En aquel lugar iba un alma errante divagando
por entre los montes húmedos de un místico lugar.
Yo no quise pensar nuevamente en ti
porque tu mirada se envuelve en llamas del ocaso rojo
y se busca una excusa hostil para no mirar atrás.
Si un espejo se rompe distorsiona tu rostro,
lo mismo pasa con los sentimientos, ya no vuelven,
se marchan tras el vendaval de abril.
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