Un día a la vez

Se asomó aquello que tanto buscaba. El refrigerio que necesitaba. ¿Qué cambió? ¿Cómo llegó? No lo sé. Pero le doy mérito al trabajo hecho hecho durante tanto tiempo, a las personas que están alrededor, a las personas que estuvieron y un poco a mí. En la paleta de colores de las emociones hoy está la calma, la paz, mezclada con la satisfacción y pequeña una gota de miedo. El miedo a perder, a perderme. Pero al fin al cabo es un poco de eso también, perderse para encontrarse. Encontrar algo nuevo. Vaciarse y recargarse. Vaciar el cuarto y mudarse a un lugar más amplio. Un lugar con nuevos deseos, nuevos proyectos y tal vez, solo tal vez, dejando un poquito de espacio para algo más. Lugar para las sorpresas bellas esas que te llenan el alma.