El Jardín Marchito del Alma

El Jardín Marchito del Alma

Inquinamentum

30/03/2024

El Jardín Marchito del Alma

La vida a veces se presenta como un infortunio constante, rodeada de un montón de decisiones que parecen nunca llegar a ningún lugar o no salir bien, y para ser sincera, no sé cuál de estas es más frustrante. Siempre he tenido ese mal hábito de que las cosas negativas opaquen mi visión sobre las buenas, aunque, siendo sincera, rara vez encuentro algo positivo que destacar sobre el mundo, o más bien, sobre mi vida. Para mí, y quizás muchos puedan salir a decir lo equivocada que estoy, cada decisión tomada hasta la fecha no ha traído tantas cosas buenas como malas. No sé si tengo una predilección para siempre irme por el mal camino o simplemente ni siquiera tengo un camino y voy pateando y dando palmadas torpemente por un sendero mal dibujado que no parece ir a ningún lugar.

Desde hace bastantes días, la presión en mi pecho se ha intensificado, no es una condición médica; sé bien cómo se siente mi ansiedad, cómo me ahoga y susurra que no hay salida, y puede que tenga razón. Creo que no tener rumbo es agotador, pero ni siquiera me preocupa buscarlo. Es posible que eso se vuelva más agobiante: pensar en buscar una salida es más esperanzador que no tener ninguna. Ver que mi vida se limita a una desgana permanente y constante, hace que el mundo se vuelva un escenario vacío. Una visión completamente negra se dibuja en el horizonte, pues no hay nada que aspirar ni desear.


Hace días que llueve sin cesar, como si el cielo mismo hubiera decidido derramar todas sus lágrimas sobre este mundo gris y sombrío. La lluvia golpea los cristales con insistencia, creando un murmullo constante que resuena en el silencio de mi alma. A veces me pregunto si alguna vez cesará, si el sol volverá a brillar con fuerza y disipará las nubes cargadas de tristeza que se han posado sobre nosotros. Me gusta el frío, el aroma a tierra mojada, el susurro del viento entre las ramas desnudas de los árboles. Pero incluso mi amor por el invierno se desvanece ante la monotonía de estos días grises y desolados. Todo dentro de mí parece marchitarse, como si la lluvia fuera capaz de arrastrar consigo cualquier vestigio de vida que aún pudiera quedar en mi interior. Antes solía buscar en cada rincón de mi ser la chispa de esperanza que mantenía viva mi alma, pero ahora, bajo esta lluvia implacable, ya no encuentro más que vacío y desolación. Ya nada parece florecer aquí, en este jardín descuidado que una vez fue mi corazón. Las flores se han marchitado, las hojas han caído y el suelo está cubierto por una capa de desesperanza que parece no tener fin. No espero que florezca nada en este paisaje desolado que se ha convertido mi mundo interior. Ya no busco la luz al final del túnel, ni siquiera creo en la posibilidad de encontrarla. Todo lo que me queda es esta lluvia interminable y el eco de mis propios pensamientos que resuenan en la soledad de mi existencia.

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