EL DESCONECTOR

Mi esposa se había hecho implantes en el pecho. Se quejaba, desde la operación, de un dolor en la nuca. Lo más extraño era que decía que podía escuchar en su mente transmisiones radiales. El médico que la operó la sometió a todo tipo de análisis. No encontró nada. Se lo comenté en una sobre mesa a mi amigo, ex militar, y me pasó un número. Me pidió máximo secreto. Me aseguró que ayudaría.

Me dijo que su apodo era “el desconector”.

Según él, había instituciones que trabajaban para extraterrestres. El relato era delirante, pero si tu esposa capta radios en su mente, nada te parece tan loco. Este hombre era un agente que se dedicaba a sacar los implantes que les colocaban a personas desprevenidas, y que servirían para experimentos en el futuro. Sus servicios no eran caros. Lo hacía más por venganza que por el dinero.

Mi mujer empeoraba, y me decidí a llamarlo.

El día y hora acordados, entró con una maleta como la de los médicos. Le contamos todo. Escuchó con atención. No comentó nada. Le pidió a mi esposa que se acostara en el sofá, boca abajo. Acercó una silla, abrió el maletín, se colocó guantes descartables y sacó un escalpelo de un sobre de papel. Ofrecí irme, o si necesitaba algo. Me dijo que no con la cabeza y siguió concentrado. Corrió el pelo de mi mujer, centró la punta del instrumento en medio de la nuca, presionó despacio, y sin derramar sangre, ante mis ojos incrédulos, sacó de debajo de su piel un elemento de metal, cuadrado, de un centímetro de lado.

Lo levantó para verlo a la luz. Sonrió. Lo guardó en una bolsa de plástico y lo metió en el maletín. Se sacó los guantes, cerró todo. Recordó el modo de envío del dinero, dijo que en pocos minutos notaría el alivio.

Se fue como si lo persiguieran.

Ella se sentó en el sillón. Ya no escuchaba nada. Nunca se había sentido mejor. No tenía ni una marca en la nuca.

La semana siguiente me llamó mi amigo. Me avisó que habían descubierto al desconector: lo habían asesinado. Debía mudarme lejos. Me pareció exagerado. No le hice caso. Esa tarde, un equipo comando entró a mi casa. Nos llevaron en diferentes vehículos. Hace una semana que vivo en un hotel. Me dijeron que si quería recuperarla, debía hacer un curso de seis meses.

Seré el nuevo desconector.

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