Solo en las noches hay cabida para un pensamiento, que a veces es un débil palpitar pero que siempre está ahí, la muerte. No me tranquiliza lo incierto; dioses, cielos e infiernos. Me aferro al tiempo que lento pasa, diciendo que aún soy joven. Pero aquel dopaje envejecerá al igual que mi cuerpo. Mi vida se irá esfumando empujado por el tiempo imparable, solo lo bello de la experiencia hará mi vida más placentera. Finalmente esto último es la esperanza que mueve a estos cuerpo que ya tienen fecha de caducidad

Cuando me acuesto y doy paso a la muerte, que se entromete esquivando otros pensamientos, me angustio, me niego totalmente al inevitable destino. No me convence la idea de un descanso eterno. Intento reflexionar y pensar razonablemente; no debo sentir miedo a la muerte, si la muerte es sinónimo de que no hay vida, por lo tanto no puedo sufrir/ sentir la muerte. En un sentido lógico debería aterrarme mas la tortura, el sufrimiento, el desamor, la traición y todas aquellas tragedias.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS