogeyman

 Lucía igual que el cuadro «Relatividad» de M.C Escher, era todo confuso y sombrío.

– Como decorador de interiores… Es un buen Coco – Dijo Peter mirando al rededor

¡Han sido muy insolentes y estúpidos al seguirme hasta aquí! – Gruñó el Coco con voz gutural y comenzó a lanzarles objetos contundentes.

Winston logró esquivar un pilar de mármol y saltó hacia donde estaban los demás

– ¿Dónde está? – Dijo Winston

– Desapareció, el maneja la materia a voluntad en sus dominios – Dijo Egon hojeando el manual de Tobin una vez más.

– Eso quiere decir que nuestros rayos no le harán ninguna clase de daño – Gimoteó Peter

– Eso es un hecho, pero tal vez no esté todo perdido… – Los miró Egon sacando un pequeño cilindro de acero inoxidable

– ¿Que es esto? – Inquirió Winston echándole un vistazo

– Es una bomba de antiprotones, llevo meses trabajando en ella y creo que esta es una ocasión especial para probarla – Dijo Egon mirando la bomba

– Pero los antiprotones son inestables… – Añadió Ray

– Son estables salvo que de muy corta duración… Y por lo mismo, debemos encontrar al Coco, arrojar la bomba y dispararle, así la colisión de protones y antiprotones tendrá la energía de millones de Quarks.

– ¿Qué esperamos?, ¡vamos por ese infame! – Dijo Peter palmeando la espalda de Egon

 El Coco no aparecía pero a medida que avanzaban por el reino Boogeyman aparecían sus principales temores. Muchas tarántulas negras comenzaron a subir por las piernas de Peter impidiendo que avanzara, serpientes de cascabel abrazaban a Winston, Egon seguía corriendo en busca de su némesis.

– ¡Debemos perder el miedo, es el alimento del Coco y su reino! – Gritó Ray espantando una gallina gigante con su rayo

– ¡Como si fuera tan sencillo! – Gritó Peter quitándose las arañas con la mano.

 El Coco apareció y corrieron por él tras varios portales, finalmente dieron con la puerta de vuelta al apartamento de Janine y los demás se acercaron a salir, solo quedaron Egon y el Coco, antiguos enemigos, hace más de 20 años que no se veían y por el Egon Spengler decidió abocarse a la ciencia.

Nunca dejaré de existir mientras haya miedo en el mundo mortal. Eres un estúpido al pensar que me ibas a destruir

Ya no soy el niño asustadizo de Ohio, ahora soy un científico… Las cosas cambian

Eso no significa nada, ahora tus temores son otros, pero siguen existiendo – Y materializó el cadáver de Janine, pálido e inerte frente a sus pies

 Todos exclamaron y el rostro de Egon era rígido como la piedra, por dentro esa imagen lo hería inmensamente, no quería ver morir a Janine jamás en la vida… Pero sabía que no era su amada sino una proyección del Coco así que miró a los ojos a la criatura y activó la bomba.

 Luego corrió hasta la entrada del portal – ¡Hasta nunca! – Exclamó Peter

Y dispararon a la bomba de antiprotones.

 Un destello de luz salió y todos salieron del portal hacia la habitación.

– ¿Con esto no existirá más el Coco? – Quiso saber Winston

– No, solo será un mito – Respondió Egon mirando hacia la cama donde dormía con Janine.

Capítulo 21.- Compromiso

7 de Septiembre de 1985

 Pese a que la boda de Joelle y Winston había pasado hace unas semanas, y Egon le propuso a Janine ser su esposa, estos no habían querido hacer alarde de ello.

Hace un par de semanas los chicos tuvieron un enfrentamiento interdimensional, Janine estaba preocupada porque era en su departamento y porque no quería que nada le pasara a Egon.

Sabía que como Cazafantasmas era un peligro latente, precisamente por eso es que consideraron que era momento de hacer una pequeña recepción por el compromiso.

No sería nada demasiado ostentoso sino para la familia y amigos, ese día no hacía mucho frío así que decidieron que sería en la azotea del cuartel.

– ¿Cuántas personas vendrán? – Quiso saber Ray

– No más de 15 personas – Respondió Egon encogiéndose de hombros mientras desarmaba un prototipo en el que estaba trabajando

– Con que es la cena de compromiso… Quién lo diría, nuestro cerebrito, Egon Spengler comprometido

– A todos les llega el momento de sentar cabeza Peter, tarde o temprano – Respondió Egon subiendo sus gafas

– No sé si quiera pegarme esa enfermedad… Estoy bien así con Dana… – Respondió Peter saliendo del laboratorio

 Entonces Janine entró al laboratorio, llevaba un vestido con flores bastante distinto a su atuendo usual de trabajo, pero lucía radiante. Besó a Egon y le dijo – Cariño, el vuelo de tus padres llega en un par de horas, ¿Crees que les incomode quedarse con mis padres?

 Egon pensó en su padre Erwin, un hombre enjuto y rígido. Bioquímico de profesión, muy similar a él en personalidad, siempre recto y correcto. Muchas veces llegó a pensar que el verdadero amor de su padre era la química, no su madre, Ruth.

 Por su parte, su madre era una mujer fina y delicada, pero con un corazón de oro. No entendía como es que quería tanto a Peter… Ella siempre había sido muy cariñosa con él y estaba segura de que se llevaría bien con los padres de su prometida.

 Ray, Egon y Janine fueron por los padres de Egon al aeropuerto, Erwin era un tanto escéptico de los temas paranormales y decía que todo era comprobable con las ciencias por lo que no le hizo mucha gracia que su hijo y su amigo fueran a buscarlo en el vehículo de Cazafantasmas.

– Eggy querido, ¿Cómo estás? – Dijo Ruth abrazando a su hijo que era como dos palmo más alto que ella, luego abrazó a Ray, a quien conocía hace tiempo y por último se detuvo frente a su futura nuera y la miró con atención, la miró por encima de sus gafas de armazón de carey y le dió un abrazo apretado.

– Mi futura Schnur, bienvenida al clan Spengler

– Muchas gracias Señora Spengler

 Llegaron a Canarsie a dejar a los padres de Egon en la casa de los padres de Janine.

 Herschel y Judith Melnitz eran los padres de Janine, eran de clase trabajadora y querendones con su hija menor, sobretodo su padre.

 Recibieron a los Spengler con mucha amabilidad, entonces esa tarde sería la recepción por el compromiso y los futuros novios volvían a Tribeca.

 En la estación Peter le decía a Pegajoso que si se aparecía en la recepción se iba a la unidad contenedora, lo que aterraba al fantasma dejando escapar un agudo chillido.

 Ray iría por Bárbara para la recepción, así que se esmeró particularmente por su aspecto, cómo aún hacia algo de calor se puso unos caquis y una camisa a rayas blanquinegro arremangada.

 Bárbara se veía tan hermosa y radiante como siempre con un vestido con triángulos azules y blancos y botines blancos, Ray no podía dejar de verla, su cabello color arena, sus profundos y claros ojos azules, que siempre brillaban cuando los veía y por sobretodo esa boca, que siempre sonreía para él. La amaba, siempre lo había hecho, pero ahora quería que nada ni nadie los alejara.

– ¿Estás lista?

– Sí, espero estar bien vestida para la ocasión, es la primera boda judía a la que iría en América

– Es solo la recepción – Sonrió mirándola

 Bárbara se encogió de hombros y le dió un beso distraídamente

Llegaron a la estación y ahí estaba Winston y Joelle, Peter y Dana, ella particularmente se veía preciosa, con un vestido ligero color crema con bordados de hilos plateados, el cabello suelto y unos tacones de punta triangular a tono.

Los futuros novios estaban esperándolos se veían tranquilos y felices, sobretodo Egon, a quien era raro ver con una sonrisa tan abierta.

 Hasta sus ojos sonreían de dicha, la mujer que tomaba su mano se convertiría en su compañera de vida, ya había visto su temor más grande y ya no era quedar en ridículo frente a todo el mundo, como antes le hacía ver el Coco en sus peores pesadillas, era ver morir a Janine, ya no podía ver su vida sin ella.

 Peter miraba a sus amigos y sonrió de soslayo, sería el padrino de la boda y esta situación le ponía en perspectiva otra pregunta ¿Quería hacer lo mismo con Dana?

 Cuando llegaron los padres de los novios todos brindaron con vino tinto por la unión venidera, ya que en la cultura judía, ellos firmarían un contrato nupcial, o Ketubah. Los padres de Janine se veían elegantes para la ocasión, y los padres de Egon también.

– ¡Señora Spengler, dichosos los ojos que la ven! – Dijo Peter efusivamente besando la mano de la madre de su mejor amigo – Doctor Spengler, un gusto verlo – Añadió con un tono más formal

– Peter qué gusto verte – Respondió la madre de Egon – ¿Quién es la señorita?

– Ella es el grillete – Bromeó dándole un codazo al padre de Egon que estaba con un rictus imperturbable

 Dana arqueó las cejas y lo miró – Ella es Dana Barrett, mi novia – Dijo al fin Peter a ambos

– Un placer – Dijo Dana estrechando la mano de ambos.

 La madre de Janine hablaba con Joelle sobre el embarazo, contándole anécdotas de los antojos raros que le dieron con su hija, como comer waffles con pepinillos.

 Luego todos se fueron, incluso Ray, que decidió pasar la noche en casa de Bárbara.

Janine y Egon eran los únicos ahí, puesto que Pegajoso decidió ir a vagar por ahí para no molestar a los chicos.

– Hace mucho no nos quedábamos solos aquí – Dijo Janine guardando la vajilla seca en una estantería

– Desde lo de Tully si no me equivoco – Respondió subiéndose las gafas

El brillo en los ojos de Janine demostraba deseo y miró a su prometido con una sonrisa

– ¿Recuerdas mi primer día acá?

– Por supuesto que sí

– Cuando instalaste unos cables… Bajo mi escritorio…

 Egon arqueó una ceja y se cruzó de brazos frente a ella dejando ver la diferencia de estatura de ambos

 Janine apoyó su mano sobre el pecho de Egon jugueteando con el índice

– Estaba muy nerviosa contigo entre mis piernas… Pasaron muchas cosas por mi mente…

– ¿Ah sí? – La miró a los ojos

– Sí – respondió ella – ¿A ti no?

– Debo admitir que tus piernas me distraían de mis labores… Sabes que me fascinan

 Ella se mordió el labio y lo besó apasionadamente y susurró a centímetros de su boca – Fantaseaba con tus manos abriéndose camino en ellas… Y tus labios rozándolas hacia mí…

 Egon la tomó en brazos y la llevó a su escritorio, donde habían un par de facturas que cayeron al piso, no le dio mayor importancia y la besó separado ligeramente sus piernas con sus tibias manos y apretando sus muslos, Janine exhaló en un gemido y tomó el cinturón de Egon pero éste le apartó las manos y subió el vestido de flores de Janine hasta la cintura. Acto seguido la recostó sobre el escritorio despojándola de sus pantaletas.

– ¿Esto es lo que tenías en mente? – Inquirió Egon

 Janine estaba tan absorta en lo que estaba pasando que solo asintió, Él la miró y sonrió acariciándola con la yema de los dedos, acto seguido la besó hasta que ya no pudiera más.

– Si así van a ser todos los días de mi vida contigo, creo que soy la mujer más feliz del mundo, Egon – Jadeó exhausta con los ojos aún cerrados y las mejillas encendidas por la pasión.

Capítulo 22.- El curso de las cosas

(Nota del escritor: En virtud de que debo relatar hechos hasta 2014, los saltos temporales serán más grandes)

18 de Octubre de 1986

El mes de octubre generalmente era de mucho movimiento para los Cazafantasmas, Winston y Joelle en Mayo se habían convertido en padres del pequeño Timothy Darnell Zeddemore. Ray y Bárbara estaban bien aunque Babs tuvo que ir una temporada por trabajo a Pasadena, California. Janine y Egon estaban con todo lo de la boda, que sería en Noviembre y por último Peter y Dana, al parecer las cosas no marchaban del todo bien, cómo habían sido semanas de arduo trabajo y Dana tendría una temporada de conciertos de cámara con la Filarmónica de Nueva York, apenas se veían y cuando lo hacían el 80% del tiempo peleaban por algo. Los celos de Dana y el mal humor de Peter eran una mezcla explosiva.

Dana se escudó en su música para canalizar su frustración, hace un par de noches discutió con Peter porque él le decía que necesitaba sentirse amado y deseado, pero Dana estaba demasiado cansada como para satisfacer sus necesidades carnales. Ensayaba todo el día y saliendo de uno de esos ensayos se encontró con un antiguo amigo, Andre Wallace, violinista.

– Dana querida, me alegro mucho de verte

– ¡Andre! ¿Hace cuánto estás en Nueva York? – Lo abrazó y caminaron rumbo a la entrada del Lincoln Center.

– Llevo solo un par de días acá, estuve una temporada en Praga

– Wow, que maravilloso. ¿Quieres ir por un café?

– Me encantaría – Sonrió mirando a Dana – ¿Te ayudo con el cello?

– Oh, no, no hace falta – Dijo Dana algo avergonzada

– Insisto – Y tomó el pesado cello y Dana le tomó el brazo mientras caminaban.

 Fueron a una cafetería bastante discreta entre la 70 y West End, esa tarde había llovido un poco y el asfalto estaba resbaloso, pero entraron y tomaron asiento

– Cuéntame un poco de cómo ha sido Praga – Dijo Dana con jovialidad

– Pues he estado presentando Don Giovanni junto a la Filarmónica, el director es un japonés, excelente, ha sido un verdadero éxito… Pero extrañaba Nueva York

– Pero si tan solo estuviste dos temporadas el año antepasado.

– Es cierto y fueron excelentes…

 Los salvó la camarera, pidieron dos lattes. Estaba haciendo frío y la calle brillaba con las primeras luces nocturnas

– ¿Y tú Dana?… ¿Qué hay de tí?

– Bueno, sigo tocando el Cello en la Filarmónica, ahora estoy tres veces por semana restaurando cuadros en el museo aunque mi jefe es extraño…

– ¿Y el exterminador ese?

– Oh Peter… – Tomó aire y se arregló el cabello – Somos novios hace un par de años…

 Andre arqueó la ceja y la miró mientras le extendía la mano – No sé porqué me da la impresión de que las cosas no marchan bien entre ustedes

 Dana se puso a la defensiva y le quitó la mano – Creo que eso no es asunto tuyo…

– No, perdón no fue mi intención… Pero te noté tensa con el tema y pensé que querrías hablar

 Dana miró su taza de café Latte y luego a Andre algo avergonzada, era verdad de que las cosas con Peter estaban pasando a un nivel insoportable, pero aún sentía cosas por ese carismático cretino.

 En el otro lado de Central Park estaba Peter fumando un cigarrillo y arrojando guijarros en una poza de agua, lucía taciturno y tenía cansancio acumulado.

 Egon lo miró y se paró a su lado solamente. Peter dio la última bocanada y botó la colilla. Egon negó con la cabeza.

– ¿Me dirás qué sucede Venkman?

– No es nada Eg… Solo cansancio…

 Egon lo miró por encima de sus gafas metálicas y Peter qué era ligeramente más bajo que el se erigió y suspiró

– Vale, sabes que no puedo mentirte

 Egon asintió sin decir nada

– Las cosas con Dana no están bien, demasiada presión, sus celos estúpidos… No hemos tenido un respiro

– ¿Quieres un respiro?

 Peter apretó la mano y sonrió a su amigo – No es nada…

 Egon seguía imperturbable mirándolo con esos ojos oscuros como quien analiza una muestra

– Amo a esa mujer, pero no estoy hecho para relaciones largas…

– Tomando en cuenta que presentaste a Dana como «el grillete» a mis padres…

– Últimamente me ha sacado en cara lo de la infidelidad… Y qué cómo no tiene tanto tiempo me revolcaré con la primera rubia tonta que se me cruce por delante – Dijo en tono lacónico mirando a un par de chicas pasar por la vereda de enfrente y sonreían

– No confía en ti… – Analizó Egon – Y si sientes que es demasiada presión el compromiso, habla con ella, no todos están hechos para relaciones largas – Lo miro de reojo

 Peter se encogió de hombros aún taciturno, en cierta medida le había afectado lo que dijo.

 Bárbara volvía de Pasadena ese día y Ray iría por ella al aeropuerto, la extrañaba, habían sido unos cinco largos meses en los que se habían comunicado por teléfono y un par de postales.

 Venía por el pasillo de desembarco con el pelo al aire y corrió al verlo

– ¡Ray! – Gritó colgándose a él como un koala y besándolo a vista y paciencia de todos que murmuraban que era uno de los Cazafantasmas, pero a ellos no les importaba nada, estaban juntos al fin.

– No tienes idea cuánto te extrañé Barb – La besó sonriendo

– Si la tengo, yo también te extrañé demasiado

Y fueron a casa de Bárbara.

Esa noche Egon estaba frente a una monstruosa computadora analizando unos resultados de unos análisis de neutrinos y oyó ruido abajo. Eran Dana y Peter que discutían acaloradamente

– ¡Pero por supuesto si yo salgo por un café con una periodista de MTV quiero cojermela!… – Gritó Peter arrojando al piso un par de papeles del escritorio de Janine

– ¡Andre es mi amigo solamente… Además lo conozco de mucho antes que a ti!

– ¡Claro que recuerdo al estirado y su cara de cretino!, Recuerdo cómo te miraba esperando que le dieras algo de tu precioso tiempo princesita

Dana estaba molesta y ofendida, habían sido demasiadas peleas en tan poco tiempo

– A veces creo que debí escoger a Andre Wallace… Al menos el si quería algo serio conmigo y no llamarme «el grillete» en frente de extraños

Peter estaba herido con ese comentario apretó los puños y miró hacia el escritorio y luego a Dana

– ¿Sabes qué? Vete con ese inglés de mierda ¡No me importa Dana Barrett, se acabó me oíste! ¡Se acabó!

– ¡Eres un egoísta!

– ¡¿Yo egoísta?! Mejor vete.

– Lo haré, pero no me volverás a ver Peter Venkman

– ¡Pues bien, Adiós!

– Adiós…

Capítulo 23.- El Limbo

Peter estaba taciturno desde que dejó a Dana, dormía menos, fumaba más y a veces simplemente no llegaba a la estación. Los chicos estaban preocupados.

– Cariño, ya van dos días seguidos y Peter no viene – Dijo Janine a Egon mientras desayunaban

– Creo que jamás lo había visto tan afectado… Los oí pelear esa vez… Nada lindo

– Los quiebres son difíciles, pero no puede aislarse de ese modo… Menos ahora… – Janine bebió un sorbo de café con crema y miró a Egon – Creo que debemos hacerle una visita

– Creo que Peter necesita su espacio Janine…

– Creo que Peter necesita ayuda, no es bueno que lo afecte así

– Creo que te manejas mejor que yo en relaciones humanas, deberíamos ir a Queens.

Al cabo de media hora y un embotellamiento en Main y la 77. Peter vivía en un sector antiguo de Queens, un edificio del siglo 19, y Venkman estaba en el 12° piso.

Egon golpeó la puerta, pero no hubo respuesta

– ¿Estará en casa? – preguntó Janine

Y se comenzaron a abrir los cerrojos, ahí estaba Peter Venkman, tenía el cabello castaño revuelto, sus ojos estaban enrojecidos y su ropa, escasa pero sucia.

– Eeeeg… Janineee ¿Qué diablosh eshtán haciendo aquí…? – Respondió Peter apenas en pie

– Diablos Peter, estás ebrio como una cuba… – Dijo Janine mirándolo con el ceño fruncido

– Naaah – Dijo Peter abrazándola y estampándole un beso baboso en la mejilla

 Ella lo apartó y Egon lo tomó por el brazo, la sala de estar era un asqueroso caos, restos de pizza, y dos botellas de whisky vacías… Hojas de papel regadas por el piso, ropa en el sofá.

– Vaya chiquero tu departamento… – Se quejó Janine corriendo la ropa para que Peter se sentara

Egon miró a su alrededor y luego a su amigo hecho una piltrafa en el sofá

– Las mujerres son malas Egon… Janine… Nooo te lo rrrobesh

– Estás demasiado ebrio como para hablar con claridad

– Naaah, no eshtoy ebrio, ¡AL DEMONIO CON DANA!

– Te dije que no estaba bien Egon – Dijo Janine caminando a la cocina para preparar café. La cocina estaba igual de desordenada, platos apilados, latas de cerveza en el basurero casi hasta el tope, casi no tenía comida en la alacena, pero encontró un café Arábigo que preparó, por suerte habían filtros.

 Egon lo miraba con paciencia, nunca había visto a Peter de ese modo. Pero lo necesitaba, los Cazafantasmas lo necesitaban.

– Eggy erreesh mi amigo, por favorr no te casess… Ray se irá a Shan Franshishco y Winshton tiene familia… Sherá el fin para losh Cazafantasmas y para mí…

 Janine llegó con el café y hubo un incómodo silencio, se sentó junto a Egon y miró a Peter que encendió un cigarrillo y tomó el café.

– Peter, no estás bien. Estamos acá para cuidarte

– Ya no shoy un niño… Shoy un hombreee con el corashón roto – Soltó una bocanada y miró a Janine – Ustedesh son malvadash…

 Egon comenzaba a perder la paciencia con tantas tonterías de Peter entonces se puso de pie y se dirigió al baño, el sonido del agua correr indicaba que era la bañera, Janine miró a Venkman y luego arqueó la ceja…

– ¡Suficiente, ven conmigo! – Dijo la pelirroja jalando el brazo de Peter

 A rastras lo llevó al baño y ahí Egon lo bañó pacientemente. Mientras Janine ordenaba un poco la habilitación de Peter, tendía la cama y abría un poco las cortinas, era un día blanco, ni siquiera gris, era un día ideal para empezar desde cero.

 Dejaron a Peter dormir y se fueron. Janine en su interior esperaba que Dana recapacitara y decidiera volver con Peter.

Janine lo pensó mucho, durante muchos días, un día fue a la Quinta avenida a ver si estaban las argollas listas. Cómo acordaron, de oro, sencillas por dentro grabadas con el nombre del otro y «אהבה» Ahava o amor en hebreo.

 No podía esperar a que llegara el día, era feliz.

Entrando a Tiffany’s se topó a Dana y a un hombre alto, de melena castaña entrecana, lucían felices.

– ¿Dana? – Exclamó la pelirroja sorprendida

 El rictus de Dana cambió por completo y se sentía incómoda por el súbito encuentro

– Hola…

– Que sorpresa encontrarnos acá…

 Dana miró al hombre y luego a Janine

– Nos casaremos el 13 de Noviembre – Respondió André Wallace

– Wow, felicidades Dana… Yo también- La miró de soslayo y luego a André, y entró a Tiffany’s.

Se sentía molesta. Peter estaba pasándolo realmente mal y ella en menos de un par de meses se comprometió y se casaría el mismo día que ella, se sentía defraudada, ella si apostaba por Dana pero se dio cuenta en la cara que se equivocó.



Capítulo 24.- Solteros y solteras

 La cuenta regresiva para la boda estaba dispuesta. El gran día sería el 13 de Noviembre… Sorpresa, la boda de Dana también. Aquel encuentro en Tiffany’s ni siquiera se lo mencionó a Egon… No quería reabrir la herida para Peter.

 De acuerdo a la tradición judía no debían verse con Egon durante la semana… Algo difícil trabajando y viviendo juntos… Egon decía que era una tradición ilógica y poco práctica, pero de todos modos decidió acceder. Quedándose en la estación y ella en el departamento de Brooklyn Heights y tomó su semana de vacaciones para tener todo bajo control.

 Los padres de Egon y su hermano mayor, Emmett llegarían de Ohio dos días antes de la boda, vendría la tía de Ray también así que la estación estaría llena. Pegajoso tenía órdenes expresas de comportarse y no asustar a las visitas.

 Peter estaba de mejor humor, aparentemente la ayuda de los chicos
restableció su ánimo y volvió a ser un Casanova. Estaba organizando la despedida de soltero de Egon, él expresamente había dicho que no quería hacer una despedida y menos con desnudistas.

– ¡Vamos Egon no seas aguafiestas! Será tu último grito de libertad antes de amarrarte con Janine – Exclamó Peter bebiendo una cerveza en la mesa de la cocina

– No me agradan esas cosas, si lo desean podemos hacer alguna actividad interesante, pero mujeres semidesnudas no es particularmente algo que desee para mi despedida de soltero

– Lamento decirlo pero… Peter tiene razón…- Dijo Ray encogiéndose de hombros

 Egon miró a Winston quien rió en una bocanada de humo – Oh viejo, no me mires así por ser casado… Apoyo a Venkman en esta ocasión…

– Eggy Eggy le pondré un billete de 100 a la bailarina con los senos más grandes para ti – Exclamó su mejor amigo dándole una palmada en el hombro.

 Él solo dejó escapar un bufido y pensó en Janine quien seguro haría algo con Joelle y Barbara… No irían a ver hombres semidesnudos bailando… Pero entendía el esfuerzo de su padrino de bodas por él, de algún modo era la manera de Peter de dar las gracias.

 Joelle dejaría a Timmy con la madre de Winston y saldrían con Janine y Bárbara a bailar a un antro en Lexington y la 78 llamado «Roux».

– Será tu última salida como Janine Melnitz, luego serás la Sra Spengler – Rió Joelle alzando su sexo en la playa

– ¿Estás nerviosa? – Quiso saber Bárbara

– No sé si son nervios o son ansias, pero extraño a Egon y quiero que por fin nos casamos

 Entre tanto unas risas resonaron cerca y era Dana con un grupo de amigas, las muchachas se miraron y no dijeron nada, Joelle abrió la boca como para replicar pero miró a Bárbara que solo se remitió a beber de su piña colada.

– Nuevamente nos encontramos – Dijo Dana de manera afable

 Janine sentía ganas de abofetearla y también quería tener la fiesta en paz por Peter y porque era su fiesta y nadie iba a aguarla.

– Sí, estoy con mis amigas en mi despedida de soltera – Respondió en seco

– Pues igual yo – Respondió Dana – ¡Que coincidencia!

 Janine entrecerró los ojos y como en un vómito verbal dijo – Mira, a mí no me parece algo simpático o cómico… Estás casándote mientras mi amigo se quedó destrozado por semanas, no somos amigas y jamás lo seremos así que te pido no me vuelvas a dirigir la palabra en mi noche especial. Gracias – Se dio la media vuelta y volvió a la mesa donde estaban las chicas esperándola

 Por otra parte, en Brooklyn estaban los chicos en casa de Peter. Habían comprado unas pizzas y cervezas. Por lo general Egon era bastante correcto y comedido pero hoy decidió beber con los muchachos.

– ¡Por nuestro querido Egon! – Dijo Ray efusivamente

– ¡Porque es su última noche de soltero! – Siguió Winston

Brindaron y bebieron y de pronto comenzó a sonar «World up» de Cameo y salieron de la alcoba de Peter 3 muchachas en bikini, rubias de senos grandes, Egon se sorprendió y miró a Peter con cara de «me las vas a pagar», este sonrió como un niño que acaba de cometer una travesura.

Después de un baile para Egon quien se notaba incómodo, Peter comenzó a charlar con una de las muchachas y Ray despachó a las otras dos. Winston revolvía los naipes y reagrupaba las fichas para jugar póker. Definitivamente esto sería más estimulante que el baile por frotación con esas rubias que pese a ser sumamente atractivas no eran de su gusto.

– Lo siento Tiffany, pero creo que ya es momento de irse… Si deseas me das tu número… Ya sabes, futuros proyectos – Dijo Peter tomando el abrigo de la bailarina que estaba ya vestida.

La chica sonrió y beso la mejilla de Peter de despedida dándole un papel con su número.

Las chicas decidieron que sería bueno ir a casa, era pasada la media noche y comenzó a llover.

– El clima no está cooperando al parecer – Dijo Bárbara cubriéndose con su bolso mientras esperaban el taxi.

– Más vale que no, pero afortunadamente la boda será en la Universidad de Columbia

– Que belleza

– Egon amaba esa universidad hasta que los echaron y cuando supimos que se usaba para bodas no lo dudé… Afortunadamente a Egon lo adoran.

Caminaron hasta Broadway dónde estaba abierto Pequod’s

– Más vale que aproveches de comer algo porque en unas horas más deberás llevar un estricto ayuno, Kallah – Dijo Joelle tomando el brazo de su mejor amiga

– Se me antojan unas donas rellenas de jalea – Gimoteó Bárbara y miró a las chicas

– ¡Si y arrasaría con un trozo de pastel de calabaza!

 Y se sentaron a comer algo antes de volver al departamento de Janine. Ambas serían sus damas de honor junto a la cuñada de Egon, Sadie en lugar de Dana y Nadine, la hermana de Janine.

Capítulo 25.- La Boda soñada

 La boda sería a las 19:00 hrs, ese día aprovecharía la mañana para ver los últimos detalles de la recepción, que sería en el mismo salón.

– ¿No crees que los vestidos rosa son un poco abombados? – Dijo Joelle viendo su vestido de mangas aglobadas y ruedo amplio de color rosa pastel

– Es un color que les queda bien a todas… Te ves preciosa en rosa – Sonrió Janine aún en pijama caminando de un lado a otro

 La madre de Janine y su hermana Nadine llegaron a ayudarlas con el peinado y lo que hiciera falta, estaba también su sobrina Caitlyn, quien sería la niña de las flores. Tenía 5 años y era su favorita, su forma de ser era muy similar a la suya.

 En Tribeca estaban los chicos, Peter escondió todos los bocadillos que Egon tenía en su laboratorio pues de acuerdo a la tradición debía guardar ayuno hasta después de la ceremonia.

– Lo lamento mucho muchacho, tradición es tradición

– Descuida Peter… Puedo resistir hasta después de las 7

 Se pusieron sus tuxedos y las kipá típicas judías para la ocasión.

 No podían verse hasta la hora la ceremonia, Janine iba con sus padres y las damas de honor en la limusina.

 Los muchachos ya habían llegado a la Universidad de Columbia, era un poco irónico que estuvieran ahí pues los habían echado de ahí hace dos años atrás, básicamente por culpa de Peter y sus prácticas poco ortodoxas para sus estudios de ESP. La universidad quería a Egon y a Ray… Pero ellos en pos de la amistad apoyaron a Peter, por tanto cuando Egon solicitó el salón el decano no puso oposición, además estaban bastante arrepentidos en virtud del éxito que los científicos tenían como Cazafantasmas.

– Doctor Spengler, está todo listo para ustedes, espero que todo sea de su agrado – Dijo el decano Yeager y luego vio a Peter entrecerrando los ojos

– Vaya, vaya decano Yeager, tanto tiempo sin vernos

– Dr Venkman…

 Winston jaló del brazo a Peter antes de que este pudiera decir algo. Entraron, primero la Bobe Melnitz y el Zeide Melnitz, luego la Bobe Spengler, Peter, Egon con sus padres a cada lado, las damas de honor, Joelle y luego Janine con un hermoso vestido de encajes y seda con los hombros descubiertos y mangas largas de encaje y un velo de tul que le cubría el rostro. y la pequeña Cait que iba tirando pétalos de rosas rosadas y blancas.

 Al lado del novio estaban en la primera fila la tía Louise junto a Ray y Winston.

 El rabino comenzó a leer la Torah, los novios dieron las 7 vueltas al rededor del palco e hicieron el intercambio de argollas.

– Egon Allen Spengler, desde el primer día que te ví supe que algo importante pasaría, gracias por dejarme entrar en tu vida, por protegerme siempre. acepta esta argolla como símbolo de mi amor

– Janine Iona Melnitz, pese a que no soy un hombre de muchas palabras, quiero que sepas lo importante que eres en mi vida y lo mucho que te amo, acepta esta argolla como símbolo de mi amor.
Sellaron los votos con un tierno beso y luego Egon pisó la copa y todos vitorearon «Mazel Tov«, luego prosiguió la firma de la ketubá y los novios finalmente quedaron solos.

 Se abrazaron y Egon la besó apasionadamente, por fin estaban casados, al fin, después de todo este tiempo eran solo ellos dos.

– Soy la mujer más feliz del mundo Egon, siempre soñé con este momento

 Él solo sonrió, su sonrisa era genuina y amplia, tomaba con ambas manos el rostro de Janine y la miraba a los ojos

– Jamás pensé que me iba a enamorar, no era algo lógico para mí y tú lograste convencerme de lo contrario.

 Janine se sentó en el sofá de la sala donde estaban y había una mesa con bocadillos kosher para ellos.

 Egon tomó un appetizer y comió por fin.

Luego salieron y todos los aplaudieron y los sentaron en sillas y los alzaron. Egon estaba tan rígido como siempre y Janine sonreía asiendose de la silla mientras todo era algarabía y sonaba música típica judía.

Luego todos se sentaron para el banquete sin antes el correspondiente discurso del padrino, Peter con tono solemne miró a los asistentes y luego a los novios.

– ¿Quien iba a pensar que el Dr Egon Spengler algún día se casaría?… Tan recto y estirados como es y por sobre todas las cosas con una mujer tan valiente y bondadosa como Janine, son como el día y la noche pero se complementan maravillosamente, les deseo la felicidad que se merecen ¡Mazel Tov!

Todos repitieron ¡Mazel Tov!, Ellos se miraron y Egon le tomó la mano bajo la mesa.

 Janine se sentía como en un sueño, un hermoso cuento de hadas, al fin había encontrado al amor de su vida, a su compañero, al hombre que sabía todo de ella y ella de él. Quien juró sostener sus anhelos y aliviar sus penas, amarla por siempre, protegerla (y lo hizo desde que la conoció)

– ¿Sabes algo Janine? – Susurró Egon – De no habernos atrevido a dar el salto como Cazafantasmas no te habría conocido.

– Pero lo que está destinado a ser, pasa de todas maneras

– No creo en el destino cariño, pero de algo estoy seguro, seguiré amándote hasta el último de mis días – Y le besó la mejilla mientras todos seguían riendo y festejando

 Capítulo 26.- Pon farr

16 de Septiembre de 1988

Los primeros atisbos de otoño se podían ver en Nueva York, las cosas habían cambiado desde la boda de Janine y Egon.

Ray recibió una herencia. Su tío Gaylord lo dejó como su único heredero, por lo que decidió, junto a Bárbara, abrir una tienda de libros de ocultismo en East Village.

Winston y Joelle estaban esperando a su segundo hijo, se habían mudado a un departamento más grande en Harlem, cerca de los padres de éste.

Peter volvió a ser el mismo casanova de siempre, no volvió a tener una relación estable desde Dana, pero siempre tenía citas, por lo que la regla de oro era no meterlas al cuartel, por tanto, sus citas eran en su departamento de Brooklyn.

 Y finalmente, Egon y Janine, llevaban ya casados y viviendo juntos un par de años casi, compartían una vida cotidiana, tenían un gato llamado Schrodinger.

El trabajo había disminuido considerablemente en Nueva York en los últimos años, por lo que frecuentemente estaban recibiendo trabajos en otro estados.

 Egon estaba calibrando los PKE esa mañana, Ray y Winston habían ido por una entidad corpórea de nivel 4 en la panadería «D’Lucca» y Peter estaba en su oficina haciendo lo usual… Tomar café, fumar sus cigarrillos, pactar alguna entrevista para la prensa.

 Janine estaba en su escritorio facturando y charlando a intervalos con Pegajoso.

 Egon Spengler llevaba un tiempo con una idea dando vueltas. Desde que tuvieron que cuidar a Timmy un día, ver a Janine hacerlo dormir y cuidarlo removió una fibra sensible en él y pensaba ¿Que tal si tenían un bebé? Pensaba en la viabilidad de aquello, económicamente estaban en condiciones, ambos estaban en edad fértil, el quid era que ella quisiera ser madre también.

– ¿Qué sucede papá oso? – Dijo Peter subiendo al laboratorio

 Egon se sobresaltó, como si Peter hubiera leído sus pensamientos y se subió las gafas con el índice – Venkman… ¿Qué tal?

– Bien bien pero hay algo que me tiene con cierta preocupación…

– ¿De qué se trata?

– ¿Quieres ser padre? – Alzó la ceja con una sonrisa de suficiencia

– ¿Qué te ha hecho llegar a semejante hipótesis? – Inquirió Egon mirándolo seriamente

– El otro día en Macy’s te quedaste viendo el escaparate de carriolas, has murmurado un par de veces «ser padres» y em… Te conozco, sería lógico que quisieras preservar la especie de Spenglers

– Pues es lógico biológicamente hablando

– Si quieres hijos pelirrojos como «redzilla»…

– ¡Hey! – exclamó Egon – Tal vez sea verdad… Pero no sé si Janine sienta deseos de ser madre

– Pues díselo y sal de dudas

 Curiosamente el consejo de Peter era algo sumamente lógico pero aún así se sentía incómodo y nervioso de preguntarlo. Esa noche, como muchas otras, Janine estaba leyendo en la cama y Egon también, entonces tras mirarla detenidamente, ver su anguloso rostro, su melena pelirroja y lo adorable que se veía frunciendo la boca mientras leía concentrada.

– Janine, hay algo que quisiera preguntarte

– ¿Todo bien? – preguntó mirándolo por encima de sus lentes de acetato

– ¿Quieres iniciar una familia conmigo?

Ella parpadeó perpleja ante la pregunta. Pensó que Egon no quería hijos, se había hecho la idea de ello y no le parecía mal, pero al oír eso de boca de su esposo, las cosas se ponían de otra perspectiva. – ¿Qué?

– Si te gustaría un hijo mío, embarazarte

– ¿Ahora?

– Creo que es el momento correcto, estamos casados, tenemos estabilidad, quizás nos venga bien adentrarnos en las vertiginosas aguas de la paternidad

– Me cuesta creer esto… Eres humano después de todo – Bromeó Janine sonriendo y tapándose la boca

– Por supuesto que lo soy – frunció el ceño

– A veces estás tan absorto en tu labor de científico vulcano que cuesta creerlo – Volvió a bromear

– Pues lo digo en serio, me encantaría tener un bebé tuyo, de mi amada esposa.

´Janine se sobrecogió, Egon le decía que la amaba pero era la primera vez que decía algo así – En primera instancia diría que sí, pero necesito pensarlo un poco, es un paso importante.

– Por supuesto amor, pero de todos modos me gustaría hacerte el amor sin fines reproductivos

– Eso no debería ni siquiera preguntarse Egon – Lo beso y apagó las luces, el no se quitaba los lentes durante el sexo, amaba admirar la figura de Janine, en detalle, cada pliegue, cada lunar, las sensaciones que provocaba en ella… Todo siempre era una sorpresa con ella

 Los días pasaban y Janine se cuestionaba si serían buenos padres, si era capaz de ser madre, todos sus amigos con hijos hablaban de sus niños 24/7, ella sentía el instinto maternal y si Egon sentía las ganas de hacer familia ella también lo haría.

 Hablar con Joelle ayudó también, si ella pudo, ella no tendría problema con eso.

 Dejó de tomarse la píldora días antes de darle la noticia.

– Egon… ¿Podemos hablar? – Le preguntó Janine mientras le servía el café matutino

– Por supuesto que sí

– Es sobre lo que me preguntaste la otra noche… Lo he pensado mucho, es un gran paso, un sacrificio y todo lo demás pero siento que si estoy preparada para que pongas un bebé en mi

 Él la besó feliz y la abrazó.

Ahora tendrían que ver los días propicios para concebir, Janine volvía a ovular y sus feromonas eran potentes en Egon. Así pasaron los días y Egon estaba como en el famoso «Pon farr» vulcano, sus hormonas estaban como locas, despertaba con deseo, ganas de hacer el amor con Janine pero habían acordado que no durante las mañanas (al menos en la semana), le costaba concentrarse en sus labores diarias, en las cacerías intentaba estar en sus cinco sentidos pero Janine se paseaba desnuda por su mente a cada momento.

Eran días de flirteo descarado, pero por respeto a los chicos no hacían nada en la estación

– Dr Spengler… Necesito comentarle algo…

– ¿Qué sucede señora Spengler – Melnitz? – Respondió serio pero con ese brillo salvaje en la mirada

– Estoy ovulando – Sonrió

 Peter estaba saliendo de la oficina y escupió el café – ¡Ay vamos! Tómense la tarde a seguir como pubertos calenturientos.

Se fueron al departamento, estaban besándose hambrientos en el ascensor y llegando al apartamento, abrió la puerta Egon y Janine la cerró, y él le quitó la chaqueta, ella también a él y lo besaba mientras se desnudaban.

Ya llegando a la habitación estaban solo en ropa interior… Egon tenía a Janine en brazos con sus manos sobre sus nalgas y ella con las piernas alrededor de su cintura lo besaba hambrienta.

Egon la miró con deseo, era una sensación que le nublaba el juicio, que le hacía sentir como un animal, primitivo y bestial.

Ella mordía su labio inferior y se quitó las gafas, y se quedó mirando a Egon, este le tomó sus piernas y le quitó sus pantaletas.

Egon se acercó acechante a ella, pudo tantear su humedad y empaparse de ella hasta que estuvo listo para fundirse en ella, como si su vida dependiera de ello. Janine se mordía el labio y gemía en su oído extasiada por cómo su esposo la tomaba, así hasta que ambos llegaron al clímax, primero ella y luego el en un gruñido casi bestial. Se acurrucaron y ella durmió abrazada a su pecho.

Capítulo 27.- Sueño Adolescente

 Octubre siempre era un mes ajetreado para los Cazafantasmas, a veces los cuatro llegaban agotados de tanta demanda así que Janine pensó que sería momento de ayudarlos, estaba un poco aburrida de su trabajo en la oficina.

 Partió hablando con Egon.

– ¿Cómo están tomando el aumento de casos?

– Ya no damos abasto linda, a veces nos vendría bien una mano

– ¿Que tal si yo los ayudo?

– ¿Tú?… No me tomes a mal pero la verdad es que es bastante peligroso y no estoy seguro de querer exponerte de esa manera

– Yo soy capaz de hacerlo Egon

– No puedo prohibírtelo… Pero no estoy seguro de que el resto apoye la moción

 Janine le dio una mirada de soslayo y fue a hablar con Ray que estaba en la sala de estar viendo caricaturas mientras calibraba unos transistores.

– ¿Todo bien Janine?

– Sí, hay cuatro casos para esta tarde

Ray dejó escapar un bufido y miró a Janine – ¿Podrías decirle a Babs que llegaré más tarde?

– ¿Y qué tal si los acompaño?

– ¿Cómo dices?

– Eso, así los ayudo a cazar fantasmas y puedes ver a tu chica a la hora

– Mmmm… No lo sé Janine, es peligroso, si te pasa algo no sé qué haríamos

– ¿Confías en mí? – Miró a Ray poniendo los brazos en jarras

– Si Janine pero… ¿Que dice Egon?

– Egon… Estará bien

 Ya tenía 2/4 pensó Janine, fue sencillo con Winston pero Peter le puso mil objeciones, entendía que quería cuidarla pero ella estaba empeñada en que podría hacerlo.

 Se puso uno de los overoles de Peter y usó el equipo de protones que tenía media carga.

– Solo podrás acompañarnos a un sitio – Dijo Peter – La carga del equipo de protones bastará para que nos ayudes

– Entendido – Añadió en tono solemne

 Winston miró la libreta y tenían un caso en un depósito en la 49 y la 10 en Hell’s kitchen.

 Entraron a la bodega y no veían nada anormal, al parecer era un depósito de mini bodegas, estaba oscuro pero lo suficiente para no tropezar.

Egon sostenía el PKE y recibía una lectura, Peter iba junto a Egon apuntando, Janine iba junto a Winston y Ray.

 Pronto se oyó una risotada siniestra. Janine asió su pistola de protones con fuerza pero no disparó.

 De repente sonó un reloj cucú, todos saltaron y Ray rió nervioso por el reloj pero de pronto el pájaro empezó a crecer y tomar una forma grotesca, ojos inyectados, colmillos afilados y zarpas feroces. Janine soltó un grito y disparó, el espectro saltó y le lanzó un rayo a Janine de vuelta, Egon la sostuvo y le indicó que era momento de disparar, ella lo hizo diestramente a decir verdad, los demás dispararon hasta que el espectro no podía librarse de la carga protónica y luego Winston lanzó la trampa.

 Iban de vuelta y sintió que veía borroso, Egon la felicitó al subirse al Ecto 1 y le recordó que solo esa ocasión iría con ellos, como debía esperar aprovechó de dormir.

 Habían pasado dos horas y no sabía bien donde estaba, los chicos estaban aún trabajando, se miró el overol y lo sintió holgado siendo que Peter no era tan corpulento como Ray o Winston por ejemplo.

 Se quitó las gafas porque las sentía incómodas y sentía una ligera sensación de mareo. Encendió el radio que estaba en la estación de tránsito y la cambió a otra y comenzó a sonar «Kids en América» de Kim Wilde. Janine empezó a tararearla y luego más animadamente a cantarla hasta que se vió en el espejo y soltó un grito desesperado.

 Adentro ya habían capturado a la entidad de nivel 4, un espectro bastante molesto. Pero iban de vuelta cuando oyeron el grito de Janine, Egon corrió y los demás lo siguieron.

 En el auto vieron a una versión adolescentes de Janine en un overol demasiado grande para ella…

 Ray se tomó la cabeza a dos manos pensando que podían hacer y decidieron volver a la estación

 Janine gimoteaba a verse en su versión adolescente, solo le faltaban los aparatos.

 Se quitó el overol y su ropa normal le quedaba un tanto holgada… Así que tomo unos pantalones cortos de Peter y una sudadera.

– ¿Alguien puede decirme que es lo que sucedió? – dijo Janine en un chillido agudo

– Al parecer el espectro del reloj te atacó con alguna clase de hechizo temporal… Llevándote a tu adolescencia – Dijo Egon mirándola con cierta incomodidad

 Ella lo abrazó e intentó besarlo, pero la paró en seco – Lo siento cariño pero eres menor de edad… Es un peligro si nos ven en actitudes de pareja

– Así es jovencita – Dijo Peter poniéndole el brazo sobre la cabeza

– No puedes ir así por Nueva York… – Dijo Ray – llamaré a Bárbara por si puede llevarte por algo más apropiado…

 Janine estaba preocupada por si no volvía a su cuerpo normal, ¿Y si eso pasaba debía divorciarse de Egon? ¿Si eso pasaba tenía que volver a repetir la horrible experiencia de la secundaria?

 Ray la sacó de su ensimismamiento con una mala noticia, Barbara debía quedarse en la librería hasta el cierre así que no podía ir con ella…

– De acuerdo creo que Peter puede acompañar a su «sobrina» – Añadió Egon Spengler

– ¡Hey, es tu esposa, tú deberías ir con ella!

– Yo debo ver la manera de volverla a la realidad Peter… Eso es mi prioridad – Respondió con voz trémula.

 Janine lo miró con gesto suplicante pero Egon ya estaba rumbo al segundo piso, Ray iría a la librería a ver si encontraba algún texto relacionado a hechizos temporales.

 A regañadientes fueron a la Quinta Avenida por ropa, al principio estaba algo entusiasmada con la idea de ropa y zapatos nuevos. Pero a medida que iba probándose ropa recordaba sus inseguridades, como odiaba ser tan delgada, tan plana, se sentía horrenda.

 Peter al principio estaba aburrido, se sentó en un sofá mirando de reojo a una vendedora que le sonreía y escuchó los sollozos viniendo del probador.

 Carraspeó y añadió con su voz de psicólogo – Janine… ¿Estás bien?

– Me veo horrenda – Sollozaba mirándose en el espejo con un vestido holgado con hombreras.

– Hey, ese vestido le quedaría mal hasta a Brooke Shields… Tal vez debas ponerte algo menos saco de patatas y nos largamos de acá ¿Bien?

– ¿Sabes Peter?… Cuando quieres puedes ser buena persona – Dijo Janine limpiándose las lágrimas

 Peter sonrió y la dejó media hora más hasta que escogió algo lindo y a la moda.

Llegaron de vuelta a la estación y ella se colgó del cuello de Egon. Este la abrazó y la apartó suavemente.

– ¿Supongo que puedo volver a mi casa verdad? – Dijo Janine mirado a Egon

– Si… Pero dormiré en el sofá

 Ella se sentía rara, como rabiosa y molesta, insegura y también quería contención por parte de Egon.

– Janine creo que debemos hablar – Dijo Egon mirándola

Ella se cruzó de brazos y lo miró, llevaba un sweater amarillo con unos leggins negros con rayos amarillos.

– ¿Cuál es el sermón de hoy Sr Spengler?

 Egon arqueó la ceja, le parecía extraño ver a su mujer con el cuerpo de su adolescencia, era antinatural sentir ganas de besarla como lo hacía todos los días ¡Era una chica!

– No es un Sermón, es más bien una conversación madura sobre lo que está pasando.

Se acercó a la cocina y sacó un par de «Twizzlers» del escondite de Egon y volvió mordisqueando el caramelo rojo

– Sí, soy adolescente y no puedo tener nada contigo… Ya hablamos de eso, intento no hacer nada más allá – Suspiró.

– Debemos encontrar la manera de revertir ese hechizo. De lo contrario podrías quedarte así… – La miró con cierta tristeza

– Yo creía que estabas en eso cuando fuimos con Peter al centro comercial… ¿Acaso no quieres que vuelva a ser una adulta?

– No puedo creer que creas eso después de todo Janine, no seas infantil…

 Sus ojos se llenaron de lágrimas y se encerró en la habitación dando un portazo.

 Egon comprendió que a medida que el tiempo pasaba Janine iba siendo más adolescente… Por tanto debía buscar más profundamente, leyó el manual de Tobin y encontró algo sobre las entidades cronológicas. El espectro que hallaron en el depósito estaba encerrado en el reloj y al ser liberado y atacar a Janine le quitó los años vividos, al estar en la unidad contenedora no es mucho lo que pueden hacer.

 Janine estaba en la cama llorando, miraba las fotos de la boda, las fotos con Egon y los demás y sentía que eso no volvería jamás, que tendría que volver a la secundaría y a Brooklyn con su padres… Tomó aire y dijo para sí «Janine Melnitz sobreviviste a la adolescencia y lo harás una vez más si es necesario». Se quitó la ropa y se miró al espejo, ya no tenía las curvas de su adultez, su piel era más tersa y miró su bajo vientre… De seguro volvió su doncellez, miró su rostro, mucho más liso, hasta su cabello era distinto.

 Se puso las pantaletas más pequeñas que tenía y un pijamas que le quedaba pequeño y ahora era perfecto. Egon golpeó la puerta y se sobresaltó al verla semi desnuda esquivando la mirada

– Vamos ya me haz visto así y más

– Sí, pero a tu versión de 36 años… Janine yo… Lamento haberte tratado de infantil, lógicamente lo eres porque estás volviendo al vaivén hormonal de la adolescencia.

– Está bien Egon – Sonrió y se puso la blusa del pijamas – Es tan difícil como lo es para mí

– De cierto modo… Debemos hallar un método de recuperar los años que el espectro te quitó. Es una entidad corpórea de nivel 5 por tanto no va a ser sencillo hacerlo pero no podemos dejar más tiempo pasar

 Ella lo miró perpleja tratando de entender la magnitud de sus palabras y abrió la boca y luego la cerró, se sentó en la cama y por fin añadió

– ¿Eso quiere decir que me quedaré atrapada acá si no hallamos el método de volver?

– Es una probabilidad Janine…

 Ella se sintió abatida pero no quiso demostrar debilidad ante Egon

– Algo haremos mañana – Sonrió y besó la mejilla de Egon

Este suspiró y apagó la luz al dejar la habitación y le dió las buenas noches.

 Al día siguiente despertó entusiasmada pensando en que solo se había tratado de un mal sueño pero vio que faltaba Egon en la cama, se sentó en su cama y se dirigió al espejo del tocador y notó su melena revuelta, se restregó los ojos y entendió que no era un sueño, era ella misma a los 16.

– ¿Janine puedo?

– Si cariño… – Suspiró mirando sus pies

– Debemos irnos a la estación, hoy tomaré un par de muestras para determinar que componentes orgánicos se han visto afectados por el espectro

 En la estación estaba Peter tomando café y al verlos llegar sonrió de manera burlona – Hey Molly Ringwald ¿Qué tal?

 Janine lo fulminó con la mirada y le sacó la lengua

– ¡Qué adorable! – Y le pellizcó la mejilla

– Basta Peter – Dijo Egon – Demuestra que eres el adulto por favor

 Janine se sentó en la mesa del escritorio y encendió la radio mientras comía chicle haciendo globos grandes y rosados

– Señores, buenos días. Hoy es día 15 y debo hacer la auditoría – Dijo Louis Tully, quien desde hace un tiempo era el que llevaba la contabilidad de los Cazafantasmas.

– Tully ¿Todo bien? – Dijo Peter saludándolo con la cabeza

– Sí, solo un embotellamiento en Lexington pero… ¿Quién es esta jovencita? – Sonrió a Janine

– ella es Jan…- dijo Egon

– Jannie… Jannie Horowitz, sobrina de Janine – Dijo rápidamente ella

– Eres idéntica a tu tía – Se subió las gafas y siguió a Peter a su oficina

– ¿Y eso? – Respondió Egon extrañado

– Sería menos raro… Así también tendré más libertad para poder encontrar la cura de esto

 Ray al cabo de un rato llegó con una pila de libros que estaban relacionados con espectros del tiempo, hechizos temporales, magia ancestral.

– Egon creo que esto nos va a servir.

 Janine estaba sentada en el laboratorio mirando todo y estaba aburrida, hacía ruido con la goma de mascar y se acercó a la ventana, de pronto unos chicos pasaron por ahí y ella les sonrió coquetamente, ellos la miraron de vuelta. Luego cayó en cuenta de ello y sintió congoja… Miró a Egon concentrado leyendo, con la boca fruncida como cuando está muy ensimismado.

 Ella no sabía ya que es lo que quería, a ratos se le iba olvidando esta antigua vida suya y sólo quería divertirse, compartir con gente de su edad y no con esos hombres aburridos que solo la regañaban.

– ¡Me largo de acá! Me aburro demasiado con ustedes – Dijo la joven bajando la escalera dando brincos y saliendo

 No les dió tiempo de una rápida reacción pero Ray alcanzó a gritar ¡Hey! Antes de que ella saliera rumbo a Central Park.

 Era otoño pero hacía un día soleado ella iba con una falda plisada rosa, una polera amarilla y una chaqueta geométrica. Se veía atractiva y lo sabía, nuevamente vió a los muchachos que pasaron por la estación, estaban jugando baloncesto pero la vieron y ella les sonrió.

Los chicos decidieron salir a buscar a Janine, principalmente Egon y Peter, Ray se quedaría leyendo por si hallaba algo.

 Buscaron por distintos sitios, inicialmente por Tribeca pero sin éxito

– Si yo fuera un adolescente probablemente estaría en la biblioteca – Pensó Egon

– Por eso no tenías amigos Eggy… Me parece que sería interesante ir a algún lugar con más concurrencia

– ¿Alguna idea?

– Ya lo creo – Sonrió con picardía

En Central Park tras un intercambio de miradas un chico se le acercó

– Hey, soy Cameron ¿y tú?

– Jannie… – Dijo ella sonriendo

– ¿Porqué tan sola? – le dijo acercándose a ella

– Sólo paseando – Respondió ella alejándose de él un poco

– ¿Te gustaría pasar un buen rato con nosotros? – Dijo señalando a su amigo que bebía una cerveza

– Creo que mejor me quedo

– Vamos, dime qué si – Sonrió el chico acercándose a ella otra vez y abrazándola por la cintura

– ¡He dicho que no! – Dijo apartándolo

– ¡Vamos! – intento darle un beso a la fuerza

– Ella dijo que no – Dijo una voz grave tras ellos

 El chico se asustó y soltó a Janine y ella corrió a los brazos de Egon

– ¿Qué crees que haces? – La regañó Peter al ver al par de chicos

– No eres mi padre para darme un sermón

– ¿Qué pasa si no hubiéramos llegado justo a tiempo, que habría pasado contigo? – le dijo Egon tomándola por los hombros y mirándola a los ojos

Ella le evitó la mirada y no respondió

– Al parecer está empeorando… Volvamos a casa y veamos si Ray tiene algo… De lo contrario la enviamos a Canarsie con sus padres – Dijo Peter con aparente molestia

 Egon la rodeó con el brazo y fueron de vuelta al cuartel, una vez allí Winston los recibió con una sonrisa de oreja a oreja – ¡Me alegro que hayan vuelto los tres!

– ¿Novedades?

– Claro que sí. ¡Ray ya están acá! – gritó hacia el piso superior

Ray bajó por el tubo sosteniendo un libro grueso de tapa negra en su barbilla

– ¡Eureka! Encontré algo en este libro

Salían pictografías del pajarraco infernal y un hechizo en latín

– ¿Nos falta la cabra y la sangre de un dragón? – Bromeó Peter mirando el dibujo

– ¿Crees que esto funcione? – Dijo Janine a Egon

– Tengo fe en ello – Le sonrió y le dió un tierno beso en la frente

Pintaron un pentagrama en el piso con tiza blanca, Janine se puso al medio con una bata, (no por un tema ritual si no porque la ropa pronto no le quedaría) entonces Ray leyó el conjuro en latín tras encender velas

– Non refert ante tempus furati sunt misappropriated annis tergum. corpus sumens tergum ut Northmanni. ¡Nunc, nunc, nunc!

Un destello inundó la habitación y ella quedó suspendida en el aire y luego volvió a su cuerpo adulto.

Se cubrió bien con la bata y Ray gritó

– ¡Lo hicimos!

Egon corrió hacia Janine y la besó estrechándola en sus brazos.

Esa noche por fin podrían dormir juntos como marido y mujer, ya no era incómodo, su cuerpo volvía a ser el de su versión adulta aunque no del todo…

 Él la besaba con ganas y ella lo iba desnudando a medida que iban avanzando hacia la cama, sólo quedó con sus pantaletas y la tiró a la cama dónde la siguió acariciando y besando… Notando cierta estrechez, Janine se sonrojó un poco

– Al parecer vas a perder tu virginidad una vez más – dijo Egon sonriendo de soslayo

– Y no podría ser de mejor manera – Y lo besó mientras él se fundía en ella lentamente, con mucho más cuidado y amor que su primera primera vez, tampoco era una chica inexperta y definitivamente Egon sabía lo que hacía.

Capítulo 28.- Nuevos rumbos

Enero 22 de 1989

Peter Venkman era para la fecha uno de los solteros más codiciados de Nueva York, y le estaba ofreciendo la televisión un programa de investigación paranormal en horario estelar, eso significaría que quizás era el momento de emprender el vuelo y dejarle el negocio a Egon, Ray y Winston.

Era su oportunidad de saltar al estrellato y ser una celebridad, como siempre quiso, cuando era niño y le decía a su madre que quería ser el próximo Ed Sullivan.

– Dr Venkman, el señor Shapiro lo espera en su oficina – Respondió la secretaria de la cadena

– Muchas gracias – Respondió guiñandole el ojo

 Hiram Shapiro era el gerente de una prestigiosa cadena televisiva a nivel nacional, y se interesaba en un programa de carácter paranormal, Peter Venkman tenía carisma, tenía ese atractivo televisivo, para estar empinándose en los 40 seguía siendo guapo. El contrato era solo para él, no para el resto de los Cazafantasmas.

– Asiento Dr Venkman

– Dime Peter – Respondió este con una sonrisa afable

– Creo que Gilda te hizo llegar la propuesta para el piloto del programa

– Así es y sin duda es una idea brillante.

– Si tiene éxito aseguro que habrán muchos ceros en su paga mensual… Aunque claro está este es un proyecto al que deberá ponerle todo su tiempo…

 Peter suspiró, miró a Hiram Shapiro y le estrechó la mano.

– Ha encontrado a su hombre – Y sonrió

 Por otra parte el trabajo comenzó a bajar considerablemente, los casos paranormales eran cada vez menos y comenzaron a tomar Staten Island y Nueva Jersey pero aún así eran menos casos que años anteriores. Louis Tully les hizo notar esto en la auditoría pasada y Ray sintió temor al respecto, además que un viejo conocido había vuelto a molestar con los temas medioambientales, cosas del nuevo gobierno.

 El negocio de la librería le permitía vivir bien junto a Bárbara quién era la encargada del negocio además de su columna en el periódico.

– Egon creo que lo más sensato sería darle un respiro a esto

Egon levantó la mirada de los papeles que hojeaba y lo miró y luego a Winston.

– Este era tu sueño Ray – Respondió tras una pausa

– Lo sé, pero de acuerdo al informe de Louis estamos en números rojos… Sin contar que tenemos al cretino de Peck pisándonos los talones

– Esa rata miserable encontrará algún motivo para sacarnos del mercado – Dijo Winston haciendo una bola con la servilleta que tenía en la mano

– Señores, si consideramos que es momento de colgar las pistolas de protones, creo que debemos hablarlo con Peter, al fin y al cabo este es el negocio de todos.

 Esa tarde se reunieron en el laboratorio, solo los cuatro, Janine estaba sentada en su escritorio hablando con pegajoso

– Oh no… Esto es el fin – Gimoteó el fantasma

– Eso me temo cariño – Respondió ella ofreciéndole una galleta

 Los cuatro estaban con aspecto taciturno, y todos tenían razones para dejarlo.

Winston era padre de familia y con lo que ganaba Joelle y otro bebé en camino no podrían vivir como quisieran, por lo tanto consideraba volver al negocio familiar.

 Egon era el que más consideraba no abandonarlo, hace poco había instalado un reversor protónico y tenía unos estudios en el área de la física cuántica que de dejar el negocio no serían factibles.

– Después de la última auditoría estamos con una cifra de $3,000 dólares en contra y si no tenemos al menos 15 casos en las próximas semanas no nos alcanzará para pagar la factura de la electricidad… Y no queremos que suceda lo mismo que el 84 – Dijo Ray encendiendo un cigarrillo

 Peter se tomó la cabeza a dos manos y con un poco de culpa respondió – Puede que comience a trabajar en televisión… No crean que me quiero bajar del barco, también ayudaré con las cuentas pendientes

– Yo creo que también apoyo la moción, con dos hijos y uno en camino quizás deba aceptar la oferta de mi padre de volver al negocio familiar – Respondió Winston

– Entonces creo que no hay más que agregar… Los Cazafantasmas están oficialmente fuera del negocio – Sentenció Egon con voz grave

Janine entró al laboratorio con una botella de vino blanco y unas copas, tenía los ojos llenos de lágrimas y Egon la abrazó por la espalda.

– Creo que es el final… – Dijo ella mirándolos a todos

 Cada uno tomó una copa y brindaron por los años juntos, por los nuevos proyectos.

– Bueno muchachos, fue un placer ser parte de esto – Dijo Winston dándoles un abrazo fuerte a cada uno

– Siempre fuimos los mejores – Añadió Peter bebiendo lo que quedaba del vino

 Ray tenía los ojos llorosos y miró al techo, Peter le dió una palmada en la espalda y Egon le tocó el hombro

– Tendremos la estación siempre – Sonrió débilmente

 Cada uno fue yéndose de la estación, solo quedaron Egon, Janine y Ray. Y éste apagó el letrero de neón de la entrada.

 Janine tomó la mano de su esposo y le besó la mejilla, Egon estaba serio pero Janine sabía que tenía pena, habían sido años de investigación y trabajo con sus mejores amigos, eran familia después de todo.

Egon le besó la mano distraídamente en el taxi camino a Brooklyn, pero no dijo palabra alguna.

 Los días pasaron y Egon se contactó con el decano Yaeger, quien le ofrecía una vacante en la facultad de neurociencias, Janine había empezado a trabajar en una firma de abogados como secretaria ejecutiva, el horario no era malo y les servía para vivir bien, los planes de familia podían esperar un poco más pero lo importante era seguir con Egon, hombro con hombro.

Era el fin de una era, era el fin de los Cazafantasmas.


Capítulo 29.- Vive el presente

Noviembre 1989

 Habían pasado unos meses de que decidieron darle fin al negocio, cada uno había emprendido su propio rumbo. Peter tenía éxito en televisión, Winston era el socio de su padre en la empresa de construcción, Egon finalmente decidió iniciar estudios en un instituto de investigación teórica avanzada llamado Weaver Hall y Ray estaba teniendo muy buenas ventas en su librería sobre ocultismo.

 Ray extrañaba ver el cuartel con movimiento y no solo la unidad contenedora encendida. Echaba de menos compartir con los chicos, con Pegajoso.

 Andaba ido y Bárbara lo sabía estaba apilando los libros como solía hacerlo Egon en lugar de ponerlos en los estantes correspondientes. Ella sabía que debían conversar al respecto pero tampoco quería ser demasiado agresiva con él, habían decidido casarse el año entrante y entre sus planes estaba viajar a Suecia para visitar a sus padres con Ray.

– Ray, ¿Estás bien?

– Si cariño, es solo que siento que me falta algo…

 Ella asintió y lo abrazó por la espalda y le besó la mejilla. Él le tomó las manos pero no dijo nada.

– Los muchachos están bien, y de seguro te extrañan también Ray

El miró el piso de la librería, luego ordenó los libros en los estantes en silencio.

 Por otra parte en Manhattan, en una napa subterránea una masa rosada y viscosa comenzó a emerger entre las grietas del pavimento, siendo pisada por un cochecito

 La gente estaba mal genio y se insultaba al pasar, nada inusual tratándose de Nueva York… Era una de las cosas que no extrañaba ella de esta ciudad. Iba con su hijo en el coche y llevaba unas bolsa con víveres, se le acercó a Frank, el conserje del edificio y éste le dijo a otro hombre

– Muy bien, quiero que vayas al sótano y revises las cañerías y la caldera, revisa la presión ¿Podrías hacerlo hoy?

– Frank, ¿Te molestaría echarme una mano con esto? – Dijo Dana aparentemente con problemas con las bolsas de compras

– Demonios no soy el portero Srta Barrett, soy el conserje

– Y también un ser humano – Y le pasó las bolsas con víveres

– Ok no es mi trabajo, pero que diablos, estoy haciéndole un favor

– Ya que irás al departamento, ¿podrías revisar el radiador en la habitación del bebé?, Me parece que te lo había pedido la semana pasada…

 Y el cochecito comenzó a andar calle abajo

– ¿Y no lo hice?

– Está empezando a hacer frío – y notó el coche – yo… yo… yo…

– Entonces no hay problema

 Y Dana corrió tras el coche, el coche iba cada vez más rápido y ella gritaba – ¡Paren el coche, es mi bebé, es Óscar! ¡Ayuda!

 La gente no hacía nada, solo se remitía a mover la cabeza en desaprobación o esquivarla mientras ella corría, el coche viró a la derecha por la primera avenida, ella corría con fuerzas, casi tropezó y gritaba desesperada pero el coche se detuvo justo antes de chocar con un bus, ella finalmente lo alcanzó, el bebé reía y aplaudía en el cochecito y ella lo tomó y lo abrazó fuerte.

– Óscar por el amor de Dios, me diste un susto de muerte

 Dana llevaba un par de meses en los Estados Unidos, su matrimonio con André Wallace no fue para nada un cuento de hadas, ella se fue a Inglaterra con él, a Londres, donde vivieron en la antigua casa que perteneció a la familia de su ex esposo. La familia de éste siempre se encargó de hacerle notar que no pertenecía allí, y él tampoco le hizo sentir lo contrario, muy americana, muy corriente.

 Cuando ella quedó embarazada pensó que su matrimonio mejoraría pero él aceptó una vacante como primer violín en la Filarmónica de Viena. Dana no tenía tiempo para la música y eso la fue deprimiendo más y más.

 Las cosas empeoraron finalmente cuando él prefirió su carrera por sobre su familia y eso la devastó, volvió con un bebé de pecho a Nueva York, la ciudad donde amó y se encontró a sí misma.

 Encendió la televisión mientras el conserje revisaba el radiador y estaba Peter en televisión, en una entrevista con Larry King

– Tu programa es un éxito rotundo, además de sus conocimientos en el área paranormal como un ex Cazafantasmas ¿Cómo lleva su nueva vida Dr Venkman?

– Larry es una bendición tener el amor del público y por sobretodo la audiencia

– Tienes el don de la palabra Peter, ¿Eso funciona también con las chicas?

 Peter sonrió y le hizo un gesto a Larry afirmando lo que dijo

– De seguro hay alguna mujer importante en tu vida

Dana apagó el televisor y tomó a Óscar en brazos para darle de comer

 En el estudio Peter rió incómodo y miró a Larry King – No, no hay nadie en mi vida en estos momentos.

 Fueron a corte comercial y Peter pensó en Dana, habían pasado unos años de su quiebre pero en un rinconcito de su corazón aún la seguía amando.

Los chicos decidieron reunirse después de varios meses sin verse, llegaron a la estación, primero Ray, luego Winston, Egon y por último Peter.

– Aquí estamos – Dijo Ray con una sonrisa nostálgica

 Peter lo abrazó y saludó a los demás, llevaba ropa de diseñador y a la moda pero seguía siendo el mismo, la fama no se le había subido a la cabeza y menos con sus mejores amigos.

 Se sentaron en la sala de estar y pidieron una pizza, era extraño ver las luces apagadas, el Ecto 1 cubierto con una lona y solo oír el zumbido de la unidad contenedora. Ni siquiera Pegajoso revoloteaba por ahí, luego de cerrar el negocio se fue del lugar.

– Hay veces en las que me encantaría volver al negocio – Dijo Winston mirando la estancia

– Ha sido difícil volver a quedar en números azules de manera individual – Dijo Egon sacando un pedazo de pizza – Pero es francamente imposible

– Tenemos una celebridad entre nosotros – Bromeó Ray mirando a Peter y este hizo un gesto como de restarle importancia mientras bebía una cerveza

– Mi programa es un éxito pero no es lo mismo, los extraño, incluso a Pegajoso…

– Pegajoso… – Dijo Ray un poco apenado – de seguro se fue a alguna pastelería o algo así

 Rieron y compartieron un rato juntos en honor de los viejos tiempos. No volverían a ser los Ghostbusters pero el espíritu seguía intacto

Capítulo 30.- Viejos amigos

 Seguía pensando en el acontecimiento con Óscar en el coche hace unos días, se había enterado de que los Cazafantasmas estaban fuera del negocio y eso la decepcionó un poco.

 Sabía que no podía dejar pasar eso pero no sabía con quién ir… Luego pensó en Egon, quién sabía tomaría esto con seriedad. Supo que el Dr Spengler trabajaba en un laboratorio de investigación teórica, Weaver Hall y decidió ir a hacerle una visita.

 Le estaba contando lo que pasó con el coche – Entonces se fue para el medio de la calle, viró a la derecha y paró justo antes de ser arrollado por un autobús

– ¿Y alguien más presenció esto?

– Bueno, cientos de personas supongo, Egon yo no inventé esto

– No he dicho eso, solo que en la ciencia nosotros buscamos la explicación más sencilla de los hechos

– Estamos listos Dr Spengler – Dijo la asistente de Egon entrando a la pequeña sala con un vidrio polarizado

– Muy bien, comenzaremos con la calibración negativa – Respondió a la asistente quien puso a funcionar unas máquinas y se quedó junto a Egon

– ¿En qué estás trabajando, Egon? – Inquirió Dana

– Intento determinar cómo las emociones humanas pueden afectar el ambiente físico. Es una teoría que barajábamos con Ray cuando aún éramos Cazafantasmas.

 Era una pareja que gritaba y discutía acaloradamente

– ¿Pueden vernos? – Dijo Dana

– No, ellos creen que se trata de terapia de parejas, los hemos dejado esperando por dos horas y media, he aumentado gradualmente la temperatura de la habitación, está a 35°C hasta el momento, ahora Rachel, mi asistente les preguntó si no les molesta esperar otra media hora más.

 El hombre estaba realmente enfadado y comenzó a golpear el muro con el puño, Egon tomaba nota de la conducta.

– Muy bien, esto es realmente bueno

– ¿Entonces que opinas Egon? – Dijo Dana mirándolo fijamente

– Excelente, simplemente excelente. – Le dijo a su asistente – Ahora probemos con felicidad

– Em… Me refiero a lo del coche…

– Bueno me gustaría llamar a Ray para esto si no te molesta

– Claro, como estimes conveniente pero… No a Venkman

– Oh, no

– ¿Lo haz visto?

– Ocasionalmente

– ¿Cómo está ahora?

– Bueno… Estuvo viviendo al límite por un tiempo… Ahora los cruzó definitivamente, ya es tema superado

– ¿Me ha mencionado?

– No. – y la apuntó con un lector de emociones que arrojó una lectura, el arqueó la ceja.

– Bueno, no terminamos en buenos términos, recuerdas, además nos perdimos el rastro una vez me casé… ¿Cómo van las cosas con Janine?

– Excelentes – respondió serio

– Dr Spengler, estamos listos para la prueba del afecto – Respondió otro asistente

– Bien, denle a la niña el cachorro por favor

 Entonces un pequeño cachorro de Yorkshire fue entregado a una pequeña de cerca de seis años cuyos ojos brillaron al tomar al perro.

– Había pensado ponerme en contacto con él luego de mi divorcio pero… Ay es adorable – dijo viendo a la niña jugando con el perro y volvió a Egon – En verdad aprecio que hagas esto, Egon.

– No te preocupes

– Aquí está mi número, ¿Me llamarás?

– Si

– Me gustaría que no le mencionaras nada de esto a Peter… Si no te importa

– No, no lo haré, tranquila.

– Gracias – Lo besó en la mejilla al irse. No recordaba esa cercanía con Dana y le pareció particularmente rara, como un beso de Judas, al final de cuentas Peter Venkman era su mejor amigo y no contarle sería faltar a la lealtad.

– Veamos que sucede si le quitamos el cachorro – Dijo Egon a su asistente

Esa noche durante la cena estaba Egon un tanto más serio de lo usual, Janine puso su mano en el mentón y le dijo a su marido

– ¿Estás bien?

– Sí, hoy tuve mucho trabajo pero además una visita…

– ¿Fue de nuevo Peter a persuadirte de que vayas a su show?

– No, fue Dana

 Janine quedó boquiabierta y lo miró, luego destrozó su bistec con el cuchillo y respondió con una voz pasivo – agresiva

– ¿En serio, que quería?

– Tuvo una situación bastante inusual con su bebé hace unos días

– Wow, un bebé eso sí es una sorpresa

– Pues sí… Me pidió que no le contara nada a Peter…

– ¿Y lo harás? – Dijo Janine con la voz cada vez más aguda

– Le diré por supuesto, es mi mejor amigo

– No esperaba menos de ti Egon – Le dió una mirada de amor – Sabes que ella no es Santa de mi devoción… Pero si quieres ayudarla me parece bien. Al fin y al cabo creo que todos merecen una segunda oportunidad pero debes hablarlo con Peter.

Capítulo 31.- El mundo de la psíquica con el Dr Peter Venkman

 Peter está en el set de su programa «El mundo de la psíquica con el Dr Peter Venkman» la maquillista le hizo los últimos retoques con polvos para que su piel no luzca tan brillante frente a los reflectores, el día de hoy tenía dos invitados bastante inusuales, era la tónica del programa la verdad, tenía alta sintonía y tenía público en vivo.

– Entramos en 2 minutos – Gritó el productor

 Peter siempre estaba confiado de lo que estaba haciendo así que respiró hondo y esperó a que dijeran «acción»

– Hola, bienvenidos una vez más al mundo de la física, soy Peter Venkman, estoy charlando con mi invitado, autor, conferencista y físico. Milton Anglund.
Milt, tu nuevo libro se titula «El fin del mundo». Ahora, ¿Nos puedes contar cuando será el fin del mundo o debemos comprar tu libro?

– Bueno, yo predigo que el fin del mundo va a suceder la noche de año nuevo a la medianoche.

– ¿Este año? – Respondió Peter asombrado

– Ajá

– Eso es como un poco pronto ¿No crees?, Digo desde el punto de vista de ventas. Quiero decir, tu libro acaba de salir – rió incómodo – no verás ninguna ganancia de el hasta al menos un año ya sabes, podrían hacer una serie o una película. No quiero ser abogado del diablo pero podría haber sido para el 92 o mejor aún ¡1994!

– Dr Venkman, Dr Venkman, no se trata de un tema de hacer negocios, tengo un fuerte presentimiento físico – Dijo Milton poniendo sus manos alrededor de las sienes y poniendo una voz grave forzada – ¡El mundo se va a acabar en año nuevo!

– Bueno… Por tu bien, espero estés en lo correcto… Pero estoy seguro de que mi otra invitada está en desacuerdo contigo. Elaine, ¿Tienes alguna otra fecha en mente? – Respondió Peter mirando a su invitada, una mujer de mediana edad, algo bizca y desaliñada

– De acuerdo a mis fuentes, el mundo se va a acabar el 14 de Febrero del 2016

– San Valentín, Caradura. ¿De donde conseguiste esa información tan valiosa Elaine?

– De un extraterrestre. Cómo le dije a mi esposo: esto sucedió en el Holiday inn de Paramus. Estaba en el bar bebiendo algo y luego él se me acercó.

 Peter miró a la cámara con cara de incredulidad

– Él comenzó a hablar conmigo, me compró un par de tragos y creo que usó algún rayo o algún dispositivo de control mental porque me obligó a seguirlo a su habitación y ahí fue donde me habló del fin del mundo.

– Entonces…. ¿Tu extraterrestre tenía una habitación en el Holiday Inn de Paramus? – Añadió Peter con suspicacia

– Este pudo ser un espacio recreado de tal manera para lucir como tal, no te lo puedo asegurar Peter – Añadió ella sin parpadear

 Peter miró al productor y se puso de pie con cierto alivio – claro que no y ese es el problema con los extraterrestres, no puedes creer en ellos. A veces puedes conocer a un agradable ser del espacio, un E.T, pero usualmente se convierten en lagartos gigantes. ¡Y esto es todo por esta semana en El mundo de la psíquica! La próxima semana… – Alguien le entrega un gato egipcio – mascotas lampiñas… ¡Raro!, Hasta la próxima.

 Cortaron y Peter fue tras su productor

– ¿De donde demonios sacaron a esos dementes Norman, no se supone que vendría el tipo con telekinesis que dobla cucharas?

– Canceló y fue lo que pudimos conseguir, Peter no creen que respetes a la física… Creen que eres un charlatán

– ¡Soy un fraude!, Ya nadie cree en mí como Peter Venkman investigador paranormal.

 Por los pasillos del canal logró ver al alcalde, quien tendría una entrevista en el noticiero de las 7, corrió a saludarlo, pues a final de cuentas el sí creyó en él como Cazafantasmas.

– Señor alcalde, ¡Lenny! Hey, soy el Dr Peter Venkman.

El asesor comunicacional lo apartó a un costado

– ¿Puedo ayudarlo?

– Si, quite sus manos de encima. Gracias, quisiera saludar al alcalde, somos viejos amigos

– Soy Jack Headmayer, asistente del alcalde, se perfectamente quien es usted Dr Venkman… No veo ningún fantasma por acá – Dijo con sorna mirando a su alrededor

– Precisamente es por eso que deseo hablar con su alteza, verá hace un tiempo atrás realizamos un trabajito para él pero tuvimos encima a gusanitos burócratas como usted…

– Mire, manténgase alejado del alcalde, va a postularse como gobernador el otoño que viene y lo que menos necesita son sanguijuelas como usted y sus amigos señor Venkman. Salga de aquí

– ¿Y que se supone que deba hacer, besarle el trasero? ¡Soy un votante no un mentiroso!

Peter comenzó a pensar que este era el inicio del fin en su carrera como comunicador y tal vez como investigador paranormal.

Capítulo 32.- Lo que deba pasar, pasará

 Dana había vuelto a trabajar en el Museo de arte de Manhattan, en el área de restauración.

 Era dinero suficiente para vivir y alimentar a su hijo como corresponde, pues digámoslo, André Wallace no había sido gran ayuda desde el divorcio, desde entonces se desentendió de sus responsabilidades parentales.

 Un ruido la sobresaltó y estaban entrando una pintura enorme de un hombre, parecía una pintura del siglo XV o siglo XVI, era imponente y al verla se erizaba la piel… Y de pronto entró su jefe, un hombre bajo, con dientes como de caballo y un cargado acento de Europa oriental.

– Muy bien, quiero que dejen el cuadro de Vigo justo en el atril, así es. – Luego se dirigió a los otros restauradores – Quiero que sepan que todo lo que están haciendo está mal, tienen que ser más cuidadosos – Suspiró y rezongó – ¡Nadie me escucha! – Y volteó hacia Dana con rostro afable – Dana ¿Cómo estás, Dime qué tal vas con ese Bonington?

– Bien, estará lista pronto, esta mezcla que me diste funciona realmente bien – Respondió Dana sin apartar la mirada de la pintura

– Si realiza muy buenas coberturas, estás haciendo un excelente trabajo Dana

– Gracias

– Me preguntaba si quizás no te molestaría ayudarme en un trabajo más grande… – le acomodó el cabello y ella volteó – le falta un poco de blanco por acá

– Gracias Sr Poha

– Janosz

– Janosz verá, tengo un bebé pequeño y en cuanto crezca un poco pretendo regresar a la filarmónica

– Lamento mucho oír eso, digo que te vayas, no podré despedirme cómo es debido, ¿Te gustaría ir a un brunch hoy?

– Justo hoy no puedo, de hecho tengo una cita hoy – mira su reloj de pulsera – de hecho debería irme.

Dana guardó sus cosas y comenzó a caminar rumbo a la salida y Janosz la siguió

– Es que no lo entiendo, siempre que te invito a algo no puedes o tienes que hacer ¿Acaso tengo mal aliento o algo?

– Por supuesto que no

 Janosz se quedó ahí, volvió al salón de restauración y le dijo al cuadro de Vigo – Estoy seguro de que le gusto, no en serio, estoy seguro de ello… – Y la pintura de Vigo el Cárpato movió la cabeza dentro del cuadro.

 En la librería de Ray estaban él y Egon, Bárbara tenía una cita con el médico esta mañana por lo que hoy no estaría allí, el flujo de clientes era regular había un par de chicas góticas en la parte de wicca y un hombre ojeando un libro

– Mira Ray este es interesante, Berlín, 1939 un carro alegórico se movió por voluntad propia avanzando medio kilómetro, más de trescientos testigos.

 Ray se dirigió al hombre que veía el libro y este lo compró – Es un libro excelente, tome un obsequio, lo mejor para las invocaciones -Y luego volvió con Egon – Berlín ¿eh? Quizás podríamos también ver los estudios de la universidad de Duke sobre Psicokinesis controlada

– Anotado

Entonces Peter entró a la librería saludó con la cabeza y dijo – Quizás usted pueda ayudarme, necesito una poción de amor en aerosol para atraer a una nena con un penthouse y que caiga rendida a mis pies.

– Hola Venkman – Dijo Egon

– Hey Pete, ¿Cómo estás?

– Hey Egon ¿Cómo va trabajar con chiquillos, ya decidieron adoptar un par con Janine?

– Nada de eso Peter pero me va bastante bien

– Ray, que tal si cierras por hoy y vamos por unos Calzone a Guido’s – Dijo Peter

– Oh Peter, lamentablemente no puedo acompañarte esta vez… Estamos trabajando en algo, pero hey, mira un libro para ti «pases mágicos para la fortuna y poder»

– Muy gracioso Eggy… Gracias

– Buena suerte con eso – respondió guiñándole el ojo

– Ray ponlo en mi cuenta por favor

– Claro Peter – Dijo Ray tras el mostrador

– Mira este Ray, quizás nos sea útil

– Sí, este es el que estaba buscando

– ¿En qué están trabajando muchachos? – Quiso saber Peter

– Hum… Estamos en una investigación sobre… – Dijo Ray y Egon se aclaró la garganta – Es algo para una vieja amiga

– Genial, ¿quién?

 Ray fue salvado por la campana o el teléfono mejor dicho y Egon lo miró a los ojos y puso una mano en su hombro – Peter, se trata de Dana Barrett

– ¿Dana Barrett, mí Dana Barrett?

– Así es

 Dana estaba en su apartamento tocando el cello cuando sonó el timbre

– Voy – Gritó y se acercó a la puerta con una sonrisa estaba Ray y Egon, los saludó amablemente

– Ray gracias por venir, mucho tiempo sin vernos – Lo abrazó

– No hay problema siempre es un gusto poder ayudarte

– Hola Dana – Saludó Egon

– Hola Egon que gusto verte – Y lo abrazó

– Lindo lugar – Dijo Ray entrando a la sala de estar

 Entonces Peter entra y Dana cerró la puerta tras él

– Sin rencores – Respondió mirando a Dana haciendo señal de paz con los dedos

 Ray se encogió de hombros mirando a Dana

– Hola Peter

– Hola Dana – Respondió Peter poniendo voz seductora

 Luego fueron a la habitación del bebé para examinarlo, Egon y Ray tomaron a Óscar y lo sentaron en su cuna, lo midieron, pesaron e hicieron una serie de exámenes que salieron normales.

– ¿Que tal el reflejo auditivo? – preguntó Ray

 Egon chasqueó los dedos y Óscar respondió al estímulo

– Bien

– ¿Y el reflejo papilar?

 Egon y Ray comenzaron a hacerle cosquillas al bebé y este reía haciendo gorgoritos

– Cosquilleo – Dijo Egon con seriedad

Afuera estaban Dana y Peter en la sala de estar, Peter comenzó a examinar todo y comenzó a tocar el cello como si se tratara de un bajo.

– Entonces… ¿Que sucedió con el señor estirado? Te dejó sola y se largó a Europa por lo que supe

– No me dejó sola – Suspiró cansinamente – Simplemente sus prioridades fueron otras

– Podríamos habernos casado y esto no habría pasado…

– Nunca me lo propusiste y sin embargo era el «grillete»

– ¡Auch! Eso fue un golpe bajo – Dijo fingiendo recibir una bala en el pecho

 Dana sonrió y fueron con Peter al dormitorio donde seguían analizando todo Ray y Egon.

– Al parecer está todo en orden Dana – Respondió Egon con Óscar en brazos

– ¿Dónde duerme? – Quiso saber Ray

– Justo en esa cunita – Dijo Dana y Ray comenzó a medirla con el PKE.

Egon le pasó el bebé a Peter y este lo tomó con cierto nervio

– Hola amiguito, ¿Todo bien? – Lo miró arqueando la ceja y el bebé lo miró con sus ojos grandes y castaños

– ¿Sabes?, yo pude haber sido tu padre… Bueno si no hubiera sido un imbécil… Un placer – Y agitó la manita del bebé quien sonrió y Peter comenzó a silbar «Dixie» y el bebé le acarició la mejilla y le tomó la nariz – ¡Auxilio, está descontrolado!

 Dana se acercó a dónde estaban y Peter la ve con cierta ternura

– ¡Ayuda, este hombrecito está botando fluidos por la boca!

– Bueno, eso pasa algunas veces ¿Que opinas?

– Que es feo, digo, no como el hombre elefante pero es feo… ¿Tu papá era feo? ¿Tu papá apestaba eh?

– No lo escuches – Dijo Dana a su hijo quién le estiró los brazos para que lo cargara

– ¿Cuál es su nombre?

– Óscar

– ¿Y no habían nombres más lindos disponibles para bebé?

– Oh, Peter… Pero hablando en serio ¿Crees que haya algo malo con él?

– Bueno no tengo mucha experiencia con bebés pero… Mamá estará muy emocionada de extraerle una muestra fecal

– ¿¡Muestra fecal!?

– Sí – dijo Peter arrugando la nariz y riendo

Capítulo 33.- Sorpresas

 Pasaron las semanas y poco a poco Peter y Dana empezaron a retomar contacto, Janine solo movía la cabeza en gesto reprobatorio pero Egon le hizo notar que no era asunto suyo realmente, por mucho que quisiera cuidar a Peter…

– Es normal que te enfades Janine pero debes entender que están retomando contacto… No es que vayan a volver a salir o algo por el estilo

– Hablamos de Peter Venkman… – entrecerró los ojos

 Egon la abrazó y acarició su melena pelirroja

– Tenemos otras cosas de que preocuparnos ahora

– ¿Sí?

– Sí, descubrimos una lectura inusual en las calles de Nueva York… Hoy investigaremos

– ¿De verdad? – Lo miró perpleja – ¿Eso quiere decir que volverán?

– Me temo que no… La DEA y la alcaldía nos ha demandado por los daños ocasionados durante todos estos años…

– ¿Ya hablaron con Almarza y Sheridan, los abogados que les recomendé el otro día? – Quiso saber Janine arqueando la ceja

– Si… Pero me temo que sus honorarios están un poco sobre el nivel que podemos pagar… Sin duda creo que son bastante competentes pero al parecer Ray consiguió a un abogado recién egresado

– ¿Cuando es la audiencia?

– El 23 de Octubre

– En 15 días más…

 Egon suspiró y le besó la frente a su esposa, estaban en la sala de estar. El Otoño se había dejado caer por completo en la ciudad de Nueva York, hacía mucho frío ese año así que decidieron quedarse en casa esta vez.

 Por otra parte estaban Ray y Bárbara también descansando esa tarde de Domingo.

 Ray estaba revisando un listado de libros que llegarían por barco en unas semanas más, tenía sus gafas a media nariz y mordisqueaba la tapa del bolígrafo.

– Raymond ¿puedes venir por favor? – Gritó Bárbara desde el segundo piso

 Ray dejó lo que estaba haciendo y subió calmadamente a la pequeña oficina de Babs, allí estaba durmiendo en el piso el Bulldog francés que adoptaron y bautizaron Jake, quien bufaba entre sueños, Bárbara tenía una caja sobre el escritorio. Era pequeña y tenía un lazo.

– ¿Que pasa?

– Tengo algo para ti – Respondió con sus brillantes ojos azules

– ¿En serio?… Mi cumpleaños fue en Julio… ¿A qué debo esta sorpresa?

– Adelante, ábrelo

 Ray abrió la cajita y sacó de el unos zapatitos. Abrió los ojos como plato y se tapó la boca miró a Bárbara que tenía lágrimas en los ojos y luego los zapatitos. La abrazó y besó tiernamente en los labios y la frente

– ¿Cómo, cuando?

– El día que tuve que ir al médico era para confirmar que tengo un poco más de 8 semanas…

Ray estaba perplejo pero inmensamente feliz, la abrazó fuertemente, sentía que era el hombre más feliz del universo en esos momento.

– Sin dudas es la noticia más maravillosa de todas mi amor – No caía en si mismo de felicidad.

 Esa misma noche decidieron que investigarían la actividad inusual frente al edificio de Dana, habían convencido a Winston de cooperar, él traería la maquinaria de Zeddemore Construcciones, la empresa de su padre. Era un buen negocio, ya tenían dos hijos con Joelle y un sitio donde vivir… Pero sentía que le faltaba acción a su vida, como en los viejos tiempos.

– Afortunadamente al tener la grúa podemos cortar el tráfico por un instante – Agregó Ray

– Esta tarde la lectura del PKE arrojaba 1118, es decir 2.5 Gigaelectronvoltios en el lector – respondió Egon sacando el PKE y poniéndose un casco de construcción

– Ahora debemos ser rápidos, si llega a aparecer la policía no la sacaremos tan fácil como en el pasado – Añadió Winston amarrando un arnés a Ray y anclándolo al gancho de la grúa

– Creo que aún lo tengo chicos – chasqueó la boca Peter mientras echaba humo de su cigarrillo

 Entonces apareció una patrulla que hizo sonar la baliza para alertar y bajó el vidrio dirigiéndose a Egon – ¿Qué es lo que se supone que están haciendo?

 Egon se limitó a mirar al policía y Peter se precipitó a decir – Instalar cableado por el amor de Dios, tenemos 15 metros de cable subterráneo por casi todo Greenwich Village y ustedes solo nos retrasan

– Hey, yo te conozco… – Dijo uno de los policías a Peter – Eres el charlatán de ese programa basura de lunáticos y psíquicos… Las vueltas que da la vida… No hay fama ni dinero eres un pobre diablo

– Fácil viene y fácil se va – Dijo Winston tomando el hombro de su colega impidiéndole protestar – Buenas noches oficiales, tenemos trabajo que hacer

 Afortunadamente se fueron, Ray estaba anclado, luego lo seguirían Winston y Egon, Peter vigilaría y subiría la cuerda metálica. Las alcantarillas de la ciudad de Nueva York eran de todo menos amigables o fragantes, Ray llevaba una linterna y el PKE que parpadeaba cada vez más fuerte parecía que algo estaba en el fondo de la alcantarilla, aunque no estaba clara del todo la procedencia.

– ¡Bájame un poco más Peter! – Gritó Ray enderezado para pisar el pavimento subterráneo

– Ahora voy a bajar – Gritó Winston

 Era una sustancia viscosa y rosa, no se sentía particularmente pestilente pero borboteaba mientras que el PKE arrojaba sus lecturas, tomaron muestras y decidieron subir, pero algo en la cuerda falló y quedaron suspendidos sobre ese río subterráneo de limo borboteante.

– ¡Peteeeer, danos una mano! – Gritó Ray

 Peter tiró de la cuerda y Winston trepó de ella para subir a la calle, y tiraron la cuerda hasta traer a Ray. Egon estaba abajo con las muestras de esa sustancia con el arnés puesto. Winston veía que había fallado y finalmente Egon subió.

 En el museo de arte de Manhattan se encontraba Janosz Poha trabajando en la espeluznante pintura de Vigo de Carpathia. Estaba sumamente concentrado en el párpado superior derecho de aquel hombre de aspecto severo cuando los ojos de Vigo se encendieron como brazas incandescentes y Janosz gritó desesperadamente cayendo al suelo.

– ¡Aaaaaah mis ojos arden, arde mucho!

 La pintura escurría ectoplasma rosa y pronto la figura espectral de Vigo flotaba, como un busto gigante.

– Escúchame – Dijo la voz grave y espectral de Vigo

– ¿Qué, quién?

– Yo, Vigo el azote de Carpathia, el lamento de Moldavia te lo ordeno

– Oh… Ordene mi señor…

– En una montaña de calaveras en el castillo del dolor, me senté en un trono de sangre. Lo que fue lo será, lo que es ya no lo será. Ahora comienza la era del mal.

– ¿Del mal?

– Consígueme un vástago para volver a la vida

– Oh sí… Un niño – sonrió Poha con sus enormes dientes de caballo






















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