El sótano

El sótano

Mudy

18/01/2024

EL SÓTANO

E incluso con la música puesta sentía los gritos el final de la escalera, otra discusión. Cuál sería el motivo esta vez, la economía, mi educación o un canal de la televisión, desconecté de ellos, seguí en mi mundo, en ese que decidía entrar, cuándo el caos reinaba a mi alrededor, donde seleccioné quién estaba dentro y fuera, o simplemente acariciaba el silencio, evadiendo  todo. Había decidido que nada iba a interceder en la ilusión que últimamente encontrará tras una pantalla. Unos meses antes había comenzado a conversar con un chico, él me entendía, o simplemente escuchaba, suficiente, todo se reducía a esos minutos del día que conectábamos, ninguno había dado el paso para quedar en persona, quizás la comodidad tras el cristal facilitaba a ambos la timidez o el miedo al rechazo, cada día era más difícil, y cada día la necesidad era mayor, un íntimo secreto, pues él tenía unos cuantos años más. Después de muchas complicidades, propuso que una noche de noviembre nos viéramos, y escaparnos juntos ,antes cenaríamos tranquilamente y podríamos decidir los detalles. Compartió la localización, pero indico que me detuviese un par de calles antes, lo esperaría allí, para poder entrar juntos en el local, estaba emocionada, pero también nerviosa, un cocktail de sentimientos, en segundos volví a la realidad, ¿como conseguiría salir de casa a esas horas? Bueno, mamá estaría bebida en el sofá con alguna tertulia de fondo en la televisión, y papá de fiesta con sus amigas, cuando ambos coincidieran se desataría otra discusión, ninguno repararían en mi ausencia, plan cerrado, todo seguía según lo previsto. Esa noche no cerré ojo, sentía felicidad como hacía tiempo que no recordaba, pues la soledad de mi hogar o el desprecio de mis compañeros de aula, junto con la lucha contra mí misma, solo albergaba en mí un inmenso deseo de desaparecer una y mil veces, se había mermado mi alegría en un oscuro estado, pero todo estaba a punto de cambiar, no estaba dispuesta a retroceder ni un paso, ya no, todo había pasado a un último plano para mí.

Me preparé, bajé silenciosamente las escaleras que conducían el salón, inevitable cruzarlo para poder salir, y allí estaba, era de suponer, con su ritual diario, donde solo tenía espacio una botella de ron, acerqué la mano al pomo, tras unos segundos donde no iba a darme la vuelta, salí, en ese salón solo quedaba un ser detestable que algún día decidiera ser madre para destrozar la vida de una criatura y sumirse a diario en un estado de embriaguez donde justificar, la mierda de vida que trazo.

Salí, respiré aliviada, caminé unos kilómetros hasta la parada del autobús, caía la noche y hacía frío, pero yo no sentía más que ganas de escapar. Después de 45 largos minutos pegados a la venta al lado de un hombre embutido en una funda de trabajo y con cinco jornadas encima a juzgar por el olor desagradable que desprendía, aguanté la respiración para no impregnarme de esa fragancia, abandoné el asiento, y ya en el arcén revisé la localización, tres minutos, la ciudad estaba iluminada, El imponente Montbaig se difuminaba al fondo entre la niebla…seguí caminando dejando atrás las termas romanas y en pocos segundos allí estaba la entrada de la calle, marcada por una pequeña farola palpitante, esperé, temblaba, varias personas cruzaron sin percatarse de mi presencia, pasaba desapercibida, me tranquilicé no quería ser foco de ojos inquietantes clavados en mí, estaba huyendo, quería ser invisible.

Sentí un paso detrás de mí, no me giré, sabía que era él.

Un susurro cálido recorrió mi cuello, y me desvanecí, un dolor recorrió mi sien, mis piernas perdieron fuerza, en ese momento me di cuenta de que había cometido un error, todo se volvió oscuro… silencio.

Desperté, no podía moverme, alcé la vista y divisé una mesa de trabajo con distintas herramientas, mucho desorden y suciedad, la luz era tenue, al frente de mis ojos unas escaleras de madera muy deterioradas subían hasta algún lugar, aturdida me enteré de que tenías las manos y pies encadenados a una silla de madera, un hilo de sangre recorría mis mejillas, rompiendo el silencio estrellando en una cuerda que rozaba mis zapatos y trazaba una línea casi perfecta borrada en la oscuridad del sótano, unos recortes de periódicos ordenaban verticalmente un viejo corcho, no conseguía leer los titulares, estaba cansada, vi una pequeña reja al fondo que desprendía claridad, ¿Estaría alguien?, no me atrevía a gritar pidiendo ayuda, todo el contexto parecía quitado de una serie de terror, respiré profundamente… intentando ordenar toda la información que había visualizado, ¿quién me llevó allí? ¿Por qué? Comenzaron unos gritos, gritos de dolor, golpes, y golpes… seguidos de carcajadas, ¿qué estaba ocurriendo? No podía soltarme, solo me repetía a mí misma que sea una pesadilla, quiero despertar, era aterrador.

Un golpe seco rompió en un eco inmenso, la cuerda que rozaba mis pes comenzó a moverse en zigzag, sonó un ladrido desafiante, y escuché (tranquilo Bobby son yo) algo voló, era un pedazo de carne, Bobby en segundos se encargó de ella. Una sombra dibujaba, y ya con claridad lo vi, era él…no era quien de articular palabra, tenía un nudo en la garganta, entonces se adelantó, se acuclilló y con una mano en mi rodilla dijo(querías escapar, no te preocupes, pequeña, trocito a trocito, nadie te echara de menos)y después de colocarme un dedo en los labios acompañado de un(ssshh), sonrió, para continuar(aún, no, no es tu momento, cuando termine, seré todo para ti)y abandonó el sótano.

Ahora entendía todo, un grande engaño, que no había visto desde mi vulnerabilidad y las ganas de encontrar una motivación, me arrastre ante un psicópata.

Pero en ese cuarto alguien estaba sufriendo y Bobby devoraba las pistas.

Sentí entre llantos una voz, cogí fuerzas y balbuceé, (hola, no sé quién eres, pero tranquila, buscaré la manera de sacarte de ahí)ella solo gritaba entre auxilio y dolor.

Recordé un estudio televisivo, donde analizaban el perfil de un psicópata maniático que llevaba una década asesinando a mujeres, las víctimas coincidían, siempre era el mismo patrón, exclusión social, con carencia familiar, vulnerables a la manipulación, las cuales desaparecían sin dejar rastro incluso se podía creer que simplemente habían abandonado sus hogares. Tenía en vilo a los investigadores, no conseguían detener, cambiaba continuamente de región, yo creo que acababa de encontrarlo, más bien él me había encontrado a mí.

Bobby se acercó, olisqueó y tras dos vueltas, se acostó.

Tercero día en el sótano, no sé como soy quien de mantenerme consciente, JD que así era como se hacía llamar en las redes, me intimidó con una nueva visita, esta vez portaba un gran machete oxidado en la mano, subió la música a todo volumen de un viejo radiocasete, y apuntando mis manos dijo pito, pito…….. sentí un dolor hondo, Bobby estaba comiendo mi mano…

La noche anterior me prometí no mostrar debilidad, no suplicaría y menos a un ser tan detestable, él disfrutaba con el dolor ajeno, no lo iba a conseguir conmigo, erguí la cabeza y sonreí acompañé esa risa de un (eso es todo, aún me queda otra)vi como enfurecía, ¿te crees muy dura? Solo eres escombro en la sociedad, cambiare el plan, disfruta del momento, volveré, será divertido…)se fue, sentí como arrancaba un motor de algún tipo de vehículo, se disolvió el sonido en segundos, alejándose.

Comenzaba a marearme, Bobby lamentaba gota a gota todo lo que se desprendía. . Una idea abrió paso en la mi mente, sin una mano podía soltar la cuerda e intentar liberarme, o huía ahora o sería descuartizada viva, agarré un viejo y sucio paño y enrolle lo que quedaba de mi extremidad, aguantaría un rató, me despedí con una caricia de Bobby él no tenía culpa, y comencé a subir las escaleras, eran interminables, en la mitad me acordé de la pequeña venta y los gritos, volví, me agaché y lo que pude contemplar era desolador, una chica inmóvil en una mesa, en peores condiciones que yo, y hay decidí que tenía que quitarla lo más rápido posible, me acerque con precaución no quería asustarla más… se sorprendió, le agarré su mano, y con la mirada entendió que íbamos a salir de allí, se incorporó…….. Dios…(estás embaraza)…no había tiempo para preguntas, quizás en otro momento, dejamos el sótano, continuando por un frondoso bosque, no había nada alrededor, hacia donde podíamos ir? Seguimos, cualquier sitio sería mejor… al fondo… la nacional…….. respiré aliviada… Una camioneta apresuraba la velocidad, hicimos indicaciones para que parase y… frenó… Una mujer salió a atendernos… Abrí la puerta trasera, ayudé a Mary a subir, coloqué mi cabeza en su vientre, escuché ese latido… le indiqué a la conductora que la acompañará al hospital más cercano, me despedí……. tenía que volver, acabar con él, garantizar que nadie volvería a vivir ni morir a manos de ese salvaje

Nuevamente… el sótano……. inspeccioné cada rincón planificando el desenlace……… solté la cadena de Bobby y lo dejé ir…

Ya solo quedábamos nosotros dos, lo esperaba ansiosa, no tenía miedo, escuché sus pasos,se acercaba …(¿donde crees que vas?)… me dijo…no le di tiempo … Encendí unos fósforos sin apartar la mirada de sus ojos……. los solté… ratos antes me había encargado de impregnar con gasolina de una caldera toda esa madera, ardería muy rápido… sonó un estruendo acompasado de negro humo…

Siempre me consideré débil, en este caso decidí entregar mi vida por salvarla desde pequeño y la de muchas más.

Esto no y es solo un relato de terror, sino una realidad constante, ya que tras una red, o un perfil puede esconderse la diferencia entre la vida y la muerte, simplemente estar en el momento equivocado, con la persona errónea puede marcar un antes y un después, a diario vivimos el arrebato de vidas a ser inocentes injustamente, así que detente, analiza, para… piensa… y después… continúa.

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