Del vacío y de la nada, a la conspicua conciencia de mi existencia, de mis días felices e inoportunamente despreciables, siempre estabas tú, fuiste luz en un todo; el todo mi vida, ¡Yo tu vida!, somos uno, así esta escrito, el Universo lo manifiesta, pues es repetitivo, tu mi madre, yo tú madre, a veces mi hermana, yo tu hermana, también mi padre, a veces tú mi hija, pero siempre en el mismo árbol, indefectiblemente somos uno, pase lo que pase aquí y, arriba, ¡Somos uno!.
Hay términos muy bellos no solo por su resonante, ni por su significado, lo son porque su génesis es el amor; la gratitud al aire que respiro te lo debo a ti, mi armonía rimbombante lleva incluido tu nombre, eres esmeralda intrínseca de esplendor, de la aurora por la mañana, y los últimos rayos de mis pensamientos en el devenir de la noche.
No me dejes hoy, ni tampoco mañana, eres mi cimiento, mi luz, y mi fortaleza, no obstante solo quedaría un cuerpo andante portador de un desenlace melancólico, que solo agobiaría mi tormentosa existencia diaria .
ATT. Tu hija
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