Si tengo moral, aún en mi juventud libertina y despojada, una moral conmigo misma, con mis ideales, con mis creencias y mi experiencia, y por supuesto, con mi criterio en la observación, más mi moral no se dirige a las personas, lo que no significa que insulte su existencia o que ignore su compañía e importancia en mi vida, más bien hablo del deseo de que se encuentren bien, eso verdaderamente no forma parte de mí, me gusta que estén bien conmigo, pero me da igual como estén, no, miento, sí me importa cómo estén, pero no me importa si no forman parte de mí. Digo esto porque una de mis aspiraciones en algún momento de mi vida fueron ayudar a las personas, de hecho estudié dos años psicología y me retiré porque me di cuenta que no soportaría atender ocho personas diarias, o siete, o cinco, me gustan las cosas rápidas, sencillas, a distancia de los métodos psicológicos exigidos al profesional, sé que estamos en el libre albedrío de ejercer nuestra profesión como se nos dé la gana, más aludo a la profundidad de la enseñanza de psicología, la psicología enseña estadísticas, enseña paradigmas, enseña teorías, enseña métodos de solución a un problema, enseña etapas y nombres a cada situación y aspecto del ser humano, sé que va a sonar estúpido, pero no creo en la categorización del ser humano, creo en la totalidad del sistema, en la totalidad que nos abraza. La psicología ayuda a caminar al individuo, lo ayuda a expresar sus pensamientos y emociones, también lo ayuda a resolver sus conflictos, a darles nombre y ser sencillos, lo que para mí es una gran obra, de hecho, es suficiente, pero, en base a qué lo hace es mi problema. En psicología siempre me hablaron de hacer nuevamente productivo al hombre, hacer que vuelva a la sociedad, hacer que sea «útil« nuevamente para el sistema, porque claro, eso es lo que el individuo supuestamente busca, pero, yo creo, que una crisis humana tiene que ver claramente con un rechazo hacía un aspecto de la sociedad, con una desadaptación, que no tiene por qué ser una deficiencia en el ser humano, más bien habla de que este sistema no está creado para todos ni adaptándose a la individualidad del sujeto, el sistema funciona ciegamente hacía el individuo, no le importa, no lo incentiva, sólo exige, sólo presenta alternativas, y debemos elegir dentro de esas opciones, de lo contrario, morimos de hambre, es decir, nuestra existencia se ve limitada, el sistema nos indica quienes somos, no somos nosotrosquienes le mostramosal sistema, pues somos algo en base a lo que hacemos dentro de él y si no nos unimos a él somos nada para todo aquel que nos ve. Es decir, el sistema nos ofrece un sinfín de oportunidades, de acciones, de modos operantes, de formas para sobrevivir, y elegimos una de ellas, o varias, y seamos felices o no, da igual, hacemos algo y eso nos da valor, estemos resueltos o no, da igual, tengamos el tiempo libre que deseemos o no, da igual, porque «hay que hacerlo’’, porque no tenemos otra opción, además, aquello nos hace responsables, nos hace adultos, nos hace independientes, y eso también nos agrega valor a ojos ajenos, y de hecho, nos hace sentir mejor con nosotros mismos, y claro, somos seducidos por lo que nos entrega, y asumimos como funciona, y lo hacemos parte de nosotros, y de hecho, también somos capaces de conservar nuestra individualidad, porque no todos hacemos las mismas cosas, claro, y no todos lo vivimos igual. Más voy más allá, como si fuese una filósofa empecinada en cambiar el mundo, sabiendo que lo único que lograré será sentirme bien con las cosas que hago y las que no, es más, hago esto para convencerme de que mi forma de vida tiene un trasfondo sólido y pensado, que mi ‘’nada’’ vale algo.

Pienso que, la naturalidad del ser humano apunta al deseo, y si bien siempre dicen que la vida es corta para darse cuenta de cuan estúpidos hemos sido con desperdiciarla en nuestras queridas responsabilidades y olvidarnos de nosotros mismos, digo esto porque lo he escuchado un sinfín de veces y debo suponer que la mayoría llega hasta el fin sintiéndose culpables, no digo que todos, hay otros que se sienten realmente bien con todo lo que han hecho, independiente de que en algún aspecto les haya quitado un trozo de deseo, porque considero que esta bien el balance entre el deseo y la creación, la expresión artística que todos absolutamente todos poseemos, más considero también que muchos vivimos presionados por un hacer que, o bien nos da pereza, o no nos llena, o nos quita bastante tiempo de goce, o, también, nos obliga a seguir parámetros que despreciamos en nuestro interior, pero, qué más da, si son las cosas que necesitamos para vivir, ¿no?, nadie cuestiona el abatimiento y el desprecio que esto tiene hacía nuestra naturaleza, realmente sencillo por lo cierto, los adultos dicen que están cansados, pero en alguna parte de ellos eso les provoca placer, darse gustos, tener un buen puesto, ser reconocido, tener atributos, etc. ¿Qué se hace cuando no se busca ni se encuentra placer en nada de lo establecido? Cuando, en realidad, no son aspiraciones llegar a tener un buen puesto o una casa grande, o ser visto y reconocido, o, quizás, ser escuchado por tener buena reputación, o contribuir a la ayuda de los demás, lo que te llena, y también te hace ver una persona bondadosa, de confianza, una persona a la que te puedes entregar, eso, eso también genera placer, es decir, hablo del placer que genera lo que haces, ¿de dónde viene? ¿qué es lo que realmente se busca con las cosas que se hacen?, ¿éxito personal?, ¿reconocimiento?, ¿estabilidad o tranquilidad como le llaman?, ¿pagar deudas?, ¿ser especial o diferente?, ¿Qué motiva nuestras acciones?, El deseo. Deseamos éxitos personales, cosas que nos hagan mejores, y, que, además, se note, sea visto por los demás, ser capaces de transmitir una superioridad en forma de susurro hacía los demás, ¿O no?, ¿Acaso estoy equivocada?, interiormente estamos construidos de un motor, que, para mí, se llama evolución, evolución que podemos verla sólo si nos comparamos con otros, quién sabe más, quién es más libre, quién se expresa mejor, quién tiene más logros, mejor reputación, mejor sueldo, mejores atributos y mejores cosas, hasta en la lógica espiritual existen niveles evolutivos, existe una pequeña competencia por la pureza, o una gran competencia, quién sabe, si eres quién enseña sobre espiritualidad es porque eres alguien que sabe más que el resto y tu misión es guiarlos por el camino más ameno, más, ¿Acaso uno de los grandes fundamentos de la espiritualidad no es sino la individualidad del ser humano, es el respeto por la diferencia, el respeto por todo aquello que existe en el mundo, además de la comprensión de las etapas fundamentales en la evolución, las cuales no se deben juzgar por motivos de empatía y sabiduría con el universo? ¿Acaso el universo planteo en algún momento la mejor estrategia para evolucionar? Las estrategias evolutivas actuales se basan en la ciencia y en el cuidado, no se basan en el aprecio por las formas, en el aprecio de lo no establecido, en el aprecio por el pensamiento diferente, no, se basa en métodos, nuevamente, no somos capaces de asumir que no somos sólo método, que nuestra individualidad es sumamente potente y llevarla a cabo es, a criterio propio, lo más nutritivo que podemos hacer, llegamos a nuestro crecimiento con cada cosa que hacemos, además del sentido que le damos, y las respuestas que adquirimos, y todo se basa en la experiencia personal, en nuestra significación personal, la que llevamos en nuestro chip real, no el creado por el mundo, por el sistema educativo y sistemático.

¿En qué método nos estamos basando para crecer, evolucionar, y conseguir nuestros objetivos?, Y, ¿Cuáles son nuestras verdaderas pretensiones con aquello que queremos conseguir?, con esto, defiendo mi forma porque nació del deseo puro de conocerme y evolucionar separada de la humanidad, no de la humanidad realmente, si no que de las herramientas que ésta me otorgaba para hacerlo y excluirme del método operante común, sacrificando mi futuro y sobrevivencia, sacrificando mi adquisición económica, sacrificando mi título profesional, y poniendo en marcha mis entrañas, ¿Qué haría yo si no existiese nada de lo que existe?, ¿Qué haría yo si el mundo en el que vivo funcionase de otra manera, tuviese otras aspiraciones?, ¿Qué haría yo si nada de lo que hay me llena realmente? ¿A qué cosas me enfrentaría?, ¿Cuáles serían mis desafíos y metas?, ¿Cuál sería mi motor?, ¿Cuál sería mi propio método operante para la evolución, para enfrentar la vida, para caminar?, ¿Cuál sería mi visión de las cosas, de las personas, de la vida?, ¿Qué sería de mi si no tuviese la presión de elegir entre lo que me ofrecen para dirigir mi vida? Empecé a pintar, a escribir, a descubrir desde mi perspectiva la magia que existe en la interacción humana y la naturaleza, la importancia que existe en tener armonía primero con el resto para poder afirmar que existe armonía con cada aspecto propio, la belleza que hay en la imaginación y su infinidad, que, a veces, puede volverte loco, más en aquella locura descubres cosas que en una oficina no puedes, porque en una oficina no puedes romper los esquemas. Descubrí cuál es mi verdadera forma de amar y aceptar, no la que me han enseñado, descubrí también que tengo tiempos diferentes, que para apropiarme de algo debo experimentarlo y verlo hartas veces, descubrí el terror que llevo dentro, el cual presiento que no está totalmente descubierto, descubrí cuán mal podía pensar de los demás y de mí misma en una situación cotidiana y sin mucho que decir, descubrí que tengo un orgullo descomunal que puede jugarme en contra, descubrí muchas de mis limitaciones que estaban escondidas en una máscara de ‘’indiferencia’’ hacía lo que sucedía o hacía lo que me exigía a mí misma sin saberlo, descubrí que el actuar que tiene los demás sobre mí es lo que estoy pidiendo para mí de manera que me ayude en algún aspecto a resolver o crecer o abrir los ojos sobre algo en mí, descubrí que hay una sincronización entre lo que pienso y lo que vivo, lo que aparece en mi inicio de Facebook, lo que me dicen los demás, que la verdad en esto es subjetiva, que la verdad en general se divide en dos, en la propia y en la unitaria, aquella que es la verdad que nos abraza a todos, la verdad a la que quiero llegar, pero sin prisa, disfrutando de esto, también destruyéndome, construyéndome, creando, etc.. Descubrí que nuestra verdad es el resultado de nuestros pensamientos y que éstos son flexibles, que la intuición es difícil de identificar y que a veces se confunde con nuestros deseos o espejos, también que existen modos de vivir y de pensar que están conectados con nuestro entorno y su modo, con nuestros ancestros y con quiénes elegimos compartir nuestro tiempo, descubrí que hay magia en todos, algo que creía únicamente mío, ese fue uno de mis mayores despertares, el hecho de ver que todos tienen atributos de peso y el hecho de creer que soy algo más se percibe y es abolido, en forma de ayuda, porque, también descubrí que cada suceso y acción que nos bordea, ya sea algo puesto por la vida o el más mínimo comentario de una persona hacía nosotros que nos genere inquietud o duda viene netamente en forma de ayuda, porque el resultado de escuchar es tranquilidad consigo mismo, es poner en mesa el comentario o acción y lo que esto nos genera, el porqué de la reacción, de la emoción o sensación inmediata, ¿De donde vendrá?, ¿De qué aspecto mío viene mi reacción?

Siempre somos dueños de nuestra verdad, de hecho, siempre somos dueños de la verdad, y de nuestras cuestiones y sus respuestas, nuestra esencia las responde naturalmente, más pienso que si esa verdad no nos deja tranquilos o sentimos que no es todo, que algo falta, lo posponemos un poco quizás, y seguimos nuestras vidas a ver si se responde por sí solo, lo que no reprocho, yo lo he hecho y es porque me asusta o porque no me siento preparada, o, simplemente porque no quiero y priorizo mi terquedad frente un pensamiento diferente que ponga en peligro mi zona de confort, la cual forma toda mi vida, existen muchos desprecios con la zona de confort porque es aquella donde no se aprende ni se crece, más pienso que mi zona de confort es aquella que evita ver aspectos de mí misma los cuales me hacen sentir una persona miserable y sin sentido, además de ciega, mi zona de confort es mi resistencia a lo que hay en mi por orgullo, algo que me obligase a cambiar un hábito o visión, y bueno, he renunciado a ésta zona y otras veces no, no puedo darme el gusto de salir siempre de ella, algo debo mantener como base supongo, aquello que no se va de mi por más que ejecute cualquier acción, y es precisamente mi negación a lo establecido, ¿negación?, ¿qué hay de malo en la negación?, así como niego un piropo indecente en la calle o un mal trato, o, una creencia, puedo negar también mi integración a un sistema que no me gusta, no me siento una inadaptada, porque he hecho lo suficiente para darme cuenta de que puedo adaptarme, agachando el moño, más me genera un rechazo que tarde o temprano logra hacerme volver donde no tengo responsabilidades ni reglas ni horarios, debería darme el tiempo de hacer arte y potenciarme en ello, me siento preparada para ello, más no debo negar el miedo al fracaso que esto me produce. Cuando pinté no quedaba conforme y creí que no tenía dedos para el piano, por lo que lo dejé, y, cuando me sumergí en la escritura, recibí buenos comentarios, además de mis críticas, que la verdad siempre esperan más de mí en este aspecto, porque siento que puedo, y sé que debo invertir más tiempo para que en un futuro, cercano o no, pueda darse a conocer y recibir dinero por esto, recibir dinero por algo que no me molesta hacer, por algo que requiere de mi absoluta dominación, de mis horarios, de mis estrategias, no quiere decir que me niegue a las tácticas básicas de la escritura, o a lo que conocer diferentes aristas de éstas me puede entregar para potenciarme, y sí, es algo que está dentro del sistema, pero lo encontré en una actitud fuera de él, y eso es lo que conservo.

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