Toma el control y libérate,
sí, deshazte de los miedos,
de los sueños perturbados,
de los silencios acusadores,
de las miradas cargadas de culpa,
del temor a la aurora.

Toma el control y perdónate, libera lo vivido,
y no busques bondad en un corazón extraviado,
hablando al olvido, convirtiéndote en mártir, anhelando merecer el dolor de tu derrotada conciencia.

Toma el control, ya es hora,
y recuerda siempre que la piedad es un castigo,
sí, un castigo… para aquel que daña un alma, no es tu culpa,
absuelve tu pena,
compadece tu ser. 

Toma el control y mejora.

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