¿Qué tan verdadera es la afirmación que todas las personas se parecen entre sí y al mismo tiempo todas las personas son distintos, en el sentido de que cada persona vive como sabe vivir?

Y no importa si se trata de personas que se conocen desde hace mucho tiempo, que viven la una al lado de la otra, que trabajan juntos, o si una de esas personas descarga toneladas de carbón en una ciudad que se hace húmeda más a menudo de lo que uno se podría esperar y la otra les da recomendaciones sobre varios temas a los que tengan menos experiencia y quieran aprender.

Marisol era la única chica de su banda, eso era claro, pero este no era el único motivo por el cual solía estar más serena que los demás. Y si este fuera el factor más importante, entre ella y los otros componentes debería haber más diferencias de las que había en realidad.

Claro, la noticia de que uno de esos componentes, el cual además siempre había sido uno de sus mejores amigos (si es real la amistad entre varones y mujeres), la afectó particularmente, y claro que algunas huellas del tiempo antecedente a este hecho todavía quedaban en su memoria, así como en su conciencia, pero a ella le pareció que eso no valía casi nada. Lo hecho estaba hecho, y era inútil tratar de cambiarlo ahora.

Estaba emocionada por el concierto que iba a tener lugar, y sabía que después de ese concierto, su vida iba a cambiar notablemente, y no solamente la suya. ¿Qué iban a decir sus amigos? Eso ella todavía no lo sabía, pero contaba con lo mejor que se podía imaginar, aunque, claramente, no podía estar segura de que todo iría exactamente así.

A sus diecisiete años se sentía llena de energía, pero no se la mostraba a nadie para no crear sospechas, y decidió que esta vez también iba a comportarse como siempre se había comportado, ni más ni menos. Había escuchado a gente diciendo que estaba poniendo su vida en un peligro muy grave, y que una chica tan joven como ella no debería ni pensar en esas fosas, pero a ella le importaba poco. Ella hacía lo que le gustaba y estaba bien satisfecha con eso. ¿Qué más iba a querer? Sin embargo, en algún momento se paró y se puso a reflexionar sobre lo que podía suceder después.

Todo en lo que estaba pensando ahora, según ella misma, estaba bien. Pero ¿qué tal si luego algo resultara muy diferente? ¿Era posible esa opción?

Claro que era posible, y Marisol no veía ninguna razón para excluirla. ¿Qué iba a hacer entonces? Por el momento no tenía ninguna solución, ni e esforzaba mucho de buscarla. Es verdad, se había prometido a sí misma que iba a comportarse como si nada fuera, pero ¿qué tan útil le iba a salir eso?

De todos modos, pensó que ahora, para no estresarse, le podría resultar igual de útil hacer otra cosa, por ejemplo, salir a respirar el aire fresco, tratando, obviamente, de no olvidar los asuntos más importantes.

Sus padres estaban ahora de viaje (tenían que concluir algunos quehaceres muy urgentes, pero ella nunca se enteró de qué se tratase), y la chica estaba libre ahora, pero prefirió no abusar de esa libertad, es decir, no iba a poner las sillas boca abajo ni tirarlas por la sala para dejarla en desorden. Su conciencia no le permitía hacer eso, y ella misma tampoco tenía muchas ganas de hacerlo.

¿Por qué le pareció importante eso? ¿Acaso no hay bastante gente haciendo esas y otras locuras, o sea locuras muy peores que esta? ¿Y acaso esa gente no consigue lo que se ha merecido? Claro, era así, y Marisol lo entendía muy bien. Pero no es que tuviera miedo de que le pudiera pasar algo terrible. Es más, ella casi no tenía miedo a nada. Era solamente que Marisol no era una que se ponía a hacer cosas a las que no veía sentido. Las podía hacer, claro, pero no iban a valer nada.

Por algo, ese día le pareció un día como cualquier otro, pero al mismo tiempo, sentía que algo estaba muy diferente a lo que estaba acostumbrada a ver. Es decir, se encontró con unas sensaciones que no solía tener.

¿Cuál era la primera cosa que quería hacer ahora? Por supuesto, contárselas a alguien.

Por ejemplo, podía llamar a alguna de sus amigas y
contarle lo que estaba viviendo ahora, pero no lo hizo, porque no quiso que esa conservación se volviera aburrida y perdiera su valor.

No, ella no estaba pensando en alguna conversación en particular que ya había tenido. Y tampoco estaba deseando que todo le fuera mejor, aunque,
por supuesto, sus esperanzas no eran de subestimar.

«Vamos a tratar de hacer lo máximo», decía ella, «bueno, al menos yo voy a tratar de hacer lo máximo, porque por los demás no puedo hablar.C laro, no es tan fácil como parece, pero lo importante es querer. Y no pasa nada si alguien se siente aburrido, porque yo no sé cómo hacer que todos estén satisfechos, y creo que nadie lo sabe tampoco».

Nadie podía decir las sensaciones que ella estaba viviendo ahora, y de
hecho, ella tampoco las entendía todas. Marisol, por supuesto, era una chica, pero cuando se daba cuenta de que sería mejor contener su joya, lo
hacía. Además, no podía saber si realmente todo iba a ser como ella se lo imaginaba.

Por supuesto, una semana no es mucho tiempo, pero para ella, era bastante. Así le parecía. Sin embargo, después de pasear una hora o algo más, regresó adentro y luego fue a su cuarto.

¿Para qué? Claro, para
prepararse al evento.

Pero algo la distrajo otra vez, aunque ella no pensaba en nada.

Este algo no fue nada usual para ella. No fue nada de lo que ella
reconocía siempre, ayudada por su propia costumbre. No, eso era muy diferente, y lo que ella inicialmente sintió fue únicamente susto y
confusión.

Ya no estaba segura de si eso fuera real o si se tratara simplemente de una ilusión que duró un segundo y luego desapareció, yendo a otros
mundos, a lugares que estaban cerrados e inexplorables para la joven chica. Pero estaba segura de que tenía que encontrar una salida para que ni los miembros de su banda, ni sus padres, ni sus amigos (y, en particular, amigas) se dieran cuenta de que algo le había pasado.

Y eso no era solamente porque le tenía vergüenza a eso. De hecho, no le tenía vergüenza a nada, salvo a lo que hacía aun sabiendo que sería mejor
no hacerlo. Pero ahora todo estaba más complicado de lo que le podría haber parecido
a alguien quien se hubiera encontrado en su lugar. Y además, estaba más complicado de lo que inicialmente le había parecido a ella misma, porque
ahora estaba bien consciente de que cualquiera podría aplastarla en cualquier momento sin que de ella quedara lo más pequeño.

¿Le había ya pasado eso antes? Sí, a veces, pero ella ni siquiera se dio cuenta. Y entonces no dio mucha importancia a ese hecho de no darse cuenta, mientras que ahora entendió que eso tuvo consecuencias que tenían
mucho valor. Si se hubiera dado cuenta de que algo no iba como ella quería, y hubiera hecho en tiempo lo necesario para prevenirlo, muy probablemente su vida hubiera ido en una dirección diferente. Pero eso
Marisol lo entendió solo después, cuando ya era muy tarde para cambiar
algo.

Sin embargo, no es que le faltara mucho de lo que ella quería. Es simplemente que ella no siempre sabía cuál sería el mejor camino que ella podía tomar. En sus recuerdos había algunos de esos momentos, pero ella trataba de no darles mucha importancia, para olvidarlos cuanto antes
posible.

Y eso estaba claro, porque ahora, ¿qué podía ser más importante que el
concierto de su banda? Y el suyo también, por supuesto. El suyo en primer lugar. Y para que el concierto se desarrollara a su máximo, ella no solo tenía que estar bien preparada, sino que, además de ello, todo tenía que
crear un mundo que les haría soñar a miles de personas.

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