Escuché una risa, pero no era una risa cualquiera, era una carcajada pura, sincera llena de inocencia.,entro por mi oído, llego a mi tímpano y retumbó en mi alma, era un niño, como mucho tendría dos años de edad, pero más felicidad que cualquier persona de 40 años, en ese preciso instante lo tuve claro, a partir de hoy necesito reírme con el niño que llevo dentro, y por un momento borrar de mi mente esta vida de adultos llena de preocupaciones y desconfianzas , que me hace ser consciente del mundo en el que vivimos y ser como ese pequeño, no quedarme solo con lo superficial, para los niños todo es nuevo hasta el más mínimo detalle lo analizan, desgraciadamente para mi no lo es, pero eso no quiere decir que no puedas disfrutarlas como el primer día, agradecer las gotas que caen sobre tu cabeza, los primeros rayos del sol cada mañana, el olor a lluvia, a rocio a hierba mojada, ohhh los olores, otro flamante mundo de fantasía que te transporta a lugares o momentos, o la música que te puede sacar el sentimiento más anquilosado de tu corazón, y si hablamos de amor latente que te hace pensar que puedes coger el mundo con una sola mano, el que te hace creer en hadas y sirenas…. En fin, ríe, canta, baila, ama no seas ese adulto con ceño fruncido que vive dejando pasar la vida y se el que pasa la vida viviendo al máximo.

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