«El pasado yace como un peso insoportable sobre mis hombros, una carga que no puedo sacudir. Cada recuerdo doloroso se arrastra desde las profundidades de mi mente, envuelto en remordimiento y nostalgia. Me atormenta el eco de las decisiones equivocadas, las oportunidades perdidas y las palabras no dichas. Cada vez que cierro los ojos, me veo atrapado en un laberinto de arrepentimiento, navegando a través de los callejones oscuros de los errores pasados. Me consume la amargura de lo que podría haber sido y la tristeza de lo que nunca será. El pasado se erige como un monumento a mis fracasos, una sombra que me persigue implacablemente
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