CARTAS AL CIELO

Cartas al cielo

A mi madre

Hoy he despertado con un sentimiento de nostalgia, con el deseo vivo de un abrazo cálido de aquella mujer que me llevo en su vientre, la mujer que me enseñó a dar mis primeros pasos y a decir mis primeras palabras. Amanecí con el recuerdo intacto de su rostro… como olvidar a mi madre, su piel suave y tibia, sus ojos pequeños pero con una mirada que traspasaba el alma. Ella era capaz de descubrir mis más recónditos secretos con sólo mirarme. Su baja estatura hacia que cada vez que mis brazos la rodeaban me sintiera gigante a su lado. Llega a mi el olor de su cabello, aquellos hilos plateados que por circunstancias de la vida y del tiempo adornaban con delicadeza su cabeza.

Recuerdo sus manos, aquellas que de niña me cepillaron, aquellas manos acartonadas por el implacable paso de los años. Cómo olvidar cuando de niña me cubría en las noches para que no sintiera frío. Mi madre con la sumisión que la caracterizaba, siempre al pendiente de la casa, de la cena caliente, la ropa limpia y la casa organizada para cuando llegará mi padre.

Recuerdo su caminar con parsimonia, y aquel toque de adivina que toda madre posee  «NO SE SUBA AHI QUE VA A CAER”, “ NO SALGA SIN ABRIGO QUE VA A LLOVER “, “ ESE MUCHACHO NO ME DA CONFIANZA” y así podría seguir recordando cada frase que con sabiduría me decía y que yo con rebeldía ignoraba. Cuánto diera hoy por uno de sus sabios vaticinios., como quisiera hoy tenerla y como quien consulta el oráculo preguntarle qué me depara el futuro.

Madre mia hoy mis ojos se llenan de lágrimas al recordarte, como es que Dios me regaló un pedacito de Él en este mundo. Cómo es que recibí de Él su amor através de aquella diminuta mujer con sabiduría, entrega e incondicionalidad. Me siento abatida madre mía, necesito de tu abrazo, necesito de tu consejo y de tu abrigo. Si tan sólo Dios me concediera la dicha y la fortuna de un minuto junto a ti sé que sin que yo te esbose una sola palabra tú con amor me dirías “TODO ESTARA BIEN “

Madre mia quédate junto a mi, en mis recuerdos, llévame de la mano como cuando era niña, muéstrame tus huellas para yo seguir tus pasos. La vida en este momento me está dando golpes que si estuvieras aquí saldrías en mi defensa y como fiera destrozarías mis miedos y mis inseguridades. No me abandones nunca madre mía, aunque ya tu descansas en las huestes celestiales, ven a visitarme en mis sueños, y como lo hicimos siempre háblame de tus aventuras, de tus experiencias y déjame ver en tus ojos el amor infinito del Creador. Reprendeme si algo no estoy haciendo bien, si estoy fallando en los preceptos que me inculcaste.

Madre mia, ven a visitarme que yo con los brazos abiertos te recibo, ven que con mis lágrimas te baño, ven que con total atención escucharé lo que tienes para decirme. Te amo madre mía y sé que Dios no se equivocó al encomendarte tal misión. Sé que llevaste a cabo tu labor he hiciste de mi lo que el Padre quería. Gracias madrecita por todo cuanto me diste y que hoy llevo como estandarte para continuar el legado de UNA MADRE.