Cada vez que me pienso existo, pero cada día que no duele algo respiro, y sin alguien tomándome me dejo de sentir, ¿quiénes están ahí?
Sabré decir gracias y adiós, así, tendré la certeza de que han estado ahí, en otro rostro, en otra piel, en otros ojos, en otras manos.
Tú vida, que cada amanecer acaricias mi rostro que te siente y se estremece hasta el último suspiro del día, ven, acércate y moja mis ojos, besa mis labios, abraza mi cuerpo, acaricia mi alma y guía mi espíritu.
Tú muerte que unes y que separas, que llora y abraza, tú ser incondicional que tiene dos caras y que en cada una de ellas decrece el cuerpo y asciende el alma. Tú y yo inalcanzables, caminemos al alba hasta regresar al origen, al vacío, en donde se encuentra la paz porque no necesitas nada, tan solo un suspiro que llegue hasta la última montaña donde una flor abrirá sus alas y viviré entonces en el infinito conjunto del universo.
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