
Te sostengo en la vida y en la muerte
Agarro tu mano para acompañarte a una oscuridad inundada por la misma luz del Universo
Madre coraje
Tu lucha es mi lucha
Tu dolor es mi dolor
Tu paz es mi paz
Aquí estoy, no me iré. Solo cuando tú vengas a buscarme
Tu corazón, tu sangre, laten en mis venas
Por la misma ventana que ayer entraban los rayos de sol vienen hoy tamizados entre las nubes de un día gris, plateado
Allá las montañas, tus montañas. Y tus árboles. Tus árboles y mis árboles. Y nuestros mirlos cantando
Un petirrojo viene a saludar al muro del hospital
mientras decenas de camachuelos naranjas anidan en el aligustre que vemos desde la habitación y la brisa mece sus ramas
La máquina de coser en miniatura preside la mesa, con su reloj a deshora. El tiempo está en huelga por ti. Por mí. Por nosotros
Madre coraje
Tu corazón se ha cansado y vas entrando en un sueño profundo donde no cabe el llanto
Recorre una gran cicatriz tu cuerpo mutilado y hermoso, testigo de tantas batallas. Tu cuerpo que alguna vez me llevó dentro y compartió conmigo su polvo de estrellas
Se acerca el momento de abandonarlo porque tu luz ya no necesita sostén
Déjame que sople a tu lado como el viento que golpea contra las ventanas. Déjame ser un gorrión que aletee en tu vientre y anide en tus brazos. Esos brazos que fueron alguna vez como las ramas de un roble, robusto y frondoso
A mi madre

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