Hola queridas hijas:
Mi nombre es María, hija de Joaquín y Ana… Me conocen como la Virgen. Un día ya estando comprometida para matrimonio con José, el ángel del Señor se me presento, me sentí bendecida, pero no obstante a ello mi vida corría riesgo, igual estaba insegura de lo que vendría, no todos creerían el origen de mi concepción, en aquellos años el adulterio, como seria considerada yo, era motivo de condena a ser apedreada hasta morir, pero mi Señor allanó todos los caminos… en un humilde pesebre ya que no había posada para nosotros, en mi corazón rebosante de gozo, alegría, esperanza y con fe en nuestro señor que me ayudaría, ya que yo no sabia que hacer para traer este hijo al mundo… nació mi hijo Jesús.
Llevamos a presentar a Jesús al templo y un hombre llamado Simeón, nos bendijo y me dijo: «este esta puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para señal de contradicción- y a ti misma una espada te atravesara el alma!… no entendí lo que quiso decir pero me produjo angustia e inseguridad.
Tiempo después, el riesgo se cierne nuevamente sobre mi hijo, Herodes manda a matar a todos los niños menores de 2 años, buscaba a mi hijo «Jesús» para matarlo!! pero una vez mas nuestro Señor quien nos aviso y pudimos huir, para salvar a Jesús.
Bueno Jesús fue creciendo como cualquiera de sus hijos, pero un día se me perdió… ustedes podrán imaginar la angustia que sentí sin saber de él, sin saber donde estaba o con quien solo clamaba a mi Señor que lo cuidara y me ayudara a encontrarlo, después de tres días lo encontré en el templo, solo dios sabia lo que mi corazón guardaba y mi boca callaba.
Cuando Jesús fue culpado, enjuiciado, escupido, le pusieron una corona de espinas, crucificado, caí de rodillas, el dolor era indescriptible, en mis oídos retumbaba el ultimo gemido de dolor de mi hijo antes de morir, tras sufrir horas y horas de tortura, yo lloraba a mi hijo, recordando la vida junto a el. En este momento tan trágico logre comprender el significado de la profecía de Simeón, «la espada que me atravesaría el alma», sin duda este es el dolor mas inmenso que he podido sentir.
Se preguntaran, si… ¿es posible sobrevivir a esta herida?…
Si, solo por fe, humildad, silencio y aceptar siempre la voluntad de nuestro Señor, era necesario, que mi hijo muriera para redimirlos del pecado original.
En la cruz mi hijo me llama «mujer» y me encomienda a ser madre del discípulo amado, dicen que si la muerte vino por Eva, la vida vino por mi. Es por esto que yo soy la madre de todas ustedes, y gozosas celebramos la resurrección de mi hijo Jesús.
Gracias hijas mías por escucharme, y por adorar a mi hijo como lo adoro yo, y porque si tenemos a nuestro amado padre en nuestros corazones, sin duda alguna, es que: «JUNTAS MEJORAREMOS EL MUNDO»
AUTOR: MARIELA LÓPEZ
OPINIONES Y COMENTARIOS