Optimizando Ascensos: Un Enfoque Integral para Fortalecer la Cultura Organizacional

Optimizando Ascensos: Un Enfoque Integral para Fortalecer la Cultura Organizacional

Daniel Sachi

12/03/2024

Revisando algunas valiosas lecciones extraídas del libro «Coaching for Leadership» de Goldsmith, Lyons & Freas, surge un tema crucial que impacta directamente en la calidad organizacional y totalmente relacionado a la cultura propia de la organización: los ascensos a cargos directivos.

Según estudios, la probabilidad de que un nuevo director no cumpla las expectativas, renuncie o sea despedido en los primeros 18 meses alcanza el 40%, convirtiéndose en un dilema costoso tanto para el ejecutivo como para la organización.

En mi trayectoria profesional, he presenciado la relevancia de este desafío y he visto que, cuanto más crucial es el puesto, mayores son las repercusiones de un ascenso mal gestionado.

Las investigaciones indican que la principal causa de fracaso radica en la mala administración de relaciones, con un 82% de los casos fallando en la formación de vínculos sólidos y de trabajo en equipo.

Al profundizar en los datos, el 58% de los directivos recién ascendidos enfrentan problemas al carecer de una visión clara de sus responsabilidades, mientras que el 50% se ve afectado por la falta de sagacidad para abordar desafíos internos de la organización.

Estos números subrayan la necesidad urgente de mejorar la calidad organizacional a través de una gestión efectiva de ascensos, y de un cambio de cultura que implique no llevar a las personas a su máximo nivel de ineficiencia.

El Cambio de Competencias: De Técnico a Líder

Cuando un ejecutivo exitoso asciende a un cargo directivo, se produce una transformación en las competencias requeridas.

Aquellas habilidades técnicas y administrativas que llevaron al éxito inicial pierden relevancia, dando paso a competencias personales o genéricas.

El mejor programador posiblemente no sea un buen líder de equipo, ni el mejor vendedor será un buen jefe de ventas por defecto.

El modelo de Lombardo y Eichinger es un marco de referencia que destaca las competencias personales cruciales para el éxito en roles directivos.

Se centra en aspectos como la autoconciencia, autorregulación emocional, motivación, empatía y habilidades interpersonales.

Este modelo sugiere que estas competencias son fundamentales para el rendimiento excepcional en posiciones de liderazgo.

Según Daniel Goleman, el 90% de las diferencias en el rendimiento entre ejecutivos destacados y promedio se atribuye a estas competencias.

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