La orilla (Nouvelle) – Cap. 5 (final)

La orilla (Nouvelle) – Cap. 5 (final)

Bajo un cielo celeste de una claridad que lastima, una brisa me envuelve como un manto piadoso; una brisa fría, pero amable. A mi alrededor, solo arena y mar. Camino hacia la orilla. El agua moja mis pies, se retira, deja una estela que permanece unos instantes, hasta que otra estela se le impone. Hundo mis pies en la arena. Desaparecen, lentamente, primero los empeines, luego los tobillos; el agua juega, entre mis tobillos y la parte baja de mis piernas. En un intento por abandonarla, compruebo lo sólida que es mi posición.

La orilla es un espacio amplio; sus límites, imposibles de establecer. La orilla es el mar, pero no todavía. Con el cuerpo erguido y la mirada limpia, observo su inmensidad. No encuentro:

ni sirenas que se acerquen a seducirme

ni bandadas de gaviotas

ni la botella que alguien, hace décadas, lanzó para la posteridad

ni barcos de conquistadores

ni aves que migran, para morir en paz

ni el recuerdo de otra costa, en otra vida

ni un turquesa que descansará para siempre en mi retina

ni el destello de la luz

ni pulpos, ni veleros

ni un yate repleto, de modelos y cocaína

ni la furia que es su fama

ni el consuelo de los días

ni metáfora del abismo

ni mis ganas de hundirme

ni epifanías

sino sólo el mar. El mar en calma. El mar, en calma. El mar. En calma.

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