Te invito un café a la distancia entre la dimensión creada y el tiempo donde se abrazan las palabras, donde el aroma de un café se confunde con el vapor de la vida y cierras los ojos sintiendo tu existencia.

Te invito un café, este café que sigue humeando, donde te dejas llevar por la seducción de la suavidad y la ilusión que juega en tu mente a tratar de atrapar tu esencia con la complicidad de una sonrisa que te lleva al pasado.

Este café me lleva a sentarme entre papeles y escritos, bienes a mi mente y me sumerjo entre tu dulce sonrisa y el brillo de tus labios, donde tus ojos son la suavidad del alma.

Entre el desorden de mis ideas me invitas a soñar, a sentir esa necesidad inmensa de aprender amar, me sonrió ya que la complicidad de mi café y el aroma de ti mujer, me lleva a una dimensión no creada, cierro mis ojos y me llevan al latido de un beso y aun corazón suave que quiero sentir.

Siento tu alma en silencio y el aroma de mi café acaricia tu suave dulzura, haciendo del universo cómplice de mis escritos mal hilvanados y el desorden de mis ideas.

Hoy te llevo conmigo entre lazados de manos y el coqueteo suave de miradas que se cruzan entre una melodía que nos invita a bailar entre las locuras del amor y la gracia de tu ser.

Hoy la resiliencia de la vida nos a enseñado que la virtud esta mas haya de un paralelismo de coincidencias y dimensiones, donde los sentidos viajan a través del tiempo y espacio, con una fortaleza que encuentra una adaptación para compartir.

Atrapado con el calor del café que poco a poco se enfría, vuelves en el tiempo, para que la existencia y la resiliencia sean cómplices de una vida aceptada que dan paso a alimentar tu esencia para caminar hacia un futuro.

Vamos te invito un café, para compartir las añoranzas de un abrazo y la sonrisa de un amanecer que nos está esperando con un café en la mano y que esto sea un puente entre el pasado, el presente y un futuro.

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