¿Qué somos? ¿Qué hacemos con aquello que creemos que somos? ¿Qué podemos hacer para revertir algo de lo que somos? ¿Por dónde empiezo?
Exteriorizar, como primera parte, puede ser la clave para estar listo a lo que se viene. Podrás encontrar similitudes en historias que suceden alrededor tuyo, historias de otros que te cuentan de alguien que saben que le pasó lo mismo y a partir de eso podrás expandir, como segunda parte, tus posibilidades de resolución.
Hacerte cargo podría ser tranquilamente la tercera fase de una transformación prematura.
Probablemente en la cuarta te encuentres con algún que otro fantasma que da sentido al complejo que estás atravesando e intentando cambiar. En una quinta te podrás empezar a arrepentir de estar queriendo transformarlo y en el sexto te quieras dar por vencido.
Séptimo empezas a agarrarle el gustito a la adversidad y a entender el significado de un tal “proceso”.
Octavo sentís orgullo porque gracias a esa incomodidad, sentís la transformación y vas a tener algo para contar. Noveno crees que si de esta manera pudiste pasar de tener un defecto, según vos, a una virtud, por qué no hacerlo con todo lo demás?
Décimo, te preguntas: ¿Cómo no hice esto antes?
Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.
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