Sólo el ruido de su respiración la guiaba y la ayudaba a mantenerse fuerte en la inmensidad de la noche.
Alina había oído un disparo y, después, un grito que la hizo salir corriendo y esconderse detrás de un arbusto, hasta que, una voz detrás suya, la sacó de su ensoñación “Alina, despierta por favor, ¡estás soñando!” La muchacha se dio la vuelta y buscó a la persona que la llamaba, pero en realidad no había nadie y un miedo irracional recorrió de nuevo su cuerpo. Sin saber cómo, sacó un revólver y, tras disparar, ahogó un gritó que se propagó como el aire a través de la noche. Cuando abrió sus ojos, se encontraba de nuevo escondida trás el arbusto y, solo el ruido de su respiración, la guiaba y la ayudaba a mantenerse fuerte en la inmensidad de la noche
OPINIONES Y COMENTARIOS