Señor J, usted comentaba sobre ese misterio del que todos están hablando; prosiga por favor.
— Desde luego, es algo que a mí realmente me ha asombrado, es un globo rojo enredado en un árbol.
— Pero, ¿cómo llego ahí? Mi teoría J, es que alguien lo puso allí.
— ¿En serio?, eso, ¿realmente pudo pasar? – Dijo P agitando sus manos- El problema es que solo supimos que existían los globos cuando lo vimos allí, enredado en el árbol; y solo supimos su nombre, por la explicación de la nota.
— ¡Es verdad, la nota! Exclamo el señor K. Es inaudito pensar en como las cosas se dieron; este es un vecindario decente con un hermoso negro y gris, ese color rojo es, ¡¡¡vulgar!!!.
Todos estaban de acuerdo con la afirmación del señor K.
— Ya se – prosiguió el señor K, con tono amenazador-, debe morir
—¡Esperen..! Replicó el loco de la ciudad. Las leyes dicen que debemos darle una advertencia antes.
— ¿ A quién?, exclamaron todos los presentes. ¡Al enemigo!
— ¡Al dueño del globo!, gritaron todos.
—No, al globo.
Se quedaron mirando por un momento.
— ¡Que idea tan brillante! -Aclamaron al loco con estas palabras
«La genialidad viene de la locura».
Todos estuvieron de acuerdo, pero…, ¿quién lo haría?
—El loco por supuesto, dijo el señor K.
— ¿Yo?…¿por…que..yoo…? ¡Recién estreno mis ojos nuevos, acabo de tener mi mente como la de un niño y la quieren ensuciar con algo tan rojo y vulgar!
— ¿Cuando hiciste esto?, le preguntarón al loco.
— Ayer por la mañana.
— Entiendo, te regalaré otra limpieza, dijo el señor K.
— Soy loco, pero no estúpido, esa limpieza se hace una vez. ¿Cree que volvería a someterme a tan semejante tormento?
— Loco, ¡es eso o te vas de la ciudad!
— Pues me voy.
—¡No! -Replicaron algunos habitantes- ¿cómo nos van a quitar al loco? que cuando alguno de nosotros se asoma por la ventana nos ayuda a decir: «¡mire no haga eso, para que no termine como el loco!»
— Loco, sen-ci-llooo, -dijo un joven relajado, en su onda, en su tinte, estaba elevado, estaba en su mundo-.
Mientras soplaba una bocanada de aire, su boca se hinchaba y se veía como elevado. Dijo: Véndanle los ojos.
Para la mente del joven, el es un erudito entre todos, pero para ellos realmente era un hombre lamentable. Así lo veian todos.
—Señor, dijo el señor K.
El joven lo interrumpio súbitamente.
— No me llame señor, en la onda yo soy relajado, ¡dígame el Mechas!
—Bueno Mechas, si usted no es afectado por el enemigo, vaya usted.
— Claro, espere me soplo otra vez para estar entonado.
El loco con su mente limpiecita, se sentía libre, en paz, así que se apresuró a salir, mientras toda la atención estaba puesta en Mechas.
— Mechas, ¡hazlo ya!, dijo el señor K
— Ya voy
Fue tan relajado como su personalidad; zigzagueando su cuerpo y curvando su torso y cadera como una serpiente, pero con ademanes de un filósofo, era muy gracioso verlo caminar. Se acercó y le dijo al globo:
—Vea lo van a pelar si no se va
Pero el globo no respondió.
—Tómate tu tiempo- y le sopló una bocanada de aire al globo.
Nadie respondió. Se quedó allí toda la noche; no se escuchaba una respuesta. Mientras Mechas estaba en su mundo, de pronto, escuchó como si le hablasen, la voz decía: «déjame ir, ser libre».
—¿No puedes irte?
Escuchó otra vez que una voz decía: «debo elevarme»
Eso le gustó a Mechas, porque con cada bocanada que daba él más sentía que se elevaba.
— Muy bien, en lugar que se cometa un crimen, te dejaré ir. -Dijo resoluto Mechas.
De nuevo escuchó otra voz que decía: «¡Es el único en su especie! y si lo sueltas, no se volverá a ver algo así «
Otra voz dijo : «¿Cómo lo vamos a tener atrapado para contemplarlo?»
Mechas lanzando un alarido dijo: ¡Ya Basta! Es como si tres Mechas hablaran en mi cabeza, estoy escuchando mucho de mi.
De repente vio una familia de otros globos de colores y se llevaron al globo. Pero lo que realmente había pasado es que Mechas lo había soltado, pero en su mundo el veía a la familia de globos que se lo llevaban.
«Puede volar, son varios, su familia vino por él», esto contó Mechas al otro día a los habitantes de la ciudad.
—Hay que construir un fuerte para que nada entre, comenzaremos mañana, ningún otro color entrará aquí y menos algo tan vulgar, -dijo el señor K.
Al otro día en la ciudad gris y negro se edificó una muralla y hasta hoy está puesta, todos los días la vemos y está siempre cerca.
El globo fue la creación del inventor que vivía en la ciudad; él no dijo nada, tuvo miedo de ser expulsado, murió y quedó en el olvido. Solo quedó en la mente de todos, que había una familia, incluso los chismosos dijeron que era una nueva civilización de nuevos colores que podría entrar en algun momento.
FIN
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