Navidad Picante

Navidad Picante

Sabrina I

31/01/2024

Era la mañana de Navidad, un calor fuera de lo común atravesaba al país, se pronosticaban 50 ° y nuestras familias iban a caer a eso de las seis de la tarde. Odiaba las fiestas, pero a mi pareja le encantaban. Es sabido que en toda relación siempre hay que ceder y en este caso me tocaba; pero también sabía, que cuando me tocaba ceder, después era bien recompensada. Entonces me cambiaba la cara. Un rapto de furia me saco de mi pensamiento, cuando vi que la masa de empanadas por el calor se hacía chicle, todos amaban mis empanadas caseras, maldije y me senté a llorar. Fede que andaba terminando la decoración navideña apareció de repente en la cocina

  • ¿Qué te pasa?
  • Mira la masa de las empanadas es chicle, este calor de mierda
  • Bueno, no te hagas drama, voy en un rato a la rotisería y compro hechas
  • Pero las mías son deliciosas (solloce)
  • Lo sé, amo tus empanadas
  • Préndeme el aire acondicionado del quincho, las voy a hacer allá
  • ¿Todavía no vino José arreglar el aire del comedor?
  • No, y dudo venga hoy Navidad. Hay un solo aire el de nuestro dormitorio y bueno en los otros dos hay ventilar. Tendrán que aguantar los que se queden a dormir
  • Se van a asar (risas)
  • Que duerman en el patio por ahí refresca de madrugada
  • El quincho es nuestro (guiño) te tengo preparada la sorpresa de Navidad después que se duerman todos
  • MMM ¿Qué será? Sabes que soy ansiosa, no seas malo
  • Por eso me amas ¿eh? ¿Por qué te dejo ansiosa?
  • Amo tus ocurrencias Fede
  • Y yo amo tus empanadas. Le pegue un chirlo en el culo y le susurre vos prepárate para la noche y me fui dejándola pensativa.

– Llegó la noche de Navidad, el calor no cedía, la gente no probaba bocado, pero se estaban chupando hasta el agua de los floreros. Le digo a Fede que se estaba calcinando en la parrilla, tu tía ya está empedo y dentro de un rato acá no queda uno sobrio ni de los tuyos ni de los míos. Y espero no se empiecen a pelear como todas las fiestas por política o futbol porque ahí los rajo a todos.

– Me estoy calcinando Samy, así que vos hace lo que cras conveniente. Eso si no te voy a fallar, te voy a hacer el mejor asado de tu vida. Aunque muera en el intento.

– No seas exagerado. Y al oído me dijo, cuando todos estos se duerman o se vayan, nos escapamos al quincho cerramos bien con llave, prendemos el aire acondicionado y te doy tu regalo.

-La tía de Fede, que no vimos, escucho y medio empedo como estaba interpreto que aquel regalo era una propuesta de matrimonio, nos empezó a saludar y en un minuto toda la familia nos felicitaba hasta nos preguntaba si estábamos esperando una bendición. Ninguno quería hijos así que Fede se había hecho la vasectomía, pero no lo íbamos pregonando por ahí. Tampoco nos interesaba el rito del matrimonio. Hacia quince años estábamos juntos y así era perfecto para nosotros. La cosa que para la media noche brindamos por la Navidad, mi embarazo y la propuesta de matrimonio. Total, al otro día cuando se despertaran ni se iban acordar. Entrada la madrugada se vino la tormenta y por suerte el calor abrasador claudico. Todos dormían en la casa a pesar de que solo un aire acondicionado funcionaba. Me escabullí primera al quincho y vi que detrás mío venia Fede con una bolsa ¿Qué se traería entre manos?

Quince años juntos, y aunque dicen que el amor dura tres meses, nosotros seguimos embelesados uno con el otro. Claro que peleas, discusiones hay no todo es color de rosa, pero nos elegimos todos los días, de esa manera lo hacemos funcionar. Recuerdo la primera vez que nos conocimos, estaba cursando mi carrera en Ciudad Universitaria. Salí a tomar fresco y un café era un día espantoso nublado, lloviznaba. Mis amigas no quisieron salir a cagarse de frio, pero yo necesitaba tomar aire. De repente, siento una voz masculina que me hace girar la cabeza

  • Hola, ¿te dejaron sola tus amigas?
  • Eh no quieren cagarse de frio (risa)
  • Y vos ¿sí?
  • Yo necesito tomar aire o me voy a dormir, tengo tres horas de sueño. Trabajo y estudio. Le extendí mi mano a modo de saludo y le dije me llamo Samantha, pero podés decirme Samy
  • Encantado yo soy Federico, bue todos me dicen Fede
  • Y vos ¿Qué haces acá? Tomando frio
  • Soy el nuevo adjunto de sociología salí a despejarme las neuronas. Anoche me fui de joda y vine sin dormir (bostezo)
  • Muy mal señor adjunto (risa) tiene que ser responsable
  • ¿Qué me queres decir? Que estoy viejo para salir de joda y venir sin dormir
  • No, no estas poniendo palabras en mi boca que no dije. Simplemente dije que seas más responsable eso no tiene que ver con la edad (risa)
  • Y dígame muchacha (risa) que dice de tomarnos un café o una cerveza uno de estos días
  • Ahhh no hables así pareces mi abuelo
  • Vos me dijiste viejo
  • Cayaté. Uh es tarde me tengo que ir. Agenda mi WhatsApp y llámame bombón (guiño) Sali corriendo y con la esperanza que me llamara

Mientras mis amigas hablaban de que teníamos que hacer grupo para la materia y no sé cuántas cosas más yo tenía mi mente dispersa en esos ojos verdes oscuro, ese cuerpo de jugador de algo, esa voz masculina y esa sonrisa que roba el espíritu. Sentí mi celular vibrar, numero desconocido, era él ¿Quién más podía ser? Lo abrí y leí que me pasaba una dirección por Palermo para vernos esa noche. Sonreí y mis amigas se enfadaron porque no les estaba dando ni cinco de pelota. Terminamos de organizarnos, salude a las chicas y volé a mi casa a duchare y arreglarme. Llegue puntual, mire dentro del bar y lo vi sentado en la barra hablando con el bar tender. Era más lindo que cuando lo vi en la facultad. Me acerque y lo salude al oído, se le puso la piel de gallina, volteo y ahí estaba otra vez esa sonrisa, me dio un beso en la boca así que entendí que era un descarado como a mí me gustaba. Nos sentamos en una mesa, y la química fue inmediata, nunca había sentido algo así con los otros. Nuestras risas inundaban el bar y no nos importaba que nos escucharan. No se cuánto paso porque el tiempo se diluyo, así como todo a nuestro alrededor éramos solo él y yo. Estaba muy excitada, me mordía el labio pensando en todo lo que le haría. Tomé su brazo y le dije vamos a mi casa. Él sonrió y asintió, subimos a su auto y condujo hasta mi casa. Subimos a mi departamento entre jadeos y gemidos. Manoseándonos con hambre. Dios le dije no podés estar más bueno y él me respondió vos no te quedas atrás y me guiño un ojo. La química del bar fue más intensa en la cama tanto que ninguno entendía nada. Ahí supe que a él le pasaba lo mismo que a mi éramos un antes y un después. Nadie antes de nosotros no había hecho sentir esto. Nos sonreímos y nos quedamos dormimos. Quince años después nos miramos con el mismo hambre.

Sali de mis recuerdos y volví al presente. Vi a Fede entrar en el quincho con esa cara picara que tanto me excitaba

– ¿Qué te traes entre manos?

– Mira lo que te compre dijo, sacando de una bolsa un trajecito de esos que venden en los sex shop

– Amaba que me viera como la cosa más sexy, bella del mundo ¿vos decís que eso me entra? Onda es diminuto (risa) y yo soy pulposa

– Vos sos perfecta, me seguis calentando como hace quince años

– Empecé a desnudarme, pero le pedí que cerrara los ojos. El trajecito era una especie de camisón ajustado (muy ajustado) tanga, medias, todo en color rojo y un gorro de papa Noel. Ya podés abrir tus ojazos verdes, morocho le dije con mi voz sexy que sabía lo calentaba. A ver qué vas a hacer con todo esto lo provoque. Abrió los ojos y cuando me vio enfundada en el trajecito donde descollaban mis enormes tetas y mi culo quedaba más al aire que cubierto por la prenda, note como su miembro se empezaba a poner duro.

– Me levante del sillón en el que estaba sentado, me acerque a aquella diosa o diablita que me calentaba como ninguna otra mujer lo había hecho. La tome entre mis brazos y sin mediar palabra la bese, penetre en su boca con mi lengua y ella me dejo hacer. Mis manos viajaban por cada curva de su sensual fisonomía arrancándole gemidos. Acaricie despacio su culo y le susurre hoy vamos por ahí también y ella asintió con una mueca picara. Sabia cuanto le gustaba entregarse entera por completo nos satisfacíamos mutuamente, nos explorábamos por completo. Sentí sus manos recorrer mi espalda, mientras pegaba sus tetas a mi pecho y las movía para volverme loco de deseo. Saque mis manos de su culo y las lleve a su vagina, comencé a masajearla sabía que eso la pondría a mil luego introduje dos dedos y empecé a moverlos, los saque y me los lleve a la boca. Ella al verme se mordió los labios. Se dirigió al sillón se acomodó y me ofreció el pan dulce que devoré con ímpetu, tome el gel que había escondido y se lo puse, me enfunde un preservativo y empecé hacer un trabajo suave tranquilo recorría su espalda haciéndole caricias, le daba besos y de esa manera lograba que se abriera para mí y ambos disfrutábamos de un exquisito sexo anal. Antes de acabar, ella me pidió subir a horcajadas, se lo permití. Era capaz de hacer lo que fuera por aquella mujer, me volvía loco de deseo. Retiró el preservativo y se puso encima de mi acomodo mi miembro en su vagina húmeda y empezó a mecerse, clavo sus uñas en mis hombros y gimió, hizo la cabeza para atrás empezó a moverse más violentamente hasta que la sentí explotar. Le pedí que se recostara, lo hizo, me abrió sus delicadas piernas y me dejo entrar en ella una vez más. Embestí de nuevo, más rápido más salvaje hasta que acabé. Retire mi miembro de ella y se lo ofrecí para que lo saboreara pues sabía que le gustaba hacer eso. Luego de quedar saciados nos acomodamos en el sillón abrazados haciéndonos mimos. De repente, un ruido en el baño nos saca de nuestra ensoñación y vemos aparecer a mi tía, con Samy pensamos estábamos solos, nos miramos sorprendidos, pero no avergonzados pues no era la primera vez que teníamos espectadores, nos gustaba experimentar. ¿Pero mi tía? Fue ella quien rompió el hielo

– Queridos me escapé de la casa, buscando tranquilidad para hacer mis necesidades, cuando ustedes empezaron (carraspeo) no quise interrumpir. Bueno los dejo, ah, chicos excelente desempeño con razón siempre están con una sonrisa en la cara. Abrió la puerta y se fue

– Samy y yo estábamos rojos de vergüenza, pero también muertos de risa por haber sido descubiertos. Esa sería una anécdota para nuestros amigos. Volvimos abrazarnos y dejarnos guiar por Morfeo al reino de los sueños.

¡Feliz Navidad!

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS