
Decidí cerrar los ojos e imaginar, regresar al pasado. Todo estaba transformado; no existía ningún recuerdo en mi mente de ese lugar, se había convertido en otra postal. Era doloroso, sentí perderlo todo y con la ingenuidad divagando también sabía que lo ganaría todo, sería renovada mi vida, tal como el árbol que reposa a la orilla del lago donde solía recostarme a meditar. Así como el, que al asomarse el otoño libera las hojas sabiendo que llegarán unas frescas tupidas de vida… y un ciclo con nuevas posibilidades volvería a comenzar.

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