Joven Emily (Hija de la Familia Thompson)


Había una vez un pequeño pueblo escondido en lo profundo del bosque, rodeado por árboles centenarios que parecían guardar secretos oscuros entre sus ramas retorcidas. En este lugar apartado, la noche tenía un poder especial; una oscuridad densa y palpable que envolvía todo en un manto de misterio y temor.

En una de las casas más antiguas del pueblo vivía una familia, los Thompson. Esa noche, una tormenta violenta azotaba el lugar, haciendo que los relámpagos iluminaran el cielo y los truenos retumbaran en la lejanía. Los miembros de la familia se habían refugiado en sus habitaciones, tratando de encontrar consuelo en la calidez de sus camas, pero algo perturbador se cernía sobre la casa.

Mientras todos dormían, excepto la joven Emily, quien aún estaba despierta, leyendo en su habitación, comenzaron a escucharse unos susurros apenas audibles que parecían provenir de las sombras. Al principio, Emily trató de ignorarlos, pensando que era su imaginación jugándole una mala pasada debido al ambiente sombrío de la noche. Sin embargo, los susurros se intensificaron y se volvieron más claros, como si alguien estuviera hablando directamente a su oído.

Con el corazón latiendo con fuerza, Emily se levantó de la cama y siguió los susurros, que la guiaban por los pasillos oscuros de la vieja casa. A medida que avanzaba, la oscuridad parecía tomar forma, cobrando vida propia y envolviéndola en una sensación de angustia indescriptible.

Finalmente, los susurros la condujeron a una puerta que nunca antes había notado en el sótano de la casa. Con manos temblorosas, Emily giró el pomo y se adentró en la oscuridad. Lo que encontró la dejó petrificada: una habitación secreta, cubierta de polvo y llena de objetos antiguos, pero lo más inquietante era la figura oscura que se erguía en el centro de la habitación, susurrando palabras incomprensibles en un idioma desconocido.

Sin poder moverse, Emily observó horrorizada cómo la figura se volvía hacia ella, sus ojos brillando con un brillo sobrenatural. En un instante, la habitación se llenó de una luz cegadora y los susurros se convirtieron en gritos ensordecedores.

Despertó al día siguiente en su cama, convencida de que todo había sido una pesadilla. Sin embargo, cuando bajó al sótano para comprobarlo, la puerta a la habitación secreta había desaparecido, como si nunca hubiera estado allí. Aunque intentó convencerse de que todo fue producto de su imaginación, Emily nunca pudo sacudirse la sensación de que algo oscuro y malévolo seguía acechando en las sombras, esperando el momento adecuado para volver a susurrar su nombre.

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