La madrugada es nuestra,
nos la ganamos con el eco del deseo,
la huella de tus manos es la muestra,Y los húmedos gemidos el trofeo.
Nos apropiamos de los rayos de la luna,
que se volvieron testigos de las miradas,
rebosantes de ternura, repletas de fortuna,
destellantes de complicidades enamoradas.
Nos volvimos secuaces de la noche,
nuestra leal compañera de amor,
que avivó el fuego con lujo de derroche,
y nos envolvió en un abrazo acogedor.
Ya nos apropiamos de la noche y la madrugada,
ahora nos toca el almuerzo y el mediodía,
el parque, la biblioteca y la alborada,
escribiendo juntos nuestra propia melodía.
OPINIONES Y COMENTARIOS