Sí, recuerdo el ayer -como si existiéra- los tantos abrazos que nos dábamos, las salidas entre yo y tú, los momentos de felicidad, cuando el viento acompañaba tu canción , y el rey sol honraba tu belleza irradiando con gran fuerza la energía vital, eres iluminación.
Hoy y su pomposa llegada, trayendo consigo el frío aire, que no es más que la amarga tristeza con la que ahora vive y, ¿Dondé está el rey sol? Agonizando quizá, pues la belleza que motiva su vivir no está; ella se fue no atisbo detrás, y sin antagonismo de alguna gota de fe renuncio a este amor; e inconcientemente renuncio también a mí.
OPINIONES Y COMENTARIOS