ALMA ROTA

¿Quién no ha sufrido por amor?, ¿ Quién no ha mojado su almohada con lágrimas ahogadas y en silencio? ¿ Quién no se ha sentido con el alma rota y el corazón destrozado?. Todos los seres humanos hemos pasado por situaciones difíciles, algunos con mayor resiliencia que otros. Cuando estamos enamorados segregados hormonas llamadas DOPAMINA, y que bien le queda el nombre, pues nos sentimos en un continuo dopaje, vemos que el sol brilla más, suspiramos con más frecuencia, nuestra mente vive en un continuo recuerdo de aquella frase dulce, aquel gesto romántico, aquella canción e incluso recordamos con mayor aceleración aquel momento en que nuestros cuerpos se fusionaron por primera vez en uno sólo desencadenando otro tipo de hormonas llamadas OXITOCINAS. Es por esto que nos vemos radiantes, nuestros ojos brillan, estamos alegres, creemos que nada ni nadie podrá dañar aquel sentimiento y sensación.

Pero, ¿qué ocurre cuando aquella etapa de enamoramiento termina? Hombres y mujeres empezamos a ver quién en realidad está a nuestro lado, y no es que antes estuviese otra persona, no, es la misma sólo que ya se empieza a mostrar tal cual es. Y nos sentimos desilusionados, nos sentimos enfrascados en una relación tortuosa, esto se debe a que idealizamos a las parejas, pensamos que nada cambiará, pero incluso nosotros mismos sin darnos cuenta cambiamos. Lo que en un principio nos llenaba de emoción ya no nos agrada, empezamos a sacar excusas para todo, pero pretendemos engañar nuestra mente haciéndole creer que todo está bien, pero aún así nos sentimos mal, queremos seguir sintiendo lo que llamamos mariposas en el estómago y no estás horribles picaduras de abejas en nuestro estomago. Nos miramos al espejo y nos vemos tristes pero dibujamos sonrisas falsas en nuestro rostro. Pasamos del enamoramiento a la necesidad, a la costumbre.

Pasa el tiempo, algunas veces hasta años antes de darnos cuenta que esa persona no nos llena en su totalidad, que aunque caminamos juntos vamos dando pasos por caminos diferentes, pero no nos atrevemos a aceptarlo, tenemos miedo a la soledad, tenemos miedo a ser señalados, tenemos miedo al fracaso. Pero en realidad nadie fracasa, todo en esta vida es un continuo aprendizaje. Algunas veces se gana y en otras se pierde, algunas veces nos engañan y en otras somos nosotros quienes engañamos. Noviazgos e incluso matrimonios se  terminan y aparece el llanto y la desolación, la rabia, la tristeza, la negación. Buscamos culpables, queremos que la otra persona sufra como estamos sufriendo pero…¿quien dice que no lo está haciendo? ¿Quien es capaz de asegurar que esa persona no lo está pasando mal? ¿ Quien puede afirmar con tal vehemencia que somos la víctima y no el villano?

Creemos que las relaciones deben ser eternas, porque seguramente venimos de hogares donde padre y madre han soportado años, pero si les preguntáramos, ellos tal vez en algún momento también quisieron huir de si mismos, dirán que eran otras épocas, eran otros tiempos.

El amor no cambia pero las sociedades si, los seres humanos generación tras generación vamos evolucionando y no somos capaces de soportar años y años de flatulencias, de desórdenes, de engaños, de mentiras y defectos. A diferencia de los gatos, los humanos no podemos tapar nuestros propios desechos orgánicos.

Hoy estamos en una hermosa relación idealizada, vemos perfección en aquel ser, todo nos parece hermoso…pero, con el pasar del tiempo la rutina y la monotonía nos hace mirar para otro lado, ver nuevos horizontes, y está bien, eso no nos convierte en monstruos, ni en villanos, pues nuestro primer y principal compromiso es con nosotros mismos, ser felices es nuestra real y verdadera meta.

Abramos nuestras manos, dejemos volar la mariposa que pretendemos mantener atada, seamos libres, demos libertad con respeto, no hay que ir por la vida construyendo jaulas a nuestro paso. Así, cuando aquella mariposa hermosa alce el vuelo no sentiremos remordimiento ni culpa, pues voló en busca de nuevas flores y otro néctar. Y si somos nosotros quienes volamos no sintamos culpa, no sintamos vergüenza. Nada es para siempre y permitamos dejar en la memoria de aquellas personas los más hermosos recuerdos, y si por cosas de la vida hay malos sucesos, simplemente aceptemos que nada ni nadie es perfecto.

Sólo no vayas por la vida pisoteando los sentimientos de nadie así como no permitas que los tuyos sean escupidos y maltratados. Respeta a los demás tanto como te gustaría ser respetado. Edifica buenas relaciones así estás se transformen. No todos podemos ser pareja pero si buenos amigos, se feliz y ve por el mundo sembrando alegría, y cuando menos lo pienses estarás amando al mundo entero porque habrás comenzado por amarte a ti mismo primero. Valora lo bueno, envía luz, perdón y amor a quien se aleja y continúa. Escribe tu nombre en la arena y dile a tu yo interior cuanto lo amas, abrazate, baila sola o solo, disfruta de un buen café o una copa de vino mientras sonríes leyendo algún anuncio, un libro o cuando recuerdes la más tonta travesura. Se niño y nunca dejes de lado tu esencia. Esto nos hace mejores seres humanos y tal vez cuando menos lo pienses habrás encontrado a alguien igual que tu y amarás y serás amado como siempre lo soñaste.

Deja entreabierta la puerta, no te niegues la oportunidad de ser feliz así sea contigo mismo. No arruines tu vida ni la de ninguno sólo por temor a la SOLEDAD.

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