Un día normal

Un día normal

Anónima

01/03/2024

Un día normal

En la estación del tren estaba él como cada día, a la espera de un lugar para su recorrido cotidiano, en medio del tumulto, el bullicio y una terrible somnolencia por una mala noche entre pensamientos idealistas sobre el futuro.

Sus ojos se iluminan al ver su móvil, ella había dejado un mensaje la noche anterior, que dibujo una sonrisa en su rostro durante el resto del trayecto. Le escribió de vuelta y dejó un audio a viva voz que le aseguraba un te quiero.

Bajó en el centro como de costumbre, se compró un sparkies mientras caminaba en busca de clientes para hoy, su dedicación incansable por continuar al frente del timón cada día, cumplir con la responsabilidad que desde hace años asumió, porque no hay más que hacer, y también porque fue su decisión.

Él quien es escéptico ante la fe y la religión, hoy le pide a ella que lo lleve en su oración, como si necesitará pedirlo, pues ella eleva una plegaria con su nombre esperando respuesta del universo, sabe que será escuchada porque es el amor quien los mueve.

Ella mientras, en su mundo deja todo previamente dispuesto, despacha chicos a la escuela y se pone bella para el juego, sus ojos siempre tristes, ahora llenos de esperanza, van acompañados una tenue sonrisa.

Establece el equilibrio una dosis de locura, que ambos llevan en sus bolsillo por si hace falta en el camino.

Entre tiempos se contestan sus mensajes y ríen como un par de niños traviesos, que hay de malo en sus sueños, y cuándo serán mucho más que eso.

Él toma el bus de regreso, ha tenido suerte hoy y su alegría se duplica, ahora debe trabajar como loco y sin descanso, para cumplirle al nuevo cliente que debe conquistar.

Ella por su parte, en su rutina no lo deja de pensar, tararea canciones sin parar, de esas que ambos llevan en su lista de promesas a cumplir, porque tienen fe en que todo esto tendrá su momento feliz.

Estando enredado en sus largos silencios, alguien se le acerca y le pide permiso para sentarse al lado, él levanta su mirada y se queda atónito al ver esa figura, es ella? Increíble, como puede ser posible.

Es su rostro no hay duda, ella se sienta y él no para de mirarla, la repara sin pudor, al punto de parecer peligroso, de repente suena un mensaje que lo aleja de esa absurda realidad, era ella al otro lado, sus sospechas terminaron.

Le comenta su aventura y acomodan sus respuestas, esta vez solo ha sido un juego de la vida, era un clon, un encuentro virtual, ya sabes cómo es esto.

Coinciden en preguntas y respuestas, y aunque hace mucho no se han visto, se llevan de las mano.

Un día a la vez, hasta que llegue el momento de dar larga a su idilio pausado en el tiempo. 

Hay historia para rato.

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