Edu, sueña con ser Futbolista

Edu, sueña con ser Futbolista

En Guayaquil, en el año 2006 nació Edu, un niño esperado con mucho amor por sus padres y familiares pero en especial por Su papá, a quien cariñosamente se lo conoce como Bumbi, él fue un niño que creció en los suburbios de la parroquia Febres cordero calles i entre la 43 y la 44 y aprendió el arte de manejar un balón a su antojo en las calles y al crecer demostraba en los equipos que jugaba que la habilidad con su pierda zurda era una bendición de Dios, cobraba tiros libres con mucha precisión así como podía pasar el balón desde 40 metros con una exactitud fantástica, pero ante las faltas de oportunidades no pudo jugar a nivel profesional como tal vez hubiera deseado, pero en su corazón se anidaba la esperanza de tener un hijo varón para hacer su sueño realidad y ver convertido a su hijo en un gran Futbolista.

Edu desde pequeño demostró ser un pequeño enamorado de la pelota, bastaba mostrarle un esférico para que sonriera ampliamente, sus ojos se llenaban de un brillo intenso que pareciera que con 5 meses ya quería hablar para pedir que le den el balón. Cuando cumplió 2 años su emoción más grande era jugar con una pelota y su Padre pasaba el tiempo con el pateando suavemente mientras el muriendo de risa iba tras el balón para luego pasarlo a su papá, esta escena era muy repetitiva que cuando todos menos pensaron Edu ya tenía 6 años y pasaba jugando pelota desde que amanecía hasta que anochecía, es que era incansable, su amor por la pelota y por Barcelona ese equipo del cual su papá es hincha también desde pequeño crecían rápidamente, se podía notar que en sus venas también estaba ese Don maravilloso que Dios le había dado a su padre y que ahora él está descubriendo, como todo niño siempre fue muy inquieto y eso le traía consecuencias pues constantemente se ganaba regaños de sus familiares es que Edu, era una bomba de energía caminando y era muy difícil poder contener su energía, cuando amanecía si no estaba jugando, estaba viendo fútbol o planeando alguna de esas travesuras que los niños siempre están dispuestos a realizar sin importar las consecuencias.

Pero el tiempo no adquiere compromisos con nadie y no se detiene ante nada hoy mi pequeño Edu, ese niño que tome entre mis brazos y a quien le hacia los conocidos pininos en mi mano cuando apenas tenía 3 meses de edad, ahora tiene 11 años y está empezando a vivir su gran sueño de ser un futbolista profesional y vino a Quito para probarse en un equipo y como era de suponerse fue escogido, ahora es que empieza una etapa importante de su vida por que tendrá que madurar más temprano que otros niños que no tienen ningún sueño que perseguir, Edu va camino a trabajar en lo que le apasiona, lo que lo hace sentirse vivo y por eso tengo la confianza que triunfara. Tendrá que dejar el barrio que lo vio nacer, tendrá que abandonar a su familia, tendrá que acostumbrarse a una comida sin la sazón de la costa, tendrá que adaptarse al frío, a la altura a una cultura diferente y sé que lo va a lograr porque es un niño que tiene claro que en su vida el temor y amor a Dios es lo principal, lo visite la primera semana que vino y con tan solo unos días en la capital de Ecuador ya pude ver en él un cambio importante a pesar de estar hospedado con una veintena de niños era el más centrado emocionalmente y lo veía saludar a todas las personas adultas y a los futbolistas que se le acercaban, incluso lo escuche conversar de disciplina con otros niños y para mí fue muy conmovedor verlo convertido en todo un hombrecito que ante las adversidades sonríe, porque sabe que su fidelidad a Dios y a sus convicciones Él le dará la victoria para que triunfante pueda hacer realidad su sueño y el de su padre.

Cuando Edu tenía 7 años me sentaba a conversar con el preguntaba en que equipo iba a jugar y me respondía sin bacilar que jugaría en Barcelona, creo que un día se cansó que le preguntara tanto que me dijo:

  • Tío cuando juegue en Barcelona te daré mi primera camiseta con el número 4.

Esto para mí se convirtió en una promesa que espero que un día se haga realidad no porque quiero la camiseta sino porque el anhelo de mi corazón es verlo triunfar y convertido en un hombre de bien. Y luego de su experiencia poder conocer que ayuda a otros a alcanzar sus sueños.

Vuela alto mi pequeño Edu, corre como el viento cuando tengas la pelota y patea muy fuerte para convertir el gol que te hará triunfar y jamás olvides el consejo de tus padres que te aman entrañablemente y atesora en tu corazón la Palabra de Dios, estoy seguro que presumiré a mis amigos que te conozco desde que naciste y cuando te vea en la televisión dando entrevistas como seleccionado del Ecuador, me pondré a llorar de alegría porque lo que me prometiste se habrá cumplido y yo estaré feliz de verte triunfar querido sobrino.

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