El Profesor y La Alumna

El Profesor y La Alumna

Reb Liz

05/01/2024

Sinopsis

Ayelen Valencia, una chica de 16 años, se ve obligada a cambiar de instituto a mitad del tercer semestre debido a que su padre consigue un nuevo trabajo. Una semana antes de que comiencen las clases en su nuevo colegio, Ayelen conoce a un chico de tez blanca, cabello rubio y unos ojos encantadoramente verdes. De inmediato, siente una profunda atracción hacia él, pero hay un problema: el chico resulta ser su profesor de matemáticas. ¿Podrá el amor superar los prejuicios y las barreras que se interponen en su camino?

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Capítulo 1: Encuentro Inesperado

Narra Ayelen

Me llamo Ayelen Valencia, una chicuela de 16 años nacida y criada en California. Sin embargo, el trabajo de mi padre nos ha llevado a cambiar de aires y ahora nos encontramos en la vibrante ciudad de Nueva York. Estoy a punto de iniciar una nueva etapa en un nuevo instituto.

En una semana, las vacaciones de invierno terminarán y comenzarán las clases en mi nuevo instituto, el New York High. Sería una mentirosa si dijera que no estoy nerviosa. Al mudarme, dejé atrás a todas mis amigas y ahora me enfrento a la tarea de empezar de cero. Solo espero que mis nuevos compañeros sean amigables. No me hago ilusiones de hacer amigas desde el primer día, me tomó mucho esfuerzo hacerlo en mi antiguo instituto. Cambiar de instituto a mitad del tercer semestre suena loco, pero estoy decidida a que sea un buen comienzo.

A las 6 am, el estridente sonido de la alarma me sacó de mis sueños. Me levanté con poca gana y comencé mi rutina diaria: primero hice mi cama, luego me metí a la ducha, me cepillé los dientes y finalmente, limpié mi habitación.

Una vez que terminé con mis tareas matutinas, bajé a desayunar. Mi padre ya estaba en la cocina, dando los toques finales al desayuno.

– Buenos días, papá – Saludé, depositando un beso en su mejilla.

– Buenos días, cariño – Respondió él con una sonrisa.

Desayunamos panqueques, un pequeño consuelo para el nerviosismo que sentía.

– Hija, tengo que irme a trabajar… Si te apetece, podrías salir a conocer la ciudad. Pero, por favor, no olvides activar el GPS – Dijo papá, mirándome con preocupación.

– Sí, papá… gracias – Respondí, mi voz teñida de tristeza.

– ¿Por qué ese semblante tan triste, hija? – Preguntó, su mirada llena de preocupación.

– ¿En serio necesitas preguntar, papá? Nos mudamos a una ciudad completamente nueva. Dejé mi hogar, mis amigas… – Mi voz se quebró al final.

– Tus amigas seguirán siendo tus amigas. La tecnología os permitirá seguir en contacto… Y además, tendrás la oportunidad de hacer nuevas amigas aquí – Intentó consolarme.

No quería seguir hablando del tema, así que me quedé callada. Terminamos de desayunar en silencio y papá se despidió con un beso en la mejilla.

– Que tengas un buen día, cariño.

– Gracias, papá. Que te vaya bien en el trabajo.

Después de que papá salió, regresé a mi habitación. Tomé mi bolso, mi móvil y una chaqueta, ya que hacía bastante frío, y decidí salir a explorar mi nueva ciudad.

Narra Tomás

Soy Tomás Paniagua, un hombre de 25 años, nacido y educado en la soleada California, pero recientemente he encontrado un empleo en la vibrante ciudad de Nueva York.

No tengo ninguna queja, Nueva York es una ciudad impresionante, y mi trabajo es más que satisfactorio. No podría estar más contento.

En cuanto a mi vida amorosa… bueno, mi prometida me dejó hace un mes. Sin explicaciones, un día simplemente se fue y no volvió.

A las 6 a.m., como es mi costumbre, ya estaba despierto. Primero arreglé mi cama, luego me metí a la ducha, me cepillé los dientes y finalmente, puse en orden mi habitación.

Una vez que terminé con mis tareas matutinas, bajé a preparar mi desayuno. En 15 minutos, ya había terminado y me dispuse a disfrutarlo.

Después de desayunar, decidí salir a dar una vuelta. Después de todo, estaba de vacaciones en el trabajo y tenía tiempo libre. Regresé a mi habitación, tomé mi celular, las llaves de mi auto y una chaqueta, ya que hacía bastante frío, y salí de mi apartamento.

Narra Ayelen

Caminaba absorta en mis pensamientos, tan sumergida que crucé la calle sin percatarme de que el semáforo estaba en rojo. De repente, voces alarmadas a mi alrededor gritaban «¡Cuidado!». Levanté la vista, solo para ser cegada por una luz deslumbrante que me encandiló.

El shock me dejó paralizada, incapaz de reaccionar. A continuación, recuerdo sentir cómo mis piernas flaqueaban y todo se volvía oscuro; pero justo antes de desmayarme, alcancé a ver un rostro que parecía descendido del cielo. Un chico de piel pálida, cabello rubio y unos ojos verde esmeralda que parecían tener un encanto sobrenatural.

Narra Tomás

Estaba manejando cuando, de repente, una chica se cruzó frente a mi auto sin mirar. Mi primera reacción fue tocar el claxon, pero escuché que muchas personas a mi alrededor le gritaban «¡Cuidado!». Vi cómo levantaba la mirada, pero no se movía. Para evitar una tragedia, frené de golpe, quedando el auto a escasos centímetros de ella. Cuando bajé del auto, vi que se había desmayado, así que me acerqué para verificar si estaba bien.

Decidí llamar a la ambulancia. Mientras esperaba, la observé detenidamente. Era hermosa, con una piel blanca como la nieve, cabello rubio y unos ojos que aún no sabía por qué los tenía cerrados.

– Señorita, por favor despierte… ¿Se encuentra bien? – Le pregunté mientras ella estaba inconsciente.

La ambulancia tardaba en llegar y, de repente, vi que empezaba a abrir los ojos. ¡Dios mío! Tenía unos ojos celestes encantadores.

Narra Ayelen

Abrí mis ojos lentamente, sin saber qué había sucedido. Frente a mí estaba el chico que había visto antes de desmayarme, y esta vez pude mirarlo bien. Era muy atractivo.

– ¿Estás bien? – Me preguntó.

– ¿Qué me pasó? – Le pregunté.

– Te cruzaste la calle sin mirar, con el semáforo en rojo. ¿Te acuerdas? Casi te llevo por delante con mi auto, así que frené a tiempo. ¿Estás bien? – Volvió a preguntar.

– Sí, estoy bien – Dije tratando de levantarme.

– No, no te levantes… la ambulancia está en camino.

– ¿Ambulancia?

– Sí, te desmayaste un buen rato… me preocupé y llamé a la ambulancia.

– No tenía por qué haberse molestado, estoy bien.

– No es molestia, es lo menos que podía hacer después de echarte el auto encima.

– Fue mi culpa… yo crucé sin mirar.

Por un momento, me perdí en su mirada. Luego, llegó la ambulancia.

– ¿Cómo se siente, señorita? – Dijo el paramédico.

– Estoy bien – Dije tratando de levantarme.

– No, no se levante, señorita… le haremos un chequeo.

Después, vi a otro paramédico venir con una camilla. Me subieron a ella y me llevaron a la ambulancia. El chico desconocido venía junto a mí y me dijo:

– No te preocupes, todo va a estar bien.

Antes de que la ambulancia cerrara las puertas, vi que él subió a su auto.

Narra Tomás

Me encontraba en el hospital, aguardando ansiosamente a que el doctor apareciera para preguntarle sobre el estado de la chica de los ojos luminosos. Finalmente, lo vi salir.

– Doctor, ¿cómo está la chica? – Pregunté, intentando mantener la calma.

– Se encuentra bien. El auto no llegó a tocarla y el desmayo fue producto del shock – Explicó el doctor.

– Qué alivio… ¿Puedo verla?

– Adelante, puede pasar – Me permitió el doctor con un gesto amable.

Narra Ayelen

Estaba en la habitación del hospital, sumida en mis pensamientos sobre el apuesto desconocido de los ojos brillantes, cuando lo vi entrar.

– ¿Cómo te sientes? – Preguntó con dulzura.

– Bien, gracias por preocuparse por mí.

– No fue nada… ¿Cómo te llamas, chica misteriosa?

– Ayelen, me llamo Ayelen Valencia – Respondí, extendiendo mi mano. – ¿Y tú?

– Tomás, mi nombre es Tomás Paniagua – Dijo, tomando mi mano.

Por un momento, nuestras miradas se encontraron, hasta que el doctor entró en la habitación.

– Bueno, señorita, acabo de firmar su alta. Puede irse cuando quiera, pero por favor, tenga cuidado y no te altere mucho.

– Qué bueno… muchas gracias, doctor – Dije, levantándome.

– ¿Quieres que te lleve a tu casa? – Ofreció Tomás con un tono amable.

Por un momento, no supe qué decir. Por un lado, era un desconocido, pero por el otro, quería seguir hablando con él. Finalmente, asentí.

– Sí, está bien… gracias.

Tomás me acompañó hasta su auto y, como todo un caballero, me abrió la puerta del copiloto. Luego se subió al asiento del conductor y nos pusimos en marcha.

– Entonces, ¿eres yanqui? – Preguntó mientras manejaba.

– ¿Qué soy qué?

– Quise decir si eres de aquí, de Nueva York – Dijo, riendo.

Dios mío, tenía una sonrisa hermosa.

– No, soy de California, pero mi padre consiguió un ascenso en su trabajo y nos mudamos aquí. ¿Y tú eres de aquí?

– Ah… qué interesante. Yo también soy de California y me mudé aquí.

– En serio, vaya coincidencia. ¿Y por qué se mudó? – Dije, sonriendo.

– Por trabajo, naturalmente… me ofrecieron un empleo aquí… No me trates de usted, puedes llamarme por mi nombre.

– ¿Lo puedo llamar Tomi?

– Suena como si estuvieras llamando a un niño – Dijo, riendo.

– Entonces te llamaré Pan.

– ¿Pan?

– Sí, por «pan y agua, Tomas» – Dije, riendo.

Vi cómo mi comentario le causó gracia.

– Está bien… siempre y cuando no me comas – Dijo, riendo.

– Ni que tuvieras chocolate – Dije, riendo.

– ¿Te gustaría ir por un café? – preguntó Tomás con amabilidad.

– No quisiera molestar – respondí.

– No es molestia, yo te invito – insistió.

– Me encantaría – dije sonriendo – Gracias por invitarme.

Tomás sonrió y continuó conduciendo hasta llegar a un café llamado «Esencia de Café». Nos bajamos del auto y entramos al café, sentándonos en una mesa cerca de una ventana con vista a la hermosa ciudad.

– ¿Te gustaría algo más aparte de café? – preguntó Tomás.

– No lo sé, no quisiera molestarte… Pan – dije sonriendo por el apodo que le había dado.

Tomás sonrió y dijo:

– Aún no me acostumbro a que me llames así.

– Si quieres puedo llamarte por tu nombre – ofrecí.

– No, es lindo… me acostumbraré – dijo riendo.

– Si quieres puedes inventar un apodo para mí, así estaremos parejos» – sugerí sonriendo.

– No es mala idea… te diré cuando se me ocurra algo. Entonces, ¿vas a querer algo más aparte de café? – preguntó Tomás.

– Me gustaría un café con leche y una tostada de mermelada – dije.

En ese momento, un camarero se acercó a nuestra mesa.

– Buenas tardes, ¿en qué les puedo servir? – preguntó tomando una libreta.

– Buenas tardes, queremos dos cafés con leche y… – comenzó a decir Tomás.

– Algunas tostadas de mermelada… – lo interrumpí – Con mucha mermelada, por favor – dije con una sonrisa.

El camarero se fue a preparar nuestro pedido y Tomás me preguntó riendo:

– ¿Entonces, Chica Mermelada?.

– Me gusta – dije sonriendo – Me gusta la mermelada, sobre todo con ‘Pan’ – agregué tomando su mano.

Nuestras miradas se conectaron, pero el camarero nos interrumpió al llegar con nuestro pedido.

– ¿Dos cafés con leche y tostadas de mermelada? – preguntó dejando el pedido.

– Sí, gracias – dijo Tomás.

El camarero se retiró y nosotros continuamos conversando. Hablamos de muchos temas interesantes como música, libros y arte. Tomas pagó la cuenta y salimos del café. Caminamos hacia un centro comercial y él me compró un helado. Mientras caminábamos, seguimos hablando y descubrimos que teníamos mucho en común. De repente, vimos una cabina de fotos.

– Ayelen, ¿Te gustaría entrar ahí? – Dijo señalando la cabina.

– Me encantaría. – Respondí con entusiasmo.

Entramos a la cabina y empezamos a hacer caras graciosas. Pero en un momento, nuestras miradas se conectaron y sentí que el mundo desaparecía a mi alrededor. Aparté la mirada por un momento, pero luego noté que él seguía mirándome y volví a conectar mi mirada con la suya. Él se acercó lentamente a mí y, cuando menos lo esperaba, estábamos besándonos. Fue un beso único, mágico y loco. A pesar de que apenas lo conocía, no quería dejar de besarlo. Continuamos besándonos mientras la cámara capturaba el momento.

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Capítulo 2: ¿Quieres volver a vernos?

Narra Ayelen

Después de ese beso, simplemente me separé y solté una pequeña risa en señal de nerviosismo. Salimos de la cabina y tomamos nuestras fotos, él solo me sonreía.

– Me gusta esta foto – Dijo señalando la foto del beso.

– A mí también me gusta – Dije bajando la mirada sonrojada.

Si me vieras, no me reconocerías. Acabo de besar a un desconocido y, por alguna extraña razón, quiero volver a hacerlo.

Después continuamos con el paseo. Nueva York era hermosa, o tal vez era la compañía de Tomás lo que lo hacía hermoso. No podía quitar mis ojos de encima de él. Luego vi la hora y me di cuenta de que ya era tarde y tenía que volver a casa.

– Tengo que irme… Me gustó conocerte – Dije.

– Desearía que no te fueras… ¿Te llevo a tu casa? – Preguntó Tomás.

No pude evitar decir que sí. Era la excusa perfecta para seguir hablando con él.

– Sí, me encantaría – Dije sonriendo. Tomás me tomó de la mano y nos fuimos.

En el auto, escribí mi dirección en el GPS y continuamos hablando durante el trayecto. No me aburría de escucharlo.

Cuando llegamos a mi casa, él bajó del auto primero y me abrió la puerta.

– Gracias por traerme – Dije.

Vi que escribió algo en un papel.

– Fue un placer… ¿Quieres volver a vernos? – Dijo entregándome el papel que escribió. – Ese es mi número.

Narra Tomás

Vi que ella también escribió algo en un papel.

– Ese es el mío – Dijo entregándome el papel que escribió – Vamos a ver quién escribe primero – Dijo con una sonrisa.

Me encantaba su espíritu competitivo. Tomé el papel y lo guardé en mi bolsillo.

– Bueno… me gustó conocerte – Dijo dándome un beso en la mejilla.

– A mí también me encantó conocerte – Dije besando su mejilla.

Narra Ayelen

Me volteé para irme, cuando de pronto me jala del brazo y me besa. Yo le sigo el beso, en serio no sé lo que hago, pero sus besos son únicos.

– Adiós, Chica Mermelada – Dice con una sonrisa.

No puedo evitar sonreír.

– Adiós, Pan – Digo y entro a mi casa.

Ya adentro de mi casa, miro por la ventana y él se está yendo. Después subo a mi habitación y me dejo caer en mi cama pensando en Tomás, y empiezo a acariciar mis labios recordando ese beso. No puedo evitar sonreír como una estúpida, me quedo ahí sonriendo y no me doy cuenta de que las horas van pasando, hasta que mi papá entra en mi habitación.

– ¿Papá? – Digo sobresaltada.

– ¿Todo bien, hija? – Pregunta notando mis nervios – ¿Pasa algo?

– Todo bien, papá. ¿Qué podría pasar? – Digo evitando sus preguntas.

– ¿Cómo estuvo tu paseo?

– Bien, me gustó… es muy bonita esta ciudad.

– … Y Tomás lo es más – Pienso.

– ¿Todo bien, cariño? – Dice notándome pensativa.

– Sí… tengo hambre, vamos a cenar.

– Vamos – Dice y salimos de mi habitación.

Después, papá pide delivery de pizza para cenar. Cuando terminamos de cenar, nos vamos a dormir.

Al día siguiente, me despierta el sonido de mi celular… Me llega un mensaje y no puedo creerlo, es él… Es Tomás.

El chico que ha estado rondando mis pensamientos todo el día de ayer, desde que lo conocí.

«Hola, Chica Mermelada, me preguntaba si querías ir a dar un paseo conmigo… Por favor, contesta. Gracias».

Debo confesar que su mensaje me gusta… Esperaba que me escribiera, así que sin pensarlo dos veces, le contesto:

Narra Tomás:

Le escribo un mensaje a la Chica Mermelada y no tarda en llegar su respuesta. Siento cómo se me acelera el corazón.

«Hola, Pan, me encantaría salir a dar un paseo contigo… ¿Te parece si nos vemos a las 7:30 am?»

No pasan ni dos minutos y decido responder:

«¡Genial! ¿Paso por tu casa?»

La respuesta no tarda en llegar.

«Gracias… Te espero».

Narra Ayelen:

Comencé a arreglarme después de desayunar y de que mi padre se fue a trabajar. Estaba un poco nerviosa, no sabía qué ponerme y no tenía ni idea de lo que hablaría con él.

Llegó la hora y estaba lista. Cuando sonó el timbre de mi casa, sentí cómo mi corazón se aceleró. Bajé corriendo y abrí la puerta. Ahí estaba él, se veía tan guapo y llevaba un ramo de rosas rojas en las manos.

– ¡Hola! – dije entusiasmada.

– Te ves muy linda – respondió él.

– Gracias… Tú también – dije sonriendo.

Él también sonrió y me entregó el ramo de rosas.

– Esto es para ti – dijo entregandome el ramo.

– Gracias – respondí – Son muy bellas… ¿Quieres pasar un momento?

– Me encantaría – respondí.

Tomas entró y le ofrecí un vaso de jugo mientras yo buscaba un florero para las rosas. Cuando lo encontré, lo dejé sobre la mesa y nos fuimos a su auto.

Como siempre, él me abrió la puerta del copiloto y después se subió en el asiento del conductor.

– ¿Te gustaría ir al cine? – pregunté con una sonrisa.

– Me encantaría – respondió Tomás.

Nos fuimos al cine y durante el trayecto no podía dejar de mirarlo, era tan guapo.

Llegamos a la sala, que estaba casi vacía, y tomamos un asiento en medio. Habíamos comprado pochoclos y la película comenzó.

La película se trataba de dos personas que se enamoran a primera vista, como nosotros. Me acerqué a él y dejé caer mi cabeza en su hombro, él me rodeó con sus brazos.

En el momento más romántico de la película, nuestras miradas se encontraron y él se fue acercando a mí. En un abrir y cerrar de ojos, nos estábamos besando. Era tan hermoso ese beso que no quería que terminara. El beso continuó y no me di cuenta de que la película había terminado.

Estábamos besándonos cuando nos interrumpió el encargado.

– Disculpen… la película ya terminó, tienen que retirarse – dijo el encargado.

– Sí, ya nos vamos – dijo Tomás sonriendo y me volvió a besar.

Yo no sabía qué decir y solo sonreí. Después, él tomó mi mano y salimos del cine.

– ¿Te gustaría ir al Escencia de Cafe? Podemos tomar un café con leche y una tostada de mermelada – Preguntó sonriendo.

– Sí, me encantaría – respondí sonriendo

Subimos a su auto y nos dirigimos al café. Cuando llegamos, nos sentamos en la misma mesa en la que nos habíamos sentado el día anterior.

– Buen día, ¿en qué puedo servirles? – preguntó el camarero tomando nota.

– Buenas tardes, dos cafés con leche y tostadas de mermelada, por favor – dijo Tomás.

– Con mucha mermelada – agregué, sonriendo.

– Muy bien, en un minuto les traigo su orden – dijo el camarero antes de retirarse.

Comenzamos a hablar mientras esperábamos nuestro pedido, hasta que Tomás me preguntó:

– Entonces, ¿qué te parece la ciudad hasta ahora?

– Es muy hermosa – respondí con una sonrisa.

– Como tú – dijo él, sonriendo también.

Nuestras miradas se conectaron de nuevo, pero fuimos interrumpidos por el camarero.

– ¿Dos cafés con leche y tostadas de mermelada? – preguntó, dejando el pedido en la mesa.

– Sí, gracias – agradeció Tomás.

Narra Tomas:

Noto que Ayelen tiene un poco de mermelada en la mejilla, pero aun así se ve hermosa. Tomo una servilleta y me acerco a ella con cautela, limpiando suavemente la mancha. En ese momento, siento un impulso irresistible de besarla. Sus labios son suaves y dulces, y me quedo allí, disfrutando del momento.

No podía resistirme a sus besos, su cuerpo parecía tener un imán que me atraía y a la vez bloqueaba todos mis sentidos.

Cuando el beso terminó, Tomás pagó la cuenta y nos fuimos a su auto. Una vez allí, me preguntó:

– ¿Te gustaría ir al museo?

– ¡Me encantaría! -respondí emocionada.

Cuando llegamos al museo, él pagó los boletos y comenzamos a recorrer las galerías. Me detuve en una pieza que me gustaba mucho y él se acercó a mí.

– Veo que te gusta mucho esta pieza -dijo sonriendo.

– Sí, es una de mis favoritas -respondí.

– Te entiendo, es una pieza muy buena. Picasso era un innovador -dijo Tomás mirándome a los ojos.

– Por su estilo personal y absolutamente original -interrumpí emocionada.

Pasamos horas hablando de arte mientras recorríamos el museo, y ni siquiera nos dimos cuenta de que el tiempo pasaba volando. Fue entonces cuando miré mi reloj y me di cuenta de que se estaba haciendo tarde.

– Oh, mira la hora… -dije preocupada.

– Tienes que irte -dijo Tomás interrumpiéndome-. Ya lo sé, aunque no quiero que te vayas…

– Yo tampoco quiero irme -interrumpí emocionada.

Nos miramos a los ojos y luego Tomás dijo:

– Ven, te llevaré a casa.

Tomó mi mano y nos fuimos. El camino fue corto pero emocionante, y cuando llegamos a mi casa, me despedí de él con una sonrisa en el rostro.

– Gracias por traerme -dije sonriendo-. Me divertí mucho.

En ese momento, Tomás intentó decir algo, pero lo interrumpí con un beso apasionado. Él me correspondió con la misma pasión y luego ambos nos separamos.

– Linda manera de decirme que me callara -dijo Tomás sonriendo.

– Me gusta escuchar tu voz… pero a veces hablas demasiado -dije con una sonrisa pícara.

– Ya veo… me gusta tu manera de callarme -dijo Tomás acercándose a mí para besarme de nuevo.

– A partir de ahora, cada vez que hables demasiado tendré que decirte que te calles -dije riendo.

– Eso me encantará -respondió Tomás con una sonrisa.

Lo besé por última vez y entré a mi casa, observando desde la ventana cómo se alejaba en su auto. A medida que se perdía en la distancia, una sensación extraña se apoderó de mí. No podía dejar de pensar en Tomás, su voz, su mirada, su sonrisa… Todo en él parecía tener un imán que me atraía y a la vez bloqueaba todos mis sentidos.

Más tarde, mi papá llegó a casa y cenamos juntos. Traté de mantener una conversación normal, pero mi mente seguía divagando en los recuerdos de la tarde con Tomás. Finalmente, me fui a dormir, pero no podía dejar de preguntarme: ¿qué me está pasando? ¿Por qué no dejo de pensar en él?

Antes de dormir, decidí buscarlo en las redes sociales. Después de un rato de búsqueda, encontré su perfil y le envié un mensaje. Él respondió rápidamente y comenzamos a hablar. Me contó sobre su trabajo, sus hobbies y sus planes para el futuro. Yo, por mi parte, le hablé de mis estudios, mis pasatiempos y mis sueños.

Poco a poco, nuestra conversación se fue volviendo más íntima. Me confesó que desde que me vio en el café no podía dejar de pensar en mí, y yo le confesé que sentía lo mismo por él. Nos dimos cuenta de que teníamos mucho en común, y cada vez nos gustábamos más.

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Capítulo 3: Cada vez me gusta más

Narra Tomás

Era temprano en la mañana cuando recibí un mensaje de Ayelen. Me despertó el sonido de mi celular y vi que era ella.

– Hola, Pan, me preguntaba si querías ir a la biblioteca conmigo – decía el mensaje.

No pude evitar sonreír al leerlo. Cada vez me gustaba más esta chica, así que respondí de inmediato.

“¡Hola, chica mermelada! Me encantaría ir contigo. Pasaré por ti a las 7:30 am” le escribí.

No pasó ni un segundo antes de que me respondiera.

“¡Genial! Te espero. Beso.”

Me sentí emocionado mientras me preparaba para salir. Sabía que pasaría un buen rato con Ayelen y estaba ansioso por verla de nuevo.

Narra Ayelen

Después de desayunar con mi papá, corrí a mi habitación para arreglarme. Estaba emocionada por mi cita con Tomás. Cuando llegó la hora, lo vi llegar con un hermoso ramo de rosas.

– Buenos días, hermosa, – dijo mientras me besaba en los labios.

– Buenos días, – respondí sonriendo.

Me entregó el ramo de flores y le agradecí. Eran hermosas.

– Puse las flores en un florero, lo dejé en la mesa y nos fuimos a la biblioteca más grande de Nueva York

– ¡Wow! Cuántos libros, – exclamé asombrada.

– Es la mejor biblioteca de la ciudad, la más grande, – dijo Tomás mientras me miraba a los ojos.

Me acerqué al estante y vi un libro que me encantó. Era el último libro de F. Scott Fitzgerald y lo tomé.

– ¿Te gustaría leer este libro conmigo? – pregunté sonriendo.

– Me encanta… es un buen libro el que elegiste, – respondió Tomás.

– Lo sé… es mi favorito, y también era el de mi madre, – dije con nostalgia.

– Tu madre… nunca me hablaste de ella, – comentó Tomás.

– Mi madre… falleció cuando yo tenía 2 años, – dije bajando la mirada con tristeza.

– Lo siento mucho… no debí preguntar, – dijo Tomás apenado.

– No pasa nada… leamos el libro, – respondí tratando de cambiar de tema.

– Claro, vamos, – dijo Tomás.

Después fuimos a sentarnos a una mesa de la Biblioteca…

Y allí estuvimos, leyendo el libro y compartiendo ideas. Cada día me gustaba más estar con Tomás. No podía creer todo lo que teníamos en común. Era como si estuviéramos destinados a estar juntos.

Narra Tomás

Me sentí muy mal cuando Ayelen me contó que su mamá había fallecido. No sabía cómo reaccionar, pero traté de ser comprensivo y apoyarla en todo lo que pudiera.

Después, cuando nos sentamos para leer el libro, no podía dejar de admirarla. Ayelen era tan inteligente y sencilla a la vez. Me encantaba su forma de hablar de cualquier tema, y nunca había conocido a una chica como ella. Era tan adulta, pero a la vez tan inocente.

Estuvimos leyendo durante cinco horas, inmersos en el libro. Cuando terminamos, salimos de la biblioteca.

– ¿Y ahora? ¿A dónde vamos? – preguntó Ayelen con una voz tan dulce que me provocó besarla.

– Ven, quiero que conozcas un lugar – le dije con una sonrisa.

– ¿Qué lugar? – preguntó curiosa.

– Ya lo verás – dije misteriosamente y nos fuimos.

Después de un trayecto silencioso, nos comunicábamos solo con nuestras miradas. Finalmente llegamos.

– Llegamos – dije sonriendo.

– Llegamos – repitió ella mirando el edificio.

La llevé adentro.

– Bienvenida a mi departamento – le dije.

Ella se quedó mirando todo en silencio y después dijo:

– Es muy lindo.

Narra Ayelen

Me quedé pensando por un momento. ¿Por qué me trajo a su departamento? Pero a la vez, no pude evitar sonreír. Sentí que Tomás había tenido la confianza de mostrarme donde vivía. Él me mostró cada rincón de su departamento y después volvimos a la sala. Yo no paraba de sonreír y sin pensarlo dos veces, lo besé sorpresivamente. Ambos caímos en el sillón.

Pasamos horas viendo películas y riéndonos hasta que vi mi reloj y me di cuenta de que ya era tarde.

– Me tengo que ir – dije sin ganas de irme.

– No quiero que te vayas – dijo Tomás haciendo pucheros.

– Yo tampoco quiero irme, pero…

– Tu papá debe estar por llegar – dijo, interrumpiéndome – Lo sé.

Lo besé y él me correspondió.

– ¿Qué me pasa contigo? – pregunté, mirándolo a los ojos – ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ti?

– No lo sé… pero te entiendo, porque yo tampoco dejo de pensar en ti – respondió Tomás.

Me besó y yo le correspondí. Después me llevó y me dejó en la puerta de mi casa.

– Gracias por traerme – dije besándolo – Nos vemos mañana, a menos que ya te hayas aburrido de mí – dije jugando con mi cabello.

– Jamás me aburriría de ti – dijo Tomás acariciando mi cabello – Conocerte fue lo mejor que me pudo pasar.

Lo besé otra vez.

– Sabes, nunca disfruté tanto cruzar el semáforo en verde… Si no lo hubiera hecho, no te habría conocido – dije sonriendo.

– Definitivamente, ese fue el mejor accidente de mi vida – respondió Tomás con una sonrisa.

Nos despedimos y yo bajé del auto. Al entrar, fui a la cocina y mi papá estaba terminando de cocinar.

– Ayelen, ¿dónde estabas? – preguntó preocupado – Mira qué hora es – dijo señalando el reloj – Te llamé y no contestabas.

Me quedé pensando en mi respuesta por un momento y solo se me ocurrió decir:

– Perdón papá, esta ciudad es muy hermosa y me dejé llevar. Se me pasó la hora.

– Está bien, pero que no vuelva a pasar.

– Sí, te lo prometo. No volverá a pasar.

– Vamos a cenar.

– Vamos – repetí.

Durante la cena, mi papá me hablaba de su trabajo, pero yo no podía prestar atención. Solo lograba pensar en una persona: Tomás.

Al dia siguiente

Pasamos una linda tarde. Fuimos al museo, después al zoológico y por último al cine. Finalmente, fuimos a caminar por el parque.

Estábamos caminando por el parque, tomados de la mano. Todo era perfecto. Sentía mariposas en el estómago y corazones en los ojos. Pero de repente, me quedé pensando. Tomás me gusta, no solo para unos besos. Me gustaría tener la dicha de llamarlo mi novio y la satisfacción de que me llame su novia. Me pregunté si sentirá lo mismo por mí.

– Tomás… ¿Te puedo hacer una pregunta? – dije nerviosa.

– Lo que quieras, hermosa – respondió Tomás, llevando mi mano a su boca para besarla.

– Pues mira… -comencé a tartamudear- Tú me gustas, pero no solo para… -me quedé callada de los nervios.

– ¿Besarnos? – interrumpió Tomás, como si supiera lo que iba a decir, como si leyera mis pensamientos.

– Sí… Por eso te quiero preguntar – dije, bajando la mirada- ¿Qué somos tú y yo? ¿Cuál es el estado de nuestra relación?

Tomas comenzó a reír y eso me desconcertó.

– ¿Dije algo gracioso? – pregunté con una sonrisa nerviosa

– No, no es eso, me río porque no puedo creer que no lo he hecho – respondío Tomas, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.

– ¿Hacer qué? – pregunté, con una expresión de curiosidad en mi rostro.

– Hacerlo oficial, desde el primer día que quiero hacerlo y por una u otra razón no lo he hecho… Sé mi novia, oficialmente mi novia… Di que sí porque yo me muero porque me llames novio – dijo, sintiendo como mi corazón latía con fuerza.

sonrei ampliamente y le tome de las manos.

– Claro que sí, Me encantaría ser tu novia – dije, con una mirada llena de amor y ternura.

No pude evitar sonreír y sentir una gran felicidad. Finalmente, habíamos dado el siguiente paso en nuestra relación.

– Te amo Tomás – dije, sin poder contener mis sentimientos.

– Esperé mucho para que un «te amo» saliera de tu boca, yo también te amo mi amor – respondió él, acercándose a mí para darme dulces besos.

Luego de pasar un día perfecto juntos, llegamos al final del recorrido y Tomás me llevó a mi casa. Al llegar, me fui directo a mi habitación, me bañé y me puse un pijama. Me dejé caer en mi cama como toda una chica enamorada, suspirando y pensando en Tomás.

Y sin darme cuenta llegó el día de mi primer día de clases en el instituto. Esperaba que fuera un buen lunes.

Llegué a las puertas del instituto y todo era bello, pero si no estaba con mis amigas no era lo mismo. Al parecer, la escuela no tenía uniforme propio. lo único bueno que tuvo esta mudanza fue que conocí al chico más maravilloso: Tomás. Aunque nunca le pregunté qué carrera estudiaba, es mayor que yo así que doy por hecho que estudia en la universidad.

Las horas iban pasando, ya tuve clases de Literatura, Inglés, Ciencias y Física. Solo me faltaba una clase para terminar el día: Matemáticas.

Estábamos en el receso y yo me quedé adentro del aula leyendo un libro, cuando una chica rubia y una chica morocha se acercaron a mí

– Hola, soy Tamara Cuesta, presidenta de la clase. Un gusto conocerte, – dijo Tamara con una sonrisa radiante.

– Yo soy Tania San Martín. Es un gran gusto ser tu compañera, – dijo la chica animada.

– Soy Ayelen Valencia, – dije sonriendo. – El gusto es mío.

Después de presentarnos, ellos me acompañaron a la cafetería y comenzamos a hablar de la última clase que nos tocaba: Matemáticas. No entendía por qué hablaban tanto del profesor, como si fuera alguien especial.

Los tres emprendimos el camino hacia el aula, y yo empecé a imaginarme cómo sería el dichoso profesor. «¿Qué tendrá de especial? ¿Rondará los cuarenta? Si las chicas piensan que es sexy, debe ser joven, ¿no? ¿Será un maestro estricto? ¿O quizás sea de esos maestros permisivos con sus alumnos? Odiaría que sea de esos profesores silenciosos que dejan tareas como si su vida dependiera de ellas, esos profesores que no explican nada y solo te mandan a investigar».

No dejaba de pensar en qué estaría haciendo Tomás en ese momento. Me ha contado que trabaja, pero nunca me dijo en qué. Yo le dije que estudio, pero nunca le pude decir que estoy en mi anteúltimo año de preparatoria. No me juzguen, es que cuando estoy con él, lo que menos quiero es hablar de la escuela. Solo quiero estar con él y besarlo, besarlo y besarlo.

Estaba caminando por los pasillos de la escuela sumergida en mis pensamientos a paso lento. Las dos chicas que venían conmigo ya se habían adelantado y las vi entrar al aula antes que yo. Al llegar a la entrada del aula, vi a un muchacho joven que estaba de espaldas. No sé por qué, pero aunque no le veía el rostro, se me hizo familiar. Sentí algo en mi pecho, como si mi corazón latiera con fuerza. ¿Por qué? ¿Quién será este muchacho?

Él estaba hablando con dos jóvenes que parecían ser del equipo de fútbol. Los saludó y se giró para entrar a clases, pero al intentar entrar los dos al mismo tiempo, chocamos y todos mis libros se cayeron al suelo.

Rápidamente, sin mirarlo bien, me agaché para recoger mis libros y él hizo lo mismo para ayudarme.

– Disculpe, señorita – dijo apenado.

Su voz me resultó familiar.

– No hay problema… yo también estaba distraída – dije mientras recogía mis libros.

Cuando fui a tomar el último libro, nuestras manos se chocaron y cuando levanté la mirada, quedé sorprendida al verlo. Noté la sorpresa en su mirada al verme.

– ¿Tomas? ¿Ayelen? – dijimos los dos al mismo tiempo.

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Capítulo 4: Entre la Razón y el Corazón

Narra Ayelén

Terminé de recoger mis libros y rápidamente me puse de pie, sorprendida al ver a Tomás parado frente a mí. Nuestros ojos se encontraron y ambos quedamos en silencio por un momento, sin saber qué decir.

Finalmente, Tomás rompió el silencio y habló primero.

– ¿Qué haces aquí? – preguntamos los dos al unísono, como si nuestras mentes estuvieran conectadas.

Pero antes de que pudiera responder, Tomás tomó la palabra.

– Yo trabajo aquí, soy el profesor de Matemáticas – dijo, con una expresión de sorpresa al verme.

Mis ojos se abrieron de par en par, sorprendida por la revelación. El chico al que había conocido cuando llegué a Nueva York, aquel con el que había sentido una conexión tan fuerte, ¡resultaba ser mi profesor! Una oleada de emociones contradictorias inundó mi mente.

Estaba sumergida en mis pensamientos, tratando de asimilar la situación, cuando Tomás notó mi distracción y decidió preguntar.

– ¿Qué haces aquí? – me preguntó, notando mi desconcierto.

Mis palabras salieron entrecortadas mientras intentaba encontrar una explicación.

– Yo… yo soy la nueva estudiante – tartamudeé, tratando de controlar mis nervios.

Tomás pareció aún más confundido por mi respuesta.

– ¿Estudiante? – dijo, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.

Asentí con la cabeza, incapaz de articular una respuesta coherente.

– ¿Qué edad tienes? – preguntó, buscando entender la situación.

Mis manos comenzaron a temblar y mis mejillas se ruborizaron mientras respondía.

– Tengo 16 años – dije, con la voz temblorosa.

La sorpresa se reflejó en los ojos de Tomás cuando escuchó mi respuesta.

– ¿16? – dijo, sin poder ocultar su incredulidad.

Asentí tímidamente, sintiéndome cada vez más nerviosa por su reacción.

– Sé que no te pregunté tu edad cuando nos conocimos, pero pensé que eras mayor – admitió, con una expresión de confusión en su rostro.

Decidí tomar coraje y preguntarle directamente.

– ¿Y tú qué edad tienes? – inquirí, buscando encontrar algún tipo de explicación.

Tomás suspiró, como si estuviera tratando de encontrar las palabras adecuadas.

– Tengo 25 años – respondió, con una mezcla de sorpresa y resignación en su voz.

La realidad de la situación me golpeó de lleno. Había una diferencia de 10 años entre nosotros. Mi mente comenzó a dar vueltas, tratando de procesar toda la información.

– Yo supuse que eras mayor, pero pensé que eras un estudiante universitario, no un profesor – confesé, sintiendo que el mundo a mi alrededor se volvía cada vez más confuso.

El silencio se apoderó de nosotros mientras ambos intentábamos asimilar la complejidad de nuestra situación. El destino nos había jugado una extraña y complicada carta, y ahora debíamos enfrentar las consecuencias de nuestras acciones.

Narra Tomás

Al ver a Ayelén frente a mí, mi corazón dio un vuelco. No podía creer que la chica con la que había sentido una conexión tan fuerte resultara ser mi estudiante. Nos miramos en silencio por un momento, sin saber qué decir.

Finalmente, decidí romper el silencio y preguntarle qué hacía allí. Para mi sorpresa, ella también me hizo la misma pregunta al mismo tiempo. Parecía que nuestras mentes estaban sincronizadas.

Cuando Ayelén me reveló que era la nueva estudiante, sentí una mezcla de sorpresa y confusión. No podía creer que la chica que había conocido antes de que comenzaran las clases ahora fuera mi alumna. Mi mente comenzó a dar vueltas, tratando de comprender la situación.

Cuando le pregunté su edad y me respondió que tenía 16 años, mi sorpresa aumentó aún más. La diferencia de edad entre nosotros era considerable. No pude evitar sentirme confundido y preocupado por las implicaciones de nuestra conexión.

Decidí ser honesto y admitir que pensé que Ayelén era mayor cuando nos conocimos. No había considerado la posibilidad de que fuera mi estudiante. Me sentí culpable por no haber preguntado su edad en ese momento.

Cuando Ayelén me preguntó mi edad, suspiré, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Sabía que la diferencia de edad entre nosotros podía ser un obstáculo importante.

Le dije que tenía 25 años, esperando que entendiera la complejidad de nuestra situación. La incredulidad se reflejó en sus ojos cuando escuchó mi respuesta.

Ayelén confesó que pensó que yo era mayor, pero que creía que era un estudiante universitario, no un profesor. Me sentí aún más confundido y culpable por la confusión que había causado.

El silencio se apoderó de nosotros mientras ambos intentábamos asimilar la realidad de nuestra situación. Sabía que debíamos ser cuidadosos y considerados con nuestras decisiones futuras.

Esperaba poder encontrar una solución que nos permitiera explorar nuestra conexión sin comprometer nuestra relación profesional. Pero sabía que no sería fácil y que tendríamos que enfrentar muchos desafíos en el camino.

Con una mezcla de incertidumbre y determinación, nos miramos el uno al otro, listos para enfrentar lo que viniera y encontrar una manera de equilibrar la razón y el corazón en nuestra complicada situación.

Narra Ayelén:

Después de ese incómodo silencio, decidí hacer una pregunta a Tomás para romper el hielo y cambiar el tema.

– ¿Cómo lograste convertirte en profesor a tan temprana edad? – pregunté, curiosa por conocer más sobre su historia.

Tomás tomó un momento para pensar antes de responder.

– Bueno, siempre me ha gustado estudiar y me esforcé mucho para lograr mi objetivo. Desde pequeño, las matemáticas han sido una de mis pasiones. Me fascina resolver problemas y descubrir patrones en los números. A medida que fui creciendo, me di cuenta de que quería compartir mi amor por las matemáticas con otros estudiantes y ayudarles a comprender este fascinante campo. Así que, decidí dedicarme a la enseñanza y convertirme en profesor de matemáticas. Fue un camino desafiante, pero estoy orgulloso de haberlo logrado a una edad temprana. Durante mis estudios, me esforcé al máximo y aproveché todas las oportunidades de aprendizaje que se me presentaron. Además, conté con el apoyo de mis mentores y profesores, quienes me guiaron y me alentaron en cada paso del camino. Ser joven me permite conectar de manera especial con mis alumnos y entender sus perspectivas y desafíos. Estoy emocionado de poder inspirar a mis estudiantes y ayudarles a desarrollar su amor por las matemáticas.

Después de notar que algunos estudiantes nos estaban mirando, sugerí que entráramos al salón de clases para evitar los chismes y las especulaciones.

– ¿Por qué no entramos al salón de clases? Así nos evitamos los comentarios innecesarios – propuse, mirando a Tomás.

Él estuvo de acuerdo y entramos al salón juntos.

– Buenos días, alumnos – saludó Tomás en tono serio. – Tenemos una nueva alumna hoy. Les presento a Ayelén Valencia.

Saludé tímidamente a la clase, bajando la mirada.

– Siéntese donde prefiera, señorita – dijo Tomás, indicando los pupitres vacíos.

– Sí, profesor – respondí, dirigiéndome hacia el pupitre de la segunda fila, justo frente a su escritorio.

La clase continuó, pero me resultaba difícil concentrarme. En ocasiones, nuestras miradas se cruzaban y eso me distraía. Sentía una chispa especial cada vez que nuestros ojos se encontraban, pero también sabía que debíamos mantener nuestra relación en secreto.

Cuando finalmente sonó la campana y los estudiantes salieron del salón, Tomás me llamó.

– Señorita Valencia, ¿puedo hablar con usted un minuto? – preguntó.

– Sí, profesor – respondí, acercándome a su escritorio.

Una vez que todos los estudiantes salieron, comenzamos a hablar.

– Ayelén, necesito hablar sobre nuestra relación, pero no aquí – dijo Tomás.

– Yo también quería hablar contigo – respondí.

– Hay un café llamado «Soledad» a la vuelta de aquí. Nos vemos allí. Te llevaría yo mismo, pero no podemos ser vistos juntos.

– Entiendo, profesor – asentí.

Tomás y yo acordamos reunirnos en un lugar más privado para tener esa conversación importante sobre nuestra relación.

Salí de la escuela y subí a un taxi, dirigiéndome al café donde me encontraría con Tomás. A medida que el taxi avanzaba por las calles, mi corazón latía con fuerza. Sentía una mezcla de emoción y nerviosismo por la conversación que estaba a punto de tener con Tomás.

Finalmente llegué al café, un lugar acogedor y tranquilo. Tomás ya estaba allí, sentado en una mesa apartada. Su mirada se encontró con la mía y sentí un cosquilleo en el estómago. Me acerqué a él, tratando de disimular mi ansiedad.

– ¿Y bien? – pregunté, rompiendo el silencio y mostrando mi impaciencia.

Tomás me miró fijamente, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar sus sentimientos.

– Creo que tenemos una conversación pendiente – comenzó a decir, su voz ligeramente tensa. – Primeramente, quiero que sepas que la conexión que sentí contigo desde el primer momento fue muy poderosa…

Mis emociones se agitaron aún más al escuchar sus palabras. Sentí un torbellino de emociones encontradas: el deseo de seguir adelante y explorar esta conexión especial, pero también el temor a las consecuencias y los obstáculos que podríamos enfrentar.

– Pero es difícil mantener una relación con esta diferencia de roles – interrumpí, tratando de encontrar una solución práctica a nuestros sentimientos.

Tomás asintió, comprendiendo mis preocupaciones. Parecía estar luchando consigo mismo, debatiendo entre seguir adelante o dejarlo todo atrás.

En ese momento, el mesero se acercó a nuestra mesa, interrumpiendo nuestra conversación. Pedimos nuestros cafés y el mesero se retiró, dejándonos a solas nuevamente.

– ¿Entonces? – insistí, buscando una respuesta clara.

Tomás suspiró, sus ojos buscando los míos con determinación.

– Es cierto que olvidarlo sería lo más sencillo, pero no puedo negar lo que siento por ti. Eres alguien especial, Ayelén – dijo Tomás, su voz llena de sinceridad y vulnerabilidad.

Mis emociones se agitaron aún más al escuchar sus palabras. Sentí un torbellino de emociones encontradas: el deseo de seguir adelante y explorar esta conexión especial, pero también el temor a las consecuencias y los obstáculos que podríamos enfrentar.

– Es muy arriesgado, lo sé – dije, con una mezcla de temor y determinación en mi voz. – Pero, por alguna razón, no puedo dejar de pensar en ti. Eres como una melodía que resuena en mi mente constantemente.

Tomás sonrió, sus ojos brillando con complicidad.

– ¿Me estás diciendo que estás dispuesta a intentarlo? – preguntó, buscando una confirmación de mis sentimientos.

Respiré profundamente y le devolví la sonrisa.

– Sí, estoy dispuesta a arriesgarme. Pero debemos mantenerlo en secreto.

Narra Tomás:

Después de escuchar las palabras de Ayelén, me quedé sin palabras por un momento. No podía creer que estuviera dispuesta a arriesgarse y seguir adelante con nuestra conexión especial, a pesar de los desafíos que podríamos enfrentar.

– Ayelén, no puedo expresar lo mucho que significa para mí escuchar eso – dije, con una sonrisa en mi rostro. – Estoy dispuesto a enfrentar cualquier obstáculo que se presente en nuestro camino, siempre y cuando estemos juntos.

Ayelén asintió, mostrando su determinación.

– Estoy lista para enfrentar lo que sea necesario. Pero debemos ser cautelosos y mantener nuestra relación en secreto. No podemos permitir que afecte nuestra dinámica en el aula o nuestras carreras – expresó Ayelén, compartiendo su preocupación.

Asentí, comprendiendo la importancia de mantener nuestra relación en privado.

– Estoy de acuerdo. No podemos permitir que nuestra conexión afecte nuestra profesionalidad como profesor y alumna. Será nuestro secreto por ahora – afirmé, con complicidad en mi mirada.

Sabía que el camino que habíamos elegido no sería fácil. Debíamos ser cuidadosos y discretos en cada paso que diéramos. Pero el amor y la conexión que sentíamos el uno por el otro nos daban la fuerza y la determinación para enfrentar cualquier desafío.

En ese momento, nuestros cafés llegaron a la mesa, trayendo consigo una sensación de calma y complicidad. Nos miramos con complicidad, sabiendo que estábamos embarcándonos en esta aventura secreta juntos.

– Estoy emocionado por lo que nos espera, Ayelén. Quiero seguir conociendo a la increíble chica que conocí antes de que comenzaran las clases – dije, con una mezcla de emoción y ternura en mi voz.

Ayelén sonrió, mostrando la misma emoción y anticipación.

– Yo también estoy emocionada, Tomás. Quiero descubrir más sobre ti y sobre esta conexión especial que compartimos. Juntos, podemos superar cualquier obstáculo que se presente en nuestro camino – respondió Ayelén, con determinación en su voz.

Con nuestras tazas de café en mano, brindamos por el comienzo de esta aventura secreta. Sabíamos que el camino no sería fácil, pero estábamos dispuestos a enfrentarlo juntos, apoyándonos mutuamente en cada paso del camino.

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Capítulo 5: Corriendo Riesgos

Narra Ayelén

Me acerqué a Tomás para darle un beso, y él correspondió de inmediato.

– Te veo mañana – dijo sonriendo.

– Hasta mañana – respondí devolviéndole la sonrisa.

– Me gustas mucho, Chica Mermelada – dijo, fijando su mirada en mí.

– Tú también me gustas mucho, Pan – dije mientras lo besaba.

Me levanté, un poco sonrojada y riendo como una tonta. Intenté parar un taxi, pero ninguno me hacía caso. Odiaba cuando eso sucedía, hasta que alguien silbó muy fuerte y, al mismo tiempo, con una mano, detuvo un taxi. Volteé a ver y era Tomás.

– De nada – dijo orgulloso.

Estaba a punto de subir al taxi cuando él me jaló del brazo y me besó.

Subí al taxi y moví mi mano en señal de despedida, y Tomás hizo lo mismo. Le indiqué al chofer la dirección de mi casa y después de un rato estábamos por llegar. Le pedí que se estacionara unas casas antes de llegar para que mi papá no me viera llegar a casa.

Bajé del taxi y comencé a caminar rumbo a mi casa. Al llegar, pensé que no había nadie, pero rápidamente salió mi papá de la cocina.

– Ayelén, ¿dónde estabas? – preguntó mi padre, visiblemente alterado.

– Papá, estaba en una cafetería – respondí, tratando de sonar convincente.

– ¿Y por qué no me avisaste? – preguntó molesto.

– Intenté llamarte, pero mi teléfono decía que el número estaba fuera de cobertura – mentí, sintiéndome culpable por engañarlo.

Mi padre frunció el ceño, claramente escéptico.

– Eso suena extraño. Recibí algunas llamadas, pero ninguna de tu número. ¿Estás segura de que me estás diciendo la verdad?

Me sentí atrapada en una encrucijada. Sabía que no podía seguir mintiendo, pero tampoco quería preocupar a mi padre innecesariamente. Decidí omitir cierta información por ahora.

– Papá, lo siento. No estaba en una cafetería. Tuve un encuentro inesperado en la calle y terminé pasando tiempo con un amigo. No quería llegar tarde a casa y preocuparte, así que le pedí al taxista que se detuviera unas casas antes. Lo siento por no haberte avisado antes, pero no quería causarte preocupación.

Mi padre me miró con una mezcla de alivio y preocupación.

– Ayelén, entiendo que quieras tener tu espacio y pasar tiempo con tus amigos, pero es importante que me mantengas informado. Me preocupas y quiero asegurarme de que estés segura.

Asentí, sintiéndome aliviada de haberle contado parte de la verdad.

– Lo siento, papá. Prometo ser más transparente contigo a partir de ahora. Aprecio tu preocupación y te quiero mucho.

Mi padre me abrazó, mostrando su comprensión y cariño.

– Yo también te quiero, Ayelén. Solo quiero lo mejor para ti. Ahora, cuéntame más sobre este amigo con el que pasaste tiempo. Quiero conocerte mejor.

Sonreí, agradecida de que mi padre entendiera y aceptara mi situación. Comencé a contarle más sobre mi amigo, omitiendo por ahora que era mi profesor de matemáticas, emocionada de compartir mi felicidad con él.

– Bueno, papá, su nombre es Tomás. Es alguien que conocí recientemente y hemos estado pasando tiempo juntos. Nos llevamos muy bien y disfrutamos de la compañía del otro.

Mi padre me miró con curiosidad.

– Ayelén, entiendo que puedas tener amistades cercanas, pero debes tener cuidado al conocer a nuevas personas. No quiero que te metas en problemas o que te involucres en situaciones peligrosas.

Asentí, comprendiendo las preocupaciones de mi padre.

– Lo entiendo, papá, y te prometo que seré cuidadosa. Tomás parece ser una persona confiable y respetuosa. Pero entiendo tus preocupaciones y seré consciente de mi seguridad.

Mi padre suspiró, pareciendo un poco más tranquilo.

– Confío en ti, Ayelén. Solo quiero asegurarme de que estés rodeada de personas que te hagan bien y que cuides de ti misma. Siempre estoy aquí para apoyarte y aconsejarte.

Le sonreí, agradecida por su comprensión y apoyo incondicional.

– Gracias, papá. Significa mucho para mí tener tu apoyo. Te prometo que seré responsable y cuidaré de mis relaciones.

Nos abrazamos nuevamente, fortaleciendo nuestro vínculo familiar y el compromiso mutuo de mantener una comunicación abierta y honesta.

Narra Ayelén

Después de la conversación con mi padre, cenamos juntos en silencio. La tensión de antes se había disipado y tratamos de retomar la normalidad. Una vez terminamos de comer, cada uno se retiró a su habitación para descansar.

Me recosté en mi cama, sintiendo mi mente llena de pensamientos sobre Tomás y nuestra relación secreta. Sabía que tenía que ser cuidadosa y mantener las apariencias, pero también anhelaba poder compartir mi felicidad con alguien.

Justo cuando estaba a punto de quedarme dormida, tomé mi teléfono y le escribí un mensaje a Tomás.

«¿Estás despierto?», escribí.

Esperé unos segundos y luego corregí mi mensaje. «¿Estás despierto, Pan?»

Sonreí, sabiendo que el apodo cariñoso que le había dado le haría sonreír también.

«¡Hola, Chica Mermelada!», respondió Tomás. «Sí, estoy despierto. ¿Qué sucede?»

Sentí un cosquilleo de emoción al leer sus palabras. Estaba feliz de poder hablar con él, incluso si era a través de mensajes de texto.

«Extraño verte», le confesé. «Me gustaría poder estar contigo ahora mismo».

Hubo una breve pausa antes de que Tomás respondiera.

«Yo también te extraño, mi dulce Mermelada», escribió. «Pero tenemos que ser pacientes y cuidadosos. No podemos arriesgarlo todo».

Asentí, sabiendo que tenía razón. Aunque deseaba poder estar con él en ese momento, entendía la importancia de mantener nuestra relación en secreto.

«Tienes razón», respondí. «Tenemos que ser cautelosos y esperar el momento adecuado. Pero quiero que sepas que siempre estás en mis pensamientos».

Después de enviar el mensaje, apagué mi teléfono y cerré los ojos, dejando que la esperanza y el amor por Tomás me acompañaran en mis sueños. Sabía que, aunque nuestra relación fuera complicada, valía la pena correr riesgos por él.

Narra Tomás

Después de enviar el último mensaje a Ayelén, apagué mi teléfono y me recosté en la cama, dejando que sus palabras y pensamientos ocuparan mi mente. Sentía una mezcla de emociones: felicidad por poder hablar con ella, pero también una pizca de tristeza por no poder estar juntos en ese momento.

Cerré los ojos e imaginé su sonrisa, recordando cada momento que habíamos compartido. Me sentía afortunado de tener a Ayelén en mi vida, pero también sabía que debíamos ser cautelosos y cuidadosos para proteger nuestra relación secreta.

Mis pensamientos se llenaron de preguntas y dudas. ¿Cuánto tiempo podríamos mantener nuestra relación en secreto? ¿Cuándo podríamos ser libres para estar juntos sin preocupaciones? Me preocupaba el riesgo que estábamos corriendo, pero al mismo tiempo, no podía negar la felicidad que sentía cuando estaba con Ayelén.

Suspiré profundamente, tratando de encontrar una solución en medio de mis pensamientos. Sabía que tenía que ser paciente y esperar el momento adecuado. Pero también quería que Ayelén supiera lo mucho que significaba para mí, incluso si no podía decírselo en ese momento.

Me prometí a mí mismo que haría todo lo posible para proteger nuestra relación y mantenerla en secreto el tiempo que fuera necesario. Quería que Ayelén supiera que siempre estaría ahí para ella, apoyándola y amándola en la distancia.

Con esa determinación en mente, me dejé llevar por el sueño, imaginando un futuro en el que pudiéramos estar juntos sin restricciones ni secretos. Sabía que el camino no sería fácil, pero estaba dispuesto a correr riesgos por el amor que sentía por Ayelén.

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Capítulo 6: El Libro de Tomás

Narra Ayelén

Al día siguiente me desperté muy temprano y rápidamente fui a ducharme. Fue extraño porque mi papá siempre discutía conmigo porque no quería despertarme.

Salí de la ducha y comencé a buscar mi ropa, no podía decidirme por nada. Otra cosa extraña, ya que normalmente no me arreglaba mucho para la escuela. Pero la verdad es que estaba emocionada por ver a Tomás… Mi papá gritaba desde abajo.

– Ayelén, apúrate… llegarás tarde a la escuela.

Así que después de cambiarme de ropa más de cinco veces, decidí usar un vestido color rosa pastel y unos zapatos blancos. Ondulé un poco mi cabello y me gustó cómo me veía. Tomé mi mochila y bajé.

– ¿Te arreglaste para ir a la escuela? Esto sí que es raro – dijo mi papá en tono burlón.

– Ya basta, papá. Es solo que me gusta este vestido… Vámonos, ¿sí? – dije.

Cuando llegamos a la escuela, me despedí de mi papá con un beso en la mejilla.

– Ten un buen día, mi niña – dijo.

– Gracias, tú también – respondí.

Bajé del auto y entré a la escuela.

Caminaba por los pasillos de la escuela cuando, de repente, al fondo del pasillo, como si una luz muy brillante apareciera… Era Tomás. No parecía un profesor normal, su forma de caminar hacía que todos, o mejor dicho, todas, lo voltearan a ver. Él me vio y me sonrió, caminó más rápido hasta encontrarse conmigo.

– Buenos días, Ayelén – me dijo con voz seductora.

– Buenos días, Tomás, quiero decir buenos días Profesor Paniagua – dije.

Tomás me miró extrañado.

– Estamos en la escuela, lo olvidas – le expliqué.

– No importa, qué bueno que te veo – volteó a sus lados asegurándose de que nadie pudiera escucharnos – Te quería invitar a algo.

– ¿Ah sí? ¿Y qué es? – pregunté.

– Bueno, hace tiempo escribí un libro para niños y me pidieron que lo leyera porque lo van a publicar – dijo.

– Tú escribiste un libro – dije riendo – Creí que eras profesor de matemáticas, no de literatura.

– Sí, soy profesor de matemáticas – dijo – Esto fue un proyecto extracurricular.

– Ya veo – dije.

– Entonces, ¿te gustaría venir conmigo? – preguntó.

– Me encantaría – dije sonriendo.

– Me encantará verte ahí – dijo.

– Y ¿dónde y cuándo es? – pregunté.

– Hoy por la noche en el Café Soledad. ¿Te acuerdas? Es el café al que fuimos ayer – respondió.

– ¡Claro! No puedo esperar para ir – dije emocionada.

Después de clases, el resto del día transcurrió entre nervios y emoción. No podía dejar de pensar en el libro que Tomás había escrito. Me preguntaba cómo sería y qué tipo de historias habría creado. Además, estaba ansiosa por pasar más tiempo con él fuera del entorno escolar.

Finalmente, llegó el momento de encontrarnos en el Café Soledad. Caminé hacia el lugar con una sonrisa en mi rostro, sintiendo mariposas en el estómago. Al entrar, mis ojos buscaron a Tomás y lo vi sentado en una mesa cerca de la ventana. Se veía tan guapo como siempre, con una mirada llena de entusiasmo.

– ¡Hola, Ayelén! – exclamó Tomás levantándose para saludarme.

– ¡Hola, Tomás! – respondí emocionada mientras nos dábamos un cálido abrazo.

Nos sentamos y comenzamos a conversar sobre el libro que había escrito. Tomás compartió su inspiración y los personajes que había creado. Me contó sobre la historia y cómo había trabajado en ella durante mucho tiempo. Quedé realmente impresionada por su talento y dedicación, admirando su capacidad para dar vida a emocionantes aventuras y personajes entrañables.

Después, llamaron a Tomás y él se dirigió al escenario. Observé con orgullo cómo compartía su historia con el público presente en el café. A medida que leía fragmentos de su libro, me sentía conmovida y no pude evitar sentirme identificada. La historia trataba sobre una niña que había perdido a su mamá y que se quedaba con su papá, quien la amaba profundamente. La conexión entre los personajes y mi propia experiencia personal me emocionó aún más.

Después de terminar de leer, Tomás bajó del escenario y se acercó a mí.

– Estoy muy emocionado de que mi libro sea publicado – dijo Tomás con una sonrisa radiante.

– Lo entiendo, Tomás. Debes estar muy orgulloso de ti mismo – respondí sinceramente, admirando su logro.

Pasamos el resto de la noche disfrutando de la compañía del otro y compartiendo nuestras pasiones e intereses. Fue una velada encantadora llena de risas y una conexión genuina. Hablamos sobre nuestros sueños y proyectos futuros, inspirándonos mutuamente a seguir persiguiendo nuestras metas.

Al final de la noche, Tomás me acompañó a casa. Nos despedimos con la promesa de seguir apoyándonos en nuestros proyectos y sueños. Me sentí profundamente agradecida por tener a alguien como Tomás en mi vida, alguien que me inspiraba y hacía sentir especial.

Mientras me preparaba para dormir esa noche, reflexioné sobre lo afortunada que me sentía de haber conocido a Tomás. Estaba emocionada por ver cómo se desarrollaría nuestra amistad y qué aventuras nos esperaban en el futuro. Sabía que, con su apoyo y amistad, podríamos enfrentar cualquier desafío y alcanzar nuestras metas juntos.

Narra Tomás

Mientras me preparaba para dormir esa noche, reflexioné sobre lo afortunado que me sentía de tener a Ayelén en mi vida. Cada día a su lado era un regalo, y no podía evitar sonreír al recordar los momentos que habíamos compartido.

Pensé en la forma en que Ayelén me apoyaba en mis proyectos y sueños, y cómo su presencia siempre me inspiraba a ser mejor. Su pasión y determinación eran contagiosas, y juntos habíamos superado obstáculos y alcanzado metas que nunca creímos posibles.

Recordé las risas compartidas, las conversaciones profundas y los momentos de complicidad que habíamos vivido. Con Ayelén, me sentía completo y comprendido en una forma que nunca había experimentado antes.

Mientras me acurrucaba en la cama, una sonrisa se formó en mi rostro al pensar en el futuro que nos esperaba. Sabía que con Ayelén a mi lado, no había límites para lo que podríamos lograr juntos. Estaba emocionado por seguir construyendo nuestra relación, explorando el mundo y enfrentando cualquier desafío que se presentara.

Me sentía agradecido por tener a alguien tan especial en mi vida, alguien que me amaba incondicionalmente y que me hacía sentir completo. Cerré los ojos con la certeza de que nuestro amor seguiría creciendo y que nuestras aventuras juntos serían inolvidables.

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Capítulo 7: Nuevas Amistades

Narra Ayelén

Al día siguiente de mi emocionante noche en el Café Soledad, me levanté con una mezcla de nervios y entusiasmo. Aunque ya llevaba algunos días en el instituto, todavía me sentía como la «nueva» y estaba ansiosa por hacer nuevos amigos.

Después de arreglarme y desayunar, me dirigí al instituto con la esperanza de que este día fuera especial. Mientras caminaba por los pasillos, noté a un chico y una chica que parecían estar perdidos. Decidí acercarme y ofrecerles mi ayuda.

– Hola, ¿necesitan ayuda para encontrar alguna clase o algo así? – pregunté con una sonrisa amigable.

Ambos me miraron con expresiones de alivio y asintieron.

– Sí, estamos un poco perdidos. Somos nuevos aquí – dijo el chico.

– ¡Oh, genial! Yo también soy nueva. Mi nombre es Ayelén, ¿cómo se llaman ustedes? – respondí.

La chica sonrió y dijo:

– Soy Sofía, y este es mi hermano Lucas.

Nos presentamos formalmente y comenzamos a conversar mientras caminábamos por los pasillos en busca de sus clases. Resultó que Lucas y Sofía se habían mudado recientemente a la ciudad y estaban emocionados pero un poco abrumados por el nuevo entorno.

Durante nuestro recorrido, compartimos nuestras historias y descubrimos que teníamos muchos intereses en común. Sofía era una apasionada de la música y Lucas era un fanático de los deportes, al igual que yo. Nos reímos y compartimos anécdotas mientras nos ayudábamos mutuamente a encontrar nuestras aulas.

Después de las clases, decidimos explorar el instituto juntos. Recorrimos los jardines y descubrimos rincones secretos que parecían sacados de una película. Nos reímos, tomamos fotos y disfrutamos de la compañía del otro.

Poco a poco, nuestra amistad se fue fortaleciendo. Comenzamos a almorzar juntos en el patio y a pasar tiempo después de las clases. Descubrimos que teníamos gustos similares en películas y series, y comenzamos a planear maratones de fin de semana.

Un día, Sofía nos invitó a su casa para enseñarnos a tocar la guitarra. Pasamos horas riendo y aprendiendo acordes básicos. Lucas resultó ser un talentoso cantante y juntos formamos un pequeño grupo musical improvisado.

A medida que pasaba el tiempo, nuestra amistad se volvió inseparable. Nos apoyábamos mutuamente en los momentos difíciles y celebrábamos juntos los logros y éxitos. Nos convertimos en un equipo, enfrentando los desafíos del instituto juntos y creando recuerdos inolvidables.

Mientras caminaba a casa después de otro día emocionante con Sofía y Lucas, me sentí profundamente agradecida por haberlos conocido. Habían traído tanta alegría y compañerismo a mi vida, y no podía imaginar mi experiencia en el instituto sin ellos.

Sabía que nuestra amistad duraría mucho tiempo y que enfrentaríamos muchas aventuras juntos. Estaba emocionada por el futuro y por todo lo que aún nos esperaba. Con Sofía y Lucas a mi lado, sabía que nunca estaría sola y que siempre tendría amigos en quienes confiar.

La vida nos había unido de una manera hermosa y mágica, y no podía esperar para ver qué más nos deparaba el destino.

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Capítulo 8: Una Noche Mágica

Narra Ayelen

Había pasado una semana desde que conocí a mis nuevos amigos, Sofía y Lucas. Durante este tiempo, mi relación con Tomás iba mejor que nunca. Aunque todavía teníamos que mantenerlo en secreto debido a que él era mi profesor de matemáticas.

El viernes pasado, nos informaron en la escuela que no tendríamos clases esta semana debido a motivos importantes.

Hoy es lunes y Tomás me dijo que tenía una sorpresa para mí. Así que fui a su departamento y me contó que había planeado una semana de citas solo para nosotros dos.

Comenzamos la noche con una velada romántica en su departamento. La mesa estaba decorada con velas y flores, creando un ambiente acogedor y especial. Durante la cena, tuvimos una interesante charla sobre nuestros sueños y metas para el futuro.

– Tomás, ¿te has preguntado por qué no hay clases esta semana? Me parece extraño – dije curiosa.

– Sí, también me ha intrigado. Escuché algunos rumores de que hay algunos problemas con el sistema de calefacción en la escuela. Es posible que estén realizando reparaciones para garantizar que todos estemos cómodos cuando regresemos – respondió Tomás.

– ¡Vaya! Eso explicaría por qué nos dieron toda la semana libre. Espero que lo arreglen pronto para que podamos volver a las clases – comenté.

– Sí, esperemos que sea solo temporal. Mientras tanto, podemos aprovechar este tiempo libre para disfrutar de nuestra semana de citas – dijo Tomás con una sonrisa.

Después de la cena, nos acurrucamos en el sofá y decidimos ver una película juntos. Elegimos «Titanic», una de mis películas favoritas. Mientras veíamos la película, comentábamos sobre las escenas más emotivas y nos emocionábamos con la historia de amor de Jack y Rose.

– Tomás, esta película siempre me hace llorar. ¿Te emocionaste en alguna escena en particular? – pregunté, conmovida por la historia.

– Definitivamente, Ayelen. La escena en la que Jack le dice a Rose ‘Nunca te dejaré, pase lo que pase’ siempre me llega al corazón. Es un recordatorio de que el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo – respondió Tomás, con ternura en su voz.

– Sí, es una escena muy emotiva. Me encanta cómo su amor trasciende las barreras sociales y encuentran la felicidad juntos, aunque sea por poco tiempo – expresé, compartiendo mis sentimientos.

Cuando la película terminó, Tomás puso música de Ed Sheeran. La canción «Perfect» comenzó a sonar y, con una sonrisa en su rostro, me invitó a bailar.

– Ayelen, ¿me concedes esta pieza, princesa? – me preguntó Tomás, extendiendo su mano.

– Por supuesto, mi príncipe encantador. Estoy lista para bailar contigo – respondí, emocionada por el momento.

Nos levantamos del sofá y nos tomamos de las manos. Movíamos nuestros cuerpos al ritmo de la música, sintiendo la magia del momento. Tomás me abrazó suavemente mientras nos deslizábamos por la habitación, creando nuestro propio baile romántico.

– Tomás, cada vez que estoy contigo, siento que el mundo desaparece y solo estamos tú y yo. Eres mi refugio, mi lugar seguro – confesé, dejando que mis sentimientos fluyeran.

– Y tú eres mi luz, Ayelen. No puedo explicar lo feliz que me haces. Eres todo lo que siempre he buscado – dijo Tomás, con amor en sus ojos.

– No importa lo que enfrentemos, Tomás, siempre estaré a tu lado. Juntos podemos superar cualquier obstáculo y vivir nuestra historia de amor – afirmé, convencida de nuestro amor.

La música nos envolvía mientras nos perdíamos en el baile, nuestros corazones latiendo al unísono. En ese momento, el tiempo parecía detenerse, y solo existíamos nosotros dos, inmersos en el amor y la pasión.

I found a love for me

Darling, just dive right in and follow my lead

Well, I found a girl, beautiful and sweet

Oh, I never knew you were the someone waiting for me

Cause we were just kids when we fell in love

Not knowing what it was

I will not give you up this time

Darling, just kiss me slow

Your heart is all I own

And in your eyes you’re holding mine

Mientras bailábamos, nuestros cuerpos se movían en perfecta armonía al compás de la música. El ambiente estaba cargado de una tensión emocional palpable, y podíamos sentir la conexión intensa que había entre nosotros. Cada mirada, cada roce, aumentaba la pasión que ardía en nuestros corazones.

Sin poder resistirnos más, nuestros labios se fueron acercando lentamente, como si el tiempo se detuviera a nuestro alrededor. El mundo desapareció por completo, dejando solo espacio para nosotros dos y el torbellino de emociones que nos envolvía.

El beso fue tan profundo y apasionado que parecía trascender el tiempo y el espacio. En ese momento, todas las dudas y preocupaciones se desvanecieron, dejando solo lugar para el amor puro y sincero que compartíamos.

Nos entregamos por completo a ese beso, dejando que nuestros sentimientos se entrelazaran en una danza de pasión y deseo. Fue un momento mágico y transformador, en el que el mundo exterior se desvaneció por completo y solo existíamos nosotros dos, unidos en un beso que sellaba nuestro amor.

Ese beso profundo fue el comienzo de una nueva etapa en nuestra relación, en la que nos prometimos estar juntos y enfrentar cualquier obstáculo que se interponga en nuestro camino. Era el símbolo de un amor verdadero y eterno, capaz de superar cualquier adversidad.

En ese instante, nos dimos cuenta de que estábamos destinados el uno para el otro, y que nuestra historia de amor sería una de esas historias que perdurarían en el tiempo, dejando una huella imborrable en nuestros corazones.

Ese beso profundo fue el inicio de un viaje lleno de emociones y desafíos, pero estábamos dispuestos a enfrentarlos juntos, sabiendo que nuestro amor era más fuerte que cualquier obstáculo que se presentara en nuestro camino.

Así, con ese beso, sellamos nuestro compromiso de amarnos y cuidarnos mutuamente, sin importar qué nos deparara el futuro. Fue un momento mágico y significativo que nunca olvidaríamos, y que marcaría el comienzo de una historia de amor inolvidable.

Narra Tómas

Mientras bailábamos, sentí cómo mi corazón se aceleraba y mi mente se llenaba de pensamientos intensos. Cada movimiento, cada roce con Ayelen, despertaba una mezcla de emociones en mí. Me sentía afortunado de tenerla a mi lado, de poder compartir este momento mágico juntos.

Mientras nuestros cuerpos se deslizaban por la habitación, no podía evitar pensar en lo afortunado que era de tener a Ayelen en mi vida. Cada día a su lado era un regalo, una oportunidad de conocerla más y enamorarme aún más de ella.

El beso que compartimos fue el resultado de una conexión profunda y de un amor que crecía cada día. Sentí cómo nuestras almas se fusionaban en ese momento, cómo el mundo desaparecía a nuestro alrededor y solo existíamos nosotros dos.

En ese instante, me di cuenta de que Ayelen era la persona con la que quería pasar el resto de mi vida. Sus palabras de amor y apoyo resonaban en mi mente, y su presencia me daba la fuerza y la confianza para enfrentar cualquier desafío.

Mis pensamientos se llenaron de promesas y sueños compartidos. Quería ser su protector, su apoyo incondicional, y hacer todo lo posible para hacerla feliz. Quería construir un futuro juntos, superando cualquier obstáculo que se interpusiera en nuestro camino.

Ese beso profundo fue el inicio de una nueva etapa en nuestra relación, una etapa llena de amor, complicidad y crecimiento mutuo. Me sentí agradecido por tener a Ayelen a mi lado y por la oportunidad de vivir esta historia de amor única.

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Capítulo 9: Una Cita en el Cine

Narra Ayelen

Al día siguiente de nuestra mágica cita, Tomás me sorprendió con una invitación al cine. No era un cine común y corriente, era un lugar especial donde proyectaban películas mudas. Era un lugar íntimo y acogedor, donde podíamos sumergirnos en el encanto del cine clásico.

Llegamos al cine y nos acomodamos en las cómodas butacas. La sala estaba prácticamente vacía, creando una atmósfera íntima y romántica. Estábamos a punto de ver una película muda, una forma de arte que nos transportaba a una época pasada llena de elegancia y sutileza.

La película comenzó y nos sumergimos en la historia romántica que se desarrollaba en la pantalla. A medida que los personajes se movían en blanco y negro, podíamos sentir la pasión y la emoción que emanaban de sus expresiones faciales y gestos.

– Ayelen, ¿qué te parece esta película? Es increíble cómo los actores pueden transmitir tanto sin decir una palabra – comentó Tomás, fascinado por la experiencia.

– Es asombroso, Tomás. Me encanta cómo el lenguaje corporal y las expresiones faciales pueden transmitir emociones tan intensas. Es una forma de arte única y hermosa – respondí, cautivada por la magia de la película.

A medida que la historia se desarrollaba, nos dejamos llevar por las emociones que brotaban de la pantalla. La música de fondo y los intertítulos nos guiaban a través de la trama, pero eran los gestos y las miradas de los actores los que realmente nos transmitían la profundidad de las emociones.

En un momento de la película, los protagonistas se encontraban en un jardín, rodeados de flores y una suave brisa. Sus miradas se cruzaron y supimos que estaban enamorados. Era un momento de pura magia y romanticismo.

– Ayelen, ¿te imaginas estar en un lugar tan hermoso, rodeados de flores y sintiendo el amor en el aire? – susurró Tomás, acercándose a mi oído.

– Sería maravilloso, Tomás. Un lugar donde solo existiéramos tú y yo, donde pudiéramos expresar nuestro amor sin palabras, solo a través de nuestros gestos y miradas – respondí, dejando que la fantasía se apoderara de nosotros.

La película continuó, llevándonos por un torbellino de emociones y desafíos para los protagonistas. A medida que la historia llegaba a su clímax, estábamos completamente inmersos en el mundo de la película, sintiendo cada momento con intensidad.

Finalmente, la película llegó a su fin. Nos quedamos en silencio por un momento, asimilando la belleza y la profundidad de lo que habíamos presenciado.

– Tomás, esa película fue realmente hermosa. Me encantó cómo nos transportó a otra época y nos hizo sentir una conexión especial con los personajes – expresé, conmovida por la experiencia.

– Estoy de acuerdo, Ayelen. Fue una experiencia única y mágica. Me alegra haber compartido este momento contigo – dijo Tomás, acariciando mi mano con ternura.

Salimos del cine, llevando con nosotros la magia y la inspiración de «El Jardín del Amor». Sabía que esta película había dejado una huella en mi corazón y que seguiría recordándome la importancia de los gestos y las miradas en nuestra propia relación.

Narra Tomás

Mientras estábamos en el cine, viendo esa hermosa película muda, mi mente se llenaba de pensamientos y emociones intensas. Cada escena, cada gesto de los actores, despertaba en mí una profunda conexión con Ayelen.

Observaba cómo los personajes expresaban su amor y sus emociones a través de gestos y miradas, sin necesidad de palabras. Era asombroso cómo podían transmitir tanto con tan poco. Me hacía reflexionar sobre nuestra propia relación y cómo nuestras miradas y gestos hablaban más fuerte que cualquier palabra.

Mientras veía la historia desarrollarse en la pantalla, no podía evitar imaginar a Ayelen y a mí en esos escenarios románticos. Me transportaba a un jardín lleno de flores, donde solo existíamos nosotros dos, compartiendo nuestro amor en silencio. Era un pensamiento reconfortante y lleno de esperanza.

Sentía una conexión profunda con Ayelen mientras veíamos la película juntos. Cada gesto suyo, cada mirada, me llenaba de amor y gratitud por tenerla a mi lado. Me hacía darme cuenta de lo afortunado que era de tener a alguien tan especial en mi vida.

A medida que la película llegaba a su clímax, me sentía emocionado y conmovido por la historia de amor que estábamos presenciando. Me hacía pensar en nuestro propio viaje juntos y en los desafíos que habíamos superado para estar donde estábamos.

Cuando la película terminó, me quedé en silencio por un momento, tratando de asimilar la belleza y la profundidad de lo que habíamos presenciado. Sentía una sensación de calma y felicidad, sabiendo que había compartido ese momento mágico con Ayelen.

– Ayelen, esa película fue realmente especial. Me hizo reflexionar sobre nuestro propio amor y cómo podemos expresarlo sin necesidad de palabras. Estoy agradecido por tenerte a mi lado y por la conexión profunda que compartimos – le dije, tratando de transmitir mis pensamientos y emociones.

– Tomás, también siento lo mismo. Es increíble cómo podemos comunicarnos y conectarnos en un nivel tan profundo sin necesidad de palabras. Estoy agradecida por nuestro amor y por los momentos mágicos que compartimos juntos – respondió Ayelen, con una sonrisa en su rostro.

Nos levantamos de las butacas y salimos del cine, llevando con nosotros la magia y la inspiración de la película. Sabía que este momento se quedaría grabado en mi memoria y que seguiría alimentando nuestro amor en los días por venir.

Narra Ayelen

Después de salir del cine, caminamos juntos por las calles iluminadas por las luces de la ciudad. El ambiente estaba lleno de una energía especial, como si el amor de la película se hubiera extendido a nuestro alrededor.

Tomás tomó mi mano y me miró con ternura. Sin decir una palabra, su gesto transmitía todo lo que sentía en ese momento. Nos detuvimos en un parque cercano, donde las flores brillaban bajo la luz de la luna.

– Ayelen, hoy hemos vivido algo realmente mágico. Me siento agradecido de tener esta conexión especial contigo. Eres mi inspiración y mi amor verdadero – dijo Tomás, sus ojos brillando con sinceridad.

Sonreí y lo abracé, sintiendo mi corazón lleno de felicidad. No necesitábamos palabras para expresar lo que sentíamos el uno por el otro. Nuestros gestos y miradas hablaban más fuerte que cualquier discurso.

– Tomás, tú también eres mi inspiración y mi amor verdadero. Cada momento que compartimos juntos es un regalo. Estoy emocionada por lo que el futuro nos depara – respondí, dejando que mis sentimientos fluyeran.

Nos quedamos allí, abrazados en medio del jardín, sintiendo la magia del momento. En ese instante, supe que estábamos viviendo una historia de amor única y especial. El cine mudo nos había recordado la belleza de la comunicación no verbal y la importancia de los gestos de amor.

Continuamos caminando, disfrutando de la noche y de nuestra conexión única. Sabía que este día quedaría grabado en nuestra memoria como uno de los momentos más especiales de nuestra historia de amor.

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Capítulo 10: Una Excursión a la Playa Aislada

Narra Ayelen

Al día siguiente de nuestra mágica cita en el cine viendo la película «El Jardín del Amor», Tomás me citó en su departamento diciendo que tenía una sorpresa para mí. La emoción y la curiosidad se apoderaron de mí mientras me dirigía hacia su lugar.

Llegué al departamento de Tomás y él me recibió con una sonrisa radiante. Sus ojos brillaban de emoción mientras me tomaba de la mano y me decía: «Ayelen, hoy tengo algo especial planeado para nosotros. ¿Estás lista para una aventura?»

Asentí emocionada y Tomás me vendó los ojos suavemente, guiándome con cuidado hacia afuera. Sentía la brisa acariciar mi rostro y escuchaba los sonidos de la ciudad mientras caminábamos juntos hacia un destino desconocido.

Después de un corto trayecto en coche, Tomás me ayudó a quitarme la venda de los ojos y mis ojos se encontraron con una vista espectacular. Estábamos en una playa aislada, rodeados de naturaleza virgen y aguas cristalinas. Era un lugar idílico, perfecto para nuestra excursión íntima.

– Ayelen, quería llevarte a este lugar especial donde podamos disfrutar de la soledad y la belleza de la naturaleza juntos. Quiero que compartamos momentos especiales y conversaciones profundas en este entorno mágico – dijo Tomás, mirándome con ternura.

– Tomás, esto es increíble. No puedo creer que hayas planeado algo tan maravilloso para nosotros. Estoy emocionada por explorar este lugar contigo y sumergirnos en momentos especiales – respondí, sintiendo una oleada de gratitud y amor por él.

Caminamos por la playa, sintiendo la arena suave bajo nuestros pies y escuchando el sonido relajante de las olas rompiendo en la orilla. Nos adentramos en la naturaleza, explorando los rincones escondidos y descubriendo la belleza de este lugar remoto.

Encontramos un lugar tranquilo donde colocamos una manta en la arena y nos sentamos juntos, contemplando el horizonte y disfrutando del silencio. Las palabras parecían innecesarias en ese momento, ya que nuestras miradas y sonrisas hablaban por sí solas.

– Ayelen, aquí, rodeados de la naturaleza y la tranquilidad, quiero compartir contigo algo profundo – dijo Tomás, tomando mi mano con suavidad. – Desde que te conocí, mi vida ha cambiado de una manera que nunca imaginé. Tu presencia me llena de alegría y tu compañía me inspira a ser una mejor persona. Quiero que sepas que eres mi amor verdadero y que siempre estaré aquí para ti.

Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras escuchaba las palabras sinceras de Tomás. Sentía su amor y su compromiso en cada palabra y mi corazón se llenaba de gratitud y felicidad.

– Tomás, tus palabras son hermosas y profundas. Me has mostrado un amor y una conexión que nunca antes había experimentado. Eres mi apoyo y mi inspiración, y estoy emocionada por seguir construyendo nuestra historia juntos – respondí, sintiendo una oleada de amor y emoción.

Nos abrazamos con ternura, sellando nuestro amor en ese momento mágico en la playa aislada. El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, pintando el cielo con colores cálidos y creando un ambiente aún más romántico.

Pasamos el resto de la tarde explorando la playa, sumergiéndonos en conversaciones profundas y disfrutando de la compañía del otro. Cada momento era especial y significativo, fortaleciendo nuestra conexión y creando recuerdos inolvidables.

Cuando llegó el momento de partir, nos despedimos de la playa aislada con gratitud en nuestros corazones. Sabíamos que este lugar remoto había sido testigo de un capítulo importante en nuestra historia de amor.

Regresamos al departamento de Tomás, llevando con nosotros la magia y la intimidad de nuestra excursión. Sabía que este día quedaría grabado en nuestra memoria como uno de los momentos más especiales de nuestra relación.

Narra Tomás

Mientras caminábamos hacia la playa aislada, mi mente se llenaba de pensamientos y emociones intensas. Cada paso que dábamos juntos me recordaba lo afortunado que era de tener a Ayelen a mi lado.

Observaba su rostro iluminado por la emoción y la curiosidad mientras la vendaba los ojos. Sentía una mezcla de nerviosismo y emoción por revelarle la sorpresa que había preparado para ella. Quería que este día fuera especial, un momento en el que pudiéramos conectar aún más y fortalecer nuestra relación.

Cuando finalmente llegamos a la playa y le quité la venda de los ojos, su expresión de asombro y gratitud me llenó de alegría. Sabía que había elegido el lugar perfecto para nuestra excursión íntima. Era un rincón de tranquilidad y belleza natural donde podríamos sumergirnos en conversaciones profundas y momentos especiales.

Mientras caminábamos por la playa, sentía una conexión profunda con Ayelen. Cada gesto suyo, cada sonrisa, me recordaba lo afortunado que era de tenerla en mi vida. Me hacía darme cuenta de lo mucho que había cambiado desde que la conocí, cómo su amor y su presencia habían transformado mi mundo.

Cuando encontramos nuestro lugar especial en la playa, sentí la necesidad de abrir mi corazón y compartir mis pensamientos más profundos con ella. Quería que supiera lo importante que era para mí y cómo había cambiado mi vida para mejor desde que llegó a ella.

Tomé su mano con suavidad y, mirándola a los ojos, comencé a expresar mis sentimientos más sinceros. Quería que supiera que ella era mi amor verdadero, mi inspiración y mi apoyo incondicional. Cada palabra que salía de mi boca estaba llena de amor y gratitud hacia ella.

Ver sus ojos llenos de lágrimas y su sonrisa radiante mientras escuchaba mis palabras me llenaba de felicidad. Sentía que nuestras almas se conectaban en un nivel más profundo, como si estuviéramos destinados a estar juntos.

A medida que el sol se ponía en el horizonte, nos abrazamos con ternura, sellando nuestro amor y compromiso en ese momento mágico. Sentía una sensación de paz y plenitud, sabiendo que había compartido mis pensamientos más profundos con Ayelen y que ella los había recibido con amor y gratitud.

Mientras caminábamos de regreso al departamento, llevando con nosotros la magia de la playa aislada, mi mente estaba llena de gratitud y esperanza. Sabía que este día sería un capítulo importante en nuestra historia de amor, uno que recordaríamos para siempre.

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Capítulo 11: Un Mirador en la Montaña: Una Excursión Profunda y Romántica

Narra Ayelen

Al día siguiente, después de esa mágica cita en la playa aislada, Tomás me citó en su departamento diciéndome que tenía otra sorpresa para mí. La emoción y la curiosidad volvieron a apoderarse de mí mientras me dirigía hacia su lugar.

Llegué al departamento de Tomás y él me recibió con una sonrisa radiante. Sus ojos brillaban de emoción mientras me tomaba de la mano y me decía: «Ayelen, hoy tengo algo especial planeado para nosotros. ¿Estás lista para otra aventura?»

Asentí emocionada y Tomás me vendó los ojos suavemente, guiándome con cuidado hacia afuera. Sentía la brisa acariciar mi rostro y escuchaba los sonidos de la ciudad mientras caminábamos juntos hacia un destino desconocido.

Después de un corto trayecto en coche, Tomás me ayudó a quitarme la venda de los ojos y mis ojos se encontraron con una vista espectacular. Estábamos en una montaña remota, rodeados de naturaleza y con un mirador que ofrecía una vista impresionante. Era un lugar idílico, perfecto para nuestra excursión íntima.

– Ayelen, quería llevarte a este lugar especial donde podamos disfrutar de la soledad y la belleza de la naturaleza juntos. Quiero que compartamos momentos especiales y conversaciones profundas en este entorno mágico – dijo Tomás, mirándome con ternura.

– Tomás, esto es increíble. No puedo creer que hayas planeado algo tan maravilloso una vez más. Estoy emocionada por explorar este lugar contigo y sumergirnos en momentos especiales – respondí, sintiendo una oleada de gratitud y amor por él.

Caminamos por el sendero de la montaña, sintiendo la tierra bajo nuestros pies y respirando el aire fresco y puro. A medida que ascendíamos, la vista panorámica se volvía aún más impresionante, con las montañas extendiéndose hasta donde alcanzaba la vista.

Encontramos un lugar tranquilo en el mirador, donde nos sentamos juntos, contemplando la majestuosidad de la naturaleza y disfrutando del silencio. Las palabras parecían innecesarias en ese momento, ya que nuestras miradas y sonrisas hablaban por sí solas.

– Ayelen, aquí, rodeados de la naturaleza y la tranquilidad, quiero compartir contigo algo profundo una vez más – dijo Tomás, tomando mi mano con suavidad. – Desde que te conocí, mi vida ha sido transformada de una manera que nunca imaginé. Tú eres mi inspiración y mi amor verdadero. Quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti, apoyándote en cada paso del camino.

Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras escuchaba las palabras sinceras de Tomás. Sentía su amor y su compromiso en cada palabra y mi corazón se llenaba de gratitud y felicidad.

– Tomás, tus palabras son hermosas y profundas una vez más. Me has mostrado un amor y una conexión que nunca antes había experimentado. Eres mi apoyo y mi inspiración, y estoy emocionada por seguir construyendo nuestra historia juntos en este lugar mágico – respondí, sintiendo una oleada de amor y emoción.

Nos abrazamos con ternura, sellando nuestro amor en ese momento mágico en el mirador de la montaña. El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, tiñendo el cielo con colores cálidos y creando un ambiente aún más romántico.

Pasamos el resto de la tarde disfrutando de la compañía del otro, sumergiéndonos en conversaciones profundas y contemplando la belleza de la naturaleza que nos rodeaba. Cada momento era especial y significativo, fortaleciendo nuestra conexión y creando recuerdos inolvidables.

Cuando llegó el momento de partir, nos despedimos de la montaña con gratitud en nuestros corazones. Sabíamos que este lugar remoto había sido testigo de otro capítulo importante en nuestra historia de amor.

Regresamos al departamento de Tomás, llevando con nosotros la magia y la intimidad de nuestra excursión a la montaña. Sabía que este día quedaría grabado en nuestra memoria como otro de los momentos más especiales de nuestra relación.

Narra Tomás

Mientras caminábamos hacia el mirador de la montaña, mi mente se llenaba de pensamientos y emociones intensas. Cada paso que dábamos juntos me recordaba lo afortunado que era de tener a Ayelen a mi lado.

Observaba su rostro iluminado por la emoción y la curiosidad mientras la vendaba los ojos una vez más. Sentía una mezcla de nerviosismo y emoción por revelarle la sorpresa que había preparado para ella. Quería que este día fuera tan especial como el anterior, un momento en el que pudiéramos conectarnos aún más y fortalecer nuestra relación.

Cuando finalmente llegamos al mirador y le quité la venda de los ojos, su expresión de asombro y gratitud me llenó de alegría. Sabía que había elegido el lugar perfecto para nuestra excursión íntima. Era un rincón de tranquilidad y belleza natural donde podríamos sumergirnos en conversaciones profundas y momentos especiales una vez más.

Mientras contemplábamos la vista panorámica desde el mirador, sentía una conexión profunda con Ayelen. Cada momento compartido en ese lugar mágico reafirmaba mi amor por ella y me hacía darme cuenta de cuánto había cambiado mi vida desde que la conocí.

Cuando encontramos nuestro rincón tranquilo en el mirador, sentí la necesidad de abrir mi corazón y compartir mis pensamientos más profundos con ella una vez más. Quería que supiera lo importante que era para mí y cómo había transformado mi vida desde que llegó a ella.

Tomé su mano con suavidad y, mirándola a los ojos, comencé a expresar mis sentimientos más sinceros. Quería que supiera que ella era mi amor verdadero, mi inspiración y mi apoyo incondicional. Cada palabra que salía de mi boca estaba llena de amor y gratitud hacia ella.

Ver sus ojos llenos de lágrimas y su sonrisa radiante mientras escuchaba mis palabras me llenaba de felicidad. Sentía que nuestras historias se entrelazaban cada vez más en ese lugar mágico en la montaña. Cada momento compartido fortalecía nuestra conexión y nos recordaba lo afortunados que éramos de tenernos el uno al otro.

Pasamos el resto de la tarde sumergidos en conversaciones profundas, compartiendo nuestros sueños, esperanzas y miedos. La montaña parecía ser un testigo silencioso de nuestras confesiones más íntimas y nos brindaba un espacio seguro para abrir nuestros corazones por completo.

A medida que el sol se ponía en el horizonte, envolviendo el cielo en tonos cálidos y dorados, nos abrazamos con fuerza, sabiendo que este día quedaría grabado en nuestros corazones para siempre. La magia de la montaña nos había envuelto y nos había regalado otro capítulo inolvidable en nuestra historia de amor.

Regresamos al departamento mi departamento, llevando con nosotros la energía y la felicidad de ese día especial. Sabíamos que este capítulo en la montaña había fortalecido nuestra relación y nos había acercado aún más el uno al otro.

Mientras nos preparábamos para descansar, sentí una profunda gratitud por la vida y por la oportunidad de compartir momentos tan especiales con Ayelen. Sabía que nuestra historia de amor estaba llena de aventuras y sorpresas, y estaba emocionado por descubrir qué nos depararía la próxima cita.

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Capítulo 12: Un Jardín Secreto: Un Encuentro de Almas en la Naturaleza

Narra Ayelén

Al día siguiente, después de nuestra inolvidable excursión a la montaña, desperté con una sensación de anticipación en mi corazón. Sabía que Tomás tenía otra sorpresa preparada para mí, y mi mente se llenaba de curiosidad y emoción mientras me preparaba para el día.

Recibí un mensaje de Tomás que decía: «Ayelen, hoy te llevaré a un lugar especial donde podremos perdernos en la belleza de la naturaleza y conectar aún más nuestras almas. Prepárate para otra cita mágica». Sonreí emocionada y me dispuse a encontrarme con él.

Cuando llegué al punto de encuentro acordado, Tomás estaba allí esperándome con una sonrisa radiante. Sus ojos brillaban de emoción mientras me tomaba de la mano y me decía: «Ayelen, hoy te llevaré a un jardín secreto, un lugar aislado y lleno de encanto donde podremos sumergirnos en la serenidad y la conexión profunda».

Asentí emocionada, sin saber qué esperar, mientras Tomás me guiaba hacia un camino rodeado de árboles altos y frondosos. El aire estaba impregnado de fragancias florales y el sonido de los pájaros llenaba el ambiente. Caminamos en silencio, permitiendo que la naturaleza nos envolviera y nos preparara para lo que estaba por venir.

Después de un corto trayecto, llegamos a un jardín secreto escondido entre la vegetación. Era un lugar mágico, lleno de flores de colores vibrantes y un estanque sereno en el centro. El sonido del agua y el aroma de las flores creaban una atmósfera de tranquilidad y romance.

– Ayelen, este es nuestro jardín secreto, un lugar donde podremos sumergirnos en la belleza de la naturaleza y en la profundidad de nuestra conexión – dijo Tomás, mirándome con ternura.

– Tomás, esto es simplemente maravilloso. No puedo creer que hayas encontrado este lugar tan especial. Me siento afortunada de poder compartirlo contigo y explorar la magia de este jardín secreto – respondí, sintiendo una oleada de gratitud y amor por él.

Nos adentramos en el jardín, caminando lentamente entre las flores y dejando que nuestros dedos se deslicen suavemente sobre los pétalos. El silencio reinaba en el aire, pero nuestras miradas hablaban un lenguaje profundo y lleno de amor.

– Ayelen, en este lugar mágico quiero compartir contigo algo aún más profundo. Quiero que sepas que eres mi alma gemela, la persona que ha llenado mi vida de amor y significado desde que te conocí. Cada momento a tu lado es un regalo y quiero que estemos juntos en esta aventura llamada vida – dijo Tomás, tomando mi mano con suavidad.

Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras escuchaba las palabras sinceras de Tomás. Sentía la conexión de nuestras almas en cada palabra y mi corazón se llenaba de gratitud y felicidad.

– Tomás, tus palabras tocan lo más profundo de mi ser. Eres mi compañero de vida, mi apoyo incondicional y mi inspiración constante. Estoy emocionada por seguir construyendo nuestra historia de amor en este jardín secreto y en cada paso que demos juntos – respondí, sintiendo una oleada de amor y emoción.

Nos abrazamos con ternura, dejando que nuestros corazones se fundieran en un abrazo lleno de amor y complicidad. El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, tiñendo el cielo con colores cálidos y creando un ambiente aún más romántico.

Pasamos el resto de la tarde sumergidos en la belleza del jardín, compartiendo nuestras esperanzas, sueños y miedos más profundos. Cada palabra que compartíamos resonaba en el aire, fortaleciendo nuestra conexión y creando recuerdos inolvidables.

Cuando llegó el momento de partir, nos despedimos del jardín secreto con gratitud en nuestros corazones. Sabíamos que este lugar aislado había sido testigo de otro capítulo importante en nuestra historia de amor.

Regresamos a casa de Tomás, llevando con nosotros la magia y la serenidad del jardín secreto. Sabía que este día quedaría grabado en nuestra memoria como otro de los momentos más especiales de nuestra relación.

Narra Tomás

Mientras caminábamos en silencio por el jardín secreto, mi corazón se llenaba de gratitud por la oportunidad de compartir este lugar especial con Ayelen. Cada paso que dábamos juntos nos acercaba aún más, y podía sentir la conexión profunda que compartíamos.

Observaba su rostro iluminado por la belleza del entorno, y me sentía afortunado de poder compartir estos momentos íntimos con ella. Quería que supiera lo importante que era para mí y cómo había transformado mi vida desde que llegó a ella.

Encontramos un rincón tranquilo en el jardín, donde nos sentamos juntos y dejamos que la belleza de la naturaleza nos envolviera. No había necesidad de palabras en ese momento, ya que nuestras almas se entendían en silencio.

– Ayelen, en este jardín secreto quiero abrir mi corazón una vez más y compartir contigo mis pensamientos más profundos – dije, tomando su mano con suavidad. – Desde que te conocí, mi vida ha cambiado de una manera que nunca imaginé. Eres mi compañera de vida, mi amor verdadero y mi inspiración constante. Quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti, apoyándote en cada paso del camino.

Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras escuchaba mis palabras. Sentía la conexión de nuestras almas en ese momento y mi corazón se llenaba de gratitud y amor.

– Tomás, tus palabras son un bálsamo para mi alma. Eres mi roca, mi confidente y mi mayor apoyo. Estoy emocionada por seguir construyendo nuestra historia de amor en este jardín secreto y en cada aventura que la vida nos depare – respondió, con voz llena de amor y emoción.

Nos abrazamos con ternura, permitiendo que nuestros corazones se fundieran en un abrazo lleno de amor y complicidad. En ese momento, el tiempo parecía detenerse y solo existíamos nosotros dos, rodeados por la belleza de la naturaleza y la serenidad del jardín secreto.

Mientras el sol se ponía en el horizonte, creando un espectáculo de colores cálidos en el cielo, seguimos compartiendo nuestros pensamientos más profundos. Hablamos sobre nuestros sueños, nuestros miedos y nuestras esperanzas para el futuro. Cada palabra que compartíamos se convertía en un lazo más fuerte que unía nuestras almas.

El ambiente tranquilo y mágico del jardín secreto nos permitió abrirnos por completo, sin miedo ni reservas. Nos sentimos libres para expresar nuestras emociones más íntimas y compartir nuestros anhelos más profundos. En ese momento, nos dimos cuenta de que nuestras almas estaban verdaderamente conectadas y que juntos éramos capaces de enfrentar cualquier desafío que la vida nos presentara.

Cuando finalmente llegó el momento de partir, nos despedimos del jardín secreto con una sensación de gratitud y paz en nuestros corazones. Sabíamos que este lugar especial había dejado una huella imborrable en nuestra historia de amor y que siempre lo recordaríamos como un símbolo de nuestra conexión profunda.

Regresamos a mi casa, llevando con nosotros la energía y la serenidad del jardín secreto. Sabíamos que este día quedaría grabado en nuestra memoria como otro capítulo inolvidable en nuestra historia de amor.

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Capítulo 13: Un Paseo Bajo las Estrellas: El Cierre de una Semana de Amor

Narra Ayelén

Después de la mágica experiencia en el jardín secreto, desperté emocionada en la mañana siguiente, preguntándome qué sorpresa tendría Tomás preparada para el último día de nuestra semana de citas. La semana había sido llena de momentos especiales y románticos, y estaba ansiosa por descubrir cómo Tomás cerraría este capítulo de nuestra historia de amor.

Recibí un mensaje de texto de Tomás que decía: «Ayelén, esta noche te llevaré a un lugar donde podremos disfrutar de una cita bajo las estrellas. Será una noche llena de magia y romance. Prepárate para una experiencia inolvidable». Mis ojos se iluminaron de emoción y mi corazón latía con fuerza mientras me preparaba para la noche.

Cuando llegó el momento de encontrarnos, Tomás me esperaba afuera de mi casa con una sonrisa radiante. Me tomó de la mano y me susurró al oído: «Ayelén, esta noche quiero que te sientas como la protagonista de nuestra historia de amor. Te llevaré a un lugar especial donde podremos disfrutar de la belleza del cielo estrellado y expresar nuestros sentimientos más profundos».

Asentí emocionada, sintiéndome como en un cuento de hadas mientras Tomás me guiaba hacia su coche. Durante el trayecto, el ambiente estaba lleno de expectación y emoción. No podía evitar preguntarme qué sorpresa tendría preparada para esta última cita romántica.

Finalmente, llegamos a un lugar apartado en las afueras de la ciudad. Era un campo abierto con un cielo despejado y lleno de estrellas brillantes. La vista era simplemente impresionante, y sentí como si estuviéramos solos en el universo, rodeados por la belleza infinita del cosmos.

– Ayelén, esta noche quiero que nos sumerjamos en la magia de las estrellas y en la profundidad de nuestro amor. Cada estrella en el cielo representa un momento especial que hemos compartido juntos, y quiero que recordemos cada uno de ellos mientras disfrutamos de esta cita romántica – dijo Tomás, mirándome con ternura.

Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras escuchaba sus palabras. Sentía una mezcla de gratitud, amor y nostalgia por todos los momentos que habíamos vivido juntos durante esta semana de citas.

– Tomás, cada momento que hemos compartido esta semana ha sido único y especial. Me siento agradecida de tener a alguien como tú a mi lado, alguien que se esfuerza tanto por hacerme sentir amada y especial. Estoy emocionada por disfrutar de esta cita bajo las estrellas contigo y recordar cada uno de los momentos que hemos vivido juntos – respondí, sintiendo una profunda conexión con él.

Tomás extendió una manta en el suelo y nos sentamos juntos, contemplando el cielo estrellado. Las estrellas brillaban con intensidad, como si estuvieran celebrando nuestro amor. Tomás tomó mi mano y comenzó a recordar cada uno de los momentos especiales que habíamos compartido durante la semana.

– Recuerdas cuando compartimos esa cena romántica en mi departamento, rodeados de velas y risas? Fue el comienzo de esta semana mágica – dijo Tomás, con una sonrisa en su rostro.

Asentí con una sonrisa, recordando ese momento especial en el que nos sumergimos en la intimidad y la complicidad.

– Y qué tal aquella tarde en el cine, cuando nos sentamos en la última fila y compartimos palomitas de maíz mientras disfrutábamos de una película romántica? Fue como si el mundo desapareciera a nuestro alrededor – continuó Tomás, mirándome con cariño.

Mis mejillas se sonrojaron al recordar esa tarde llena de risas y susurros al oído.

– Y no puedo olvidar nuestra cita en la playa, cuando caminamos descalzos por la orilla y nos perdimos en la belleza del mar y el sonido de las olas. Fue un momento de paz y conexión profunda – agregó Tomás, acariciando mi mejilla con ternura.

Cerré los ojos, dejando que esos recuerdos llenaran mi corazón de alegría y gratitud. Cada momento que habíamos compartido durante la semana de citas tenía un lugar especial en mi corazón.

– Ayelén, quiero que sepas que cada uno de estos momentos ha sido importante para mí. Cada uno de ellos ha fortalecido nuestro amor y ha creado recuerdos inolvidables. Eres la persona con la que quiero compartir mi vida, y cada día a tu lado es un regalo – dijo Tomás, mirándome con ojos llenos de amor.

Las lágrimas de felicidad recorrieron mis mejillas mientras escuchaba sus palabras. Sentía una profunda conexión con Tomás y sabía que estábamos destinados a estar juntos.

– Tomás, eres mi compañero de vida, mi apoyo incondicional y mi amor verdadero. Estoy emocionada por seguir construyendo nuestra historia de amor bajo las estrellas y en cada momento que la vida nos depare – respondí, con voz llena de emoción.

Nos abrazamos con fuerza, dejando que nuestros corazones se fundieran en un abrazo lleno de amor y gratitud. Mientras contemplábamos el cielo estrellado, sentíamos la presencia de todas las estrellas que representaban nuestros momentos especiales juntos.

Esa noche, bajo las estrellas brillantes, cerramos la semana de citas con un sentimiento de plenitud y amor. Sabíamos que nuestra historia de amor estaba llena de momentos mágicos y que esta semana había sido solo el comienzo de una vida llena de aventuras y amor.

Narra Tomás

Después de la cita en el jardín secreto, me sentí extasiado por la conexión tan especial que había surgido entre Ayelén y yo. Cada momento compartido durante esta semana de citas había sido mágico y único, y quería terminarla de la manera más romántica posible.

Desde el momento en que desperté en la mañana siguiente, mi mente estaba llena de ideas sobre cómo sorprender a Ayelén en nuestra última cita. Quería que fuera algo que recordara para siempre, algo que expresara todo el amor y la admiración que sentía por ella.

Cuando llegó el momento de encontrarnos, sentí una mezcla de emoción y nerviosismo. Quería que todo saliera perfecto, que cada detalle contribuyera a crear un ambiente romántico y mágico. Sabía que Ayelén se merecía lo mejor, y estaba decidido a hacer de esta noche una experiencia inolvidable.

Mientras la llevaba hacia el lugar que había elegido, mi corazón latía con fuerza. Quería que se sintiera como la protagonista de nuestra historia de amor, como la persona más especial en mi vida. Quería que esta cita bajo las estrellas fuera un reflejo de la profundidad de nuestros sentimientos y de la belleza de nuestra conexión.

Cuando finalmente llegamos al campo abierto, rodeado de un cielo estrellado, supe que había tomado la decisión correcta. La vista era simplemente impresionante, y podía ver el brillo en los ojos de Ayelén mientras contemplaba el panorama. Sentí una oleada de emoción y gratitud por tenerla a mi lado.

Cuando nos sentamos juntos en la manta y comencé a recordar cada uno de los momentos especiales que habíamos compartido durante la semana, sentí una profunda conexión con Ayelén. Cada palabra que salía de mi boca estaba llena de amor y gratitud por tenerla en mi vida.

Ver cómo sus ojos se llenaban de lágrimas de felicidad y escuchar sus palabras llenas de emoción, confirmó que había logrado mi objetivo. Había logrado crear un momento único y especial para ambos, un momento en el que pudimos recordar y apreciar cada instante que habíamos compartido durante esta semana mágica.

Mientras la abrazaba con fuerza y contemplábamos el cielo estrellado, sentí una profunda sensación de plenitud y amor. Sabía en ese momento que Ayelén era la persona con la que quería compartir mi vida, la persona que me hacía sentir completo.

Esta semana de citas había sido solo el comienzo de nuestra historia de amor, y estaba emocionado por seguir construyendo recuerdos y momentos especiales juntos. Sabía que nuestro amor era fuerte y que estábamos destinados a vivir una vida llena de aventuras y amor.

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Capítulo 14: Flotando en las nubes

Narra Ayelén

Era sábado por la mañana y me desperté temprano, todavía extasiada por esa mágica semana de citas con Tomás. Aunque estaba un poco triste porque hoy no iba a poder verlo.

Tomás me había dicho que tenía trabajo atrasado debido a que pasamos toda la semana juntos. Mientras preparaba el desayuno, sentí la necesidad de cantar «I Will Always Love You» de Whitney Houston. Estaba tan emocionada que no me di cuenta de que estaba cantando a todo pulmón.

Con los ojos cerrados, giraba y cantaba sin preocuparme de nada más. Pero de repente, cuando abrí los ojos, me di cuenta de que mi papá se había despertado y estaba parado detrás de mí, mirándome con asombro.

Subí el volumen de mi voz y me puse aún más emocionada mientras seguía cantando. Mi papá no podía contener la risa y finalmente se unió a mí en una improvisada serenata matutina.

Fue un momento divertido y especial, en el que pude compartir mi alegría y entusiasmo con mi papá. Juntos, continuamos cantando y bailando al ritmo de la canción, creando recuerdos que atesoraríamos para siempre.

«And I will always love you

I will always love you

You, my darling, you, hmm»

La melodía y las letras de la canción resonaban en mi corazón, recordándome el amor y la conexión que sentía por Tomás. Aunque no pudiera verlo ese día, sabía que nuestro amor era fuerte y que siempre estaríamos unidos, incluso en la distancia.

Continuamos cantando y riendo juntos, flotando en las nubes de la felicidad y la alegría. Ese momento improvisado con mi papá me recordó que el amor y la música tienen el poder de unirnos y hacernos sentir vivos.

Con una sonrisa en el rostro, agradecí por ese instante mágico y prometí seguir disfrutando de cada momento, incluso cuando Tomás y yo estuviéramos separados físicamente. Nuestro amor seguiría siendo una melodía constante en nuestras vidas, recordándonos siempre el amor y la felicidad que compartimos juntos.

Narra Ayelen

– ¡Ayelén, tienes una voz increíble! ¿De dónde viene tanta alegría esta mañana? – Dijo mirandome cantar alegremente

– ¡Hola, papá! Estoy tan emocionada por la semana que he tenido. Ha sido mágica y llena de momentos especiales. – Dije sonriendo

– Me alegra escuchar eso, cariño. Pero déjame preguntarte algo, ¿estás enamorada? – Pregunto

– Sí, papá, estoy enamorada. Es una sensación maravillosa. – Dije sonrrojandome ligeramente

– ¿Y puedo saber de quién estás enamorada? – Pregunto mi papá curioso

– Papá, me gustaría mantenerlo en secreto por ahora. Es alguien muy especial para mí, pero por diferentes circunstancias, preferiría no revelar su identidad por el momento. – Dije con ternura

– Entiendo, Ayelén. Respetaré tu decisión y estaré aquí para apoyarte en todo momento. Solo quiero verte feliz. – Dijo mi papá asintiendo comprensivamente

– Gracias, papá. Tu apoyo significa mucho para mí. Solo quiero que sepas que este amor me hace sentir completa y feliz. – Dije agradecida

– Eso es lo más importante, cariño. Mientras te haga feliz y te haga crecer como persona, siempre estaré aquí para ti. – Dijo mi papá

– Gracias, papá. Eres el mejor. Prometo que, cuando sea el momento adecuado, te contaré más sobre esta persona especial en mi vida. – Dije abrazando a mi papá

– Estaré esperando ese momento, Ayelén. Mientras tanto, disfruta de esta etapa de tu vida y sigue persiguiendo tus sueños. – Dijo mi papá

– Lo haré, papá. Te quiero mucho. – Dije Sonriendo

– Y yo a ti, mi querida Ayelén. Siempre estaré aquí para ti, pase lo que pase. – Dijo mi papá

Después, mi papá y yo nos sentamos a desayunar juntos, compartiendo risas y conversaciones animadas. Preparamos una deliciosa comida, llena de alimentos que nos encantan. Mientras disfrutábamos de nuestro desayuno, mi papá me hizo preguntas sobre mis planes para el día y me animó a seguir persiguiendo mis sueños.

Entre bocado y bocado, recordamos momentos especiales de mi infancia y compartimos anécdotas divertidas. La atmósfera era cálida y acogedora, llena de amor y complicidad. Apreciamos el tiempo que teníamos juntos y nos prometimos seguir creando recuerdos inolvidables.

Después de terminar nuestro desayuno, nos levantamos de la mesa y nos dimos un abrazo afectuoso. Agradecí a mi papá por su apoyo incondicional y le recordé lo afortunada que me sentía de tenerlo como padre. Juntos, nos dispusimos a disfrutar del resto del día, llenos de energía y entusiasmo.

El momento del desayuno con mi papá fue más que una simple comida; fue un momento de conexión y amor. Me recordó la importancia de valorar los momentos compartidos con nuestros seres queridos y de apreciar el amor y el apoyo que nos brindan. Con una sonrisa en mi rostro, me sentí lista para enfrentar cualquier desafío que el día me trajera, sabiendo que tenía a mi papá a mi lado.

Narra Tomás

Estoy en mi departamento, solo en medio de la tranquilidad que me brinda este espacio. Mientras me preparo una taza de café, mi mente se llena de pensamientos sobre Ayelén. Cada momento que pasamos juntos esta semana ha sido mágico, pero hoy no puedo evitar sentir un poco de tristeza al no poder verla.

Me siento a tomar mi café y mi mente comienza a divagar. Recuerdo su risa contagiosa, su mirada llena de alegría y la forma en que su voz llena la habitación cuando canta. Cierro los ojos por un momento y puedo escuchar su dulce voz resonando en mis oídos.

Pero también sé que tengo trabajo atrasado por haberme dejado llevar por la emoción de pasar tiempo con Ayelén. Aunque me encantaría estar con ella en este momento, sé que es importante cumplir con mis responsabilidades. Me esfuerzo por concentrarme en las tareas que tengo pendientes, pero mi mente sigue regresando a los momentos que compartimos.

Es increíble cómo Ayelén ha logrado llenar mi vida de felicidad en tan poco tiempo. Su presencia me inspira y me impulsa a ser una mejor versión de mí mismo. Cada vez que la veo, siento una conexión especial entre nosotros, una conexión que va más allá de la relación profesor-alumno.

Aunque la situación es complicada y debemos mantener nuestra relación en secreto, no puedo evitar desear que llegue el momento en que podamos estar juntos sin restricciones. Sueño con un futuro en el que podamos compartir nuestra historia abiertamente, sin miedo ni preocupaciones.

Pero por ahora, me quedo con los recuerdos de nuestros momentos juntos, flotando en las nubes de la felicidad que Ayelén ha traído a mi vida. Me prometo a mí mismo que trabajaré arduamente para cumplir con mis responsabilidades y así poder disfrutar de más momentos mágicos con ella en el futuro.

Termino mi café y me levanto de la silla, listo para enfrentar el día con determinación y entusiasmo. Aunque hoy no pueda estar con Ayelén, sé que nuestro amor es fuerte y que siempre estaremos conectados, incluso en la distancia.

Con una sonrisa en mi rostro, salgo de mi departamento, listo para enfrentar lo que el día tiene reservado para mí, sabiendo que en algún momento, volveré a flotar en las nubes junto a Ayelén.

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Capítulo 15: Enfrentando los Miedos Internos

Narra Ayelén

Después de una semana llena de momentos mágicos y románticos, llegó el momento de enfrentar nuestros miedos internos. Tomás y yo decidimos tener una conversación profunda sobre nuestras inseguridades y temores, para fortalecer nuestra relación y crecer juntos.

Quedamos en encontrarnos en nuestro lugar especial, el jardín secreto. Mientras caminaba hacia allí, mi mente se llenaba de pensamientos y emociones. Sabía que esta conversación sería crucial para nuestro futuro, pero también sentía un poco de miedo por lo que podríamos descubrir sobre nosotros mismos.

Cuando llegué, Tomás ya estaba allí, esperándome con una mirada seria pero amorosa. Nos sentamos en el banco del jardín, rodeados de la belleza de la naturaleza, y comenzamos a hablar.

– Ayelén, quiero que sepas que te amo profundamente y que estoy comprometido a hacer todo lo posible para que nuestra relación funcione. Pero también sé que todos tenemos miedos internos y heridas del pasado que nos afectan. – dijo Tomás, tomando mi mano con ternura.

– Yo también te amo, Tomás, y aprecio tu sinceridad. Estoy dispuesta a enfrentar nuestros miedos juntos y trabajar en ellos para fortalecer nuestra relación. – respondí, mirándolo a los ojos con determinación.

Tomás suspiró y continuó:

– Uno de mis miedos más profundos es el miedo al abandono. He experimentado situaciones en mi vida en las que las personas que amaba me dejaron, y eso ha dejado cicatrices en mi corazón. A veces, tengo miedo de que tú también puedas decidir alejarte de mí.

Mis ojos se llenaron de lágrimas al escuchar sus palabras. Sabía que Tomás había pasado por momentos difíciles en su vida, pero nunca había imaginado que tuviera ese miedo tan profundo. Tomé su mano con fuerza y le dije:

– Tomás, quiero que sepas que estoy aquí para quedarme. Mi amor por ti es genuino y duradero. No importa qué obstáculos enfrentemos, siempre estaré a tu lado.

Tomás sonrió, pero sus ojos aún mostraban un rastro de preocupación. Luego, me miró fijamente y dijo:

– Ayelén, también quiero que sepas que tengo miedo de no ser lo suficientemente bueno para ti. A veces, siento que no puedo estar a la altura de tus expectativas, que no merezco todo el amor y la felicidad que me brindas.

Mis ojos se llenaron de tristeza al escuchar sus palabras. Nunca había imaginado que Tomás tuviera esos sentimientos de inseguridad. Lo miré con ternura y le dije:

– Tomás, eres más que suficiente para mí. Eres mi compañero, mi apoyo y mi amor verdadero. No necesitas demostrar nada, solo necesitas ser tú mismo. Eres perfecto tal como eres.

Tomás me abrazó con fuerza, y ambos nos sumergimos en un abrazo lleno de amor y comprensión. En ese momento, sentí que nuestras almas se conectaban en un nivel más profundo. Habíamos compartido nuestros miedos más profundos y nos habíamos prometido apoyarnos mutuamente en el camino hacia la sanación y el crecimiento personal.

Desde ese día, Tomás y yo nos comprometimos a trabajar en nuestros miedos internos juntos. Nos convertimos en un equipo, enfrentando nuestras inseguridades y fortaleciendo nuestra confianza mutua. Aprendimos a comunicarnos abierta y honestamente, y a brindarnos el apoyo y la comprensión que necesitábamos.

A medida que avanzábamos en nuestro viaje, descubrimos que enfrentar nuestros miedos internos nos hizo más fuertes como individuos y como pareja. Aprendimos a amarnos y aceptarnos a nosotros mismos, y eso nos permitió amar y aceptar al otro de una manera más profunda.

Narra Tomás

Después de una semana llena de momentos mágicos y románticos, llegó el momento de enfrentar nuestros miedos internos. Sabía que era crucial para nuestra relación abrirnos y compartir nuestros temores más profundos con Ayelén. Nos encontramos en el jardín secreto, un lugar que siempre nos brindaba paz y tranquilidad.

Mientras esperaba a Ayelén, mis pensamientos se llenaban de dudas y miedos. Sabía que tenía que ser honesto con ella, pero también temía que mis inseguridades pudieran afectar nuestra relación. Sin embargo, estaba decidido a enfrentar mis miedos y trabajar en ellos para construir una relación sólida y duradera.

Cuando Ayelén llegó, su presencia me brindó una sensación de calma y seguridad. Nos sentamos en el banco del jardín y comencé a abrirme a ella.

– Ayelén, quiero que sepas que te amo con todo mi corazón y estoy comprometido a hacer todo lo posible para que nuestra relación funcione. Pero también tengo miedos internos que me afectan. Uno de mis mayores temores es el miedo al abandono. He experimentado situaciones en mi vida en las que las personas que amaba me dejaron, y eso ha dejado cicatrices en mi corazón. A veces, tengo miedo de que tú también puedas decidir alejarte de mí.

Ayelén tomó mi mano y me miró con ternura. Sus palabras de amor y apoyo me reconfortaron, y sentí una oleada de gratitud por tenerla a mi lado.

Luego, fue el turno de Ayelén de compartir sus miedos internos. Escuché atentamente mientras ella hablaba de su miedo a no ser lo suficientemente buena para mí. Sus palabras me dolieron, ya que nunca quise que ella se sintiera así. La abracé con fuerza y le aseguré que ella era perfecta tal como era.

Ese día, nos abrimos el uno al otro y compartimos nuestros miedos más profundos. Nos prometimos apoyarnos mutuamente en el proceso de enfrentar y superar esas inseguridades. A partir de ese momento, nos convertimos en un equipo, dispuestos a crecer juntos y fortalecer nuestra relación.

A medida que avanzábamos en nuestro viaje, aprendimos a comunicarnos de manera

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Capítulo 16: Sanando Heridas del Pasado

Narra Ayelén

Después de una semana llena de reflexiones y crecimiento personal, mi padre decidió sentarse conmigo para hablar sobre algo importante. Aunque vivimos juntos, esta conversación era diferente, ya que involucraba un tema delicado.

Mi padre me miró con ternura y comenzó a hablar:

– Ayelén, quiero compartir algo contigo. He conocido a alguien especial y estamos saliendo juntos.

Sus palabras resonaron en mi corazón, y aunque estaba feliz de que mi padre encontrara la felicidad, también me sentí confundida y abrumada.

Me tomó un momento procesar la noticia. Aunque mi padre siempre me había dicho que nunca olvidaría a mi madre, el hecho de que estuviera saliendo con alguien nuevo me hizo cuestionar si eso cambiaría nuestra relación.

Con lágrimas en los ojos, le pregunté:

– Papá, ¿qué significa esto para nosotros? ¿Significa que olvidarás a mamá?. – Mi voz temblaba mientras esperaba su respuesta.

Mi padre se acercó y me abrazó con ternura.

– Ayelén, nunca olvidaré a tu madre. Ella siempre será parte de nuestras vidas y de nuestro amor. Esta persona que he conocido no reemplaza a tu madre, sino que trae una nueva forma de felicidad a nuestras vidas.

Sus palabras me reconfortaron y aliviaron mis preocupaciones. Comprendí que el amor no es limitado y que mi padre tenía espacio en su corazón para amar a otra persona sin que eso afectara nuestro vínculo.

Tomándome de las manos, mi padre continuó:

– Eres mi hija y siempre lo serás. Nuestro amor es incondicional y nada cambiará eso. Esta nueva persona en mi vida no reemplaza a tu madre, pero espero que puedas abrir tu corazón y darle una oportunidad.

Me tomó un momento procesar sus palabras, pero finalmente entendí que el amor no es una competencia y que había suficiente espacio en mi corazón para amar y aceptar a esta nueva persona en la vida de mi padre.

Con una sonrisa, le dije:

– Papá, te amo y solo quiero verte feliz. Aunque me llevará tiempo acostumbrarme a esta nueva situación, estoy dispuesta a darle una oportunidad a esta persona especial en tu vida

Mi padre me abrazó con cariño y me agradeció por mi comprensión. Nos prometimos mutuamente que siempre estaríamos ahí el uno para el otro y que juntos superaríamos cualquier obstáculo.

Ese día, mientras reflexionaba sobre nuestra conversación, comprendí que el amor no tiene límites y que el hecho de que mi padre tenga una novia no significa que olvide a mi madre. Aprendí a sanar las heridas del pasado y a abrir mi corazón a nuevas experiencias y personas en mi vida. Juntos, mi padre y yo comenzamos un nuevo capítulo lleno de amor, comprensión y crecimiento.

Narra Tomás

Estaba en mi departamento, sumido en mis pensamientos, cuando escuché un suave golpe en la puerta. Me levanté y fui a abrir, sin saber quién podría ser a esta hora de la noche. Para mi sorpresa, allí estaba Ayelén, con los ojos llenos de lágrimas y una expresión de tristeza en su rostro. Sin pensarlo dos veces, la abracé con fuerza, sintiendo su cuerpo temblar en mis brazos.

– Ayelén, ¿qué sucede?, – pregunté con preocupación. La sostuve mientras ella sollozaba, dejando que sus emociones fluyeran libremente. No había necesidad de palabras en ese momento, solo el consuelo y la presencia mutua.

Después de unos minutos, Ayelén se separó de nuestro abrazo y se sentó en el sofá, secándose las lágrimas con el dorso de la mano. Me senté a su lado, esperando pacientemente a que ella estuviera lista para hablar.

– Tomás, mi padre… mi padre me dijo que está saliendo con alguien, dijo Ayelén con voz entrecortada. – No sé cómo sentirme al respecto. Me siento confundida, triste y asustada de que esto signifique que mi madre será olvidada.

La miré con comprensión, recordando mi propia experiencia de perder a un ser querido. Tomé su mano suavemente y le dije:

– Ayelén, entiendo tus sentimientos y tus miedos. Pero quiero que sepas que el amor que tu padre tenía por tu madre nunca desaparecerá. Esta nueva relación no reemplaza a tu madre, sino que simplemente significa que tu padre está encontrando una nueva forma de seguir adelante y encontrar la felicidad.

Ayelén asintió lentamente, procesando mis palabras.

– Pero, Tomás, ¿cómo puedo aceptar a esta nueva persona en la vida de mi padre? Siempre hemos sido solo él y yo, y ahora temo que todo cambie y que nuestro vínculo se debilite.

Le sonreí con ternura y le respondí:

– Ayelén, el amor no es limitado. Tu padre siempre será tu padre y tú siempre serás su hija. Esta nueva persona en su vida no cambiará eso. En lugar de verlo como una amenaza, intenta verlo como una oportunidad para que tu padre encuentre la felicidad que se merece.

Ayelén asintió nuevamente, esta vez con una pequeña sonrisa en su rostro.

– Gracias, Tomás. Siempre sabes qué decir para reconfortarme.

Le apreté la mano con cariño y le dije:

– Estoy aquí para ti, Ayelén. Siempre estaré aquí para escucharte y apoyarte en cualquier momento que lo necesites.

Pasamos el resto de la noche hablando sobre sus sentimientos y preocupaciones. Le recordé que el amor no desaparece, sino que se expande para incluir a nuevas personas en nuestras vidas. Ayelén parecía más tranquila y dispuesta a darle una oportunidad a esta nueva relación en la vida de su padre.

Ese día, mientras reflexionaba sobre nuestra conversación, me sentí agradecido de poder ser un apoyo para Ayelén en este momento de su vida. Sabía que el camino hacia la sanación no sería fácil, pero juntos, Ayelén y yo estábamos listos para enfrentar cualquier desafío que se presentara y encontrar la paz en medio de los cambios.

Continuaremos acompañando a Ayelén en su proceso de aceptación y sanación, recordándole que el amor siempre tiene espacio en nuestros corazones y que la felicidad puede encontrarse en diferentes formas y personas.

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Capítulo 17: Enfrentando los Obstáculos

Narra Ayelén

La mañana estaba tranquila mientras caminaba por los pasillos de la escuela junto a Tomás. Habíamos decidido mantener nuestra relación en secreto debido a la prohibición de involucrarse sentimentalmente con un profesor. Aunque sabíamos que nuestra situación era complicada, no podíamos ignorar los sentimientos que habíamos desarrollado el uno por el otro.

De repente, nos encontramos con Carla, una compañera de clase que siempre parecía disfrutar de sembrar el caos. Carla nos miró con una sonrisa maliciosa y se acercó a nosotros.

– Así que, Ayelén, ¿qué tienes que decirme sobre tu relación con el profesor Tomás?, – dijo Carla con un tono desafiante.

Mi corazón se aceleró y miré a Tomás, preocupada por las consecuencias que esto podría tener para ambos.

– Carla, esto no es asunto tuyo, – respondí con voz firme, tratando de ocultar mi nerviosismo.

Carla se rió con desdén.

– Oh, pero Ayelén, creo que esto sí es asunto mío. ¿Sabes qué? Si el profesor Tomás no me sube la nota en Matemáticas, me aseguraré de que todos se enteren de su relación prohibida.

Mis ojos se abrieron de par en par, sin poder creer lo que estaba escuchando. Sentí una mezcla de miedo y rabia mientras miraba a Tomás, buscando una respuesta.

Tomás se mantuvo tranquilo y se acercó a Carla con calma.

– Carla, entiendo que estés frustrada por tus notas, pero no es correcto amenazarnos de esta manera. No puedo subirte la nota solo porque me lo pidas.

Carla se burló y se acercó aún más, susurrando amenazadoramente:

– Entonces, profesor, prepárese para enfrentar las consecuencias.

En ese momento, sentí cómo el mundo se derrumbaba a mi alrededor. Temía que nuestra relación fuera descubierta y que Tomás pudiera perder su trabajo. Miré a Tomás, buscando desesperadamente una solución.

Tomás me tomó de la mano y me miró con determinación.

– Ayelén, no permitiremos que Carla controle nuestras vidas de esta manera. Afrontaremos las consecuencias juntos y lucharemos por nuestra relación.

Sus palabras me dieron fuerzas y me recordaron que no estábamos solos en esta situación. Juntos, nos enfrentaríamos a los obstáculos que se interpusieran en nuestro camino. Nos dirigimos hacia la oficina del director, preparados para enfrentar las consecuencias de nuestras acciones.

Narra Tomás

Entramos en la oficina del director con determinación, listos para enfrentar lo que viniera. El director nos miró con sorpresa y curiosidad, sin saber qué esperar de nuestra visita.

– Ayelén, Tomás, ¿qué puedo hacer por ustedes?, – preguntó el director con una expresión seria.

Respiré profundamente y tomé la palabra.

– Director, queremos ser honestos con usted. Ayelén y yo hemos desarrollado una relación sentimental, a pesar de la prohibición de involucrarse con un profesor. Sin embargo, hemos sido amenazados por una compañera de clase y creemos que es importante que usted esté al tanto de la situación.

El director frunció el ceño y nos miró con seriedad.

– Entiendo la gravedad de esta situación. Necesito más detalles para tomar una decisión informada.

Le explicamos todo lo sucedido, incluyendo la amenaza de Carla y nuestras preocupaciones por las consecuencias que esto podría tener para ambos.

El director reflexionó durante un momento y luego nos miró con comprensión.

– Comprendo que estén enfrentando dificultades, pero también debo recordarles que las relaciones entre profesores y estudiantes están estrictamente prohibidas. Tomás, como profesor, tienes una responsabilidad ética y profesional.

Asentí, reconociendo la validez de sus palabras.

– Director, entendemos las implicaciones de nuestras acciones. Estamos dispuestos a asumir las consecuencias, pero también queremos asegurarnos de que Carla no use esta situación en su beneficio personal.

El director asintió y nos aseguró que investigaría la situación y tomaría las medidas necesarias para garantizar la justicia. Nos advirtió que podríamos enfrentar consecuencias disciplinarias, pero prometió que haría todo lo posible para protegernos de cualquier daño innecesario.

Salimos de la oficina del director con una mezcla de alivio y ansiedad. Sabíamos que enfrentaríamos desafíos y consecuencias, pero también sabíamos que estábamos dispuestos a luchar por nuestra relación y por la verdad.

Continuaríamos enfrentando los obstáculos juntos, confiando en nuestro amor y en la fuerza de nuestra conexión. Sabíamos que el camino sería difícil, pero estábamos decididos a superar cualquier adversidad que se interpusiera en nuestro camino hacia la felicidad.

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Capítulo 18: Aceptando la Realidad

Narra Ayelén

Después de enfrentar al director y lidiar con las consecuencias de nuestra relación prohibida, sentí que era hora de enfrentar a mi padre y contarle la verdad. Sabía que no sería fácil, pero no podía seguir ocultando nuestros sentimientos el uno por el otro.

Una tarde, me senté con mi padre en el sofá de casa, con el corazón latiendo rápidamente. Tomás estaba a mi lado, sosteniendo mi mano con firmeza y apoyándome en este momento crucial.

– Papá, hay algo importante que necesito decirte, – comencé, mirando a mi padre a los ojos.

– Tomás y yo tenemos una relación sentimental. Nos amamos y queríamos ser honestos contigo.

Mi padre me miró con sorpresa y su rostro se llenó de ira.

– ¡¿Qué estás diciendo, Ayelén?! ¡Tomás es tu profesor y tú eres solo una adolescente! Esto es inaceptable.

Tomás intervino con calma pero firmemente.

– Señor, entiendo su preocupación y su enojo. Pero quiero que sepa que mis sentimientos por Ayelén son sinceros y que la respeto profundamente. Estoy dispuesto a hacer todo lo necesario para demostrarle que nuestro amor es real.

Mi padre se levantó de su asiento, visiblemente enfadado.

– ¡No puedo creer que estés defendiendo esta relación! ¡Es una locura! Ayelén es mi hija y merece algo mejor que esto.

Tomás y yo nos levantamos también, decididos a no rendirnos. Tomé la mano de mi padre y le miré directamente a los ojos.

– Papá, entiendo que estés preocupado y enojado. Pero quiero que sepas que Tomás me hace feliz y que nuestros sentimientos son reales. Te pido que nos des una oportunidad para demostrarte que podemos hacer esto funcionar.

Mi padre pareció considerar nuestras palabras por un momento, luchando con sus emociones. Finalmente, suspiró y se sentó nuevamente en el sofá.

– Ayelén, Tomás, esto no es lo que tenía planeado para ti. Pero veo que están decididos y que sus sentimientos son genuinos.

Tomás asintió con gratitud.

– Señor, le prometo que haré todo lo posible para proteger y cuidar a Ayelén. Entiendo que esta situación es complicada, pero estoy dispuesto a esperar y mantener nuestra relación en secreto hasta que Ayelén cumpla la mayoría de edad y termine la escuela.

Mi padre reflexionó por un momento y luego asintió lentamente.

– Está bien, aceptaré su relación bajo estas condiciones. Pero quiero que entiendan que esto no será fácil. Manténganme informado y asegúrense de que este secreto no afecte su educación ni su bienestar.

Tomás y yo nos abrazamos con alivio y gratitud. Aunque no era la respuesta perfecta, sabíamos que habíamos dado un paso importante en la aceptación de nuestra relación. Prometimos a mi padre que seríamos responsables y que trabajaríamos juntos para superar los desafíos que se presentaran.

Ese día, aprendimos que el amor no siempre sigue los planes establecidos y que las relaciones pueden ser complicadas. Pero también aprendimos que con paciencia, comprensión y respeto, podemos enfrentar cualquier obstáculo y encontrar la felicidad en nuestras propias decisiones.

Narra Tomás

Después de enfrentar al padre de Ayelén y compartir nuestros sentimientos el uno por el otro, sentí un gran alivio y gratitud. Sabía que no sería fácil, pero estábamos dispuestos a luchar por nuestra relación y demostrar que nuestro amor era real y significativo.

Aceptar mantener nuestra relación en secreto hasta que Ayelén cumpliera la mayoría de edad y terminara la escuela no era la solución ideal, pero entendí las preocupaciones del padre de Ayelén y estaba dispuesto a respetar sus deseos.

Nos comprometimos a mantener una comunicación abierta y honesta con el padre de Ayelén, asegurándonos de que estuviera al tanto de nuestro progreso y de que su hija recibiera la educación y el cuidado que se merecía.

A medida que pasaban los días, nuestra relación se fortalecía y aprendíamos a enfrentar los desafíos juntos. Aunque a veces era difícil mantener nuestro amor en secreto, sabíamos que estábamos construyendo un futuro juntos, basado en el respeto y la comprensión mutua.

A medida que Ayelén se acercaba a la mayoría de edad y se preparaba para terminar la escuela, sabíamos que el momento de revelar nuestra relación al mundo se acercaba. Pero por ahora, nos aferrábamos a nuestro amor en la intimidad, disfrutando de cada momento juntos y construyendo recuerdos que nos acompañarían en el futuro.

Continuaríamos luchando por nuestra relación, enfrentando los obstáculos que se interpusieran en nuestro camino con valentía y determinación. Sabíamos que el amor verdadero no siempre es fácil, pero estábamos dispuestos a enfrentar cualquier desafío con la certeza de que nuestro amor era real y valioso.

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Capítulo 19: Un Secreto Compartido

Narra Ayelén

Recibimos una inesperada llamada del director, solicitando nuestra presencia en su oficina. Caminamos juntos, nerviosos por lo que nos esperaba. Al llegar, nos sentamos frente a él, esperando ansiosamente sus palabras.

El director nos miró con seriedad y habló con una voz tranquila pero firme.

– Después de pensar mucho en su situación, he llegado a la conclusión de que su amor es genuino y que no interferirá con su desempeño académico. Por lo tanto, he decidido no tomar medidas disciplinarias en este momento.

Nuestros corazones se aligeraron al escuchar sus palabras. Habíamos temido lo peor, pero ahora sentíamos un poco de esperanza. Sin embargo, el director continuó con una advertencia.

– Sin embargo, les pido que mantengan su relación en secreto hasta que Ayelén cumpla los 18 años y termine la escuela. Esto es para evitar cualquier posible conflicto de intereses y para proteger su bienestar.

Asentimos en señal de acuerdo, agradecidos de que el director estuviera dispuesto a comprender nuestra situación. Sabíamos que no sería fácil, pero estábamos dispuestos a hacer lo que fuera necesario para mantener nuestra relación en secreto y proteger nuestro futuro juntos.

Después de salir de la oficina del director, sentí la necesidad de compartir mi secreto con mis amigos más cercanos, Sofía y Lucas. Sabía que podía confiar en ellos y que me brindarían su apoyo incondicional.

Quedé con Sofía y Lucas en nuestro lugar habitual, un acogedor café en el centro de la ciudad. Mientras nos sentábamos y pedíamos nuestras bebidas, sentí un nudo en el estómago. Sabía que revelar mi relación con Tomás sería un gran paso y que podría cambiar nuestra dinámica de amistad.

Respiré hondo y les miré a los ojos.

– Chicos, hay algo importante que necesito contarles, – comencé, sintiendo la tensión en el aire.

– He estado manteniendo una relación con Tomás, mi profesor de Matemáticas.

Sofía y Lucas me miraron con sorpresa, sin saber cómo reaccionar. Luego, Sofía tomó mi mano y me sonrió con cariño.

– Ayelén, siempre estaremos aquí para apoyarte. Si estás feliz con Tomás, entonces estamos felices por ti.

Lucas asintió, agregando:

– Es cierto, Ayelén. No podemos negar que esta situación es complicada, pero confiamos en que tomas las decisiones correctas para ti. Estamos aquí para escucharte y apoyarte en todo momento.

Las palabras de mis amigos me llenaron de alivio y gratitud. Sabía que podría contar con ellos en este viaje emocional y que su amistad no se vería afectada por mi relación con Tomás.

Les conté todo lo sucedido con Carla, el director y mi padre, compartiendo mis miedos y preocupaciones. Sofía y Lucas me escucharon atentamente, ofreciendo palabras de aliento y consejos sabios.

Después de nuestra reunión, me sentí más segura y fortalecida. Sabía que tenía un grupo de amigos increíbles que me apoyaban en cada paso del camino. Aunque nuestra relación con Tomás debía mantenerse en secreto, sabía que podía encontrar consuelo y comprensión en Sofía y Lucas.

Continuaríamos enfrentando los desafíos juntos, manteniendo nuestro amor en secreto hasta que llegara el momento adecuado para revelarlo al mundo. Sabía que había tomado la decisión correcta al confiar en mis amigos y en nuestro amor, y eso me dio la fuerza para seguir adelante.

Narra Tomás

Mientras nos sentábamos en la oficina del director y escuchábamos sus palabras, mi mente se llenó de pensamientos y emociones contradictorias. Por un lado, sentí un alivio al saber que el director no tomaría medidas disciplinarias en este momento. Era un paso positivo en la aceptación de nuestra relación.

Sin embargo, también sentí una mezcla de preocupación y tristeza al escuchar que debíamos mantener nuestra relación en secreto hasta que Ayelén cumpliera los 18 años y terminara la escuela. Sabía que esto era necesario para protegerla y evitar conflictos de intereses, pero también sabía que sería un desafío mantener nuestra conexión en la oscuridad.

Mi mente se llenó de preguntas y dudas. ¿Podríamos realmente mantener nuestro amor en secreto durante tanto tiempo? ¿Qué pasaría si alguien descubriera la verdad y las consecuencias fueran aún peores? Sentí el peso de la responsabilidad sobre mis hombros, sabiendo que tenía que proteger a Ayelén y asegurarme de que nada le sucediera.

Pero a pesar de todas estas preocupaciones, también sentí una profunda gratitud y amor por Ayelén. Sabía que nuestra relación era especial y que valía la pena luchar por ella. Me sentí afortunado de tenerla a mi lado y de que ella confiara en mí lo suficiente como para enfrentar todos estos obstáculos juntos.

Mis pensamientos se centraron en cómo podría hacer que esta situación funcionara de la mejor manera posible. Me prometí a mí mismo que sería un apoyo constante para Ayelén, asegurándome de que se sintiera amada y protegida en todo momento. Haría todo lo posible para mantener nuestra relación en secreto y esperar pacientemente el momento adecuado para revelarla al mundo.

A medida que salíamos de la oficina del director y Ayelén compartía su secreto con nuestros amigos, sentí un sentido de unidad y determinación. Sabía que no estaríamos solos en este viaje y que tendríamos el apoyo de aquellos que nos rodeaban.

Mis pensamientos se llenaron de esperanza y confianza en nuestro amor. Sabía que enfrentaríamos desafíos, pero también sabía que juntos podríamos superar cualquier obstáculo que se interpusiera en nuestro camino. Estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para proteger a Ayelén y asegurarme de que nuestro amor prevaleciera, sin importar las circunstancias.

En ese momento, me di cuenta de que nuestro amor era más fuerte que cualquier obstáculo que se interpusiera en nuestro camino. Estaba decidido a enfrentar cualquier desafío con valentía y determinación, sabiendo que al final del día, nuestro amor era lo más importante y lo que nos mantendría unidos.

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Capítulo 20: Revelando la Verdad

Narra Ayelén

Después de varios meses de mantener nuestra relación en secreto y enfrentar los desafíos que se interponían en nuestro camino, ocurrió algo inesperado. Descubrimos que Carla, la chica que nos había amenazado con revelar nuestra relación, había estado involucrada en actividades ilegales en la escuela.

Un día, mientras navegaba por la página de la escuela, noté algo extraño. Había cambios en las notas de varios estudiantes, incluyendo las mías. Sentí una punzada de sospecha y decidí investigar más a fondo.

Con la ayuda de Tomás, quien también notó las irregularidades, comenzamos a indagar y buscar pruebas. Descubrimos que Carla había hackeado la página de la escuela para modificar las notas de los estudiantes, incluyendo las nuestras. Además, también había estado robando las respuestas de los exámenes para obtener mejores calificaciones.

Sentí una mezcla de sorpresa, enojo y alivio al descubrir la verdad. Nos dimos cuenta de que Carla había estado utilizando su conocimiento de informática para manipular la situación a su favor y tratar de obtener ventajas injustas.

Decidimos llevar la evidencia al director de la escuela, quien quedó impactado por las revelaciones. Convocó a una reunión con Carla, donde confrontamos sus acciones y presentamos las pruebas que habíamos recopilado.

Carla se mostró sorprendida y trató de negar todo, pero las pruebas eran contundentes. No pudo evitar la verdad y finalmente admitió sus acciones. El director tomó medidas inmediatas y decidió exponer las acciones de Carla ante toda la comunidad escolar.

En una reunión especial, el director reveló las acciones ilegales de Carla y explicó cómo había manipulado las notas y robado las respuestas de los exámenes. La comunidad escolar quedó impactada y Carla enfrentó las consecuencias de sus acciones.

Aunque fue un momento difícil y lleno de tensión, también fue un momento de liberación. Finalmente, la verdad salió a la luz y nuestra relación ya no estaba amenazada por las acciones de Carla. Sentí un peso levantarse de mis hombros y una sensación de justicia prevalecer.

Después de la exposición de Carla, la escuela tomó medidas para mejorar la seguridad de su sistema informático y garantizar que situaciones similares no volvieran a ocurrir. Nos sentimos aliviados al saber que las cosas volvían a la normalidad y que podíamos continuar nuestra relación sin el temor constante de ser descubiertos.

Narra Tomás

Descubrir las acciones de Carla fue un giro inesperado en nuestra historia. Nos dimos cuenta de que su amenaza y manipulación no eran solo contra nosotros, sino contra toda la comunidad escolar.

Sentí una mezcla de indignación y satisfacción al descubrir la verdad y presentar las pruebas ante el director. Ver la reacción de Carla cuando se enfrentó a sus acciones fue un recordatorio de que la verdad siempre sale a la luz y que las acciones negativas tienen consecuencias.

La exposición de Carla no solo nos liberó de su amenaza, sino que también permitió que la escuela tomara medidas para evitar futuros incidentes de este tipo. Nos sentimos aliviados al saber que la seguridad de la comunidad escolar estaba siendo fortalecida y que estábamos ayudando a proteger a otros estudiantes de situaciones similares.

Después de la exposición de Carla, sentí un nuevo sentido de paz y tranquilidad en nuestra relación. Sabía que habíamos superado grandes obstáculos juntos y que nuestra conexión era más fuerte que nunca.

Continuamos enfrentando los desafíos con valentía y determinación, sabiendo que habíamos superado una prueba importante en nuestra historia. Estábamos más unidos que nunca y listos para enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en nuestro camino.

La revelación de la verdad nos enseñó la importancia de la honestidad y la integridad, y nos recordó que siempre debemos luchar por lo que es correcto, incluso cuando enfrentamos adversidades. Estábamos listos para seguir adelante, confiando en nuestro amor y en la fuerza de nuestra relación.

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Capítulo 21: Un Nuevo Comienzo

Narra Ayelén

Después de la exposición de Carla y el alivio que sentimos al verla enfrentando las consecuencias de sus acciones, miré a Tomás con una sonrisa de victoria en mi rostro. Habíamos superado tantos obstáculos juntos y finalmente podíamos respirar tranquilos.

– Amor, lo logramos, – le dije con alegría, sintiendo cómo la emoción se apoderaba de mí. Habíamos luchado contra viento y marea para proteger nuestra relación, y ahora podíamos celebrar nuestra victoria.

Tomás me miró con ternura y asintió.

– Sí, mi niña. Hemos superado tantas pruebas juntos y ahora estamos en el otro lado, más fuertes que nunca.

Aunque el peligro de que Carla revelara nuestra relación aún rondaba en mi mente, Tomás me tranquilizó con sus palabras reconfortantes.

– No te preocupes, amor. Después de todo lo que ha sucedido, nadie le creerá si intenta contar sobre nosotros. Hemos demostrado nuestra fortaleza y el amor genuino que compartimos.

Sus palabras me llenaron de confianza y esperanza. Sabía que, sin importar lo que sucediera, estábamos juntos y dispuestos a enfrentar cualquier desafío. Nuestro amor era real y resistente, y eso era lo que importaba.

Pasaron los días y nuestra relación se fortaleció aún más. Nos apoyábamos mutuamente en cada paso del camino, compartiendo nuestros sueños, miedos y alegrías. Cada momento juntos era un regalo preciado que atesorábamos.

Un día, mientras caminábamos juntos por el parque, me detuve y miré a Tomás a los ojos. Sentía la necesidad de expresar mis sentimientos más profundos y compartir mis pensamientos más íntimos.

– Tomás, quiero que sepas lo agradecida que estoy de tenerte a mi lado, – le dije con voz suave, dejando que mis emociones fluyeran libremente.

– Has sido mi roca, mi apoyo incondicional. Tu amor y paciencia han sido mi salvación en los momentos más difíciles.

Tomás me tomó de las manos y me miró con amor.

– Ayelén, tú también has sido mi fuerza y mi inspiración. Tu valentía y determinación me han enseñado a nunca rendirme y a luchar por lo que realmente importa. Eres el amor de mi vida y siempre estaré aquí para ti.

Mis ojos se llenaron de lágrimas de felicidad mientras nuestros corazones se unían en un abrazo cálido y reconfortante. En ese momento, supe que estábamos destinados a estar juntos, sin importar los desafíos que se interpusieran en nuestro camino.

Continuamos nuestro camino, sabiendo que el futuro nos deparaba nuevas aventuras y desafíos. Pero con nuestro amor como guía, estábamos listos para enfrentar cualquier obstáculo que se presentara y construir un futuro juntos, lleno de felicidad y amor duradero.

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Capítulo 22: Un Día Romántico en la Cabaña del Bosque

Narra Ayelén

Después de superar todos los obstáculos y sentirnos aliviados de que Carla ya no pudiera amenazar nuestra relación, Tomás me sorprendió con una invitación muy especial. Me dijo que quería celebrar nuestra victoria y nuestro amor con una cita romántica en una cabaña en medio del bosque.

Cuando llegamos a la cabaña, quedé maravillada por su encanto rústico y la belleza del entorno natural. El aire fresco del bosque acariciaba mi rostro mientras caminábamos hacia la cabaña de madera. Tomás había preparado un picnic en el jardín, con una manta extendida en el suelo y una cesta llena de deliciosos alimentos.

Mientras nos sentábamos en la manta, Tomás me miró con amor y emoción.

– Chica Mermelada, he preparado algo especial para ti, – dijo con una sonrisa encantadora. Abrió la cesta y reveló una variedad de tostadas de mermelada, mi favorito. Sabía exactamente cómo hacerme feliz y eso me llenó de alegría y gratitud.

Sonreí mientras tomaba una de las tostadas y la saboreaba. Cada bocado era una explosión de sabores dulces y deliciosos. Mientras disfrutábamos de nuestro picnic, nos llamábamos por nuestros apodos cariñosos, creando un ambiente íntimo y especial entre nosotros.

– Pan, eres el ingrediente secreto en mi vida, – le dije con una risa juguetona, disfrutando de la calidez de su compañía.

Tomás me miró con ternura y respondió:

– Y tú, Chica Mermelada, eres la dulzura que endulza mi mundo. No puedo imaginar mi vida sin ti.

Pasamos el día explorando el bosque, tomados de la mano y compartiendo risas y conversaciones profundas. Nos perdimos en nuestros propios mundos, compartiendo nuestros sueños y esperanzas para el futuro.

A medida que el sol se ponía y las estrellas comenzaban a brillar en el cielo nocturno, nos abrazamos bajo una manta, sintiendo el calor de nuestro amor. El ambiente romántico de la cabaña y el bosque nos envolvía, creando un espacio mágico solo para nosotros.

En ese momento, nuestros ojos se encontraron y sentí una chispa de deseo en el aire. Lentamente, nos acercamos el uno al otro, nuestros labios se encontraron en un beso apasionado que sellaba nuestro amor y nuestra conexión profunda.

El beso fue lleno de amor y promesas, una muestra de la pasión que compartíamos. En ese momento, supe que estábamos destinados a estar juntos, superando cualquier desafío que se interpusiera en nuestro camino.

El beso apasionado, un símbolo de nuestro amor y la promesa de un futuro lleno de aventuras y felicidad. Sabíamos que, juntos, podríamos enfrentar cualquier obstáculo y que nuestro amor sería nuestra fuerza en los momentos difíciles.

En ese instante mágico, nos dimos cuenta de que nuestra historia de amor estaba lejos de terminar y que, juntos, crearíamos un camino lleno de amor, felicidad y unión eterna.

Narra Tomás

Mientras disfrutábamos de nuestro día romántico en la cabaña del bosque, mi mente se llenaba de pensamientos y emociones abrumadoras. Ver a Ayelén sonreír y reír mientras compartíamos momentos especiales me llenaba de alegría y gratitud.

Sentía una profunda conexión con Ayelén, una conexión que había superado todos los obstáculos y desafíos que enfrentamos juntos. Cada vez que la miraba, veía la fortaleza y la valentía que había demostrado a lo largo de nuestra relación. Me sentía afortunado de tenerla a mi lado y de poder compartir momentos tan especiales con ella.

Mientras preparaba el picnic y las tostadas de mermelada, mi objetivo era hacerla feliz y mostrarle cuánto la amaba. Cada detalle había sido cuidadosamente pensado para crear un ambiente romántico y acogedor. Quería que se sintiera amada y apreciada en cada momento que pasábamos juntos.

Verla disfrutar de las tostadas de mermelada con una sonrisa en su rostro me llenaba de satisfacción. Sabía que había acertado en sus gustos y que había logrado hacerla feliz. Sentía una conexión profunda con ella, como si nuestros corazones estuvieran en sintonía.

Mientras explorábamos el bosque y compartíamos nuestras esperanzas y sueños, mi mente se llenaba de gratitud por tener a Ayelén a mi lado. Sabía que juntos podríamos enfrentar cualquier desafío y superar cualquier obstáculo que se interpusiera en nuestro camino.

Cuando llegó el momento del beso apasionado, sentí una oleada de emociones abrumadoras. Nuestros labios se encontraron en un gesto de amor y pasión, sellando nuestro compromiso y nuestra conexión profunda. En ese momento, supe que estaba exactamente donde debía estar y que nuestro amor era real y duradero.

Mis pensamientos se llenaron de promesas y compromisos hacia Ayelén. Prometí estar a su lado en cada paso del camino, apoyándola y amándola incondicionalmente. Quería que supiera que siempre estaría allí para ella, sin importar las circunstancias.

En ese día romántico en la cabaña del bosque, mi corazón se llenó de gratitud y amor. Sabía que estábamos destinados a estar juntos y que nuestra relación era especial. Sentía una confianza y una seguridad en nuestro amor que no podía ser sacudida por nada.

Mientras caminábamos de regreso a la cabaña, tomados de la mano, mi mente se llenó de esperanza y emoción por el futuro que teníamos por delante. Sabía que habría desafíos y obstáculos en el camino, pero estaba dispuesto a enfrentarlos con valentía y determinación, sabiendo que Ayelén estaría a mi lado.

En ese día romántico, me di cuenta de que había encontrado a mi compañera de vida, mi amor verdadero. Nuestro amor era fuerte y resistente, y juntos podríamos enfrentar cualquier cosa que la vida nos trajera. Estaba emocionado por el futuro y por todas las aventuras que aún teníamos por vivir juntos.

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Capítulo 23: Primer Encuentro Íntimo

Narra Ayelen

Estábamos sumidos en un beso apasionado, nuestros labios buscándose con ansias, cuando de repente siento su mano deslizándose lentamente por mis brazos, hasta llegar a uno de los tirantes de mi blusa blanca. Sin dejar de besarme, lo baja con suavidad, revelando un poco más de mi piel.

– Lo siento, me dejé llevar – dice él, con una expresión de disculpa en su rostro.

– No te preocupes – le sonrío, transmitiéndole confianza.

Mientras continúo besándolo, mis manos encuentran los botones de su camisa y los desabrocho uno a uno, sintiendo la calidez de su piel bajo mis dedos.

Tomas rodea mi cintura con sus brazos, apretándome contra él con ternura y deseo.

– ¿Estás segura? – me pregunta, su voz llena de preocupación.

En ese momento, me quedo bloqueada, sintiendo una mezcla de emociones y pensamientos confusos.

– ¿Segura? – repito, tratando de encontrar una respuesta clara dentro de mí.

– Estoy lista – respondo, dejando que mi sonrojo revele mi nerviosismo y excitación.

Tomas me carga en sus brazos con facilidad, y yo rodeo su cadera con mis piernas, sintiendo la fuerza y seguridad de su abrazo. Nos dirigimos hacia la habitación, nuestros labios aún unidos en un beso apasionado. Mientras avanzamos, jugueteo con su cabello, despeinándolo ligeramente, sin poder evitar sonreír ante la sensación de complicidad y deseo compartido.

Una vez en la habitación, apenas tengo tiempo de notar la tenue luz que ilumina el lugar y la suave fragancia que impregna el aire. Me recuesta con delicadeza sobre la cama, sintiendo cómo su cuerpo se posa sobre el mío con la misma delicadeza y cuidado.

– ¿Estás lista? – pregunta, mirándome a los ojos con intensidad.

Un escalofrío recorre mi espalda y él lo percibe de inmediato.

– ¿Segura de que quieres hacer esto? – pregunta, su voz llena de preocupación y respeto.

– Tengo un poco de miedo, es mi primera vez – confieso, sintiendo la necesidad de ser honesta – Pero sí quiero hacerlo.

– No te preocupes, amor – dice él, su voz suave y reconfortante – Te cuidaré y estaré contigo en cada momento.

– ¿Me va a doler? – pregunto, nerviosa por lo desconocido.

– Seré cuidadoso, ¡te lo prometo! – responde, acariciando suavemente mi mejilla.

– ¿Confío en ti? – digo, dejando escapar una sonrisa nerviosa pero llena de confianza en él.

Tomas desliza sus labios por mi cuello, dejando un rastro de besos que despiertan un cosquilleo en mi piel. Luego, continúa descendiendo por mi hombro, bajando lentamente por mi pecho y abdomen, deteniéndose en cada lugar con delicadeza.

– ¿Estás segura de que quieres que siga? – dice, mirándome a los ojos, buscando mi consentimiento en cada paso.

– Sí – respondo, asintiendo con la cabeza, sintiendo cómo mi respiración se vuelve más entrecortada.

Él continúa besándome, descendiendo aún más, hasta que se posiciona entre mis piernas, creando una sensación de anticipación y deseo que me envuelve por completo.

Mis manos se aferran suavemente a las sábanas mientras siento una mezcla de nervios y emoción recorriendo todo mi cuerpo. La mirada intensa de Tomas se encuentra con la mía, buscando una confirmación final antes de seguir adelante.

– Confío en ti, Tomas – susurro con determinación, sintiendo cómo mi corazón late con fuerza en mi pecho.

Él me sonríe con ternura y suavidad, transmitiéndome una sensación de seguridad y amor incondicional. Sus manos acarician suavemente mis muslos, dejando un rastro de electricidad en su camino. Cierro los ojos y me dejo llevar por las sensaciones, confiando en que él cuidará de mí en este momento tan especial.

Con cada caricia y cada beso, el mundo a nuestro alrededor se desvanece, dejando solo espacio para nosotros dos. El tiempo se ralentiza mientras nos entregamos el uno al otro, explorando nuestros cuerpos y nuestras almas en una danza íntima y apasionada.

Cada movimiento es cuidadoso y gentil, como si Tomas quisiera grabar en su memoria cada detalle de este momento. Su ternura y consideración me hacen sentir amada y protegida, disipando cualquier temor o inseguridad que pueda haber tenido.

A medida que avanzamos, nuestras respiraciones se entrelazan en un ritmo sincronizado, creando una sinfonía de pasión y entrega. Cada gemido y susurro se convierte en una melodía que solo nosotros dos podemos escuchar, sumergiéndonos aún más en la profundidad de nuestra conexión.

El placer se intensifica y se entrelaza con el amor y la confianza que compartimos. Cada sensación es intensa y nueva, dejándonos sin aliento y anhelando más. Nos perdemos en el éxtasis del momento, dejando que nuestros cuerpos y emociones se fusionen en una experiencia única y transformadora.

Después de alcanzar el clímax juntos, nos quedamos abrazados, sintiendo el latido de nuestros corazones en perfecta armonía. El silencio se llena de un amor infinito y una complicidad que solo puede ser compartida entre dos almas que se han entregado por completo.

– Te amo, Ayelen – susurra Tomas, acariciando mi cabello con dulzura.

– Y yo te amo a ti, Tomas – respondo, sintiendo cómo una sonrisa radiante se dibuja en mi rostro.

Nos quedamos así, enredados en un abrazo cálido y reconfortante, disfrutando de la paz y la plenitud que nos brinda este momento tan especial. Sabemos que este es solo el comienzo de nuestro viaje juntos, lleno de amor, crecimiento y aventuras compartidas.

Y así, en ese momento de intimidad y conexión profunda, siento que hemos dado un paso importante en nuestra relación, construyendo un lazo aún más fuerte y duradero. Estoy emocionada por lo que el futuro nos depara y agradecida por haber compartido este momento tan especial con la persona que amo.

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Capítulo 24: Un Momento Especial

Narra Tomas

Mientras nuestros labios se encuentran en un beso apasionado, no puedo evitar sentir una mezcla de emociones abrumadoras. Cada caricia que deslizo por los brazos de Ayelen y cada movimiento que hago para bajar el tirante de su blusa están llenos de amor y deseo desbordante.

– Lo siento, me dejé llevar – le confieso, sintiendo una ligera vergüenza por haberme dejado llevar por el momento.

Su sonrisa tranquilizadora me reconforta, haciéndome sentir que todo está bien.

Continúo besándola mientras ella desabrocha mi camisa, dejando que sus manos suaves y delicadas exploren mi piel. La forma en que Ayelen se aferra a mi cintura y se aprieta más contra mí me llena de una sensación de conexión profunda y deseo mutuo.

– ¿Estás segura? – le pregunto, preocupado por su bienestar y comodidad.

Verla bloqueada por un momento me hace dudar si estoy avanzando demasiado rápido. Quiero asegurarme de que ella esté lista para dar este paso conmigo.

– ¿Segura? – repito, buscando su confirmación.

Cuando ella responde que está lista, mi corazón se llena de alegría y emoción. La cargo en mis brazos con cuidado, sintiendo el roce suave de sus piernas alrededor de mi cadera. Cada beso que compartimos en el camino hacia la habitación aumenta mi deseo y amor por ella.

Al llegar a la habitación, apenas puedo apartar la mirada de sus ojos. Quiero asegurarme de que esté completamente cómoda y lista para dar este paso importante en nuestra relación. Su temblor me indica que hay una mezcla de miedo y excitación en su interior.

– ¿Segura de que quieres hacer esto? – pregunto, buscando su consentimiento y queriendo asegurarme de que se sienta segura y protegida.

Cuando ella confiesa su miedo y su deseo de seguir adelante, mi instinto de protección se activa. Quiero asegurarme de que su primera vez sea especial y que se sienta amada y cuidada en todo momento.

– No te preocupes, amor – le digo, intentando transmitirle tranquilidad – Estaré a tu lado y te cuidaré en cada momento.

Cuando ella pregunta si le dolerá, quiero asegurarle que seré cuidadoso y gentil con ella.

– Seré cuidadoso, ¡te lo prometo! – le aseguro, deseando que confíe en mí y se sienta segura en mis manos.

Cuando ella sonríe y me confiesa su confianza, mi corazón se llena de gratitud y amor por ella. Comienzo a explorar su cuerpo con besos suaves, sintiendo cómo su piel se eriza bajo mis labios. Cada movimiento que hago es lento y cauteloso, buscando su consentimiento en cada paso.

– ¿Estás segura de que quieres que siga? – pregunto, buscando su mirada para asegurarme de que está lista.

Cuando ella asiente y responde afirmativamente, siento una mezcla de excitación y responsabilidad. Quiero hacer de este momento algo especial para ella, algo que siempre recordará con amor y felicidad.

Continúo besándola y explorando su cuerpo con devoción, sintiendo cómo nuestras almas se entrelazan en un momento de profunda conexión y amor.

Cada beso y caricia nos envuelve en una esfera de intimidad y pasión, donde solo existimos nosotros dos. El tiempo parece detenerse mientras nos entregamos el uno al otro, explorando cada rincón de nuestros cuerpos con ternura y deseo.

Mis manos acarician suavemente su piel, siguiendo cada curva y contorno con reverencia. Cada gemido y suspiro que escapo de sus labios alimenta mi deseo de darle placer y hacerla sentir amada en cada momento.

Nos movemos en perfecta armonía, sincronizando nuestros cuerpos en un baile lleno de pasión y entrega. Cada roce, cada contacto, es una promesa de amor y conexión profunda. Nos sumergimos en un océano de sensaciones, sin miedo a dejarnos llevar por el placer y el éxtasis compartido.

En medio de nuestra unión, nuestras miradas se encuentran, transmitiéndonos un amor y una complicidad que solo nosotros entendemos. Cada vez más cerca del clímax, nuestros corazones laten al unísono, como si fueran el eco del amor que compartimos.

Y finalmente, en un instante de éxtasis, nos perdemos en la cima del placer, fusionando nuestros cuerpos y almas en un momento de pura conexión y amor. El mundo se desvanece a nuestro alrededor, dejando solo espacio para nuestra unión y la intensidad de nuestras emociones.

Después de alcanzar el clímax juntos, nos abrazamos con fuerza, sintiendo la calidez de nuestros cuerpos entrelazados. Las palabras se vuelven innecesarias mientras nos sumergimos en la tranquilidad y la satisfacción de haber compartido un momento tan especial.

– Te amo, Ayelen – susurro, sintiendo cómo mi voz se llena de amor y gratitud.

– Y yo te amo a ti, Tomas – responde ella, su voz llena de ternura y felicidad.

Nos quedamos enredados en nuestros brazos, disfrutando de la cercanía y la intimidad compartida. Sabemos que este momento no solo marca el inicio de nuestra vida sexual juntos, sino también el fortalecimiento de nuestro vínculo y el amor que nos une.

En ese momento, me siento agradecido por tener a Ayelen a mi lado, por la confianza que ha depositado en mí y por el amor que compartimos. Sé que este es solo el comienzo de una historia llena de momentos especiales y aventuras compartidas.

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Capítulo 25: El Despertar de los Sentimientos

Narra Ayelén

Al despertar a la mañana siguiente, me encontré envuelta en los brazos de Tomás. Sentí una repentina vergüenza al verme desnuda, así que rápidamente me tapé.

– ¿Qué sucede, cariño? – preguntó él, besando mi frente.

– Es que me siento avergonzada – dije tímidamente.

– No deberías avergonzarte – respondió con ternura.

– ¿Qué hora es? – pregunté.

– Son las 10:50 am – dijo.

– ¡Es tarde! Dijimos que estaríamos de vuelta a las 8:30 am – exclamé.

– Algo me dice que tendré problemas con mi suegro – dijo él.

– No digas tonterías en un momento como este – le reproché, golpeándolo en el brazo.

– Si sigues haciendo eso, no me quedará brazo – se rió.

– ¡Tenemos que arreglarnos rápido! – dije apresurada.

– ¡Sí! – respondió él.

– Espera un momento – dije, cerrando los ojos – Ahora sí.

– ¿Por qué cierras los ojos si anoche fuimos uno solo? – preguntó.

– Aún siento mucha vergüenza – dije tímidamente, tapándome con las sábanas.

– Voy a ir a la habitación que está al fondo para que puedas cambiarte aquí, ¿está bien? – dijo Tomás.

– Sí, está bien – respondí.

Luego vi cómo Tomás salió de la habitación.

Anoche fue maravilloso, nunca me arrepentiré de lo que sucedió. Amar a alguien con tanta intensidad, ser suya.

¿Será que mi padre me mate cuando llegue a casa? Mejor me apresuro – pensé. Luego me duché y me cambié.

Mientras me vestía, mi mente se llenó de pensamientos y emociones encontradas. Sentía una mezcla de felicidad, por haber compartido ese momento íntimo con Tomás, y de preocupación, por las posibles consecuencias que podrían enfrentar. Pero a pesar de todo, no podía negar la intensidad de lo que sentía por él.

Una vez lista, salí de la habitación y me encontré con Tomás, quien me esperaba con una sonrisa en el rostro.

– Estás hermosa – dijo él, acercándose para darme un beso en la mejilla.

– Gracias – respondí, sintiéndome un poco más tranquila.

Nos dirigimos hacia la puerta, listos para enfrentar lo que viniera. Sabíamos que no sería fácil, pero estábamos dispuestos a luchar por nuestro amor. Juntos, caminamos hacia el futuro, sin importar los obstáculos que se interpusieran en nuestro camino.

Narra Tomás

Mientras salía de la habitación, mi mente se llenaba de pensamientos y emociones encontradas. Anoche fue una experiencia increíble, nunca había sentido una conexión tan profunda con alguien. Amar a Ayelén con tanta intensidad me asusta un poco, pero también me llena de felicidad. No me arrepiento de lo que sucedió entre nosotros, pero sé que enfrentaremos desafíos difíciles. ¿Qué pensará su padre de todo esto? ¿Cómo lidiaremos con las posibles consecuencias? A pesar de las preocupaciones, no puedo negar que estoy dispuesto a luchar por nuestro amor. Ayelén es especial, y quiero estar a su lado sin importar lo que suceda. Juntos, enfrentaremos lo que venga y construiremos nuestro propio futuro.

Ponemos todo lo que trajimos en el coche y nos subimos, listos para regresar.

– ¿Tomás? – dice Ayelén.

– Dime – contesto.

– ¿De quién es esta cabaña? – pregunta.

– Es tuya – digo sonriendo.

– ¿En serio es tuya? – pregunta sorprendida.

– Sí, la compré después de nuestra primera semana de citas – digo. – Pensé que necesitábamos un lugar para nosotros… si quieres, podemos venir aquí después de casarnos.

– Me encantaría – dice.

Nos besamos apasionadamente.

– ¿Vamos? – pregunto.

– ¡Sí! – exclama.

Y nos dirigimos a la casa de Ayelén.

– ¿Papá? – dice ella. – Ya llegamos.

– Parece que no hay nadie – digo.

Mientras caminamos hacia la puerta, siento una mezcla de nervios y emoción. Aunque el padre de Ayelén ya sabe de nuestra relación, todavía no sabe que hemos tenido intimidad. No sé cómo reaccionará cuando se entere de lo que ha sucedido entre nosotros. Pero estoy dispuesto a enfrentar cualquier desafío por estar con ella. Juntos, nos apoyaremos mutuamente y construiremos nuestro propio camino. Estoy ansioso por ver cómo se desarrollarán las cosas y qué nos deparará el futuro.

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Capítulo 26: Enfrentando la Conversación Crucial

Narra Ayelén

– Parece que papá salió temprano – dije.

– ¡Mejor! – respondió Tomás. – Si pregunta, te traje temprano.

– ¿Entonces te quedas? – pregunté con una sonrisa.

– No me perdería ningún momento contigo – dijo él, acercándose para besarme.

Nos besamos apasionadamente, dejando que nuestros sentimientos se expresaran sin palabras.

– ¿Quieres agua, café, jugo? – pregunté, rompiendo el beso.

– Te quiero a ti – respondió él, con una mirada llena de amor.

Sonreí ante su respuesta y nos besamos una vez más.

– ¿Desayunamos? – pregunté, separándome un poco.

– ¿Besayunamos? – preguntó él, con una sonrisa traviesa.

Ambos reímos ante su ocurrencia, disfrutando de la complicidad que había entre nosotros.

– Me encantaría desayunar contigo – respondí, tomando su mano y dirigiéndonos hacia la cocina.

Mientras preparábamos el desayuno juntos, sentía una felicidad abrumadora. Estar con Tomás era como un sueño hecho realidad, y cada momento a su lado era especial. Nuestro amor crecía cada día más, y no podía evitar sentirme agradecida por tenerlo en mi vida.

– Te amo, Tomás – susurré mientras saboreábamos nuestro desayuno.

– Y yo a ti, Ayelén – respondió él, acariciando mi mejilla.

Nos miramos profundamente, sabiendo que estábamos dispuestos a enfrentar cualquier obstáculo juntos. Nuestro amor era fuerte y estábamos determinados a construir un futuro lleno de felicidad y complicidad.

Narra Tomás

Estar con Ayelén era una experiencia hermosa. Cada momento a su lado se sentía mágico y especial.

– Te amo, profesor – dijo ella, mirándome con ternura.

– Y yo te amo, mi querida alumna – respondí, acariciando su mejilla.

Una sonrisa radiante se formó en su rostro.

– Nunca me arrepentiré de enamorarme de mi profesor de matemáticas – dijo, con un brillo de felicidad en sus ojos.

– Y yo nunca me arrepentiré de enamorarme de mi estudiante – afirmé, sintiendo mi corazón lleno de amor por ella.

Nos besamos apasionadamente, dejando que nuestros sentimientos se entrelazaran en ese momento mágico.

Pero nuestra conexión se vio interrumpida cuando, de repente, llegó su padre.

– Papá… – Ayelén dijo, sorprendida.

El ambiente se volvió tenso mientras nos enfrentábamos a la mirada interrogante de su padre. Las emociones se agolparon dentro de mí, una mezcla de temor y determinación.

– Señor… – comencé a decir, pero fui interrumpido por su padre.

– Necesitamos hablar – dijo él, con una expresión seria en su rostro.

Ayelén y yo nos miramos, sabiendo que este momento era crucial. Estábamos dispuestos a enfrentar cualquier desafío por nuestro amor, pero también éramos conscientes de las posibles consecuencias. Juntos, nos preparamos para la conversación que nos esperaba, sabiendo que nuestro amor sería puesto a prueba.

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Capítulo 27: El Poder del Amor

Narra Ayelén

El corazón latía acelerado en mi pecho mientras esperábamos a que mi padre nos hablara. Sabía que este momento sería determinante para nuestro futuro juntos. Tomás y yo nos tomamos de la mano, buscando apoyo mutuo en medio de la incertidumbre.

Mi padre nos miró con seriedad, sus ojos reflejando una mezcla de sorpresa y preocupación. Finalmente, rompió el silencio y habló con voz firme pero tranquila.

– Ayelén, Tomás… sé que han estado juntos y que su relación ha ido más allá de lo que imaginé. No puedo negar que estoy sorprendido y preocupado por las implicaciones de esta situación. Pero también entiendo que el amor no siempre sigue los planes que uno tiene trazados.

Tomás y yo asentimos, sintiendo un poco de alivio al escuchar esas palabras comprensivas de mi padre.

– Sin embargo, quiero que entiendan que como padre, mi principal preocupación es el bienestar y la felicidad de mi hija. Quiero lo mejor para ti, Ayelén, y si Tomás es quien te hace feliz, entonces estoy dispuesto a aceptar su relación.

Las lágrimas de emoción comenzaron a brotar en mis ojos mientras miraba a mi padre, sintiendo una mezcla de gratitud y alivio.

– Papá… – logré decir, con la voz entrecortada por la emoción.

– Pero también quiero que entiendan que esto no significa que no habrá desafíos por delante. La sociedad puede ser dura e implacable, y tendrán que enfrentar prejuicios y obstáculos. Pero si su amor es verdadero y fuerte, podrán superar cualquier adversidad juntos.

Tomás apretó mi mano con fuerza, transmitiéndome su apoyo y determinación. Sabía que no sería fácil, pero estábamos dispuestos a luchar por nuestro amor.

– Gracias, papá – dije, con lágrimas de felicidad corriendo por mis mejillas. – Valoramos tu apoyo y prometemos enfrentar cualquier desafío con amor y respeto.

Mi padre sonrió, mostrando su aceptación y amor incondicional.

– Los amo a ambos y solo quiero que sean felices. Ahora, vayan y construyan su futuro juntos. Estoy aquí para ustedes si necesitan cualquier cosa.

Nos abrazamos, formando un círculo de amor y unión familiar. Sentíamos que habíamos superado una gran prueba y que el poder del amor nos había guiado hasta este punto.

Narra Tomás

Ver la aceptación en los ojos del padre de Ayelén fue un alivio y una alegría indescriptibles. Sabía que nuestro camino no sería fácil, pero tener el apoyo de su familia era un gran paso hacia adelante.

– Gracias, señor – dije, con gratitud en mi voz. – Prometo cuidar y amar a Ayelén con todo mi corazón.

El padre de Ayelén asintió, mostrando su confianza en mí.

– Confío en que lo harás. Y recuerden, siempre estaré aquí para ustedes, pase lo que pase. Ahora, vayan y construyan su futuro juntos.

Ayelén y yo nos abrazamos, sintiendo el peso de la responsabilidad y la fuerza del amor que nos unía. Sabíamos que enfrentaríamos desafíos, pero también sabíamos que teníamos el poder del amor para superar cualquier obstáculo.

Juntos, nos adentramos en un nuevo capítulo de nuestras vidas, llenos de esperanza y determinación. Con el apoyo de su familia y nuestro amor inquebrantable, estábamos listos para enfrentar cualquier cosa que se interpusiera en nuestro camino.

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Capítulo 28: Una Sorpresa en la Escuela

Narra Ayelén

Era un día como cualquier otro en la escuela, pero algo en el aire me hacía sentir que algo especial estaba por suceder. Caminaba por los pasillos, sintiendo una mezcla de curiosidad y emoción, preguntándome qué podría ser.

– ¿Has notado algo diferente hoy en la escuela, Ayelén? – preguntó Tomás, con una sonrisa en su rostro.

– Sí, siento algo en el ambiente. ¿Tienes alguna idea de qué podría ser? – le respondí, intrigada por su expresión.

Tomás asintió y dijo en voz baja:

– Podría haber una sorpresa esperándote, pero tendrás que descubrirla por ti misma.

Mi corazón comenzó a latir más rápido, lleno de anticipación. Siguiendo el consejo de Tomás, me dirigí hacia mi casillero y allí lo vi: globos de colores flotando en mi casillero, creando un ambiente festivo y romántico.

– ¡Oh, Dios mío! – exclamé, emocionada. – ¡Esto es increíble!

Desde una distancia prudente, Tomás me observaba con una sonrisa de felicidad en su rostro.

Luego, con cautela para no levantar sospechas, se acercó despacio y me preguntó:

– ¿Te gusta, Ayelén? – preguntó, esperando mi reacción.

– Me encanta, Tomás. Es hermoso. – le respondí, sin poder ocultar mi alegría. – Pero, ¿cómo lo hiciste sin que nadie notara que eras tú?

Tomás se encogió de hombros, manteniendo el misterio.

– Tengo mis trucos. Solo quería verte sonreír y espero haberlo logrado.

Nos miramos el uno al otro, compartiendo un momento de complicidad y amor. Me sentí afortunada de tener a alguien tan dulce y romántico en mi vida.

Continué mi día en la escuela, con una sonrisa permanente en mi rostro. Cada vez que pasaba por mi casillero, los globos me recordaban el amor y la conexión que compartía con Tomás.

Pero la sorpresa no terminó ahí. Cuando llegué a mi pupitre en el aula, me encontré con un ramo de rosas rojas, delicadamente colocadas sobre mi escritorio.

– ¡Ayelén, eso es hermoso! – exclamó mi amiga Sofía, quien se sentaba cerca de mí.

Sonreí y respondí:

– Sí, lo es. No puedo creer lo afortunada que soy.

Desde su lugar en el frente del aula, Tomás me miraba con una mirada llena de amor y felicidad. Sabía que esta sorpresa también era de él, pero manteniendo el anonimato para los demás.

El día continuó con normalidad, pero mi mente estaba llena de anticipación. Sabía que algo más estaba por venir. Y no me equivoqué.

Cuando llegó el momento del receso, escuché una hermosa melodía que llenaba los pasillos. Seguí el sonido y me encontré con un grupo de estudiantes tocando música en vivo. Entre ellos, estaba Ed Sheeran, con una guitarra en sus manos y una sonrisa en su rostro.

Me acerqué cautelosamente y Tomás me susurró despacio para que solo yo lo escuchara:

– ¡Ayelén, esto es para ti! – exclamó, dedicándome una mirada llena de amor y emoción.

Mis ojos se llenaron de lágrimas de felicidad mientras Ed Sheeran cantaba una canción especialmente dedicada a mí. Las palabras expresaban todo el amor y la admiración que Tomás sentía por mí. Era un momento mágico y romántico que nunca olvidaría.

Al finalizar la canción, todos los estudiantes aplaudieron y felicitaron al cantante. Pero solo yo sabía que esa serenata era para mí, una muestra más del amor inmenso que Tomás sentía por mí.

Después buscamos un lugar privado, nos abrazamos, sintiendo la conexión profunda que teníamos. En ese momento, supe que estábamos destinados a estar juntos y que nuestro amor era capaz de superar cualquier obstáculo.

– Gracias por todas estas sorpresas, Tomás. Eres increíble – le dije, con lágrimas de felicidad corriendo por mis mejillas.

Tomás sonrió y me acarició la mejilla suavemente.

– Solo quiero verte feliz, Ayelén. Y haré todo lo posible para lograrlo.

Esa sorpresa en la escuela quedó grabada en mi corazón como un recuerdo inolvidable. Sabía que, con Tomás a mi lado, cada día sería una aventura llena de amor y sorpresas maravillosas.

Narra Tomás

Desde el momento en que vi a Ayelén caminar por los pasillos de la escuela, supe que quería hacer algo especial para ella. Había notado su curiosidad y emoción en el aire, y decidí que era el momento perfecto para sorprenderla.

Le pregunté si había notado algo diferente en la escuela, esperando que captara mi entusiasmo. Cuando me respondió que sí, supe que estaba lista para descubrir lo que le tenía preparado.

Con cuidado y discreción, preparé los globos de colores y los coloqué en su casillero. Quería que se sintiera feliz y sorprendida al encontrarlos. Observé desde lejos mientras abría su casillero y veía la sorpresa. Su reacción fue maravillosa, llena de emoción y alegría. Sabía que había acertado.

Pero no quería detenerme ahí. Quería que Ayelén se sintiera amada y especial, así que decidí agregar otro detalle. Colocar un ramo de rosas rojas en su pupitre fue mi siguiente paso. Quería que supiera cuánto la admiraba y apreciaba. Desde mi lugar en el frente del aula, la observaba mientras descubría las rosas. Su sonrisa y su expresión de asombro hicieron que todo valiera la pena.

Pero aún no había terminado. Quería que el día fuera aún más especial, así que organicé una serenata con la ayuda de algunos estudiantes talentosos y, por supuesto, Ed Sheeran. Sabía que Ayelén era fan de su música, y tenerlo allí para dedicarle una canción sería el toque final perfecto.

Cuando llegó el momento de la serenata, me aseguré de estar cerca para ver su reacción. Verla emocionada y con lágrimas de felicidad en los ojos mientras Ed Sheeran cantaba para ella fue un momento que nunca olvidaré. Sentí una conexión profunda con Ayelén en ese instante, sabiendo que todo el esfuerzo había valido la pena.

Después de la serenata, nos abrazamos y sentimos la fuerza de nuestro amor. Le dije que solo quería verla feliz y que haría todo lo posible para lograrlo. Sus palabras de agradecimiento y las lágrimas de felicidad en su rostro confirmaron que había logrado mi objetivo.

Esa sorpresa en la escuela fue un momento mágico que quedará grabado en mi corazón. Sabía que con Ayelén a mi lado, cada día sería una aventura llena de amor y sorpresas maravillosas. Estaba emocionado por el futuro que nos esperaba juntos.

Capítulo 29: Un Cumpleaños Inolvidable

Narra Tomás

Una semana después, nuestra relación iba mejor que nunca. Cada día me enamoraba más de Ayelén y nuestra conexión se fortalecía. Estaba emocionado por celebrar su cumpleaños y quería hacer de ese día algo especial.

Había estado planeando una sorpresa para Ayelén desde hacía semanas. Quería que se sintiera amada y apreciada en su día especial. Me levanté temprano y me aseguré de que todo estuviera listo. Decoré su habitación con globos, luces y guirnaldas, creando un ambiente festivo y acogedor.

Después, preparé un desayuno especial para Ayelén. Quería empezar su día de la mejor manera posible. Preparé su comida favorita y la llevé a su habitación en una bandeja, junto con un ramo de flores. Al ver su rostro iluminado de sorpresa y alegría, supe que había acertado.

– ¡Feliz cumpleaños, Ayelén! – exclamé emocionado. – Quería que tu día comenzara de la mejor manera posible.

Ayelén se sentó en la cama y me abrazó con gratitud.

– Esto es increíble, Tomás. No puedo creer todo lo que has hecho por mí. Eres el mejor novio del mundo.

Después del desayuno, le entregué un regalo envuelto con cuidado. Era un collar con un colgante en forma de corazón. Quería que tuviera algo especial para recordar este cumpleaños.

– ¡Es precioso! – exclamó Ayelén, admirando el regalo. – Gracias, Tomás. Es el regalo perfecto.

Sonreí y le expliqué el significado detrás del regalo. Quería que cada vez que usara el collar, recordara cuánto la amaba y cuánto valoraba nuestra relación. Ver su emoción y su abrazo cariñoso confirmaron que había acertado una vez más.

Después de pasar un rato disfrutando de la compañía del otro, le revelé que había organizado una pequeña fiesta sorpresa con nuestros amigos más cercanos. Sabía que a Ayelén le encantaría celebrar su cumpleaños rodeada de las personas que más le importaban.

Narra Ayelén

Me desperté en mi cumpleaños y al abrir los ojos, me encontré con una habitación llena de globos, luces y guirnaldas. Mi corazón se llenó de alegría al ver el esfuerzo que Tomás había puesto en hacer de este día algo especial.

Tomás entró en la habitación con una bandeja llena de comida deliciosa y un ramo de flores. Me deseó un feliz cumpleaños y me emocioné al ver todo lo que había preparado para mí.

– ¡Gracias, Tomás! Esto es increíble. No puedo creer lo que has hecho por mí – le dije, abrazándolo con gratitud.

Después de disfrutar de un delicioso desayuno juntos, Tomás me entregó un regalo envuelto con cuidado. Lo abrí con emoción y encontré un hermoso collar con un colgante en forma de corazón.

– ¡Es precioso! – exclamé, admirando el regalo. – Gracias, Tomás. Es perfecto.

Tomás sonrió y me explicó el significado detrás del regalo. Quería que cada vez que usara el collar, recordara cuánto me amaba y cuánto valoraba nuestra relación. Sus palabras me emocionaron aún más y lo abracé con cariño.

Pasamos el día disfrutando de la compañía del otro, compartiendo risas y conversaciones. Tomás me reveló que había organizado una pequeña fiesta sorpresa con nuestros amigos más cercanos. Estaba emocionada de celebrar mi cumpleaños rodeada de las personas que más me importaban.

Al llegar al lugar de la fiesta, me sorprendí al ver a todos mis amigos reunidos, listos para celebrar conmigo. Bailamos, reímos y compartimos momentos especiales. Me sentía amada y apreciada, y cada vez que miraba a Tomás, mi corazón se llenaba de gratitud y amor.

Al final de la noche, Tomás se acercó a mí y me susurró al oído:

– Espero que hayas tenido el cumpleaños que mereces, Ayelén. Quiero que siempre sepas cuánto te amo y cuánto significas para mí.

Sonreí y le di un beso tierno.

– Gracias por hacer de este día algo tan especial, Tomás. No podría haber pedido un mejor cumpleaños.

Así, mi cumpleaños se convirtió en un día lleno de amor, sorpresas y momentos inolvidables. Estaba agradecida por tener a Tomás a mi lado y sabía que nuestra relación seguiría creciendo y fortaleciéndose en el futuro.

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Capítulo 30: Mi Sorpresa de Cumpleaños para Tomás

Narra Ayelén

Después de una semana llena de amor y emoción tras la maravillosa sorpresa de cumpleaños que Tomás me había preparado, llegó el día en el que yo tendría la oportunidad de sorprenderlo a él.

Era su cumpleaños y cumplía 26 años. Quería hacer de este día especial algo inolvidable para él, al igual que él lo había hecho para mí. Durante días, había estado planeando y buscando la sorpresa perfecta.

Por la mañana, me levanté temprano y me aseguré de que todo estuviera listo. Preparé su desayuno favorito y lo serví en la cama, junto con una tarjeta de cumpleaños hecha a mano y un regalo envuelto con cuidado.

Después de dejar todo preparado, me acerqué a la cama y suavemente lo desperté.

– ¡Feliz cumpleaños, amor! – exclamé con entusiasmo.

Tomás abrió los ojos y me miró con sorpresa y una sonrisa en su rostro.

– ¡Ayelén! ¿Qué es todo esto? – preguntó, emocionado.

Le expliqué que era mi turno de sorprenderlo y le di el desayuno, la tarjeta y el regalo. Tomás estaba emocionado y agradecido por todo el esfuerzo que había puesto en hacer de su cumpleaños algo especial.

Después de disfrutar del desayuno juntos, le pedí a Tomás que se vistiera y me siguiera. Lo llevé a un lugar especial que había reservado para celebrar su cumpleaños. Era un hermoso parque con un lago y una vista increíble.

Allí, le entregué su regalo. Era un álbum de fotos que había hecho con los mejores momentos que habíamos compartido juntos. Cada página estaba llena de recuerdos y palabras de amor. Tomás lo miró con asombro y emoción.

– Ayelén, esto es increíble. No puedo creer lo hermoso que es este regalo. Significa mucho para mí – dijo, abrazándome con cariño.

Pasamos el día en el parque, disfrutando de la naturaleza, riendo y compartiendo momentos especiales. Tomás se sentía amado y apreciado, y eso era exactamente lo que quería lograr en su cumpleaños.

Al final del día, nos sentamos junto al lago y contemplamos la puesta de sol. Tomás me tomó de la mano y me miró con ternura.

– Gracias, Ayelén, por hacer de mi cumpleaños algo tan especial. Me siento afortunado de tenerte a mi lado.

Sonreí y le di un beso suave en los labios.

– Feliz cumpleaños, Tomás. Eres el amor de mi vida y quiero hacerte sentir especial todos los días.

Así, en su cumpleaños número 26, logré sorprender a Tomás y hacerlo sentir amado y apreciado. Sabía que nuestra relación seguía creciendo y que cada día era una oportunidad para celebrar el amor que compartíamos.

Narra Tomás

Después de una semana llena de amor y emoción tras la maravillosa sorpresa de cumpleaños que le preparé a Ayelén, llegó el día de mi cumpleaños. Cumplía 26 años y sabía que Ayelén estaba planeando algo especial para sorprenderme.

Me desperté con una sensación de anticipación y curiosidad. Sabía que Ayelén había estado preparando algo, pero no tenía idea de qué sería. Cuando abrí los ojos, me encontré con una habitación llena de globos, luces y una bandeja llena de comida deliciosa.

– ¡Feliz cumpleaños, amor! – exclamó Ayelén, con una sonrisa radiante en su rostro.

Quedé sorprendido al ver todo lo que había preparado para mí. Sentí una oleada de gratitud y amor hacia ella. Era increíble cómo se había esforzado para hacer de mi cumpleaños algo especial, al igual que yo lo había hecho para ella.

Después de disfrutar del desayuno juntos, Ayelén me pidió que me vistiera y la siguiera. Estaba emocionado por descubrir qué más tenía preparado para mí. Caminamos juntos hasta un hermoso parque con un lago y una vista impresionante.

Allí, Ayelén me entregó un regalo envuelto con cuidado. Al abrirlo, descubrí un álbum de fotos lleno de nuestros mejores recuerdos juntos. Cada página estaba llena de momentos especiales y palabras de amor. Sentí mi corazón llenarse de emoción y gratitud.

– Ayelén, esto es increíble. No puedo creer lo hermoso que es este regalo. Significa mucho para mí – le dije, abrazándola con cariño.

Pasamos el día en el parque, disfrutando de la naturaleza y compartiendo risas y momentos especiales. Sentí una profunda conexión con Ayelén, sabiendo lo mucho que me amaba y valoraba.

Al final del día, nos sentamos junto al lago y contemplamos la puesta de sol. Sentí una sensación de paz y felicidad al tener a Ayelén a mi lado. La miré y supe en ese momento que era la persona con la que quería pasar el resto de mi vida.

– Gracias, Ayelén, por hacer de mi cumpleaños algo tan especial. Me siento afortunado de tenerte a mi lado – le dije, con voz suave y llena de amor.

Ayelén me sonrió y me dio un beso tierno en los labios.

– Feliz cumpleaños, Tomás. Eres el amor de mi vida y quiero hacerte sentir especial todos los días.

En ese momento, supe que había encontrado a la persona con la que quería compartir mi vida. Sentí una profunda gratitud hacia Ayelén por hacer de mi cumpleaños un día inolvidable y por todo el amor que compartíamos.

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Capítulo 31: El Concurso de Talento

Narra Ayelén

Había pasado una semana desde el cumpleaños de Tomás y todavía estaba llena de amor y gratitud por todo lo que habíamos compartido. Pero ahora, tenía algo más en mente: el concurso de talento de la escuela.

Decidí que era el momento perfecto para mostrarle a Tomás una faceta de mí que aún no conocía. Me inscribí para participar en el concurso, decidida a tocar la guitarra y cantar una canción romántica que había escrito especialmente para él.

El día del concurso llegó y estaba nerviosa pero emocionada. Me aseguré de practicar mucho para dar lo mejor de mí en el escenario. Cuando llegó mi turno, subí al escenario con mi guitarra en mano y miré a Tomás desde lejos.

Comencé a tocar las primeras notas de la canción y mi voz se unió a la melodía, llenando el auditorio con cada palabra que salía de mi corazón.

♪ «Eres mi sol, mi razón de ser,

Tu amor me hace florecer.

Cada mirada tuya me hace suspirar,

Eres el sueño que nunca quiero despertar.

En tus brazos encuentro paz y calor,

Eres el refugio de mi corazón.

Cada caricia tuya es un dulce hechizo,

Me pierdo en tu amor, en tu abrazo infinito.

Eres mi fuerza, mi inspiración,

Eres la melodía de mi canción.

Estar contigo es un sueño hecho realidad,

Te amo más de lo que puedo expresar.» ♪

Mientras cantaba, no podía apartar la mirada de Tomás. Quería que supiera lo mucho que significaba para mí y lo profundo que era mi amor por él. Sentía que cada palabra de la canción era un eco de mis sentimientos más profundos.

Narra Tomás

Había pasado una semana desde mi cumpleaños y me sentía agradecido por todo el amor y la felicidad que Ayelén me había brindado. Aunque éramos conscientes de que debíamos mantener nuestra distancia en la escuela debido a nuestra relación profesor-alumna, no podía evitar sentirme emocionado por el concurso de talento en el que Ayelén participaría.

Cuando llegó el día del concurso, me senté en el auditorio junto a mis colegas, esperando ansiosamente el turno de Ayelén. Sabía que era una talentosa cantante y guitarrista, pero no tenía idea de lo que estaba a punto de presenciar.

Cuando Ayelén subió al escenario con su guitarra, mi corazón comenzó a latir más rápido. La vi mirarme desde lejos y sentí una conexión especial entre nosotros. Estaba emocionado por escuchar su voz y verla brillar en el escenario.

A medida que comenzó a tocar las primeras notas de la canción, quedé cautivado por su talento y su voz suave y melodiosa. Cada palabra de la canción parecía estar destinada a mí, y sentí una oleada de amor y gratitud hacia ella.

Mientras Ayelén cantaba, no pude apartar los ojos de ella. Su voz transmitía tanto amor y pasión, y su mirada reflejaba todo lo que sentía por mí. En ese momento, supe que había encontrado a alguien especial en mi vida.

Narra Ayelén

Terminé de cantar la canción y el auditorio estalló en aplausos. Bajé del escenario, todavía emocionada por haber compartido mi canción con Tomás y con todos los demás. Me sentí abrumada por el amor y el apoyo que recibí de todos.

Cuando llegué a donde estaba Tomás, me miró con una sonrisa y me abrazó con cariño.

– Ayelén, eso fue increíble. No puedo creer lo talentosa que eres. Estoy tan orgulloso de ti – me dijo, emocionado.

Sonreí y le agradecí por su apoyo.

– Gracias, Tomás. Quería compartir una parte de mí contigo y con todos los demás. Tu amor y apoyo significan todo para mí.

Narra Tomás

Vi a Ayelén bajar del escenario, radiante y emocionada por el éxito de su actuación. Me acerqué a ella y la abracé con cariño, sintiéndome orgulloso de todo lo que había logrado.

– Ayelén, eso fue increíble. No puedo creer lo talentosa que eres. Estoy tan orgulloso de ti – le dije, emocionado.

Ella me sonrió y me agradeció por mi apoyo.

– Gracias, Tomás. Quería compartir una parte de mí contigo y con todos los demás. Tu amor y apoyo significan todo para mí.

En ese momento, supe que nuestro amor era especial y que juntos podíamos superar cualquier obstáculo. Estaba emocionado por lo que el futuro nos deparaba y por seguir compartiendo momentos especiales como este.

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Capítulo 32: Un Nuevo Comienzo

Narra Ayelén

Después del emocionante concurso de talento y de haber compartido ese momento especial con Tomás, sentía que nuestra relación había alcanzado un nuevo nivel. Aunque sabíamos que debíamos mantener nuestra distancia en la escuela, no podíamos ignorar lo que sentíamos el uno por el otro.

Decidimos tener una conversación honesta y abierta sobre nuestro futuro juntos. Ambos estábamos dispuestos a enfrentar cualquier desafío que se presentara y estábamos listos para dar el siguiente paso en nuestra relación.

Una tarde, nos encontramos en un café acogedor en el centro de la ciudad. Tomás me miró con ternura y tomó mi mano.

– Ayelén, estos últimos meses han sido increíbles. Hemos compartido momentos hermosos y hemos superado obstáculos juntos. Quiero estar contigo, pero también quiero asegurarme de que estamos tomando la decisión correcta.

Asentí, sabiendo que era importante que ambos consideráramos todas las implicaciones de nuestra relación.

– Tomás, entiendo tus preocupaciones. También quiero asegurarme de que estamos haciendo lo correcto. Pero no puedo negar lo que siento por ti. Eres mi compañero, mi confidente y mi amor. Quiero construir un futuro juntos.

Tomás sonrió y acarició mi mejilla suavemente.

– Ayelén, eres la persona más especial que he conocido. Me has mostrado el verdadero significado del amor y la felicidad. Estoy listo para enfrentar cualquier desafío contigo y construir una vida llena de amor y aventuras.

En ese momento, sentí una oleada de emoción y certeza. Sabía que estábamos tomando la decisión correcta y que nuestro amor era lo suficientemente fuerte como para superar cualquier obstáculo.

Narra Tomás

Sentado en el café con Ayelén, miré sus ojos llenos de amor y determinación. Sabía que estábamos a punto de dar un paso importante en nuestra relación, y quería asegurarme de que estábamos en la misma página.

– Ayelén, estos últimos meses han sido increíbles. Hemos compartido momentos inolvidables y hemos demostrado que podemos superar cualquier desafío juntos. Pero antes de seguir adelante, quiero asegurarme de que estamos haciendo lo correcto.

Ella asintió, mostrando comprensión y paciencia.

– Tomás, entiendo tus preocupaciones. Quiero que sepas que mi amor por ti es real y profundo. Estoy lista para enfrentar cualquier desafío y construir un futuro juntos.

Sus palabras me llenaron de alegría y certeza. Sabía que Ayelén era la persona con la que quería pasar el resto de mi vida.

– Ayelén, eres mi amor, mi inspiración y mi fuerza. Quiero construir una vida llena de amor y felicidad contigo. Estoy listo para enfrentar cualquier obstáculo y hacer de cada día una aventura junto a ti.

En ese momento, sentí una conexión profunda y auténtica con Ayelén. Sabía que estábamos tomando la decisión correcta y que nuestro amor nos guiaría en este nuevo capítulo de nuestras vidas.

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Capítulo 33: El Concurso de Poesía

Narra Ayelén

En la escuela, se anunció un concurso de poesía y sentí que era otra oportunidad para expresar mi amor por Tomás. Aunque debíamos mantener distancia debido a nuestra relación profesor-alumna, no podía evitar participar en este concurso para compartir mis sentimientos a través de las palabras.

Decidí escribir un poema original que capturara la esencia de nuestro amor y lo recitaría en el escenario. Pasé horas pensando en cada palabra, en cada verso que transmitiera mi amor por Tomás.

El día del concurso llegó y estaba nerviosa pero emocionada. Subí al escenario, con el poema en mis manos y mi corazón latiendo con fuerza. Miré a Tomás desde lejos y comencé a recitar el poema.

♪ «En el rincón de mi corazón,

Nació un amor sin explicación.

Tus ojos, estrellas que me guían,

Tu sonrisa, la luz que me ilumina.

En cada palabra que susurras,

Siento la magia que me envuelves.

Tu voz, melodía que me encanta,

Tu risa, la canción que me encanta.

En cada abrazo, encuentro consuelo,

En cada beso, un mundo nuevo.

Tu amor, un refugio seguro,

Un lazo que nunca se rompe.

Aunque debamos guardar distancia,

En mi corazón hay esperanza.

Juntos, superaremos cualquier barrera,

Porque nuestro amor es verdadero.» ♪

Mientras recitaba el poema, sentía cada palabra resonar en el aire. Quería que Tomás supiera lo profundo que era mi amor por él y cómo, a pesar de las circunstancias, nuestro amor era fuerte y real.

Narra Tomás

En la escuela, se llevó a cabo un concurso de poesía y sabía que Ayelén participaría. Aunque debíamos mantener distancia debido a nuestra relación profesor-alumna, no podía evitar sentirme emocionado por escuchar sus palabras y saber que estaba compartiendo sus sentimientos a través de la poesía.

Cuando llegó el día del concurso, me senté en el auditorio, esperando ansiosamente el turno de Ayelén. La vi subir al escenario, con el poema en sus manos y una determinación en su mirada.

A medida que comenzó a recitar el poema, quedé cautivado por su voz y por cada palabra que salía de sus labios.

Escuché atentamente mientras el poema transmitía el amor profundo que Ayelén sentía por mí. Cada verso era como un eco de nuestros momentos juntos, de la conexión especial que compartíamos.

Mientras Ayelén recitaba, no podía apartar los ojos de ella. Su voz y sus palabras resonaban en mi corazón, recordándome lo afortunado que era de tenerla en mi vida.

Terminó de recitar el poema y el auditorio estalló en aplausos. La miré con amor y gratitud, sabiendo que nuestro amor era verdadero y que juntos podríamos superar cualquier obstáculo.

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Capítulo 34: Superando los Obstáculos

Narra Ayelén

Después de haber compartido mis sentimientos a través del concurso de poesía, sentí que nuestra relación con Tomás se fortalecía cada día más. Sin embargo, también éramos conscientes de los obstáculos que debíamos superar debido a nuestra relación profesor-alumna.

Decidimos tener una conversación seria sobre cómo manejar esta situación y cómo podríamos seguir adelante sin comprometer nuestra integridad profesional. Sabíamos que era importante establecer límites claros y respetar las reglas de la escuela.

Una tarde, nos reunimos en un parque tranquilo. Tomás tomó mi mano y me miró con seriedad.

– Ayelén, nuestro amor es fuerte y real, pero también debemos ser realistas sobre los desafíos que enfrentamos. No quiero que ninguno de nosotros se vea perjudicado por nuestra relación.

Asentí, sabiendo que era importante tomar decisiones cuidadosas y consideradas.

– Tomás, entiendo tus preocupaciones. Quiero que sepas que respeto tu posición como mi profesor y quiero asegurarme de que nuestra relación no afecte negativamente nuestra educación ni nuestras vidas profesionales.

Tomás sonrió y acarició mi mejilla suavemente.

– Ayelén, eres una persona increíblemente madura y comprensiva. Estoy agradecido por tu apoyo y por tu compromiso de mantener nuestra relación en un nivel profesional en la escuela.

En ese momento, sentí una sensación de alivio y confianza. Sabía que, juntos, podríamos superar cualquier obstáculo y mantener nuestra relación en el lugar adecuado.

Narra Tomás

Sentado en el parque con Ayelén, miré sus ojos llenos de determinación y compromiso. Sabía que teníamos que abordar los desafíos que nuestra relación profesor-alumna presentaba y encontrar una manera de superarlos juntos.

– Ayelén, nuestro amor es fuerte y real, pero también debemos ser conscientes de las limitaciones que impone nuestra posición en la escuela. No quiero que ninguno de nosotros se vea perjudicado por nuestra relación.

Ella asintió, mostrando comprensión y respeto por la situación.

– Tomás, entiendo tus preocupaciones y estoy de acuerdo en que debemos ser cuidadosos. Quiero asegurarme de que nuestra relación no afecte negativamente nuestra educación ni nuestras vidas profesionales.

Su respuesta me llenó de gratitud y admiración.

– Ayelén, eres una persona increíblemente madura y comprensiva. Aprecio tu compromiso de mantener nuestra relación a nivel profesional en la escuela. Estoy agradecido por tu apoyo y por tu disposición para enfrentar los obstáculos juntos.

En ese momento, sentí una conexión profunda y una confianza renovada en nuestra capacidad para superar cualquier desafío que se presentara en nuestro camino.

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Capítulo 35: Una Cita Romántica

Narra Ayelén

Después de haber superado los obstáculos en nuestra relación, Tomás y yo decidimos tener una cita romántica para celebrar nuestro amor. Queríamos disfrutar de un momento especial juntos y fortalecer aún más nuestra conexión.

Decidimos ir a un restaurante acogedor con luces tenues y música suave. Tomás llegó a recogerme y, al verlo, mi corazón se aceleró de emoción. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, disfrutando de la hermosa vista nocturna.

Durante la cena, compartimos risas, historias y miradas llenas de amor. Sentía que cada momento con Tomás era mágico y especial. Había una conexión profunda entre nosotros que se hacía más fuerte con cada palabra y cada gesto.

Después de la cena, decidimos dar un paseo por el parque cercano. Tomás tomó mi mano y caminamos lentamente bajo la luz de la luna. Había una atmósfera de intimidad y romance en el aire.

Narra Tomás

Había planeado una cita romántica para Ayelén, quería que fuera una noche inolvidable para ambos. La vi llegar y no pude evitar sonreír, su belleza me dejaba sin aliento. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, disfrutando de la compañía del otro y de la atmósfera íntima del lugar.

Durante la cena, nuestras conversaciones fluían fácilmente. Cada palabra que salía de los labios de Ayelén era como música para mis oídos. Sentía una conexión profunda con ella, como si fuéramos almas gemelas destinadas a encontrarse.

Después de la cena, decidimos dar un paseo por el parque cercano. Sentí su mano entrelazada con la mía y el cálido roce de su piel me llenó de emoción. Caminamos en silencio, disfrutando de la paz y la serenidad de la noche.

Narra Ayelén

Mientras caminábamos, sentí cómo la tensión romántica entre nosotros crecía. Me detuve y miré a Tomás a los ojos, sabiendo que el momento era perfecto.

– Tomás, esta noche ha sido maravillosa. Me siento agradecida por tenerte en mi vida y por el amor que compartimos.

Tomás sonrió y acarició mi mejilla suavemente.

– Ayelén, eres mi amor, mi inspiración. No puedo imaginar mi vida sin ti. Cada día contigo es un regalo.

Narra Tomás

Mientras caminábamos, sentí cómo la conexión entre nosotros se volvía más intensa. Nos detuvimos y me acerqué a Ayelén, perdido en su mirada.

– Ayelén, esta noche ha sido mágica. Eres mi luz, mi razón de ser. No puedo imaginar mi vida sin ti.

La abracé suavemente y nuestros labios se encontraron en un beso apasionado. Sentí el latido acelerado de su corazón y el suave roce de sus labios contra los míos.

Narra Ayelén

El beso se volvió más intenso y apasionado. Sentí cómo el deseo y el amor se entrelazaban en cada movimiento de nuestros labios. Tomás me besó el cuello suavemente, enviando escalofríos de placer por todo mi cuerpo.

Narra Tomás

El beso se volvió más profundo y apasionado. Sentí la suave piel de Ayelén bajo mis labios mientras la besaba el cuello, dejando un rastro de amor y deseo en cada beso.

En ese momento, nos entregamos completamente el uno al otro, dejando que el amor y la pasión nos consumieran. Sabíamos que estábamos creando recuerdos que durarían toda la vida.

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Capítulo 36: Enfrentando a la Ex Novia

Narra Ayelén

Después de haber superado tantos obstáculos en nuestra relación, pensé que finalmente estábamos en un lugar seguro y feliz. Sin embargo, todo cambió cuando la ex novia de Tomás, Cintia, hizo su aparición.

Cintia era una mujer tóxica que había sido su novia en la escuela secundaria. Desde el momento en que la vi, pude sentir su energía negativa y su determinación de recuperar a Tomás. Me di cuenta de que había un nuevo obstáculo en nuestro camino.

Un día, mientras estaba en casa, recibí una llamada de Tomás. Su voz estaba llena de angustia y tristeza.

– Ayelén, necesito hablar contigo. Cintia ha vuelto y está amenazando con hacerte daño si no te dejo. No quiero que te lastime, pero me duele tener que dejarte.

Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras escuchaba sus palabras. Sabía que Tomás estaba tomando esta decisión para protegerme, pero también sabía lo mucho que le dolía tener que dejarla.

– Tomás, entiendo que estás tratando de protegerme. Pero no quiero que te sientas atrapado por esta situación. Juntos encontraremos una manera de superar esto.

Narra Tomás

Sentado en mi departamento, me sentía atrapado entre el amor que sentía por Ayelén y la amenaza de Cintia. Sabía que tenía que tomar una decisión difícil para proteger a Ayelén, incluso si eso significaba dejarla.

De repente, escuché un golpe en la puerta. Mi corazón se aceleró al reconocer la voz de Cintia al otro lado.

– Tomás, sé que estás ahí. No puedes esconderte de mí. Si no vuelves conmigo, haré mucho más que amenazar a Ayelén. Tú sabes de lo que soy capaz.

El miedo me invadió mientras escuchaba sus palabras llenas de veneno. Sentí que no tenía otra opción que ceder a sus demandas para proteger a Ayelén.

Desesperado, llamé a Ayelén y le pedí que nos encontráramos en un parque cercano. Sabía que tenía que hacer algo para mantenerla a salvo, aunque eso significara alejarme de ella.

En el parque, nuestras miradas se encontraron. Las lágrimas brotaban de mis ojos mientras le decía las palabras más dolorosas que jamás pensé pronunciar.

– Ayelén, no puedo seguir contigo. No te amo más. Es mejor que sigas adelante sin mí. No quiero que te lastimen por mi culpa.

El dolor se reflejó en su rostro mientras luchaba por entender mis palabras. La dejé allí, destrozada, sintiéndome como el peor ser humano por haberla abandonado.

Narra Ayelén

Confundida y con el corazón roto, vi a Tomás alejarse de mí en el parque. Sus palabras resonaban en mi mente, sin poder comprender cómo todo había cambiado tan repentinamente.

Las lágrimas caían por mis mejillas mientras intentaba asimilar lo que acababa de suceder. Sentí una mezcla de tristeza, enojo y traición. No podía entender cómo Tomás podía dejarme así, sin ninguna explicación clara.

Aunque mi corazón estaba destrozado, sabía que tenía que encontrar fuerzas para seguir adelante. No podía permitir que la amenaza de Cintia me consumiera por completo. Debía encontrar la verdad detrás de todo esto y luchar por nuestro amor.

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Capítulo 37: Entre lágrimas y sonrisas: El dolor de una ruptura y el camino hacia el perdón

Narra Ayelén

Ya ha pasado una semana desde mi ruptura con Tomás.

He faltado a clases durante toda la semana y según mi papá, no puedo faltar el lunes. Aún no le he dicho a mi padre sobre mi rompimiento con Tomás, le mentí diciéndole que me sentía mal.

Me pregunto cómo lo veré el lunes. ¿Como mi maestro o como mi exnovio?

Esto es realmente doloroso, no he dejado de llorar. ¿Por qué me hizo esto? ¿Por qué?

De repente, escucho que golpean la puerta de mi habitación.

– Cariño, ¿estás ahí? – pregunta mi papá.

– Sí, papá. ¿Qué pasa? – digo, secándome las lágrimas.

– ¿Puedo pasar? – pregunta.

– Adelante, papá – digo.

Mi papá entra a la habitación y se sienta a mi lado.

– ¿Qué te pasa, cariño? – pregunta, preocupado.

– Nada – digo, mirando al suelo.

– Últimamente no estás comiendo bien, no sales de tu habitación y no quieres ir a clases. ¿Dónde quedó mi dulce niña alegre? – dice, con tristeza en su voz.

– Papá, solo es por la escuela. Estamos en temporada de exámenes y siento que todo es más pesado – miento, tratando de ocultar mi dolor.

– Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, ¿de acuerdo? – dice, con ternura.

– Sí, papá – sonrío, agradecida por su apoyo.

– Así me gusta verte sonreír – me besa en la frente -, bueno, me tengo que ir al trabajo.

– Me molesta que trabajes también los sábados – digo, sinceramente.

– Pero uno se acostumbra – dice, sonriendo -, adiós, mi niña.

– Adiós, papá – digo, con una sonrisa en el rostro.

Mi papá sale de mi habitación y yo me acuesto en mi cama, cubriéndome con una sábana.

Es agotador fingir una sonrisa cuando en realidad solo quiero llorar.

Narra Tomás

¿Qué ha pasado con mi dulce chica mermelada? Ha faltado a clases toda la semana… Esto me duele. A mí no me importa que me hagan daño a mí, perder mi empleo o terminar en la cárcel… Pero lo que dijo la bruja de Cintia sobre lastimar a Ayelén, eso nunca me lo permitiría. Aunque ahora soy yo quien está lastimando a la persona que más amo. Mi querida chica mermelada, espero que puedas perdonarme.

Las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas.

Narra Ayelén

Lunes en el instituto

– Vamos, amiga, no estés triste – dice Sofía, intentando animarme.

– Si tú lo dices – respondo con voz pálida, sin mucha convicción.

– Aquí estamos para apoyarte – agrega Lucas, mostrando su apoyo incondicional.

– Gracias, amigos – digo con voz apagada, agradeciendo su presencia.

Llegamos al salón de clases y todos toman asiento.

Tranquila, Ayelén, respira. Él solo es tu profesor y tú eres su alumna.

Narra Tomás

– Buenos días, estudiantes – digo amablemente, tratando de ocultar el dolor en mi interior.

En ese momento, mis ojos se encuentran con los de Ayelén.

Ayelén, te amo. Te extraño mucho, pero no puedo arriesgarme a que te hagan daño por mi culpa.

Narra Ayelén

Me siento algo mareada, las emociones me están afectando.

– Bueno, continuemos con la clase – dice Tomás en un tono serio, intentando mantener la normalidad.

Estos mareos me están irritando, no puedo concentrarme.

– Ayelén, ¿te pasa algo? – pregunta Tomás, visiblemente preocupado por mi estado.

– Me siento algo mareada – respondo débilmente, luchando contra la sensación de malestar.

– Ve a la enfermería si quieres – sugiere él, preocupado por mi bienestar.

– No, no es necesario… – intento decir, pero de repente siento ganas de vomitar y corro rápidamente hacia el baño.

– Ayelén, ¿qué te pasa? – Tomás corre tras de mí, demostrando su preocupación.

– Ayelén, ¿estás bien? – dice Tomás, visiblemente preocupado por mi estado.

– A ti qué te importa – respondo bruscamente, empujándolo en el momento en que se acerca demasiado.

– Me importa porque te quiero – Tomás sujeta mis manos y me abraza, tratando de tranquilizarme.

– Si realmente te importara, no me hubieras lastimado de esta manera – dejo de resistirme y comienzo a sentir un nudo en la garganta.

– Lo siento – dice Tomás, apenado por sus acciones.

– Aun lo amo – las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos – Fue difícil para mí que el chico que amaba me decepcionara tanto de un día para otro.

– De verdad lo siento, mi niña – siento las lágrimas de Tomás cayendo sobre mi hombro – Yo solo quería protegerte.

– ¿Protegerme? – pregunto confundida, sin entender sus motivos.

– Cintia me amenazó con hacerte daño – confiesa, con voz cargada de preocupación – Y la conozco lo suficiente como para saber que es capaz de cumplir sus amenazas.

– ¿Tomás? – mis ojos comienzan a cerrarse lentamente, sintiéndome cada vez más débil.

– Ayelén, ¿estás bien? ¡Responde! – exclama Tomás, desesperado por mi estado.

Todo a mi alrededor se vuelve oscuro, perdiendo la conciencia.

Me despierto en una camilla, confundida y desorientada.

– ¿Dónde estoy? – pregunto, tratando de entender mi situación.

– Estás en la enfermería, amiga – responde Sofía, quien está a mi lado.

– Te desmayaste – agrega Lucas, también a mi lado.

– ¿Cómo se te ocurre asustarnos de esta manera? – dicen los dos al unísono, mostrando su preocupación.

– Lo siento – digo débilmente, sintiéndome culpable por haberlos preocupado.

En ese momento, Tomás entra a la enfermería.

– Sofía, Lucas, ¿podrían salir un momento, por favor? Necesito hablar a solas con Ayelén – dice Tomás, solicitando privacidad.

Lucas y Sofía me miran y yo asiento con la cabeza.

– Está bien – dicen los dos al unísono y salen de la enfermería.

– ¿Cómo estás? – pregunta Tomás acercándose a mí, con una mezcla de preocupación y cariño en su voz.

– Estoy bien – respondo, tratando de parecer valiente.

– ¿Estás segura de que estás bien? – dice, acariciando mi mejilla con ternura.

– Bueno… todavía me siento débil – confieso, admitiendo mi vulnerabilidad.

– Ayelén… – me llama, buscando mi atención.

– Dime – respondo, mirándolo a los ojos.

– ¿Cómo estás de tu periodo? – pregunta, de repente.

– ¿Eh? – me sorprendo y busco en el calendario que está cerca de la camilla, quedando en shock al darme cuenta.

– ¿Qué pasa? – pregunta, notando mi reacción.

– No me había dado cuenta… pero tengo varios días de retraso – digo, sintiendo un nudo en la garganta mientras las palabras salen de mi boca.

– Creo que deberías hacerte una prueba – dice, con seriedad en su voz.

– ¿Una prueba? – repito, sin poder procesar la información por completo.

– Sí, una prueba de embarazo – dice, dejando caer las palabras en el aire.

– ¿Embarazo? – repito, sintiendo cómo el corazón se acelera y el miedo se apodera de mí.

– Sí – confirma, y me besa en la frente con ternura – Te veré en la salida. Si no te sientes bien, será mejor que te quedes aquí.

Tomás sale de la enfermería y yo me quedo sumergida en mis pensamientos.

¡Embarazada! Espera, no recuerdo haber utilizado protección las veces que estuvimos juntos. Por alguna razón, siento una mezcla de vergüenza y temor que me consume por dentro.

En la hora de salida, Sofía y Lucas vienen a verme un momento a la enfermería y luego se retiran, ya que tenían compromisos que atender.

Después, Tomás llega a la enfermería y me ayuda a levantarme. Juntos, decidimos ir a la farmacia a comprar una prueba de embarazo y luego nos dirigimos a su casa.

– No importa lo que diga esa prueba, te protegeré pase lo que pase. Sin importar lo que diga aquella persona, solo volveremos a ser tú y yo – dice Tomás, con determinación en su voz.

– Gracias – respondo emocionada, sintiendo el apoyo y el amor que me brinda en ese momento.

Entré al baño para hacerme la prueba, siguiendo las instrucciones al pie de la letra. Esperé el tiempo necesario y, al terminar, salí del baño sin mirar el resultado.

– ¿Qué salió? – pregunta Tomás, ansioso por conocer el resultado.

Ambos miramos la prueba al mismo tiempo y nuestros ojos se encuentran en un instante lleno de incertidumbre y emoción.

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Capítulo 38: El triunfo del amor y la valentía

Narra Ayelén

Tomas y yo nos abrazamos en silencio, sumidos en nuestros pensamientos.

– Salio negativo – rompí el silencio, anunciando el resultado de la prueba.

– Creo que me hubiera gustado que salga positivo – dijo sonriendo – Te amo – me besó – Perdóname por haber sido tan egoísta, lamento mucho haberte lastimado – dijo con sinceridad.

– No te preocupes, solo estabas pensando en mi bienestar – respondí con una sonrisa, sintiendo un alivio en mi corazón.

– Sin importar lo que suceda, siempre estaré contigo porque te amo – declaró, transmitiendo su amor incondicional.

– Yo también te amo – dije, y nuestros labios se unieron en un beso cargado de amor y esperanza.

– Y en el futuro, esa prueba dará positivo y formaremos una hermosa familia juntos – dijo con convicción – ¿Entonces, a qué se debió tu mareo? – preguntó, curioso por saber la causa de mi malestar.

– No he estado comiendo bien desde que terminamos – confesé, reconociendo mi descuido en cuidar mi alimentación.

– Amor, debes alimentarte adecuadamente, incluso si no tienes hambre. Quiero que comas algo, aunque sean unas galletitas. ¿Está bien? – propuso, mostrando su preocupación por mi bienestar.

– ¿En serio? – pregunté, sonriendo ante su gesto de amor y cuidado.

– Entonces, ¿quieres que te lleve a tu casa o prefieres quedarte con el futuro padre de tus hijos? – preguntó, con una sonrisa pícara en su rostro.

– Mmm… – fingí pensar, jugando con él – Creo que prefiero irme.

– ¿Por qué eres así? – preguntó, haciendo un puchero adorable.

– Es broma – dije riendo – Claro que quiero quedarme con el hombre que amo – lo besé tiernamente – Estoy de vuelta con el amor de mi vida, no me separaré de ti tan fácilmente.

– Entonces… Ayelén Valencia, ¿me harías el honor de ser mi novia nuevamente? – preguntó, acariciando mi cabello con ternura.

– Sí… sí quiero – respondí con una sonrisa radiante, sintiendo una oleada de felicidad invadir mi ser.

– ¿Y también podrías perdonar las estupideces que hizo este chico? – preguntó, buscando mi perdón sincero.

– Claro que te perdono – afirmé, mirándolo a los ojos con amor y comprensión.

– Nunca dejaré de amarte – dijo, con una sinceridad conmovedora.

– Ni yo a ti – afirmé, sintiendo cómo nuestro amor se fortalecía con cada palabra compartida.

Mientras disfrutábamos de nuestro amor recién reencontrado, escuchamos un golpe en la puerta. Nos miramos confundidos, sin esperar a nadie más en ese momento. Tomas se levantó y fue a abrir, revelando a Cintia parada frente a nosotros, con una expresión de rabia en su rostro.

– ¿Qué haces aquí, Cintia? – preguntó Tomas, tratando de mantener la calma.

– No puedes terminar conmigo, Tomas. Eres mío y de nadie más – dijo Cintia, con voz amenazante.

Valiente y decidida, saqué mi teléfono y comencé a grabar discretamente la escena sin que Cintia se diera cuenta. Sabía que necesitábamos pruebas para poner fin a esta situación de una vez por todas.

– Cintia, esto se acabó. No tienes ningún derecho sobre mí ni sobre Ayelén. Te pedimos que te vayas y nos dejes en paz – dijo Tomas, firme en su decisión.

Cintia se enfureció aún más y se acercó amenazante hacia mí. Fue en ese momento que decidí revelar mi as bajo la manga.

– Detente, Cintia. Tengo algo que deberías ver – dije, mostrándole el video que acababa de grabar.

Cintia se quedó sin palabras al ver su propia amenaza registrada en video. Finalmente, entendió que sus acciones tenían consecuencias y que no podría seguir manipulando a Tomas ni a mí.

– Esto… esto no puede ser verdad – balbuceó Cintia, sintiendo cómo se le escapaba el control de la situación.

– Lo siento, Cintia, pero hemos decidido tomar medidas legales. No permitiremos que sigas amenazándonos ni haciéndonos daño. La policía ya está al tanto de todo esto – dije, con determinación en mi voz.

Cintia se quedó en shock mientras Tomas y yo llamábamos a la policía para denunciar las amenazas y mostrarles el video como evidencia. Poco después, la policía llegó y se llevó a Cintia bajo custodia.

Con Cintia fuera de nuestras vidas, con Tomas finalmente pudimos respirar aliviados. Decidimos celebrar nuestra libertad y el comienzo de una nueva etapa en nuestra relación. Organizamos una cita especial, llena de risas, complicidad y amor, disfrutando de la compañía del otro y dejando atrás las sombras del pasado.

El amor triunfó sobre la adversidad y Tomas y yo nos prometimos estar juntos en cada paso del camino, superando cualquier obstáculo que se interponga en nuestra felicidad.

¡Y así, nuestra historia de amor continuó, más fuerte que nunca!

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Capítulo 39: El compromiso en el atardecer: Un nuevo comienzo lleno de amor

Narra Ayelén

Han pasado dos años desde que conocí al amor de mi vida. Hemos enfrentado varios obstáculos y nos hemos separado en ocasiones, pero el amor siempre triunfa al final.

Hoy es el día de mi graduación, y también mi cumpleaños número 18. Aún no puedo creerlo, ¡estoy tan feliz!

– ¿Ayelén? – Los ojos verdes de Tomas se posaron en mí.

– ¡Amor! – exclamé, acercándome para darle un beso.

– ¿Estás nerviosa? – preguntó, preocupado.

– Un poco – respondí, abrazándolo.

– Tranquila, amor. Respira y recuerda que siempre estaré aquí para ti – dijo, reconfortante.

– Simplemente eres el mejor – dije, besándolo con cariño.

En ese momento, mi padre entró a mi habitación.

– ¿Nos vamos? – dijo, mostrando su entusiasmo.

– Sí, papá – respondí, emocionada.

Tomas tomó mi mano y subimos a su auto, dirigiéndonos hacia el instituto.

Durante el trayecto, sentí una mezcla de emoción y nostalgia. Estaba a punto de cerrar un capítulo importante en mi vida y comenzar uno nuevo lleno de posibilidades.

Al llegar al instituto, me sentí abrumada por la cantidad de personas y la atmósfera festiva que reinaba en el lugar. Mis amigos y compañeros de clase estaban por todas partes, ansiosos por celebrar este día especial.

Tomas me acompañó durante toda la ceremonia, sosteniendo mi mano y brindándome su apoyo incondicional. Sus palabras de aliento y su presencia calmante me dieron la confianza necesaria para enfrentar el escenario y recibir mi diploma con una sonrisa radiante.

Al escuchar mi nombre ser anunciado, sentí una oleada de orgullo y gratitud. Miré hacia donde estaban mi padre y Tomas, y supe que no estaba sola en este logro. Había tenido el amor y el apoyo de las personas más importantes en mi vida.

Después de la ceremonia, nos reunimos con familiares y amigos para celebrar este hito en mi vida. Las risas, los abrazos y las felicitaciones llenaron el ambiente, creando recuerdos inolvidables.

Mientras brindaba con mis seres queridos, sentí una sensación de felicidad y gratitud por todo lo que había logrado y por las personas que me rodeaban. Sabía que este era solo el comienzo de un nuevo capítulo en mi vida, lleno de oportunidades y desafíos.

– Gracias a todos por estar aquí y por ser parte de este momento tan especial. No podría haberlo logrado sin su amor y apoyo incondicional – dije, levantando mi copa en un gesto de agradecimiento.

Tomas me miró con orgullo y cariño, y supe que estábamos listos para enfrentar juntos todos los desafíos que el futuro nos deparaba.

¡Y así, con la graduación como un punto de partida, nuestra historia continuó, llena de amor, esperanza y un futuro prometedor!

Después de la celebración de mi graduación, Tomas me llevó a un lugar especial. Era un hermoso jardín iluminado por luces brillantes y rodeado de flores fragantes. El ambiente era mágico y lleno de amor.

– Ayelén, estos dos años han sido los más maravillosos de mi vida. Tu amor, tu fuerza y tu apoyo incondicional han sido mi mayor inspiración – dijo Tomas, mirándome con ojos llenos de ternura.

Mi corazón latía con fuerza, sintiendo que algo especial estaba a punto de suceder.

– Cada momento a tu lado ha sido un regalo, y no puedo imaginar mi vida sin ti. Eres mi compañera, mi amor y mi mejor amiga. Quiero pasar el resto de mi vida contigo – continuó, tomando mi mano y arrodillándose frente a mí.

Mis ojos se llenaron de lágrimas de felicidad mientras él sacaba una caja pequeña de su bolsillo. La abrió lentamente, revelando un hermoso anillo de compromiso.

– Ayelén Valencia, ¿harías el honor de ser mi esposa? ¿Te casarías conmigo? – preguntó, con voz llena de emoción y amor.

No podía contener mi emoción y mi alegría. Las lágrimas rodaron por mis mejillas mientras asentía repetidamente.

– ¡Sí, sí, mil veces sí! – exclamé, apenas pudiendo articular las palabras. Me arrodillé junto a él y nos abrazamos, sellando nuestro compromiso con un beso lleno de amor y promesas para el futuro.

En ese momento, el jardín se iluminó con fuegos artificiales, creando un espectáculo de luces y colores que reflejaban la alegría y la magia de nuestro amor.

La noticia de nuestra compromiso se extendió rápidamente entre nuestros amigos y familiares, y pronto nos rodearon con felicitaciones y abrazos. Sentíamos el amor y la alegría de todos los que nos rodeaban, y sabíamos que estábamos rodeados de personas que nos apoyaban y nos deseaban lo mejor.

Desde ese día, comenzamos a planificar nuestra boda, llena de detalles únicos y personales que reflejarían nuestra historia de amor. Queríamos que fuera un día inolvidable, lleno de amor, risas y momentos especiales.

Y así, mientras caminábamos juntos por el jardín, manos entrelazadas y corazones rebosantes de felicidad, sabíamos que nuestro amor había triunfado una vez más. Estábamos listos para embarcarnos en esta nueva aventura juntos, construyendo un futuro lleno de amor, complicidad y felicidad.

¡Y así, nuestra historia de amor continuó, con un compromiso que sellaba nuestro amor para siempre!

Decidí estudiar letras, ya que siempre me ha apasionado la literatura y el poder de las palabras para transmitir emociones y contar historias. Sumergirme en este mundo me permitiría explorar mi creatividad y compartir mi amor por la escritura con los demás.

Junto a Tomas, comenzamos a escribir un libro titulado «El Profesor y su Alumna». Esta historia se basa en nuestra propia experiencia de amor y superación. Queremos plasmar en sus páginas los desafíos que enfrentamos, las lecciones que aprendimos y cómo el amor fue el motor que nos impulsó a seguir adelante.

La trama se desarrolla en un pequeño pueblo, donde un profesor de literatura y su joven alumna se encuentran en un momento crucial de sus vidas. A medida que los personajes se conocen y comparten sus pasiones por la literatura, surge una conexión especial que va más allá de lo académico.

A lo largo del libro, exploramos temas como el poder del amor, la importancia de la confianza y el valor de luchar por nuestros sueños. A medida que los protagonistas enfrentan obstáculos y se enfrentan a sus propios miedos, descubren que su relación es mucho más profunda de lo que imaginaban.

A través de descripciones vívidas, diálogos auténticos y momentos emotivos, buscamos transportar a los lectores a nuestro mundo y hacerlos sentir parte de nuestra historia. Queremos que se sumerjan en las páginas y se conecten con los personajes, experimentando sus alegrías, tristezas y triunfos.

Con cada palabra que escribimos, nuestro objetivo es transmitir la esencia de nuestro amor y compartirlo con el mundo. Queremos que los lectores se sientan inspirados y crean en el poder del amor verdadero, incluso en los momentos más difíciles.

A medida que avanzamos en la escritura de nuestro libro, nos damos cuenta de que no solo estamos contando nuestra historia, sino también explorando temas universales que resuenan en todos nosotros. Esperamos que «El Profesor y su Alumna» sea una obra que toque los corazones de quienes lo lean y los invite a reflexionar sobre sus propias vidas y relaciones.

Con cada página que escribimos, nos acercamos más a completar nuestro libro y compartirlo con el mundo. Estamos emocionados por la oportunidad de ver nuestra historia de amor convertida en palabras impresas, y esperamos que inspire a otros a creer en el poder del amor y la superación.

¡Y así, nuestra pasión por la literatura se fusiona con nuestra historia de amor en «El Profesor y su Alumna», un libro que esperamos que toque los corazones de quienes lo lean y los inspire a creer en el poder del amor verdadero!

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Capítulo 40: El Día que nuestros corazones se unieron: El Vínculo Eterno

Narra Ayelén

El día de nuestra boda finalmente ha llegado,

un momento que en nuestros sueños siempre anhelamos.

Aquí estamos, frente al altar, tú y yo,

listos para unir nuestros corazones en un solo nudo.

Tomas, mi amor, desde que te conocí,

mi vida ha sido una dulce melodía.

Tu amor me ha envuelto como un suave abrazo,

y en tus brazos, siempre encuentro mi espacio.

Hoy, frente a todos, quiero hacer una promesa,

ser tu compañera en cada paso de la travesía.

Juntos enfrentaremos los desafíos que vengan,

y celebraremos los triunfos con alegría.

Prometo amarte en cada amanecer y atardecer,

en las risas y también en las lágrimas que derrame.

Seré tu apoyo incondicional, tu roca y tu refugio,

y juntos construiremos un amor que nunca se desvanece.

Eres mi sol brillante en los días nublados,

mi inspiración y mi razón para sonreír.

En tus ojos encuentro un universo de amor,

y en tus brazos, mi hogar, siempre quiero vivir.

Tomas, mi amado, hoy te entrego mi corazón,

con la certeza de que nuestro amor es eterno.

Prometo amarte y respetarte todos los días,

y juntos, escribiremos una historia llena de amor y ternura.

Narra Tomas

Hoy, en este día lleno de magia y promesas,

me paro frente a ti, mi amor, con el corazón en la mano.

Eres mi sueño hecho realidad, mi anhelo más profundo,

y en este altar, te entrego mi amor sin medida ni demanda.

Ayelén, mi musa, mi fuerza y mi inspiración,

eres la estrella que ilumina mi camino en la oscuridad.

En tu sonrisa encuentro la paz y la felicidad,

y cada momento a tu lado es un regalo de la divinidad.

Prometo amarte con cada latido de mi corazón,

ser tu protector y tu compañero en cada estación.

Juntos enfrentaremos los vientos y las tormentas,

y celebraremos cada victoria con besos y caricias tiernas.

Eres el verso más hermoso en mi poema de amor,

la melodía que acaricia mi alma y me eleva al cielo.

En tus ojos veo reflejado el amor más puro y sincero,

y en tus abrazos, encuentro el hogar que siempre anhelo.

Ayelén, mi amada, hoy te entrego mi vida,

con la certeza de que juntos superaremos cualquier herida.

Prometo amarte en cada amanecer y atardecer,

y juntos, construiremos un amor que nunca dejará de florecer.

En este día sagrado, nos unimos en cuerpo y alma,

dejando atrás el pasado y abrazando un futuro lleno de calma.

Que nuestro amor sea eterno y nuestra unión sea fuerte,

y que cada día juntos sea un regalo divino, mi amada Ayelén.

¡Y así, en este día mágico y lleno de amor, Tomas y Ayelén unieron sus vidas en una promesa eterna, sellada con votos matrimoniales en forma de poemas escritos por ellos mismos!

Diez años después…

Narra Ayelén

Han pasado diez años desde que comenzamos a escribir nuestro libro, «El Profesor y su Alumna». En este aniversario tan especial, nos encontramos aquí, celebrando una década de amor, crecimiento y aventuras compartidas.

Tomas, mi amor, recuerdo cuando comenzamos esta historia juntos. Éramos dos almas que se encontraron en un aula de matematicas, y poco a poco, nuestras vidas se entrelazaron en una trama llena de amor y pasión. A través de las páginas de nuestro libro, hemos compartido nuestra historia con el mundo, inspirando a otros a creer en el poder del amor verdadero.

Diez años de matrimonio han sido un viaje maravilloso. Hemos enfrentado desafíos y superado obstáculos, pero siempre hemos encontrado fuerzas el uno en el otro. Nuestro amor ha crecido y se ha fortalecido con cada experiencia compartida.

Hoy, en nuestro aniversario número 10, miramos hacia atrás y vemos cómo nuestras vidas se han enriquecido con la llegada de nuestros dos hermosos hijos. Nicole, nuestra hija de 12 años, y Efraín, nuestro hijo de 8 años, son la personificación de nuestro amor y la prueba de que juntos podemos construir un futuro lleno de amor y felicidad.

Nicole y Efraín Paniagua, nuestros tesoros más preciados, han llenado nuestros días de risas, juegos y momentos inolvidables. Verlos crecer y convertirse en personas maravillosas nos llena de orgullo y nos recuerda el amor que compartimos en cada página de nuestro libro.

Me siento tan feliz y agradecida de ser la Señora Paniagua, de tener a un esposo como tú, Tomas. Tú, el profesor que me enseñó a amar y que sigue siendo mi inspiración y mi guía. A través de los años, hemos construido una conexión profunda y duradera, basada en el respeto, la confianza y el apoyo mutuo.

Cada día, amo más y más al hombre que eres, al esposo y padre dedicado que siempre has sido. Nuestro amor ha resistido la prueba del tiempo y ha florecido en un jardín lleno de momentos preciosos. Eres mi compañero de vida, mi confidente y mi mejor amigo.

En este aniversario, miro hacia el futuro con emoción y gratitud. Sé que nuestra historia de amor continuará escribiéndose en las páginas de nuestras vidas, y estoy emocionada de seguir compartiendo cada capítulo contigo.

Tomas, mi amor, en este día especial, te deseo un feliz aniversario número 10. Que nuestro amor siga creciendo y que cada día esté lleno de amor, risas y momentos inolvidables. Eres mi roca, mi inspiración y mi eterno amor. ¡Te amo, mi amado esposo, el profesor que me enseñó a amar!

Además de celebrar nuestro aniversario número 10, hoy tengo una noticia emocionante para compartir. Estoy embarazada de mellizos, esperando a nuestra hija Ester y a nuestro hijo Ezequiel. La noticia de este nuevo capítulo en nuestras vidas ha llenado mi corazón de alegría y gratitud.

Desde que descubrí que estaba embarazada, cada día ha sido una mezcla de emociones. La felicidad de traer más vida a nuestro hogar, la anticipación de conocer a nuestros pequeños y el amor que se ha multiplicado en mi corazón.

Imagino cómo será cuando Ester y Ezequiel se unan a nuestra familia. Visualizo sus sonrisas, sus risas y el amor que compartirán con Nicole y Efraín. Nuestro hogar estará lleno de travesuras, juegos y momentos inolvidables mientras crecemos juntos como una familia unida.

Tomas, mi amor, sé que serás un padre maravilloso para nuestros mellizos. Tu amor incondicional y tu dedicación hacia nuestra familia son un regalo que nuestros hijos siempre valorarán. Estoy agradecida por tener a mi lado a un hombre que me apoya en cada paso de este hermoso viaje de la maternidad.

En este aniversario especial, mientras celebramos nuestro amor y nuestra historia, también celebramos el futuro que nos espera. Estoy emocionada de ver cómo nuestros hijos crecen y se convierten en personas extraordinarias, guiados por el amor y los valores que compartimos como familia.

Tomas, mi amado esposo, gracias por ser mi compañero de vida, mi apoyo incondicional y mi roca. En este día tan especial, te deseo un feliz aniversario número 10 y te agradezco por enseñarme a amar de una manera tan profunda y hermosa.

Narra Tomas

Diez años han pasado desde que comenzamos a escribir nuestra historia de amor en «El Profesor y su Alumna». En este aniversario tan especial, reflexiono sobre cómo nuestra vida ha sido transformada por el amor y la dedicación que hemos compartido.

Ayelén, mi amada esposa, recuerdo cuando nuestros caminos se cruzaron en aquella clase de matemáticas. Desde ese momento, supe que había encontrado a alguien especial, alguien con quien compartiría una conexión única y profunda. A través de los años, hemos construido un amor sólido y duradero, basado en la confianza y el respeto mutuo.

Hoy, en nuestro décimo aniversario, miro a nuestro alrededor y veo cómo nuestra familia ha crecido y florecido. Nuestros dos hijos, Nicole y Efraín, son la personificación de nuestro amor y la alegría que hemos compartido a lo largo de los años. Verlos crecer y desarrollarse en seres humanos maravillosos es una bendición que no puedo expresar con palabras.

Y ahora, con la noticia de que Ayelén está esperando mellizos, una niña llamada Ester y un niño llamado Ezequiel, mi corazón se llena de emoción y gratitud. La idea de ampliar nuestra familia con dos nuevos seres llenos de amor y vida es simplemente maravillosa. Estoy emocionado por los momentos que compartiremos juntos como familia y la nueva aventura que nos espera.

Ayelén, mi eterna compañera, en este aniversario quiero expresar mi amor y gratitud por todo lo que hemos construido juntos. Eres mi apoyo incondicional, mi inspiración y mi razón para sonreír cada día. Nuestro amor ha crecido y se ha fortalecido a lo largo de los años, y sé que seguirá haciéndolo mientras enfrentamos cada desafío y celebramos cada logro juntos.

En este día especial, quiero desearte un feliz aniversario número 10, mi amada Ayelén. Que nuestro amor siga creciendo y llenando nuestras vidas de felicidad y alegría. Eres la luz que ilumina mi camino y el amor que llena mi corazón. ¡Te amo más de lo que las palabras pueden expresar!

¡Y así, en su aniversario número 10, Ayelén y Tomas celebran una década de amor, compartiendo su felicidad por sus dos hijos y la emoción de esperar a sus mellizos, Ester y Ezequiel. Juntos, continúan construyendo un amor duradero y una familia llena de amor y alegría!

F I N

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Agradecimientos & Preguntas

¡Hola queridos lectores! 💜

¡Tengo una noticia emocionante para compartir con ustedes! Después de mucho esfuerzo y trabajo, finalmente he terminado mi tercera novela «El Profesor y Su Alumna». ¡Espero que disfruten mucho leyéndola!

Me encantaría que respondieran a estas preguntas para saber qué les pareció la historia:

1. ¿Quién fue su personaje favorito?

2. ¿Cuál fue el personaje que odiaron?

3. ¿Cuál fue su capítulo favorito?

4. ¿Hubo algún capítulo que no les gustara?

5. ¿De qué personaje les hubiera gustado que se hablara más?

6. ¿Qué fue lo que no les gustó de la historia?

7. ¿Tienen algún consejo para mí?

¡Muchas gracias! ¡Espero con ansias sus respuestas!

Un abrazo lleno de luz.

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