Macarena mi pequeña y gran mujer

Macarena mi pequeña y gran mujer

El respirar con lo profundo del alma te hace volver a soñar y a creer que la voluntad de un mundo se hace con la fuerza interior que uno emana del espíritu, hoy es un luchar o un vivir constante, donde a uno le permite descansar en una paciencia de años e ideas que aún están en la mente. Hoy observo a través de los ojos de mi hija esa, fuerza maravillosa y soñadora, donde le ha permitido vivir y creer, donde cada minuto es un punto de un tiempo que la hace crecer entre su inocencia y la inmadurez, y yo la observo del otro lado de mi calma, no sé si la vida me dará tiempo para seguir cobijando un mundo de travesuras que amo con todo mi corazón, hoy cierro mis ojos y me encuentro hurgueteando entre dibujos y origami, papeles marcados, manchados de dedos pequeños tratando de formar una figura con amor…

¡Oh! sabiduría andante, si el caminar te sabe difícil vuela tesoro mío, vuela para que tu elegancia sea un pasar mágico, donde los abrazos sean eternos y los besos cálidos. Hoy te veo aferrada a un lápiz tratando de buscar una respuesta a lo que escribes, entre rayas y rayas planificas una vida que aún no llega pero que si la sientes, refugiada entre el pasar de hojas de tu cuaderno, me detengo a descifrar tus encantos, esos ojos grandes hermosos que tratan de descubrir que hay más allá del horizonte, pero que aún no alcanza el peldaño siguiente, un beso la desconcierta y se ríe y trata de encontrar en la mente de los demás las respuestas que su corazón le pide, ¡te amo hija mía! Quisiera atropellar la historia de mi experiencia y repartirla en esos años que vienen creciendo, pero me pierdo entre las cuerdas de una guitarra y una melodía que toca… Hija eres mi poesía y mi encanto.
Te amo. Hija.

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