Lanzo la moneda al aire,

la recojo entre mis palmas,

¿cara o cruz, en que pensaste?.

solo dime que me amas.

Lo bueno de ser quien soy,

es que puedo enamorarme,

no vigilan donde voy,

aunque sea de cobardes.

Mi talento en un tapiz,

mis palabras son mi arte,

me restriego la nariz,

entre pinturas salvajes.

Soy como una veleta,

que teme perder tu amor,

y en una caseta vieja,

yo me escondo en un rincón.

Te veo pasear con el,

y los celos me desmadran,

fue tarde pensar que ayer,

de mi mano te agarrabas.

Cara o cruz digo en voz alta,

nadie me pone remedio,

he tirado la toalla,

después de aquel asedio.

Sin embargo me he fijado,

un tatuaje en tu espalda,

que mantienes ocultado,

por que dice que aun me amas.

Soy consciente que te quiero,

pero de niño lloraba,

al pensar que el ser honesto,

era una simple jugada.

El destino de nosotros,

ya nada se puede hacer,

tu me miras de reojo,

y yo huyo de tu piel.

Jamás supe de tu vida,

nunca mas te encontré,

iban pasando los días,

y mis venas yo segué.

La muerte dulce en mis brazos,

recordándote desnuda,

yo moría muy despacio,

y la sangre a mi me ardía.

Fui cobarde en aquel tiempo,

donde las colinas blancas,

sobresaliendo de tu pecho,

me decían que me amabas.

Ahora ya fallecido,

mi espíritu no se calla,

lo di todo por perdido,

y jamás tuve tu alma.

Desde entonces que te fuiste,

y con mi muerte arrasabas,

creo que jamás comprendiste,

cuando mi furia era rabia.

Hoy dejo que te despidas,

aunque huelo tu perfume,

que con fragancia de espigas,

a mi corazón se une.

Mañana será otro día,

que tu pasaras con el,

yo ya no cicatrizo heridas,

por que no es mi papel.

Y aunque llore en silencio,

jamás te perdonare,

lo que clavaste en mi pecho,

fue moneda de papel.

Prisa del tiempo absoluto,

¿a donde fue tu niñez?,

yo me vestiré de luto,

tu lloraras otra vez.

Sangre que por ti derrame,

no digo que me arrepiento,

una nota te deje,

en la mesa del recuerdo.

Quisiera pero no puedo,

volver a lanzar la moneda,

si te digo que estoy muerto,

te reirás a tu manera.

Por eso solo te digo,

que aunque se lo que es perder,

yo no te dejo motivos,

del calvario que cruce.

Y ahora en el silencio,

no se oye tan siquiera,

al movimiento del cielo,

hondear nuestra bandera.

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