Sentada en un café:

Sentada en un café:

Juani Soldera

03/02/2024

Sentada en un café observo;

Basta con un leve movimiento, levantar la mirada y ver tantas cosas.

Escribo y leo. Escucho conversaciones, me uno a ellas, a veces en la realidad y otras solo en mi cabeza. Les respondo, quizá los juzgo, me cuestiono, e imagino cómo serán sus vidas.

Veo parejas sentadas tomando un café, algunas todavía con algo de amor entre los párpados, charlando de la vida; sus hijos, sus nietos, el país, los precios. Pero la mayoría aburridas de cotidianidad. Arrolladas por el tiempo y la rutina. Ya ni se miran a los ojos ¿se acuerdan acaso cuando lo hacían?

¿Esa primera vez que se vieron, que se tocaron? Ese correr del tiempo desapareciendo en el aire como polvo, esa sonrisa mutua entre los labios. 

Yo los observo y me pregunto, cuantos años.

A veces cruzo mirada con alguno que me ve con curiosidad, quizá hasta se percata de mi juzgamiento. Y hablamos solo con la mirada, porque hay cosas que no necesitan de palabras.

Al igual que yo hay solitarios en las mesas. Piden un café con medialunas, miran el celular, más bien se sumergen en él como si estuvieran dentro de la pantalla. Hay una señora que lee un libro. Todavía queda esperanza del papel, pienso. Seré como ella en unos años, pienso. Ya lo soy ahora, me contesto a mi misma.

Una pareja lee el diario La nación, ¿Sigue existiendo el diario en papel? me pregunto. Un chico con auriculares escribe y lee en una tablet, pero yo siempre vuelvo a observar a las parejas. Me abruma el paso del tiempo que se ve en la piel y en las miradas cansadas. En la nostalgia de un pensamiento.

Veo hombres iguales, mujeres iguales, porque en el fondo quieren lo mismo, pero no lo mismo. Estarán esperando que pase la vida, pienso. Ojala me equivoque, también pienso.

Vuelvo a mi libro y apenas lo hago entran 2 niños pequeños a pedir comida. Se acercan a cada una de las mesas, ni plata piden solo comida. ¿Cómo no indignarse ante semejante suceso? ¿Cómo esta gente puede ignorar su presencia, sus palabras suaves pintadas de tristeza? 

¿En qué cabeza cabe el hambre de un chico? Ese instante cambia mi tarde por completo, porque si no entendía demasiado el mundo, en este momento lo entiendo menos.

Pero solo observo, y me pregunto, cuántas cosas puede uno ver sentado en un café.

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