Sin la más mínima elegancia
Su cuerpo se pasea por las planicies
Pesado, gris, redondo.
Es tan lento su andar
Que puede percibirse desde la distancia su acorazada piel
Untada de fango, con las moscas pegadas a las patas
Me gusta como estiran su trompa y mueven sus orejas
Aunque detesto el sonido de corneta que hacen
Nunca se si es producto del temor o el dolor
Me inclino a pensar que el lo último, pues me reúso a pensar
Que la alegría sea tan aguda y que algo tan magnífico
Pueda sentir temor.
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