Prestaré mis palabras para narrar la visión de un ser embargado por la necesidad. La necesidad de dejar que las palabras salgan en su forma más pura, a borbotones y sin freno. De ahí que ha de forzar un camino abriendo con un tajo limpio sus cuerdas. Lo ha hecho usando el mismo filo con el que ha abierto sus brazos para extenderlos en un abrazo eterno necesario para cubrir todo cuanto quedó por dar. Desafortunadamente, jamás su juventud infinita fue suficiente para apaciguar el hedor de muerte, así pues para evitar ahogarse en él y empuñando con fuerza se vió en la necesidad de abrir ventanas siguiendo los patrones de sus costillas. Quisiera poder decirles que después de tanto esfuerzo ha logrado librarse de tanta necesidad, pero sobre sí se ciernen otras manos cociendo los hilos de la piel en un intento de reconstruir el límite de su ser.
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