Hablando con…

La tristeza siguió firme en mi corazón. En ese sepulcral silencio, ella era la protagonista, dominaba todo el ambiente. Como si se tratara de un espectro, tomó forma para entablar una conversación conmigo.

-¿Por qué insistes en escapar de mí?

-Porque tengo la esperanza de que no duraras toda la vida.

-¿Qué te hace pensar que eso es posible? Estamos hablando de ti, quien su característica más notoria es su debilidad.

-Soy débil, pero puedo luchar contra la corriente, así me cueste toda la vida.

-Estás triste, pero quieres revelarte, ¿Eso no es acaso un acto de contradicción?

-Un ser humano está colmados de ellos, deja de buscar perfección donde evidentemente no la hay, por eso me tienes así.

-No me sacio, es como una afición.

-Tienes un gusto peculiar por el sufrimiento, ¿No eres acaso un rasgo de la psicopatía?

-Soy un rasgo presente en todo aquello que vive.

-No eres un rasgo, de eso me acabo de dar cuenta, eres solo un sentimiento.

-En ese caso, ¿Estás dispuesta a aceptar que siempre haré parte de tu vida? No siempre podrás escapar, estás condenada a sentir.

-Estoy vacía, eres lo único que me hace sentir algo ahora.

-¿Debería tomarlo como un halago o un insulto?

-Tomalo como mi realidad.

-¿Realidad? 

¿Te parece esto real….

….

….o sólo es tu imaginación?

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