Y súbitamente, como una anagnórisis dramática y casi obligatoria tu imagen caló en mi mente. Entonces de forma totalmente descarada te colaste en mis pensamientos, haciendo una comparación inevitable entre tú y tu alter ego del pasado…
Lo confieso, perdí la jugada. Lo que veo ahora, escapa de la tragedia, alcanza lo sublime y por eso, solo por eso me dejé ganar…
OPINIONES Y COMENTARIOS